Capítulo 3: Amigos
Era una linda mañana de sábado, y Jayden estaba aburrido en su casa. No le apetecía leer ni ver televisión, entonces pensó que sería buena idea salir y pintar un poco.
Tomó la rodaja de un tronco junto con sus pinturas, se puso su ropa manchada que siempre usaba y se fue al prado que más frecuentaba. Se sentó debajo de un árbol y comenzó a pintar un pequeño bosque con un hermoso lago, y el reflejo de los árboles en el agua....
Cuando oyó las pisadas de alguien que iba por el césped, y sin levantar la mirada supo quién era. Espero a que estuviera cerca y saludó:
—Buenos días Henry.
—Buenos días—respondió dejando su maletín a un lado.
Jayden levantó la vista y lo observó.
Su cabello negro de un tono intenso estaba algo despeinado, pero se veía limpio, su piel ligeramente trigueña contrastaba con su camisa blanca y sus ojos afilados, que lo miraban con firmeza y calidez.
Y viendo la maleta que puso en el suelo preguntó:
—¿Es algo de la investigación?
—Así es—y sacando una cámara y una libreta añadió—Observaré su comportamiento por algunas semanas.
Pensativo observó el prado y vio que no había muchas en el lugar. Bajó la mirada y habló a Jayden en voz baja, quién había vuelto a pintar muy concentrado:
—¿Sabes dónde están?
Jayden volvió a verlo y dijo:
—Sí, es un poco alejado de aquí—respondió, mirando más adelante.
Henry podía buscarlas por sí mismo, pero si podía ahorrar tiempo en eso, era mucho mejor.
—Puedo guiarte si quieres—sugirió Jayden dejando el pincel en un pequeño frasco con agua.
—No, eso sería mucha molestia...
—Claro que no—dijo interrumpiendo su excusa y se puso de pie—Además, verlas volar por todos lados es muy hermoso.
—...De acuerdo—aceptó sin remedio.
Tomó sus cosas y dejó que Jayden lo llevara.
El camino no estaba marcado y los árboles tupidos los rodeaban. Sus troncos anchos y de corteza blanca, manchada de color café oscuro, los pájaros se posaban en sus ramas y graznaban con dulzura.
El ruido de las hojas al ser pisadas, y el aire refrescante y cálido volvía el ambiente agradable.
Henry miraba la espalda de Jayden, que era la parte más intacta de su ropa. Y sin evitarlo exclamó:
—La pintura que estabas haciendo...era muy hermosa.
Jayden se sintió momentáneamente sorprendido, y rápidamente dijo:
—Gracias...
—¿Desde cuándo te gusta pintar?
—Desde siempre, además de leer, dibujar y pintar eran mis pasatiempos favoritos. Pero sólo puedo pintar cosas referentes a la naturaleza, nunca he podido dibujar personas. Tal vez sólo los ojos...
—Vaya, entonces llevas mucho tiempo practicando. ¿Alguien te enseñó?
—No, sólo observaba algunas pinturas en la televisión o en el museo, y las copiaba. Y extrañamente me salían casi iguales. No es por presumir ni nada por el estilo—añadió con un leve sonrojo—Puedo duplicar casi todo, sólo con haberlo visto una vez o dos.
—¿En verdad? —interrogó asombrado—¿Y el origami?
—También—respondió—Algunos sólo con verlos ya sé cómo están hechos.
—Eso es asombroso—exclamó con sinceridad—Sabía que existían personas así, pero nunca había conocido a una.
—No es para tanto—dijo en voz baja. Por suerte Henry no podía ver sus mejillas sonrojadas.
—¿Y puedes pintar mariposas? —preguntó Henry con curiosidad.
Ya que en su investigación era muy importante las ilustraciones, podía tomar fotografías, pero a veces era requerido algún dibujo a mano.
—Claro, fue de los primeros dibujos que hice. Aunque me fue difícil ya que las alas son transparentes con manchas de colores muy extraños.
Henry avanzó más rápido y se colocó a su lado.
—¿Podrías dibujar algunas para mí? Es importante que tenga algunos dibujos a mano en mi investigación. Y no soy muy bueno dibujando—preguntó con ojos brillantes, que se iluminaron con los rayos del sol, haciendo más visible su hermoso color musgo—Pero no te sientas comprometido, si no puedes hacerlo, está bien.
—S-Si, con gusto—respondió rápidamente al verlo emocionado.
—Gracias, eso me sería de mucha ayuda, te debo una—exclamó mirando sus lentes, que tenían algunas manchas de color celeste y verde. Y al estar más cerca de él pudo sentir que olía a pintura fresca—Tus lentes están manchados.
Indicó Henry y también observó su cabello.
—Y también tienes pintura en el cabello...
—Oh, gracias. Me pasa seguido—dijo limpiándolos, y se quitó la pintura del cabello con los dedos.
—Me lo imagino—dijo al verlo, y mirando hacia adelante exclamó de repente—Mira, ya llegamos.
Y se adelantó dejándolo atrás.
Las mariposas volaban por todos lados en una pequeña zona despejada. Se posaban en las platas, árboles y flores.
Henry se sentó sobre el césped y comenzó a escribir lo que observaba.
Jayden sonrió con suavidad y se sentó a su lado.
—Al parecer ha cambiado un poco su proceso de reproducción—exclamó sin dejar de escribir.
—¿Por qué lo dice?
—Desde que vine he notado que es diferente—y señalando a un par no muy lejos de ellos continuó—Ellas suelen aparearse en primavera, pero al hacerlo se posaban en algún lugar apartado, lejos de los depredadores. Pero ya no, ahora lo hacen mientras vuelan.
—¿En serio? —preguntó intrigado, ya que no lo creía muy posible.
—Mira esas de allá. Al compararlas con otras especies puedo darme cuenta, pero por suerte no han cambiado su danza de cortejo.
—¿Se acortejan? —interrogó, alzando las cejas.
—Sí, mira las que están por aquel arbusto de flores lila. El macho está batiendo sus alas y haciendo piruetas en el aire para atraer a la hembra, al mismo tiempo que libera feromonas...
—Oh, ya veo...
Henry siguió escribiendo y observando, a veces hablando en voz alta y haciendo hipótesis entre dientes.
A lo que Jayden sólo lo escuchaba y miraba con ojos perezosos. Su letra a estilo carta era inclinada, y las mayúsculas eran trazadas con curvas hermosas y elegante. Su escritura era muy bella.
Sin sentirse aburrido lo observó escribir por bastante tiempo. Se había enamorado de la delicada letra de Henry, aunque no entendía algunos términos científicos que usaba.
Cuando de pronto el estómago de Henry hizo un sonoro ruido, indicando que tenía hambre, pero él no se dio cuenta de ello y siguió. Sus tripas hacían cada vez más ruido y Jayden lo miraba un poco preocupado.
"¿Acaso no piensa comer?"
No quería interrumpirlo, pero ya eran las doce pasadas y ambos debían comer, pero si lo dejaba solo, quien sabe cuándo se iría.
—Henry...—musitó mientras tocaba su hombro.
Quién se exaltó levemente y lo miró.
Había olvidado que estaba junto a Jayden.
—S-Si, ¿qué ocurre...? —quiso preguntar, pero su estómago lo interrumpió.
—Ya es hora de almuerzo—dijo riendo al ver la expresión desconcertada de Henry.
—Lo lamento, me olvidé por completo...—se excusó con vergüenza.
"¿Cuánto tiempo pasó?"
Se preguntó extrañado.
—Descuida—y levantándose dijo—Estarás muy ocupado ¿no es así? Puedo ayudarte a cocinar si quieres.
—¿Pero y tú? También debes estar ocupado.
—No mucho en realidad.
Henry también se levantó y dijo:
—Entonces lo agradezco mucho.
—No es nada, para eso están los amigos—respondió sonriendo.
Henry levantó ambas cejas con leve asombro y le sonrió. Hace tiempo que nadie lo llamaba "amigo", Jayden lo decía de manera casual y muy sincero, tanto que en verdad creía que podía confiar en él.
Lo siguió hasta su casa y ambos se pusieron a cocinar. Jayden le enseñó lo poco que sabía, demostrando lo fácil que era.
—...Y así se hace la mayonesa, mi madre me enseñó esto hace mucho—dijo metiendo la cuchara en la licuadora y la probó.
—Se ve tan fácil—exclamó sorprendido.
—Lo es—comentó riendo.
Y guardándola en un frasco se la entregó.
—Puedes tener esta, y así cuando no tengas tiempo, te haces un sándwich.
—Gracias.
Luego de eso terminaron de hacer los macarrones, comieron lo más rápido que pudieron y volvieron al lugar donde estaban las mariposas.
Henry, ahora sustento, pudo continuar sin problemas, y Jayden terminó su pintura en silencio, mientras lo observaba de vez en cuando.
La investigación siguió sin ningún inconveniente y Henry obtuvo mucha información valiosa.
Los huevos duraban, según las estadísticas, alrededor de cuatro días en romperse. Las larvas tardaban siete antes de convertirse en crisálida, y luego de diez días emergía una bella mariposa transparente, moteada de hermosos y vivos colores.
Y Jayden estuvo a su lado todo ese tiempo.
Leyendo, pintando, o calificando tareas y exámenes. A él siempre le gustaba hacer su trabajo al aire libre, lo ayudaba a no estresarse y lo hacía con más calma y concentración.
—Entonces ¿no sólo comen néctar de las flores? —interrogó Jayden, despegando la vista de los papeles que estaba revisando.
—No, aunque es parte de su dieta y son adictas al néctar, también comen otras cosas. Cómo hojas, fruta, a veces en descomposición, flores, sabia de árboles, insectos, raíces y tallos.
—Oh...no sabía que se comían a otros insectos.
—Incluso algunas especies comen heces—añadió con una expresión complicada.
Jayden hizo una expresión de asco y rio.
—Y con las Rosílias ¿ha había algún cambio en su alimentación? —preguntó curioso.
Rosília era el nombre de aquellas mariposas. Nombre que fue escogido por su abuelo, Robert Fernsby.
—De hecho sí, aunque apenas es notorio. Antes no comían mucha sabia, pero ahora lo hacen más a menudo—respondió mientras escribía en su cuaderno.
—Oh...—musitó Jayden mirando las mariposas.
Luego de eso guardaron silencio, y cada quien siguió con lo suyo.
—Jayden—llamó Henry luego de un rato.
—¿Mm?
—¿Tienes tiempo hoy en la tarde?
Jayden levantó la mirada y lo vio.
Ambos estaban sobre un gran tronco, y Henry estaba a su lado izquierdo, su perfil elegante y sus ojos concentrados en lo que escribía lo hacía grato a la vista.
Henry también lo miró y dijo:
—¿Recuerdas cuando te pedí que dibujaras una Rosília para mi investigación?
—Sí, lo recuerdo. ¿Quieres que la dibuje hoy? —preguntó un poco emocionado.
—Si no es molestia.
—Claro que no. Sólo termino de escribir esto y eso es todo.
—Bien, gracias—respondió Henry más tranquilo.
Ambos siguieron por un rato más, y a las tres de la tarde se fueron juntos a la casa de Henry, para charlar y discutir sobre el dibujo.
—Puedes trabajar aquí—indicó con cortesía y señaló un gran escritorio de madera negra.
El mueble estaba lleno de utensilios muy variados y extraños, libros, plumas de diferentes diseños, lupas, papeles regados, una pequeña tabla delgada y algunos frascos de vidrio, en donde habían algunas especias de mariposas muy pequeñas y coloridas.
—Perdón si está desordenado—se disculpó al mirar todo aquello.
—Mm, descuida.
—Te enseñaré y explicaré cómo lo quiero.
Henry se sentó en la silla y Jayden lo miró desde un lado.
Alcanzó un manuscrito de páginas gruesas y lo hojeó, y deteniéndose en una página señaló un espacio en blanco.
—Necesitó que sea de este tamaño, tengo los tintes adecuados para los tonos exactos, así que no te preocupes por eso.
—Está bien.
—Quiero que se vean las alas....
Henry explicó cómo la quería, y Jayden le prestó mucha atención. Su melódica voz hacía eco en la habitación, la lámpara iluminaba el escritorio y el olor a viejo flotaba en el aire.
Ese día Henry iba con una camisa holgada con las mangas enrolladas y con el cabello un tanto despeinado.
La camisa era tan floja que la parte del cuello no alcanzaba a cubrir del todo su piel, dejando su nuca al descubierto, y al tener la cabeza gacha Jayden notó algo que no había visto antes.
Un pequeño tatuaje del ala de una mariposa, los patrones y líneas eran delicados y hermosos, la forma era ovalada y redondeada al final.
Y sin pensarlo mucho Jayden levantó la mano, y con el índice lo tocó repentinamente.
—Por cierto, podr...—dijo Henry, cuando sintió algo frío tocar su cuello. Instintivamente se encogió de hombros y se tocó la nuca.
—Lo siento—se disculpó con rapidez y contrajo la mano, avergonzado—Lo hice sin pensar.
Henry giró su cabeza y lo miró de inmediato.
—Descuida, es sólo que me sorprendiste—respondió riendo—Me lo hice hace mucho tiempo, incluso olvido que lo tengo.
—...Es bonito.
—Gracias, era una de mis favoritas en aquella época.
—¿Cómo se llama?
—Es una variedad del género Heliconius—respondió apoyando su brazo en el respaldar de la silla—¿Y tú? ¿alguna vez has pensado en hacerte uno? ¿o acaso tienes uno?
—No tengo ninguno...una vez lo pensé, pero fue hace mucho. Quería una serpiente o una libélula, son mis animales favoritos, pero nunca me he animado.
—Un tatuaje es una decisión importante, está bien si no lo haces, tal vez es mejor así—y señalando el escritorio dijo—¿sigo explicando?
—C-Claro—exclamó un poco apenado.
—Como estaba diciendo, mi investigación requiere de varios dibujos, desde diferentes puntos de vista. Y quería saber si podías hacer más de un dibujo, claro, si no puedes no hay problema, con uno basta.
—Puedo hacer los que necesites, de eso no hay problema.
—¿En serio? me alegra escucharlo—dijo exhalando aliviado—Ya estaba pensando en que tendría que hacerlo yo solo...te debo una.
—Descuida, es un placer ayudar en algo tan importante—exclamó con una sonrisa—Y no me debes nada.
—Claro que sí, ¡te devolveré el favor! Así que ve pensando en qué puedo serte de ayuda.
—Mm, de acuerdo. Espero que no te eches para atrás cuando te diga lo que quiero—dijo con una expresión un poco malvada.
—Por supuesto que no—exclamó con seguridad.
—Entonces comencemos.
Jayden se sentó en la silla y comenzó.
Sus trazos eran fluidos y con precisión, con seguridad y sin esfuerzo.
"Sí que tiene talento"
Pensó Henry con asombro. Ni practicando un millón de veces podría hacer dibujos como esos.
Agregó un poco de agua y comenzó a pintarla, el delgado pincel entintaba cada parte del ala con delicadeza. El ala se dividía en varias partes para que Henry nombrara y detallará cada una.
Henry acercó una silla y se sentó a su lado mientras trabajaba.
Y así pasaron los días, Jayden ayudaba a Henry de vez en cuando a dibujar, hablaban de cualquier cosa y pasando el rato, conociéndose mejor.
"Que buen amigo he conocido"
Pensaban con gran alegría.
Sus vidas habían sido un poco aburridas y monótonas, cuando esta extraña coincidencia los hizo conocerse.
Aunque les gustaba conversar, pasaban la mayor parte del tiempo en silencio, cada quien haciendo lo suyo. Pero aún en el silencio todo se sentía mejor, ya no estaban solos...
—Ahora que lo pienso, fue muy extraño la primera vez que te vi. Ese día me había desvelado calificando y leyendo, nunca esperé despertar con alguien al lado.
—Por favor, no me lo recuerdes—dijo cerrando los ojos—Eso fue de muy mala educación, me disculpo por ello.
—Eso ya no importa—exclamó riendo—Por cierto ¿dónde está la foto de aquél día?
—Déjame ver—y levantándose de la silla se fue a buscarla.
Revolvió la gaveta y de entre un sin fin de papeles sacó la foto, se la dio a Jayden y volvió a sentarse.
—Eres un buen fotógrafo—comentó fascinado al ver el ángulo de la foto, era muy hermosa.
—Puedes quedártela si quieres—dijo sin despegar los ojos del escritorio.
—¿En verdad? —preguntó asombrado y sus ojos brillaron.
—Claro, de todas formas, es tu manzana la que sale en la foto—respondió con un tono suave.
—Gracias...
Observó la foto y recordó aquel día.
Nunca pensó que ambos pudieran hacerse tan amigos.
"Nunca había tenido un amigo así antes..."
Jayden atesoraría eso con todo su corazón, cómo su más preciado tesoro...
"Mayonesa casera"
—Un huevo
—Una taza de aceite
—Un diente de ajo
—Una pizca de sal
—Cilantro
—La mitad de un limón
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