Día 1: Mariposa

"Horquilla de mariposa"

Historia participante de la GiyuuShino Week 2020 en el grupo de Facebook "GiyuShino – is love, is live".

Advertencia: Divergencia con el canon oficial de Kimetsu no Yaiba.

Descargo de responsabilidad. Kimetsu no Yaiba ni ninguno de sus personajes me pertenecen. La historia fue hecha sin fines lucrativos pero si de distracción para las personas que la lean y para mí misma. Ignoro si hay una historia parecida en la extensa cantidad de relatos con la que cuenta Fanfiction o cualquier otra plataforma similar.

Advertencia: Divergencia con el canon oficial de Kimetsu no Yaiba.

Descargo de responsabilidad. Kimetsu no Yaiba ni ninguno de sus personajes me pertenecen. La historia fue hecha sin fines lucrativos pero si de distracción para las personas que la lean y para mí misma. Ignoro si hay una historia parecida en la extensa cantidad de relatos con la que cuenta Fanfiction o cualquier otra plataforma similar.

Summary:

Él fue lo suficientemente inteligente para acatar su instrucción y pasar el resto de su recuperación en la finca usando la horquilla en forma de mariposa para sujetarse el cabello.

Giyuu Tomioka no supo a partir de qué momento la finca Mariposa se había convertido en su hogar. Aunque él tenía una casa propia en donde anteriormente pasaba el poco tiempo en que no estaba patrullando o en misiones, hacía meses que no pisaba dicho lugar.

La extraña relación que había forjado con el pilar del Insecto, Shinobu Kochou, se había formalizado hace ya un tiempo. Ciertamente no parecían pareja a los ojos de los demás, no obstante, lo eran. Derivado de ello, cada vez pasaba menos tiempo solo hasta que en algún punto, su permanencia en la residencia de la mujer se había vuelto usual tanto para ella como para él, así como para los kakushis que prestaban sus servicios y el resto de los pilares.

Su naturaleza calma y callada lo hacían pasar desapercibido para los demás cazadores de demonios que se encontraban por algún motivo en el lugar, siendo únicamente percibido por ellos cuando se lo topaban caminando en los pasillos o en los jardines en la casa, sacándoles un susto en más de una ocasión. Incluso en un puñado veces en las que se ha permitido relajarse un poco de más de lo usual, algunas de las mariposas que revoloteaban por las áreas verdes habían empezado a pulular cerca de él como lo hacen con Shinobu o con su tsuguko, Kanao.

Si alguien le preguntase el motivo por el que se encontraba ahí, esta vez tenía una razón de peso para acreditar su presencia en la finca: el día de ayer se había dislocado el hombro derecho en su última misión tras recibir un golpe particularmente fuerte en tal lugar, dicha herida fue el resultado por actuar de escudo para Tanjiro. Por lo que ahora tenía un vendaje bastante grande que tenía la función de restringir el movimiento de la articulación.

Su lesión no era tan grave como para ameritar que estuviera postrado en una cama, pero  si debía de guardar un debido reposo por unos días y después tratar de recobrar la movilidad con un poco de ejercicio, nada demasiado complicado. Por lo que Giyuu decidió descansar dentro de la copa de uno de los árboles más alejados en el jardín, así no molestaría más de lo debido a los demás ni ocuparía una cama que podía servirle a alguien en peores condiciones. Afortunadamente para él, las ramas bajo su espalda eran lo suficientemente grandes y gruesas para soportar su peso y tener un poco de libertad para moverse si lo necesitaba sin ningún problema, estaban lo bastantes juntas una con la otra por lo que no había peligro real de caer. Incluso supone que alguien pequeño podría caber en el lugar al mismo tiempo que él.

La ligera brisa que se filtraba entre el follaje del árbol mecía de forma suave sus mechones de cabello sueltos y el sonido de las aves trinando lo adormecían, el ambiente en el jardín era relajante. Paulatinamente sus ojos fueron cerrándose a pesar de sus vanos intentos de mantenerlos abiertos, los días que había pasado en vela le estaban pasando la cuenta. No se percató cuando cayó dormido en un sueño profundo de un instante a otro y su brazo bueno se deslizó hacía abajo, haciendo que la punta de sus dedos alcanzase a sobresalir apenas un poco de las hojas.

¿Dónde diablos se había metido Tomioka?

Era lo que se preguntaba al recorrer los pasillos de la finca mientras abría las puertas corredizas de las diversas habitaciones del lugar en busca del pilar del agua. Buscó dentro de la finca durante algo de tiempo sin éxito; pronto sería la hora en que debía suministrarle a Giyuu los analgésicos y el ungüento especial que preparó.

En verdad iba a matarlo si se le había ocurrido salir de la finca a hacer cualquier cosa cuando estrictamente le dijo que no debía hacer nada y guardar reposo si quería recuperarse rápido.

Una de las venas en su cabeza había empezado a remarcarse notoriamente en señal de enojo cuando salió al jardín y no lo vio ahí en el primer vistazo que hizo. Ya había buscado dentro de cada habitación de la finca, no era posible que no estuviese ni siquiera en el jardín.

Exasperada por su ausencia, se dispuso a buscarlo bien por el lugar.

Un rato después de búsqueda infructuosa, una pequeña mariposa revoloteo cerca y ella, por costumbre, alzó una de sus manos para que el insecto se posara sobre su dedo índice, no obstante, esta la ignoró por completo y pasó de largo en dirección al gran árbol que había en el fondo del lugar. Ella la siguió con la mirada y alcanzó a divisar como el colorido insecto detuvo su vuelo al posarse en la punta de unos dedos pálidos.

No podía ser , ¿verdad?, es decir,¿qué persona con un hombro dislocado se subía a un árbol?, probablemente solo el estúpido de su novio lo haría.

Tomó una respiración honda para aminorar su exasperación y camino con calma hacía el fondo del lugar.

—Vaya vaya ~, Tomioka, ¿se puede saber qué haces ahí? — ella trataba de no perder la calma, tuvo que recordarse a si misma que él se encontraba herido para poder reprimir el impulso jalarlo bruscamente para que bajara de allí.

No hubo respuesta de su parte.

—¿Me estás ignorando, Tomioka?— su enojo estaba volviendo a aparecer.

De nuevo el silencio.

—Tomioka, si no contestas voy a tener que subir y ninguno de los dos quiere eso, así que baja, por favor~

Su paciencia al fin se acabó cuando una vez más no recibió respuesta del hombre.

Ella trepó el árbol con gracia de un salto, lista para reprimirlo pero se abstuvo de decir lo que sea que pasase por su mente cuando lo vio profundamente dormido. Se tapó la boca para reírse sutilmente ante la vista. Ahora se debatía entre dejarlo dormir o despertarlo.

Solo por un rato

Fue lo que pensó antes de que también ella se acomodará en el espacio vació a su lado, apreciando la rara tranquilidad que la naturaleza les brindaba.

Cuando se despertó se sentía bastante ligero, no sabe cuánto tiempo durmió pero no le importaba, hacía mucho que no dormía así de bien. Volvió a cerrar sus ojos, disfrutando nuevamente de la paz que este pequeño escondite le brindaba y se permitió suspirar.

—Vaya, al fin despiertas.

Él se enderezó de inmediato ante la voz de Shinobu, mentiría si dijera que no se asustó ni un poco, él se creía solo ahí. Hizo una mueca de disgusto ante la punzada de dolor que cruzó por su hombro dislocado, arrepintiéndose de haberse incorporado tan rápido.

—Abajo, ahora— dijo Shinobu enseñándole los recipientes que llevaba consigo mientras le guiñaba un ojo, acto seguido, ella se dejó caer de entre las ramas.

Él siguió obedientemente la orden y usó su mano buena como apoyo para bajar lo más despacio que pudo sin lastimarse. Ambos se sentaron sobre el pasto, entonces Shinobu procedió a retirarle el vendaje.

—Cuando alguien le dice a su paciente que debe reposar no se esperaba que lo haga en un árbol, ¿sabes? — ella dijo eso con un leve ápice de reclamo en su voz — Para empezar, ¿por qué te subiste al árbol?

—Quería un lugar tranquilo— fue su respuesta escueta.

—Dentro de la finca también es tranquilo.

—Hay mucha gente adentro ahora mismo.

Después del leve intercambio de palabras se quedaron en silencio hasta que Kochou terminó de aplicar el ungüento y volvía a ajustarle los vendajes. Él, por otro lado, tuvo que tomarse el contenido de la pequeña cantimplora de cerámica que le había entregado ella.

—Pareces un nido de pájaros con todas esas hojas en el cabello, ni siquiera hiciste un intento de peinarlo, por dios — ella había empezado a quitarle el exceso de las hojas del árbol de la cabeza y pasaba sus dedos por su cabello tratando de alisar un poco el desastre y que se viera más presentable.

—Necesito ambas manos para hacerlo— él solo dejaba que la chica continuara con su labor.

—¿Y tú lazo para el cabello?— Shinobu tenía sujeto su cabello ya listo para amarrarlo.

Él miro a un punto indeterminado por algunos momentos, tratando de recordar dónde lo había dejado, ella lo miraba expectante.

—Creo que lo perdí.

Ella le quitó la pequeña cantimplora y cerró el frasco de ungüento, no dijo nada más y se retiró del lugar. Una pequeña vena saltarina había aparecido en la esquina de su frente.

Ah, se molestó.

Al día siguiente, Tanjiro había venido a verlo con un plato de daikon de salmón, siendo este una especie de ofrenda de disculpa por lo sucedido anteriormente en la misión. El pobre muchacho se veía completamente devastado y afligido cada que veía el vendaje de su hombro sin importar que ya le había dicho que no debía sentirse mal por ello.

Con o sin disculpa, la verdad es que él hubiese aceptado la comida, solo que en esta ocasión se sentía particularmente obligado aceptarla.

—Ayer tuve que ir de emergencia a una aldea un poco lejos de aquí, llegó un reporte sobre la desaparición de varios mercaderes— él dejó que Tanjiro hablara mientras que comía con lentitud, batallando un poco por no estar acostumbrado a usar su mano izquierda para hacer ciertas actividades y constantemente haciendo pausas para retirarse el cabello hacía atrás y que este no se metiese en el plato humeante.

—¡Ah, Shinobu, hola!— El chico había interrumpido su hablar cuando ella apareció justo atrás de él sin haber emitido el más leve de los ruidos para revelar su presencia antes.

—Hola Tanjiro, ¿qué te trae por aquí hoy?, ¿estás herido?— ella contestó amablemente el saludo.

Ellos hablaron por unos minutos. Tanjiro explicó de nuevo lo mismo que le había dicho cuando llegó, que estaba preocupado por él y que necesitaba venir a verlo para disculparse adecuadamente por haberlo ayudado. Shinobu lo escuchaba con atención y dejó escapar una leve risa por la preocupación que externaba el adolescente por medio de sus gesticulaciones y voz.

—¡No podía dejar de preocuparme, así que finalicé mi misión lo más rápido que pude para venir aquí!

—Eso es muy amable de tu parte, Tanjiro, pero no deberías de preocuparte tanto por algo tan menor— ella empezó a pellizcar y jalarle la mejilla de forma juguetona— este tipo no morirá por algo como eso, ¿no es así, Tomioka?— dijo ella mientras descansaba una de sus pequeñas manos sobre su hombro sano.

Él no contestó y se dispuso a seguir comiendo en silencio mientras que ellos hablaban. Cuando se inclinó nuevamente para acortar la distancia entre el plato sobre sus piernas cruzadas y su boca, el cabello se le hizo hacía el frente y él gruñó levemente molesto por eso.

Shinobu se dio cuenta de ello y sin dejar de hablar con Tanjiro, se puso de rodillas y rápidamente le amarró el cabello en su usual cola baja. La acción inesperada lo hizo enderezarse de su posición, aún con los palillos en mano y parpadeo varias veces, como asimilando lo que acababa de ocurrir.

Tanjiro los veía con curiosidad pero sonreía y seguía participando en la plática.

Finalmente la conversación fue interrumpida cuando una de las pequeñas niñas de la finca había venido a buscar a Shinobu para pedir su ayuda con algo, a lo que ella contestó que la alcanzaba en unos minutos. El cuervo de Tanjiro también había hecho acto de presencia para informarle de una nueva misión a la que partió de inmediato no sin antes despedirse de ambos.

Una vez que estuvieron solos, él se permitió tantear la coleta, llevándola hacía enfrente y viendo una gran horquilla de una mariposa en colores negro y azul, de igual estilo a la que Shinobu y las demás niñas de la finca usaban.

Estaba por preguntar algo cuando su novia lo interrumpió. Se inclinó un poco para poder susurrarle al oído.

—Ni siquiera te atrevas a perderla o quitártela, no querrás saber qué pasará si lo haces—amenazó ella en voz baja y fingiendo un tono dulce para después besarle la mejilla e irse.

Él fue lo suficientemente inteligente para acatar su instrucción y pasar el resto de su recuperación en la finca usando la horquilla en forma de mariposa para sujetarse el cabello.

Notas de la autora (PUBLICACIÓN EN FANFICTION) .

Wuuuuuu, primer temática realizada para la GiyuuShinoWeek2020, maifriens!

Siempre he pensado que sería muy lindo que Giyuu tuviese su propia horquilla de mariposa, seguramente Shinobu se la daría solo para molestarlo pero es una idea que se me hace muy linda. Además, he visto varios fanarts con esta temática y la verdad no me pudo resistir a hacer mi intento por hacer mi propia historia sobre ello.

Espero hayan disfrutado de esta pequeña historia, me haría feliz saber que por los menos les saque la más leve de las sonrisas al leer esto. Sin más que agregar, me despido de ustedes.

¡Hasta la próxima lectura!

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