Capítulo 8
/AVISO/
//CAPÍTULO CORTO//
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Narra Nathan:
Saco del campo en mis brazos a Aurora...Le duele mucho el antebrazo y el estómago, no quiero que se ponga peor a si que decido llevarla a mi departamento rápidamente pero sin hacer movimientos bruscos. Mientras vamos pienso en Shawn, ahg , ¿no se cansa? La otra vez la beso y ahora cuidarla No se a percatado que todavía que me tiene a mi...Soy y seré todo lo que a ella le haga falta, como si tengo que ser su su mascota, yo me amanso para ella...Solo para mi Aurora.
Saco la llave de mi bolsillo derecho y con cuidado de no despertarla abro la puerta. Después la cierro y la coloco en el sofa, ella suelta un gemido de dolor y se pone las manos en el estómago.
–¿Nathan?–Me pregunta a los pocos minutos de estar recostada.
–No te muevas Princesa, voy a ir por hielo y un paño..Lo demás después. Me levanto del sofá y voy a la cocina; cojo de la nevera 2 hielos y de un cajón un paño, pongo el hielo en él y lo lío.
–Ven– Pongo el hielo liado en el paño en la mesa y reincorporo a Aurora con cuidado.
–Gracias Nathan...–Le dedico un a sonrisa y me quedo mirando su camiseta...
–Quítamela, no me importa.–
–Me será mas facil, jeje–
Coloco mis manos en su cintura y las voy subiendo.
–Mmm–Uff...Me esta provocando nada más que se muerde el labio, me entran ganas de ser yo quien muerda esos labios tan hermosos.
–N-Nathan...–
Sonrio intentando no parecer un perro en celo y le quito la camiseta , le despego el cabello de su cuello y al terminar pongo su camiseta en la otra parte del sofá blanco.
—Ahora sentiras frio pero es para que la hinchazón baje, ¿te quieres poner tu el trapo?–
No quiero que se sienta incómoda pero me encanta cuidarla y ser yo el que este en su lado arrodillado.
–No tengo problemas para que me lo pongas tú, eres un amor Nat–
–Corrijo,TU amor–
Se levanta un poco y intenta abrazarme pero no puede a si que le pongo enseguida el paño para que el dolor baje lo antes posible.
Narra Xavier:
ESTA CHAVALA ES GILIPOLLAS Y UFF,¿cómo se puede caer alguien de un puente?Es ilógico
–¡Fue tu culpa! Por acercarse demasiado, pensé que me ibas a violar, naaaaa, comer todo el moro–
–¿Estás hablando sola? O me lo estas diciendo a mi, porque casi no te escuché..–
Creo que esta loca del coñ*,deberia llamar a un manicomio o a la policía, aunque no creo que en ningún lado la acepte.Suelto aire exageradamente y me relajo.
–¿Estás bien?–Le pregunta Mark y ella asiente con la cabeza y por abajo con una pequeña risa tímida, las típicas de las niñas pequeñas de 10 años.
–Solo tengo algunas molestias, la chica hizo de colchón, espera...–
Mark y yo esperamos a que sigua la oración.
–¿¡JOSEFAAAA?! Ahhh...Que cabeza la mía, esta con su novio jajajja–
–Sin duda necesitas ir para el Psiquiátrico urgentemente.–Giro los ojos y me río para mis adentros.
–Bueno, apártense del camino. Soy Silvia, gerente de este equipo. Miraré tus heridas para que no te se infecten.–
Silvia se agacha y palpa con sus guantes de látex las rodillas un poco hinchadas y con moratones. Y Después con el cuello entre otras partes del cuerpo.
–Por el niño del corral, ahi si me ha dolido dos gallos.–Hace una ¿queja? A que viene un corral y gallos en esa expresión. Ya no se si la han secuestrado en una granja o de un manicomio de pueblo.
–Jajaja, esta bien, tienes una pequeña herida, te pondré un poco de algodón y–Coge una bola de algodón y lo pone en el gemelo derecho –Ahora lo vendaré y esto te lo cambiaras mañana con cuidado.–
–Vale...Gracias. –Sonríe abiertamente...Me recordó a los tiempos de mi infancia...Los recuerdos felices y fascinante. Unos recuerdos que quiero revivir con ella, es bien loca pero también eso dice alegre, positiva y amable.
–Ten cuidado otra vez, o por lo menos no te caigas encima de otra persona.–
Se levanta del suelo y nos dice adiós con la mano y Mark la acompaña.
–Que hacemos Ikia, yo tengo que entrenar y tú...–Le miro a los ojos y su mirada se desplaza al suelo.
–Ehm, me iré a mi casa,gracias y espero verte nuevamente.–
–Espera,¿ te apetece mejor ir a comer un helado? El entrenamiento puede esperar unas horas.–
–¡Tu tendrías que pagar! Mi tarjeta esta en la mesa de la entrada–Rebusca en la mochila y saca un lápiz, unos pañuelos usados, unas monedas y un billete de mentira roto, ect..
–Si, me la deje en la mesa. –
Hace pucheros y yo asiento sin más remedio.
La ayudo a levantarse pero antes le digo que recoja todo lo que a sacado de esa pocilga.
Andamos para el puente pero le agarro de la mano por si las moscas y después vamos para una heladeria pequeña, es antigua pero con calidad.
–Buenas jovenes, que se le ofrece, tenemos tarrinas, cucuruchos y en el congelador los de supermercados.–Nos dice señalando cada cosa.
‐Elije el que más te guste, tengo que pagar yo. – Volteo los ojos pero para mi sonrio.
–Una tarrina mediana, turrón, fresa y kinder bueno. Y con nata e caramelo de fresa.–
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