XXX: No hay coincidencias.
Hola!
Antes de que lean el capítulo; siento mucho haber tardado tanto en subir, estos dos meses estuve pasando por una serie de asuntos delicados muy personales, tal vez no me crean y piensen que son excusas, no tendría por qué explicarles pero con decirles uno de los asuntos, terminé una relación y ya se imaginarán cómo estaba, entre otros asuntos más personales.
No estaba para nada de ánimos, ni mucho menos tenía inspiración, ya estoy un poco mejor y no quería hacerlas esperar más. Sé que tengo un especie de compromiso al subir una historia, pero tampoco es obligación, es un hobby, así que espero que comprendan <3. Les dije que NUNCA iba a dejar una historia sin terminar y es una promesa, no importa cuánto tarde, no la dejaré inconclusa.
Ahora sí, espero que disfruten el capítulo, y que sigan aquí aún :)
CAPÍTULO 30
Agosto 3.
Habían pasado unas semanas con un ambiente muy extraño, los cuatro estaban conviviendo bien y hacían lo que sea para divertirse, trataban de aceptar el hecho de lo que estaban viviendo, pero al mismo tiempo, cada uno, anhelaba regresar el tiempo a donde estaban en sus casas, con sus familias y amigos. En esos momentos no solo estaban perdidos en una isla desierta físicamente, su corazón estaba desierto también.
Jackie estaba recostada en el pequeño bote que habían construido, a la orilla de la playa, con un pie colgando tocando el agua. Miraba el cielo y las aves que pasaban por ahí deseando ser capaz de volar también.
Harry salió de la playa cuando terminó de bañarse y se acercó a ella, la miró unos segundos con la cabeza ladeada y suspiró.
Como desearía llevarla a su hogar. Pensó.
—¿Jackie? —Le llamó—¿Quieres ir a caminar y estirarte un poco?
Ella levantó la cabeza y lo miró unos segundos procesando lo que le había dicho él. Asintió descoordinadamente y se levantó despacio, Harry se acercó más para ayudarla a bajar del barco. El agua les salpicó en el rostro cuando ella saltó para bajarse.
—¿Podemos llevar fruta? —Preguntó ella—No he comido nada.
—Claro, vamos—Le sonrió él.
Al parecer era un día muy apagado a pesar de que el sol brillaba con intensidad, ya que Daniel también estaba tirado en la arena mirando el cielo y Chris estaba dormido a un lado de él.
Tomaron una red que Jackie había tejido en forma de bolso y echaron algunas frutas dentro. Era un día muy caluroso, así que Jackie tomó un coco para beber de él en el camino.
—La otra vez que estaba caminando solo, vi un río que nunca había visto, donde había un tronco liso y parecía un tobogán, pero no entré porque ya estaba oscuro, ¿quieres ir? —Le preguntó él.
—Claro, ojalá esté lo suficientemente liso para deslizarnos—Rio ella y él sonrió al escucharla reír.
—Mis papás siempre me daban lo que yo quería, me tenían muy consentido, así que una vez dije solamente como broma que quería un tobogán en la biblioteca y al día siguiente mi papá me llevó a la biblioteca y había un tobogán enorme, llegaba hasta el último estante de la repisa más alta—Le contó él—Ojalá siga ahí.
—Que bonito sería ser millonario, yo iba a las resbaladillas del parque que estaban abolladas y cuando hacía calor te quemabas las piernas—Dijo ella y él rio.
—Se llaman toboganes—Le corrigió él.
—De donde vengo se llaman resbaladillas—Dijo ella rodando los ojos.
—Que lenguaje tan coloquial.
—Próximamente el estreno de El regreso del señor delicado—Habló Jackie con voz televisiva.
—Junto al estreno de La señora coloquial—Se defendió.
—Que grosero—Dijo ella.
—Que vulgar—Le dijo.
—¡Es lo mismo! —Rio ella—Basta, ¿ya casi llegamos?
—Sí, de hecho, ya se escucha el agua, unos cuantos metros más.
Llegaron en menos de tres minutos, era un bonito lugar, el río estaba ancho y largo y llevaba un poco de corriente, el agua estaba muy cristalina y con el calor que hacía daban muchas ganas de aventarte dentro.
Jackie metió la punta del pie al agua y suspiró, estaba fresca y se sentía genial. Las piedras redondas del fondo se veían muy lindas y parecía que había algunos pececitos muy pequeños, o tal vez eran renacuajos.
—El agua está excelente—Dijo Jackie girándose, pero no vio a Harry detrás de ella él y estaba del otro lado mirando el tronco del que le había hablado.
—El tronco está totalmente liso, el único problema es que tal vez no sea lo suficientemente ancho para tu gordura y puedas caerte—Bromeó él, porque el tronco era muy ancho y porque ella era muy delgada.
—A mí me sorprende que la tierra no se hunda cada vez que das un paso—Dijo ella—Me gustaría ser así de fuerte.
—Que graciosa, ven aquí, te puedes quitar la ropa para que no se moje—Dijo él con sonrisa maliciosa.
—No, gracias—Dijo ella yendo a donde estaba él—Así está bien.
—Primero las damas—Le dijo él.
—Ni loca, aviéntate tu primero.
Harry se deslizó y aunque se fue un poco de lado y casi se cae, logró llegar al agua salpicando todo alrededor.
—Casi sacas toda el agua del río con lo gordo que estás—Dijo ella.
—¡Jackie! —Gritó él.
—Ay, que delicado—Dijo ella riéndose.
—¡No, mira! —Dijo él emocionado—Veo algo brillante en el fondo, y creo que son pepitas de oro.
Jackie se resbaló sin querer y llegó al lado de Harry salpicándolo todo.
—¿Cómo? —Preguntó ella.
—Mira, necesito una corteza de árbol en forma de plato—Dijo él.
Cuando encontró una la sumergió imitando a las personas que él había visto en televisión cuando encontraban oro en los ríos. Sacó la corteza sin éxito. Luego volvió a intentar unas cuantas veces y tomó un poco de arena del suelo, una de las veces al sacar la corteza sacó solamente dos pepitas.
—Increíble—Dijo ella.
Intentaron unas cuantas veces más, era muy difícil porque eran muy pequeñas, pero al final solamente sacaron cuatro pepitas y se sentaron a la orilla del río.
—Que irónico que no podamos hacer nada con eso, aquí no lo puedes cambiar por dinero y son muy pequeñas para tallar algo—Dijo ella.
—Puedo hacerte unos aretes—Dijo él—¿Quién dijo que estando en una isla desierta no puedes estar glamurosa?
Ella rio: — Es asombroso el valor material que le damos a las cosas—Dijo Jackie.
—Le damos mucho valor a cosas que no son importantes—Dijo Harry—En lugar de valorar a tu familia y amigos.
—En eso tienes razón.
—Lo digo porque a mí me gustaba convivir con ellos, pero era muy cerrado por el hecho de que casi no me ponían atención, me daban lo que quisiera, pero no platicaban conmigo, por eso me gustaba estar conmigo mismo, no disfruté tanto el tiempo que tenía con ellos, y me arrepiento—Dijo él— Me acostumbré a estar solo y cuando llegué aquí me di cuenta que no era lo que quería, que eran caprichos míos.
—Nadie quiere estar solo de verdad, eso es una mentira—Dijo ella y él asintió.
—Extraño mucho a mis papás—Dijo Harry.
—Es normal extrañar tanto a alguien cuando te importa y lo quieres, y más con tus papás—Dijo Jackie—Yo los extraño también, y a Camila.
—Lamento mucho aún lo de Camila—Dijo Harry.
—Está bien, estoy tratando de superarlo, aunque obviamente tengo muchos recuerdos con ella, era mi mejor amiga, y es muy difícil superar el hecho de que perdiste a alguien con quien compartías y querías tanto, es el peor sentimiento del mundo—Dijo ella.
—Sé cómo te sientes, me pasó con Evangeline—Le respondió él— Me sorprende cómo pueden cambiar las cosas tan drásticamente, todo va tan bien y de pronto... ¡bum!, todo se cae.
—Lo sé, es un sentimiento muy malo, pero creo en lo que dicen, que todo pasa por algo, que todo tiene un propósito... no creo en las coincidencias—Murmuró Jackie y Harry asintió, se quedaron un momento en silencio.
—¿Y crees en los ovnis? —Preguntó Harry con una sonrisa para alivianar el ambiente.
—Creo que hay vida en otra parte del universo, pero no creo en cómo los describen—Dijo ella riendo—El universo es inmenso y sé que hay vida, y si no la hubiese, entonces sería un desperdicio de espacio.
—Muy bien, pues a mí me gustaría que llegara un ovni aquí y nos rescatara—Dijo él y ella rio—Así creería más en ellos.
—¿Sabes qué más creo?
—¿Qué? —Preguntó él.
—Que me gusta estar contigo y hablar de temas raros—Dijo ella—Que de verdad no existen las coincidencias.
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