Día 7: Tragedía.

"Al llegar el amanecer"

Historia participante de la GiyuuShino Week 2020 en el grupo de Facebook "GiyuShino – is love, is live".

Advertencia: La siguiente historia se trata de un Au (Universo alternativo).

ZOMBIE AU.

Descargo de responsabilidad. Kimetsu no Yaiba ni ninguno de sus personajes me pertenecen. La historia fue hecha sin fines lucrativos pero si de distracción para las personas que la lean y para mí misma. Ignoro si hay una historia parecida en la extensa cantidad de relatos con la que cuenta Fanfiction, Wattpad o cualquier otra plataforma similar.

Summary:

Está bien— Giyuu se permitió levemente por sonreír por ello, sintiendo su frente ser encañonada. —Adiós...Shinobu.

Estaban sentados en el suelo de la destartalada sala que hace algún tiempo parecía haber albergado buenos momentos familiares. La casa estaba completamente desordenada y vacía de habitantes cuando llegaron. Puertas y ventanas habían tenido que ser atrancadas con muebles que había en el lugar. Tenían como únicas fuentes de luz una pequeña vela y una linterna para reducir la oscuridad de la noche.

Afuera se escuchaban pasos arrastrados y los ruidos desagradables que los muertos vivientes emitían de sus putrefactas bocas, por lo que estaban en silencio absoluto en espera a que la horda pasara de largo.

Kanao e Inusuke buscaban frenar la ansiedad y disipar la tensión que sentían con una vieja baraja de naipes que habían encontrado hace ya mucho tiempo en un campamento abandonado, tenía manchas de sangre y algunas cartas estaban raspadas y descoloridas pero aún servían para jugar. Hubiese sido bueno que de verdad pudiesen hacerlo como muchas veces habían jugado.

Cada minuto que pasaban esperando a que Shinobu bajase de la planta alta de la residencia se sentía como si tuviesen que esperar largas horas. Aunado a eso, el sonido de estática del walkie-talkie no hacía más que añadir más ansiedad a sus perturbados nervios.

—A la mierda, no puedo más. —El adolescente de ojos verdes había aventado las cartas a un lado y se paró del suelo para empezar a caminar hacía las escaleras pero fue frenado por Kanao.

—Inosuke, por favor — ella lo sujetó del brazo — ella...bajará en algún momento, lo sabemos, no lo hagas más difícil.

El chico bufó molesto pero volvió a sentarse en donde estaba.

¿Por qué les pasaba esto?, ya habían perdido a mucha gente antes, les habían arrebatado tanto amigos como familiares en estos últimos años desde que la infección apareció. Justo cuando algunas heridas empezaban a cerrar, siempre surgían nuevas que eran igual o más dolorosas que las anteriores.

Los dos permanecieron cabizbajos durante unos minutos más hasta que escucharon el leve crujir de los escalones de madera, lo que los hizo voltear y pararse rápidamente.

Shinobu caminó con lentitud hacía ellos sin emitir una sola palabra y se sentó frente a ellos. Traía un paño ensangrentado en una mano que aventó a un lado con furia, haciendo que ambos se sobresaltaran, y tras eso, ella empezó a pasarse las manos por el cabello, estrujándolo fuertemente.

Nadie quería empezar a hablar. Ni Kanao ni Inosuke eran estúpidos, creen saber qué pasó pero tenían la esperanza de que solo fuese una herida más.

Kochou tomó algunas respiraciones profundas y finalmente habló.

—Lo mordieron.

Ambos liberaron de forma temblorosa y vacilante el aire que inconscientemente había estado reteniendo. Nuevamente el silencio reinó, sentían la atmósfera volverse espesa y pesada.

—¿Qué...vamos a hacer? — Kanao rompió el silencio, se esforzaba porque su voz no sonara tan quebrada pero no lo logró.

Inosuke únicamente respiraba pero el sonido que hacía su nariz al inhalar y exhalar denotaba su esfuerzo por no llorar.

—Lo mismo que hacemos con todos cuando los muerden. —la voz de Shinobu sonaba carente de toda emoción, muy distante a su tono alegre y juguetón que usaba con ellos la mayor parte del tiempo.

—¿Dónde lo mordieron?, le cortaré la mano o el pie si hace falta, es fuerte, lograremos llegar al muelle todos juntos y nos encontraremos con los demás— Inosuke se levantó por la katana de usaba Tomioka, la cual había quedado olvidada en un rincón de la sala desde que llegaron. Su voz y manos le temblaban y caminaba apresurado hacía las escaleras. Se detuvo cuando escuchó a Shinobu hablar.

—No puedes cortar su hombro, Inosuke. — Ambos escucharon su respiración temblorosa y la vieron tragar saliva con dificultad pese a la escasa luz que había. — Pueden subir si quieren pero...solo... solo cálmense antes de entrar, ¿Si?

Kanao se levantó de donde estaba y caminó con pesar hacía su amigo. Volteó a ver a Shinobu, quién se abrazaba a sus rodillas fuertemente y escondía su cara entre sus brazos.

Tuvo que tragar el nudo pesado que se hizo en su garganta para hablar.

—¿No...no vendrás con nosotros?

La aludida rió ligeramente. Una risa completamente rota, devastada.

—Necesito un momento, adelántense — su voz era acuosa y su pequeño cuerpo temblaba.

Ambos adolescentes prefirieron no decir nada más, subieron con lentitud las escaleras y llegaron a una puerta. Tras ella de escuchaba una respiración ligeramente agitada.

Kanao tomaba respiraciones profundas mientras abría y cerraba sus puños en un intento refrenar sus emociones mientras que Inosuke intentaba tragarse sus sollozos, él también tallaba con fuerza sus ojos.

Fue difícil para ellos abrir la puerta, era como si pesara una tonelada.

Giyuu estaba sentando sobre la cama, tenía la espalda apoyado en la cabecera y sus ojos estabas cerrados. Se estaba esforzando por mostrar un semblante ligeramente calmo como el que tenía usualmente.

Cuando él abrió los ojos y los miró, ambos menores agacharon su cabeza. Sentían en la garganta ese peculiar ardor y sensación de ahogamiento. Kanao halló fuerzas para preguntar.

—¿Cómo te sientes?— sabía que era una pregunta estúpida pero prefería eso a estar en denso silencio.

—No tan mal... aún— Giyuu habló con un poco de dificultad.

—¿Cuánto...— ella se estaba obligando a hacer una conversación para no dar cabida al silencio. Fue interrumpida por Tomioka.

—No lo sé, Shinobu tampoco lo sabe, en el mejor de los casos...unos días...en el peor...minutos—

Inosuke no hablaba y solo atinó por extender bruscamente el brazo hacía adelante, dejando justo enfrente de su dueño el arma afilada dentro de su funda. La acción repentina hizo que Kanao y Giyuu se sobresaltasen un poco, así como también provocó que ambos fijarán su mirada en él.

—Te traje tu katana.— el chico tenía problemas para hablar, él también se estaba esforzando por no llorar. Le temblaba la mano por lo que era audible un ligero tintineo metálico que hacía el arma al ser agitada dentro de la vaina.

Al ver la acción, Giyuu se permitió sonreír con tristeza muy débilmente.

—Puedes quedarte con ella si quieres, no la ocuparé más.— él tuvo que hacer una pequeña pausa para jalar aire.—No la rompas como las otras o voy a molestarme en serio. Fue un regalo de mi abuelo así que cuídala.

Todo se fue al demonio para Kanao cuando Inosuke no pudo contener un sollozo. Los dos lloraban por él, las lágrimas corrían por sus mejillas pero seguían intentando ahogar cualquier otro ruido que no fuese el sorbido de sus narices que hacían cada que respiraban o el intento de jalar oxígeno por la boca.

Giyuu emitió un suspiro tembloroso y palmeó el espacio vacío a su lado para que ambos jóvenes se sentarán. Les revolvió el cabello a los dos con lentitud y afecto.

Tomioka mentiría si dijese que no se había encariñado con estos niños, Kanao era la hermana menor de su novia, se llevaron bien desde el principio, probablemente por las similitudes en sus personalidades. Sin contar a la familia Kochou, se podría decir que él era quien mejor había compaginado con la chica, era como si fuesen hermanos. Por otro lado, Inosuke era un niño muy enérgico e inquieto, muchas veces lo sacaba de quicio pero era alguien confiable y una buena persona sin ningún tipo de malas intenciones. Shinobu en una ocasión mencionó que definitivamente el chico lo veía como padre o hermano mayor pero admitió que no estaba segura de cuál de las dos era la real percepción.

Habían tenido que pasar por mucha mierda allá afuera, es natural que hayan forjado vínculos fuertes.

—Tienen que continuar, vivan por la gente que ya no puede.

Kanao e Inosuke asintieron con trabajo mientras batallaban por respirar.

Giyuu se vio en la necesidad de continuar hablando para no quebrarse así que lo hizo. Necesitaba enfocarse en algo.

—Kanao, ¿recuerdas las lecciones? —ella musitó un leve "si" —Bien, dímelas.

—Siempre...ten-tengo que mantener mi ca-cabello recogido o corto — el nudo en su garganta le impedía hablar muy bien. — Prestar...atención — hizo una pausa para inhalar— a todo, no solo confiar en mi vista. —la boca le temblaba y tuvo que llevarse una mano a la boca para controlarse.

Giyuu lo notó así que centró su atención en el otro adolescente.

—Inosuke, dime qué te hemos enseñado Shinobu y yo.

El sonido del chico atragantándose con un hipido fue audible pero empezó a hablar después.

—Debo ser prudente, no debo...de confiarme afuera. —Nuevamente se escuchó un ruido estrangulado proveniente de su garganta. —Tengo que... ser rápido y ...— pronto él también fue incapaz de seguir hablando al igual que Kanao.

—Protéjanse entre ustedes; sean silencios, esa es su mejor arma; rematen a sus enemigos si no están seguros; eviten las zonas concurridas como las grandes ciudades. —Tomioka estaba completando la lista para ellos. —Y las más importantes...

—No dudes y apunta a la cabeza. —Finalizaron al unísono Kanao e Inosuke.

—Bien. —él suspiro con trabajo— Escuchen, voy a darles una más.

Ambos levantaron levemente la mirada hacía él.

—Por favor, no la dejen sola...Kanao, Inosuke, cuiden de Shinobu. — su voz tembló un poco en comparación a la que había usado anteriormente.

El silenció reinó una vez más por unos minutos hasta que se vio brevemente interrumpido cuando Shinobu abrió la puerta. Traía consigo las mochilas de todos, el walkie-talkie, los naipes y la pequeña vela que habían puesto en la sala. Cerró la puerta tras de sí al entrar y dejó en el suelo las cosas.

Los cuatro intercambiaban miradas sin decir nada.

—Kanao, Insuke. —Shinobu empezó a hablar con un hilo de voz. — Vayan a la habitación de al lado, yo me quedaré aquí.

Ninguno de los aludidos se movió de donde estaban sentados. Apretaban la ropa que traían puesta con sus manos y negaron con la cabeza ante la solicitud.

—Quieren quedarse, ¿verdad? — Shinobu preguntó apenas audible.

Ambos menores asintieron en silencio.

Habían pasado algunas horas desde que Shinobu entró a la habitación. Los cuatros tenían sonrisas tristes mientras susurraban algunas anécdotas y jugaban con la baraja de naipes sobre la cama, lo hacían como mera distracción de lo que sabían, se avecinaba.

—Trío de As— decía Inosuke enseñando su mano con orgullo.

Shinobu y Kanao suspiraron aventando sus cartas hacía el mazo.

—Escalera de color. —Giyuu interrumpió mostrando las suyas. Cada vez se sentía más pesado y le costaba respirar.

Inosuke bufó y también arrojó sus cartas al mazo. Tomioka lo imitó después.

—¿Cómo es que siempre ganas? —preguntó Inosuke en voz baja, fue más como si hablara para sí que para todos.

—De seguro haces trampa, por eso todos te odian. —había dicho Shinobu.

—A mí nadie me od— Giyuu no pudo terminar de hablar cuando sufrió un ataque de tos que intentó callar con su mano.

Shinobu, Kanao e Inusuke lo miraron en seguida, sus miradas se tiñeron de pánico cuando él retiró su mano ensangrentada de su boca.

Ninguno se movía, todos sabían que había un tema que estuvo siendo ignorado desde que llegaron a la casa.

No sabían cuánto tiempo le quedaba pero creen que, la sangre que había tosido, su dificultad para respirar y hablar, la fiebre alta y, la palidez enfermiza de su piel, eran suficientes indicios de que muy probablemente no pasaría del amanecer.

—Inosuke, tengo un favor que pedirte.

El aludido se tensó ante sus palabras pero no alcanzó a responder debido a la interrupción de Shinobu,

—¡Giyuu, no te atrevas a pedirle algo así a Inosuke! — ella siseó en voz baja. El enojo y tristeza se filtraba por el tono en que lo había dicho. —¡Tiene solo quince años, por dios!

—¡No puedo pedirte a ti o Kanao que lo hagan! —cada vez le era más difícil hablar. Su vista se nublaba por momentos y su respiración era errática. —¡Tampoco me dejaste hacerlo por mí mismo!,¿qué se supone que haga, Shinobu? — se sentía mareado por la fiebre pero se obligó a sí mismo a mantenerse fuerte por lo que le quedase de tiempo.

—¡No lo sé! —Shinobu había tenido que usar una de las polvorientas almohadas para enterrar su cara en ella y así amortiguar su grito. —¿cómo esperas que sepa qué hacer cuándo se trata de decidir quién de nosotros va a matarte?

Todos ellos estaban en silencio.

La situación era muy difícil para ellos. Era de madrugada, había una horda de zombies recorriendo las calles de afuera que ante cualquier ruido fuerte no dudarían en abalanzarse hacía la casa, ciertamente había disminuido el número pero aun así seguía siendo grande.

En el pasado, habían tenido que lidiar con pérdidas de personas que habían sido mordidas. Si estaban en "zona segura", se permitirían usar un arma de fuego, solo necesitarían disparar una bala a la cabeza y todo terminaría, sería rápido e "indoloro". No obstante, hubo un puñado de veces en donde usar una bala pondría en riesgo a todos los demás, eran esas veces en que existían dos opciones: dejar a la persona infectada si esta lo pedía o matarla con cualquier otra arma que tuviesen, procurando causar la menor cantidad de dolor posible. Al final, el infectado siempre tenía la última palabra.

Giyuu siempre fue consciente de que algo así podría pasar algún día y se encargó de repetírselo a Shinobu muchas veces cuando se metían en situaciones peligrosas en las que creían que no saldrían vivos. Él prefería morir que convertirse en una de esas cosas y deambular sin sentido ni rumbo.

Ambas cosas estaban pasando aquí y ahora: no podían darse el lujo de usar una bala y Tomioka no quería ser abandonado para eventualmente convertirse.

Kanao alumbró con la pequeña linterna el reloj de aguja que estaba empotrado en la pared de la habitación y que por fortuna todavía funcionaba. Faltaban dos horas para el amanecer. Se aclaró la voz y habló.

—¿Y si esperamos a que amanezca? — los tres voltearon a verla por sus palabras. —Quizá...quizá para el amanecer... la horda haya disminuido lo suficiente para usar la pistola.

—Kanao, no sabemos exactamente cuánto quedé de tiempo. —Shinobu habló con la poca calma que pudo reunir. —Además, no hay garantía de que eso suceda. — ella necesitaba decirlo porque, al igual que Kanao, compartía la misma esperanza de que en las primeras horas de la mañana fuese posible disparar un arma. Extérnalo en voz alta le servía para darse de la cruda realidad.

Inosuke de repente habló.

—Puedo hacerlo. Si él quiere... entonces lo haré. —Inosuke temblaba ante la idea de tener que quitarle la vida a Tomioka pero tenía que ser fuerte, por él, por ellas y por él mismo.

Giyuu los veía. Sabía que los había metido en una situación complicada y difícil por un error. Había tal dolor y desesperación en los ojos de todos cada vez que los miraba que estaba asombrado de estar resistiendo las inmensurables ganas de quebrarse frente a ellos. Él los entendía, él ya había tenido que matar a su mejor amigo con un arma blanca, jamás iba a olvidar la sensación que había prevalecido por meses en sus manos, no era algo que desearía que ninguno de ellos experimentara. Tenía que liberarlos de esa carga.

—Déjenme y váyanse al amanecer. — él dijo con firmeza, ganándose que Shinobu, Inosuke y Kanao voltearan.

—¡Pero dijiste qu...—Shinobu fue interrumpida por él

—Cambie de opinión, lo que haya dicho antes...ya no importa. — se humedeció los labios y prosiguió. — En cuanto amanezca, quiero que se vayan y no volteen atrás. Corran lo más rápido que puedan y lleguen al muelle, los demás deben estar esperando. —sentía su garganta cerrarse, su esfuerzo por retener sus emociones comenzaba a flaquear. —Pero...tengo tres condiciones.

Ellos se acercaron nuevamente a la cama y se sentaron donde habían estado hace unos minutos. El sentimiento de impotencia los carcomía a los tres por no tener las agallas de ponerle fin a su vida.

Giyuu, sabiendo que tenía toda su atención, prosiguió.

—Primero: amordácenme y amarren mis manos para que no pueda dañar a nadie. Usen sábanas o cortinas, no importa, solo háganlo en cuanto termine de hablar. —tuvo que hacer una leve pausa para controlar su voz. — Segundo: quiero que se queden conmigo hasta que amanezca y hablen de lo que sea, no quiero estar en silencio. Necesito escucharlos.; y tercero: cuando se vayan en por la mañana, quiero que azoten la puerta lo más fuerte que puedan al salir, así sabré cuando se hayan ido— dejó salir una exhalación demasiado temblorosa para su gusto. —Sé que probablemente es una petición egoísta pero...

—Está bien...—Shinobu lo interrumpió. Kanao e Inosuke también asintieron con pesar.

—Gracias...

Los adolescentes descolgaron y rasgaron la cortina en la habitación para seguir sus instrucciones. Con manos temblorosas, amarraron sus manos y las metieron como en una especie de boyo hecho con la misma tela. Shinobu titubeo al amordazar su boca pero aun así lo hizo. Con la primera condición cumplida, Giyuu se permitió relajarse en la posición en la que estaba: sentado en la cama con la espalda pegada a la cabecera.

Pronto, los tres hicieron su mejor esfuerzo por mantener una conversación entre ellos. Hablaron las primeras cosas que recordaron, incluso repitieron cosas que habían dicho mientras habían jugado al póker. Giyuu se empeñaba por escuchar todo lo que más pudiera.

Los primeros rayos del sol empezaron a deslumbrarse en el cielo. Shinobu, Kanao e Inusuke observaban en silencio por ventanas diferentes a la turba de zombies caminar por el lugar, era pequeña pero aún eran suficientes como para representar un problema al salir, por lo que en definitiva tendrían que matar a más de uno en cuanto abrieran la puerta y correr.

Con lentitud y cuidado de no hacer mucho ruido movieron el sofá que mantenía la puerta atrancada. Shinobu se había puesto enfrente de ellos para abrir la puerta pero en cuanto tuvo contacto con la perilla toda su voluntad se había esfumado.

—No puedo. — su voz salió como un susurro quebrado.

Los menores tuvieron que morderse con fuerza el interior de las mejillas para no hacer ruido. Ellos dos estaban igual que ella, no querían ni podían dejarlo.

—Kanao, Inosuke— ella empezó a hablar. —Por favor, adelántense, les juró que voy a alcanzarlos en cuanto termine. —ella descolgó la pistola que cargaba en su cinturón, —Perdónenme por ponernos en peligro.

Shinobu volteó primero a ver a su hermana, comunicándose con ella sin la necesidad de usar palabras. En los ojos de Kanao, Shinobu halló aprobación. Fue igual al voltear a ver a Inosuke.

—¿Estás segura de qué puedes hacerlo? — el chico la sujetó por los hombros con fuerza, le temblaban las manos.

—No quiero pero...tengo que hacerlo— les sonrió débilmente a ambos—Kanao, voy a necesitar tu cuchillo un momento.

Giyuu respiraba con mucha dificultad, le dolía todo y su ojo izquierdo ya no veía nada, sin embargo, estaba tranquilo y en espera de escuchar el portazo. Se enorgullecía de haber sido capaz de aguantar hasta el amanecer, no creyó seguir siendo él para cuando el astro rey saliera.

El ruido de la puerta abriéndose lo hizo voltear bruscamente hacía la fuente del sonido, se sorprendió mucho cuando vio entrar a Shinobu a la habitación. Ella le quitó con desesperación la mordaza de la boca y le sujeto las mejillas. Su rostro estaba contraído por la tristeza y angustia.

—Perdóname pero...no me puedo ir. —Ella junto sus frentes como solían hacerlo en muchas ocasiones en que estaban solos.

—Shinobu...

—Ninguno de nosotros puede irse sabiendo que...sabiendo que existe la posibilidad de que te veamos de nuevo como una de esas cosas. — sus sollozos le hicieron perder la poca resistencia que había conservado, rompió el contacto de sus frentes y apoyó su cabeza sobre el hombro femenino y se permitió llorar con ella.

—Shinobu, no lo hagas, vete y déjame, no tienes... que cargar con una sensación tan horrible como esta, no te lo mereces.

—No usaré la katana.

Él supo entonces que Shinobu usaría la pistola.

—Déjame ser egoísta por última vez, por favor...

Esta era la última vez que se verían y tocarían, no había un mañana para él. Jaló aire a pesar del dolor que sintió al hacerlo y le dedicó sus últimas palabras.

—Sigue peleando Shinobu, no mueras, por favor. — le costó mucho trabajo decirle esas pocas palabras, se sentía realmente mal. — Que ellos también lo hagan, asegúrate de ello. Te amo, recuérdalo—terminó de decir entre sollozos y lágrimas.

Ella le besó la frente como despedida mientras lloraba. Estaba despidiéndose del hombre que la acompañó desde que era pequeña y que representaba todo en su vida, no era nada fácil.

—Lo sé, yo también te amo— ella acercó el cuchillo de supervivencia a su cuello y de un rápido movimiento cortó su cabello, llevándose con ella el mechón que tenía amarrado en la coleta. —Lo siento por eso pero...necesitó llevarme algo tuyo. — ella hablaba en medio de sollozos.

—Está bien— Giyuu se permitió levemente sonreír por su acción. No tardó en sentir el cañón del arma en su frente. —Adiós...Shinobu.

Shinobu ya no pudo contestar eso último.

Kanao e Inusuke esteban esperando abajo cuando escucharon el disparo. Inmediatamente la comprensión de lo que había sucedido los golpeó y sentieron el oxigeno escapar de sus pulmones.

En cuanto vieron a Shinobu bajando por las escaleras rápidamente, Kanao abrió la puerta de la casa. Se abrieron paso entre los muertos con las armas que tenían y corrieron lo más veloz que pudieron, ninguno volteó a ver la casa en donde se había quedado una de las personas que habían querido. 

Notas de la autora. (PUBLICACIÓN EN FANFICTION) .

¡ÚLTIMO APORTE, MAIFRIENS!

Dios, esto...esto fue increíblemente difícil de redactar para mí, no estoy acostumbrada a hacer cosas tristes pero a veces hay que salir de la zona de confort. Confieso que tuve que tomar pausas constantemente para tranquilizar y no acabar llenando de mocos el teclado de mi laptop.

Cuando revelaron la lista con las temáticas de week y ví este último pensé: "creo que solo haré el reto hasta el día 6". No obstante, tras meditarlo me decidí por hacerlo y aquí lo tienen.

Podría pensarse que es un AU de The Walking Dead o algo por el estilo pero no, simplemente me imagine diversas situaciones con zombies y al final esta fue la que empecé a desarrollar.

Inicialmente iba a usar a Tanjiro y Nezuko pero ya he recurrido a ellos en mis escritos anteriores para la week, así que me decante finalmente por Inosuke y Kanao, que realmente tenía ganas de usarlos.

Desarrolle a los personajes teniendo en cuenta que han pasado muchas cosas juntos por bastante tiempo, me disculpo si les incomoda cómo quedaron.

Sé que esto puede resultar triste para muchos de ustedes, para mí también lo es pero espero que hayan disfrutado de mi historia.

Sin nada más que agregar, me despido, iré a escribir algo más feliz :,C

¡Hasta la próxima lectura!

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