Capítulo 11

Haruka bebía su jugo tranquila, ignorando las palabras de su mejor amigo, quien trataba decesperadamente ganar su atención. La chica se encontraba sentada en una de las mesas de la cafetería del instituto, cruzada de piernas, con los ojos cerrados, a cada palabra de Zeldris ella solo respondía con un sonido de reproche.

El pelinegro le daba vueltas al cuerpo de la castaña buscando encontrar su mirada, ella había estado huyendo de sus orbes esmeraldas, haciendo como si él no existiera, como si de una molesta mosca se tratara.

—Haru, perdóname —solicitó por décimo quinta vez.

Había arruinado el proyecto por su torpeza. Afortunadamente, Ludociel les dió el aprobado porque habían realizado la maqueta; sin embargo, un aprobado no era lo mismo que un sobresaliente, y ellos no estuvieron todo el domingo trabajando para una nota tan mediocre. De aquello habían pasado dos días, en los cuales, la protagonista se había dedicado a fingir estar enfadada con su mejor amigo.

—Lo voy a hacer solo porque me tienes arta —dijo, depositando su caja de jugo sobre la mesa.

—Gracias —suspiró aliviado, dejando caer todo su peso en la silla al lado de la muchacha —, pensaba que tendría que invitarte a otro helado.

Haruka abrió sus ojos de par en par y se golpeó su frente, aceptando su estupidez.

—Tenía que haberte dejado rogar un poco más —farfulló para sí misma.

—Ya no puedes retractarte por perdonarme —siseó orgulloso Zeldris, con aires de superioridad.

—No tengo por que hacerlo —le sacó la lengua —, pronto volverás a equivocarte, como de costumbre, y tendrás que rogar y rogar, pero yo solo cederé cuando me ofrezcas un helado de vainilla.

—Eres una mujer muy calculadora —comentó —¿no quieres un fruto formado en los racimos de la vid? —cuestinó, llevándose una uva a la boca y capturándola entre sus dientes, para hacerla visible a la joven.

—Prueba dentro de veinte años más —lo empujó, soltando una carcajada.

—Ya no son cien.

Zeldris se dejó y rio igual. Aunque lo tomaban en broma, los dos se morían por probar los labios del otro, uno no lo aceptaba porque no quería perderla, y la otra no lo hacía por temor a no ser correspondida. A pesar de aquello, los jóvenes han sido capaces de poner sus sentimientos de lado para continuar aquella amistad, porque al parecer, lo más importante para el otro, son ellos mismos.

—¡Chicos! —exclamó otra fémina, antes de colocarse junto a ellos, traía entre sus manos un cartel.

—Diane —nombró Haruka, dedicándole una cálida bienvenida.

—Mejor amiga del traidor —dijo Zeldris, ganádose un codazo por parte de la de orbes cafés.

—Ese helado —le susurró.

—¿Ya saben con quién irán al baile de fin de año? —inquirió la otra castaña, extendiéndoles lo que parecía ser un anuncio promocional del mismo. Al parecer no le daba tanta importancia a la aparente guerra que tenían los dos hermanos Yami.

—Todavía no —negó Haruka, tomando lo que se le ofreció entre sus menudas manos.

—Deberías apresurarte, dos semanas parecen mucho pero en realidad es poco —le sugirió sincera y emocionada, segundos después se giró hacia Zeldris —. ¿Tú con quién irás, Zel Zel?

El mencionado bufó —. Todavía no me decido.

—Es que el niño chasquea los dedos y ya tiene una fila de chicas suspirando y rogando por su compañía para el baile —escupió su mejor amiga, observando el cartel.

—No tenías que ser tan sarcástica, amor —pidió haciendo lo mismo.

.
.
.

Zeldris abrió su taquilla y no pareció sorprendido al encontrar una margarita en ella, acompañada de la carcaterística nota pequeña. Ese día no se le había entregado ninguna y la verdad la estuvo esperando toda la mañana, casi que había perdido la esperanza, pero su chica Margarita se empeñaba en entregarle su regalo de formas que ni el mismísimo FBI sería capaz de descubrir.

Tomó las dos cosas y las sacó del casillero para cerrarlo. Recostó su espalda al metal y suspiró continuas veces mirando la flor.

Haruka, que se encontraba al lado del varón, se vio envuelta en curiosidad al escucharlo de ese modo. Así que cerró también su taquilla, para observarlo mirar embelesado y prendido aquella curiosa margarita. Se colocó de la misma forma que él, haciendo que sus hombros chocaran, guardó silencio, esperando el momento en que él pelinegro decidiera abrir la nota para leerla. Ella sabía lo mucho que lo afectaba no saber de quién se trataba, quién era la dueña de semejantes acciones y cobardía.

Al final, después de tanto sonreirle al papel, Zeldris terminó por abrirlo.

"Dile adiós a tus dudas y así podrás enviarme una invitación a tu corazón".

Pequeñas frases, palabras tontas como esas eran las que revolvían todo en su interior. Lo hacía sentirse como en una montaña rusa de sensaciones. Lo primero que lo atacaba era la curiosidad, curiosidad por saber quién escribía tales cosas, lo segundo era la admiración, porque él jamás tendría el coraje para hacer algo parecido, y por último, un curioso deseo lo envolvía, uno de querer tocarla, de tenerla frente a él.

—Zel —llamó su mejor amiga. Se había embarcado tanto en sus pensamientos que había olvidado que ella estaba ahí —¿Qué es eso?

Apuntó a la parte de atrás de la nota. Cuando el mencionado la giró, pudo encontrar la palabra que más lo había emocionado hasta ahora, las letras que habían logrado detener su pulso.

"Encuéntrame".

Que solicitud más osada, ¿Acaso la chica no sabía que eso era lo que estaba tratando desde la primera margarita? Ahora tenía vía libre, ahora sabía que ella también quería sasear sus dudas y terminar con aquel ciclo.

Era momento de descubrir a su admiradora.

—Ya sé con quién iré a ese estúpido baile, Haru —le sonrió, ahora sí estaba motivado.

.
.
.

Palabras del autor:

Se nos acaba Margaret señoras. Se nos está acabando. Le pronóstico cuatro capítulos más, tal vez más, tal vez menos, no lo sabremos hasta que pase.

Tengan buenas noches y sigan haciendo teorías locas. Pista: lo que pasó entre Meliodas y Zeldris nadie lo imagina.

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas. ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top