Capítulo 13


Ah, hace dos años, cuando nuestros protagonistas eran más jóvenes, ocurrieron los hechos que provocaron la división de aquella familia y grupo de amigos. ¿Quieres saber que pasó?

Ahí va.

Elizabeth llegó a la vida de los Yami como un flechazo, no solo para Meliodas; Zeldris, quien apenas tenía catorce años, quedó prendado de su belleza. Era el típico amor imposible de un adolescente. Ella era mayor, linda, tierna, bien dotada, lo trataba con mucho cariño y aprecio. En fin, él se vio deslumbrado por la cegante luz de Liones. Así que, como todo hermano menor que se respete, salió corriendo a contarle a Meliodas, su ejemplo a seguir, quien en su primer año en preparatoria ya era el centro de atención, el de mejores notas, la estrella del equipo de fútbol, inclusive tenía su club de amigos a los que apodaba "Los siete Pecados". En fin, el pelinegro le habló de su situación y de como se sentía,  y el rubio juró ayudarlo a conquistar a su compañera de clases.

Lo que Zeldris no sabía, es que Elizabeth siempre tenía una sonrisa para él porque estaba enamorada de su hermano mayor. Así que, con muchas vueltas y estrategias, logró metérsele por los ojos a Meliodas. Tampoco es que se le pueda culpar a la pobre, era una chica luchando por lo que quería y tampoco era consciente de que los hermanos disputaban por ella.

Meliodas comenzó a salir con Elizabeth a escondidas, temeroso de que Zeldris los descubriera; pero al final, como debe ser, la verdad salió a la luz.

A partir de entonces Zeldris cerró las puertas de su habitación y su confianza por Meliodas fue desechada a la basura. Llorando en las noches en el pecho de Haruka, el único lugar del mundo donde había encontrado consuelo.

Así que, aquí estamos, eso nos llevó a esto, el pasado nos trajo a este momento:

Meliodas tirado en el piso, consciente de que merecía aquello; Zeldris frenético, temeroso de perder a Haruka, y ella, ella lo único que quería era un poco de tranquilidad, que su abultado y doloroso corazón dejara de sufrir por un amor que no se haría realidad.

—Llévatela, como lo hiciste con Elizabeth —dijo ente dientes, formando puños con sus manos.

—No quiero llevármela —contestó el rubio, limpiando la sangre que descendía de su boca —¡Quiero que ella elija venir conmigo! Eso fue lo que hizo Elizabeth, no me culpes.

—¿¡Me quieres decir que fue mi culpa por no saber conquistarla?! —exclamó anonadado, jalando algunos mechones de cabellos. Estaba arto, arto de todo aquello.

—¡No fue culpa de nadie! —gritó de vuelta el mayor, ganándose la punzante mirada de su hermano —. Ella no sabía que tu la amabas, yo no escogí enamorarme, tú claramente no notaste que me gustaba y Haruka no tiene que pasar por esto.

—No la metas en esto o te parto la cara —marculló con ira. Ahora mismo era un volcán activo, esperando el momento indicado para hacer erupción.

—Tu la metiste en esto, tu la arrastraste a nuestros problemas. ¿Recuerdas? —preguntó cínico —"No le hables" "Es un traidor" "Vamos, Haru".

—Voy a matarte —siseó dispuesto a lanzarse sobre él, para continuar golpeándolo.

Afortunadamente, Haruka reaccionó en ese momento. Se había mantenido estática, sin saber que hacer, porque aunque amaba a Zeldris con todas sus fuerzas no sabía de parte de quién estar. Los dos tenían su pizca de razón y un mundo de equivocados, si tan solo ellos pudieran ver lo que ella si puede. Meliodas había sido un idiota en toda regla, un carbón de primera, pero claro, no es como si él hubiera querido traicionar a su hermano, cuando uno está enamorado hace locuras, y somos humanos ¡Carajo! Tenemos derecho a cometer errores. Zeldris tenía todo el derecho del mundo a estar enfadado, pero hasta ahí, su hermano intentó disculparse, acercarse a él de forma indirecta, pero el más terco de los hermanos se negaba a aquello.

Tuvo que moverse, Haruka tuvo que moverse en ese segundo, si no lo hacía ya no habría vuelta atrás.

—¡Ustedes dos ya paren! —exigió, habló tan fuerte que su garganta se raspó al hacerlo.

Los dos hermanos clavaron su vista en ella, esperando que continuara. El sol poco a poco se había ocultado, dejando paso a la oscuridad de la noche.

—¿Por qué no pueden crecer de una maldita vez? —lloró, Haruka estaba llorando. Trataba de mantenerse en pie agarrando su estómago, estaba tan cansada de esa situación —. Los recuerdo, los recuerdo perfectamente antes de que Elizabeth llegara. Ustedes eran inseparables. Zeldris —lo miró —, admirabas tanto a tu hermano, corrías tras su espalda con tanta esperanza de poder alcanzarlo que no te dabas cuanta de que él siempre estuvo protegiéndote. Meliodas —se giró hacia él —vivías tu día a día intentando superarte, queriendo ser un buen ejemplo para Zeldris. Odio verlos así.

Silecio, después de esas palabras gobernó el silencio.

Ninguno sabía que decir y admitieron perfectamente que se estaban comportando como niños. El código de hermanos impedía discutir por una mujer, y eso era lo único que hacían últimamente. ¿Y si era momento de avanzar de una vez? ¿Y si tocaba aceptar que habían estado equivocados? ¿Y si ya era hora de salvar lo poco que les quedaba de hermandad?

Molestaba admitir un error, en especial para un par tan orgulloso como aquel, pero mucho más molestaba ver a Haruka así sabiendo que eran los culpables. Ella les hacía ver qué sus decisiones no fueron las más maduras y terminaron hiriendo a todos a su alrededor, ese era el resultado del odio constante que estuvieron cosechando durante dos años: la chica que amaban lloraba decesperadamente ante sus ojos.

Zeldris le tendió la mano a Meliodas. Era demasiado pronto para decir que lo perdonaba, pero tal vez, dentro de un tiempo, con mucho esfuerzo, pudiera ser capaz.

Meliodas tomó la mano de Zeldris, sabía que tenía muchas acciones que enmendar y su pasado siempre los atormentaría, pero había esperanza.

Podrían intentar comenzar de cero y ganarse lentamente la confianza del otro. Después de todo, la hermandad consiste en perdonar todo, porque cuando no haya nadie y todos se hayan ido, solo se tendrán uno al otro.

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Palabras del autor:

Es que son muy tercos y les hacía falta ver a alguien que amaban sufriendo para entender que se habían equivocados >_<

No puedo creer que vaya a decir esto: pero no odien a Elizabeth. Ella es una de las víctimas de la historia. Estaba enamorada de Meliodas y no sabía que Zeldris sentía eso por ella, sufrió mucho cuando el cabrón de Meliodas la dejo por Haruka.

Dos capítulos para el final, hermosas.

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Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

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