I
Y allí estabas. Sentada bajo la sombra de tu árbol favorito, un enorme árbol de manzanas que había en el patio de tu casa. Estabas sola, sola y triste. Siempre hacías eso cuando lo estabas, siempre te sentabas y mirabas el cielo, te perdías en él, como si con ello lograras escapar de los problemas que te consumían.
Marina, ¿qué te hacía pensar que la soledad te ayudaría? ¿Creías que encontrarías las respuestas en la profundidad del cielo? ¿Sabías que no huías sólo de los demás sino de ti misma?
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