- Sangrar -

Ace se puso en una posición de pelea; no quería pelear en un lugar donde estaba en desventaja, pero no tenía de otra. Después de todo, era un criminal al que habían enviado tras su cabeza. Ace estaba seguro de que había sido una orden directa de Sengoku y Garp. Conocía muy bien el orgullo enfermizo de ambos hombres para saber qué era lo que estaba pasando.

--No pelees, solo prolongará tu dolor, Ace. Sabes, antes de que todo esto se acabe, podemos disfrutar esto. Escuché de un pajarito que aún eres virgen. Así que, como pago por todas las vergüenzas que hiciste pasar a la marina, la tomaré para mí. Y luego de follar tu culo de perra, te mataré para eliminar tu sangre de mierda de este planeta--, dijo Akainu con una sonrisa tan asquerosa que hizo que Ace se sintiera en peligro. Sin embargo, no iba a retroceder sin defenderse.

--Cállate la boca y pelea, perrita del gobierno--, gritó Ace mientras se lanzaba hacia adelante con sus llamas. Akainu trataba de esquivar y tomar a Ace de los brazos, pero el chico vivió un buen tiempo en el bosque y también fue entrenado por la misma marina, conocía sus tácticas y no pensaba caer tan fácilmente.

Ace se lanzó hacia atrás, tratando de no dejarse atrapar por el idiota. Estaban derritiendo todas las cosas a su alrededor, pero el desgraciado atinó un golpe directo en el estómago por culpa de un descuido y fue lanzado en la nieve. Mierda, le faltaba el aire y no podía respirar. Iba a parar, pero el agua de la nieve derretida le estaba quitando fuerza.

--Ven aquí, pequeña zorra--, dijo Akainu, tomando la pierna de Ace para acercarlo a él y tratar de tocarlo de manera indecente. Pero el precioso, aún débil, no se iba a dejar. Golpeó con un payaso fuerte directo en la cara del idiota y lo envió a rodar. Él mismo se paró en sus rodillas para respirar mejor. Akainu se paró una vez más para acercarse.

Un cuchillo de piedra marina se enterró directo en su muslo.

--HIJO DE PUTA--, gritó Ace al sacar rápido el cuchillo y, aún con dolor, quemó su propia herida para cerrarla y poder seguir peleando. Trató de pararse lo mejor que pudo, pero la zona aún dolía mucho. Decidió valerse por sus manos, la nieve la tomó y con su fruta en el camino, las bolas se volvían en agua, debilitando al idiota. Cuando estuvo casi tan débil como él, Ace se lanzó encima de quedando sentado en su abdomen, mientras le daba puñetazos y lo golpeaba una y otra y otra vez, respirando enfadado y soltando su frustración aquí.

Cuando Ace pensó que estaba totalmente acabado, se paró y se dio la vuelta para irse de la escena y volver con sus hermanos. No pudo evitar que una lágrima escapara de su cara y la secó con la parte de atrás de su mano.

--Hijo de puta--, dijo Akainu, levantándose con una daga de piedra marina para apuñalar por la espalda y sin ningún honor a Ace.

Pero un terremoto lo derribó al piso y cuando Ace se dio la vuelta pudo ver claramente cómo Barba Blanca levantaba su arma contra el marine. Y rápidamente, gracias al filo de la misma, fue partido en dos.

Ace se impactó un poco por la acción y un poco de sabré cayó a sus pies. El almirante de la marina Akainu había sido asesinado por Barba Blanca, gente a sus ojos. Cuando Ace vio a los ojos de Barba Blanca, no pudo evitar sentirse nervioso. Tenía miedo, como un niño pequeño. Cuando el hombre más fuerte del mundo caminó hacia adelante para acercarse a Ace, este retrocedió pero después se congeló en su lugar, mirando incrédulo todo. ¿Lo había escuchado todo? ¿Lo había venido a defender? ¿Por qué? Seguramente, si supiera que era el hijo del diablo, no lo habría defendido de ninguna manera posible.

--¿¡Vienes a matarme a mí también!?--, Ace ya no podía más con esto; estaba a punto de explotar de una manera negativa.

--Claro que no, niño, eres mi hijo, ¿Acaso has roto alguna de mis reglas de oro para recibir un castigo de tal calibre?--, Ace se tensó.

--¿¡Por qué me querías como un hijo si no sabes la sangre maldita que corre por mis venas!?--, Ace negó con la cabeza, negándose a escuchar al hombre.

--¿Sangre maldita? No me interesa quién te engendró, mocoso, llevas la marca de mi familia en tu espalda, eres mi hijo y eres hijo del mar, y todo aquel que opine lo contrario y quiera tocarte va a tener que pasar por encima de mí-- Ace casi gruñó por la afirmación tan audaz del hombre.

--No te creo, nadie en su sano juicio querría al hijo de su enemigo, menos a un ser humano con sangre podrida--, Ace casi gritó y Barba Blanca lo miró seriamente.

--¿A qué te refieres?--

--Soy el hijo de Gold D Roger, el hijo del rey de los piratas. Tengo la sangre más jodida y endemoniada de toda la puta historia. ¿Ahora sí quieres acabar conmigo?--, Ace tenía una sonrisa en su rostro, desesperado porque le repitiera la misma afirmación que escuchaba en la marina una y otra vez.

--¡NO ME INTERESA QUIÉN SEA TU PADRE! Roger fue un gran amigo de peleas. ¿Quién te hizo pensar que tu sangre estaba podrida por eso? Eres un niño; no tienes culpa de los errores de tus padres-- Ace abrió la boca sorprendido. No podía ser. No quería escuchar esto.

--No... Pero grarp dijo que ustedes dos se odiaban a muerte y que apenas supieras cuál era mi origen, querrías acabar conmigo--. Ace miraba la nieve como si fuera lo más interesante del mundo.

Ahora Barbablanca lo entendía. El estúpido de Garp y Sengoku habían sido la causa de la deficiencia de confianza de este niño. Lo habían hecho sufrir psicológicamente durante años. Él se encargaría de arreglar esto con urgencia.

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