Mariposa libre


-¡Más rápido,Amy! ¡Se va a escapar! - decía Alex, corriendo en un pastizal donde se hayaban muchas mariposas. El perseguía una en específico.

-¡Es que me caí! Demonios, que veloz que eres... - le respondió Amy, siguiéndolo algo atrás.

Alex corrió hacia la mariposa que quería, era una violeta fluo, cuyo color era inusual y su vida era larga.

-¡Atrápate! ¡Atrápate!- Intentaba Alex capturar a la mariposa dentro de un frasco, pero esta volaba muy rápido.

-Dejala en la naturaleza... - Decía Amy, que recién lo había alcanzado.

En eso, la mariposa inusual se posó sobre el hocico de Amy.

-Wow, que bonitas... - Decía Alex, asombrado.

La mariposa voló muy alto, y tanto Alex como Amy, fueron a su casa, o mejor dicho, la casa de los primos de ésta última. Amy y sus primos eran pequeños, porque habían sido abandonados a temprana edad, pero Alex, cuyos padres no conocía,se sumó a ellos. Una casa de niños.

De eso ya pasó mucho tiempo.

Enfocándonos más cerca de la actualidad, el mundo estaba cada vez más inseguro.

-¡No voy a dejar que gatitos de ésta y de las próximas generaciones tengan que pasar por lo mismo que pasamos yo, Amy, y los primos de ésta! ¡Lucharé para acabar con el ejército de lata, que domina a los padres gatunos y los hace actuar como malvados! - Decía Alex, hablando con sus amigos.

-Cierto, y no somos gatos ordinarios, por lo que con nuestras habilidades podríamos ganarle a el ejército de hojalata juntos, y volver a traer paz a el mundo-. Respondió Olli.

Todos asintieron con la cabeza.

Al día siguiente, ya preparados, estaban por irse. Hasta que Amy dijo

-¡Espérenme! ¡Me tengo que preparar aún! ¿Porqué no me despertaron? -

- Tu no vas a venir. - Respondió fríamente Alex.

-¿Eh? ¿Porqué? - Dijo preocupada Amy.

- No serás útil para las batallas-. Continuó Alex. Eso enfadó a Amy.

-¿¡Me estas diciendo inútil!? ¿¡Necesito ser fuerte para ir?! ¿¡Lo necesito para ser útil?! -

Hubo un silencio, hasta que Alex siguió:

-No es eso... Kuro o Shinji, por ejemplo, no son fuertes, pero aún así, tienen especialidades como saber sobre minería o controlar fuertes ráfagas, en cambio tú... -

-¿¡Volvemos a lo mismo?! Debo ser útil para ir con mis amigos, según tú. - Decía con los ojos llorosos Amy. -¿¡Que clase de amigo eres?! -

-Es que... Si no eres fuerte... Morirás... - Comenzó a llorar Alex - ¡Y no quiero que eso pase! -

Mcmeow decidió darle fin a la discusión cerrando la puerta, dejándo a Amy con sus primos.

La gata tenía sentimientos mezclados, se sentía traicionada, pero su afecto por Alex no cambiaría.

Tres meses después, alguien tocó la puerta de la casa. Amy la abrió.

Se trataba de Alex, y mientras saludaba a Amy, la nieve se colaba por la puerta y una brisa fría congelaba a los gatos.

Cerrando la puerta, Amy, se puso a llorar silenciosamente. Hasta que gritó, en un abrazo:

-¡AAAALEEEEEEEEEEEX! - Se notaba lo feliz que estaba.

Ambos calleron al piso.

-Tranquilo- Dijo secándose las lágrimas Amy -Te curaré- siguió al ver el muy mal estado en el que estaba Alex.

-Miau, gracias jeje... Pero no creo que puedas... - le respondió

-Las cosas que dices... - Dijo sin darle mucha importancia Amy, con el botiquín de emergencias preparado.

En esa fría noche, Amy comenzó a vendar un poco a Alex, mientras el resto de gatos, tras el sacrificio de Alex, continuaban su batalla final, la que, si ganaban, traería la paz al mundo. Mientras Alex cerraba sus ojos, la mariposa que habían visto hace años, que había entrado por la puerta mientras ésta estaba abierta, se posó en el hocico de Alex. En eso, el gato falleció con una sonrisa en la cara feliz de haber conocido a tan Buenos amigos.

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