capítulo 4.
En la mañana me desperté y no hace falta que les cuente lo de siempre, terminé corriendo como de costumbre, sería raro que no fuese así, ahora estoy en mi oficina revisando unos documentos, que ayer no pude terminar por culpa de Alek.
Por cierto, ayer luego de hablar un tiempo, él se fue, pensándolo bien, quizás podemos llegar a ser amigos, no sé, todo puede ser.
Él ahora no se encuentra aquí, ya qué aún no llegó y yo me estreso por que siento que estoy llegando tarde siempre.
Hablando de roma, la puerta es abierta y por ella aparece él con cara de "nada en esta vida me importa", si, así de expresiva.
-Buenas tardes, Vólkov.-le digo en cuánto entra.
-Ayer nos llevamos bien, ¿hoy vas a atacarme?-dice yendo a sentarse.
-No estoy atacando, estoy saludando.-me mira.
-Con ironía.-alzo los hombros.
-Te lo mereces por llegar tarde.-suspira.
Yo sigo con lo mío y él comienza a hacer no se qué, por que la verdad no se muy bien su función acá, pero en fin, él lo hace.
Oigo como tocan la puerta y respondo un pase, por ella entra Javier, frunzo el seño confundida.
-¿Javier? No tenía cita con vos hoy, ¿o si? No lo recuerdo.-el niega.
-Nono, tranquila, vengo a traerte la grafica de la semana.-asiento y me levanto.
Camino hacia él y tomo la gráfica, miro todos los porcentajes y frunzo el seño.
-¿A qué se debe ese descenso?-le pregunto.
-En esta semana no se han dedicado a vender, por lo tanto claramente iba a descender, pero eso se puede levantar fácilmente.-asiento.
-Vale, gracias Javier.-le sonrío y el me sonríe en respuesta.
-No hay de que Hay, nos vemos luego.-asiento y lo acompaño a la puerta.
En cuánto cierro la puerta Alek está viéndome con el seño fruncido.
-¿Qué?-le digo.
-¿Hay? ¿En serio?-escondo una sonrisa y asiento.
-Me parece lindo.-me mira horrorizado.
-Es el peor apodo que oí en la vida.
-Marcus aveces me llama así.-asiento.
-Por que es tu hermano, él es un empleado.
-Y tu eres mi socio y sin embargo de tomas el atrevimiento de también ponerme apodos.-niega.
-Es distinto.-me cruzo de brazos.
-¿Por qué es distinto?
-Por que tu y yo tuvimos algo.
-¿Qué te hace pensar que yo no tuve nada con él?-digo para después caminar hacia mi escritorio.
El sigue todos mis movimientos hasta que me siento, veo como vuelve la vista a lo que estaba haciendo y una sonrisa se hace presente en mis labios.
Me encanta hacerle saber que soy yo quién tiene el poder de hacerlo callar, qué nada de lo que él diga puede afectarme, amo ver como le afecta a él.
Siento movimiento alado y veo como se levanta pero no le presto atención, hasta que siento cómo está a mi lado.
-¿Qué se supone que haces?-le pregunto cuando veo que está mirándome.
El estira la mano hacia mi, y no sé por qué razón la acepto, él me atrae hacía el, haciendo que mi pecho choque con el suyo, posa su mano en mi mejilla y la acaricia, mientras que la otra está apretando mi cintura.
-Kukolka, ne delay etogo so mnoy, potomu chto ty menya ubʹyeshʹ.-dice en mi oído.
Siento cómo se me eriza todo el cuerpo, otra vez el ruso no, eso es jugar sucio.
-Odio cuando haces eso.-siento como su mano desciende hacia mi nalga y la aprieta.
-Sé que no, amas que lo haga.-deja un beso en mi cuello.
-Alek.-suspiro.
-Dime muñeca.-deja otro beso y su mano llega hasta el borde de la falda levantandola.
Mierda, me olvidé que iba a decirle.
-Estás jugando sucio, muy sucio.-el deja un beso en mi clavícula para después mirarme a los ojos.
-Y siempre podemos jugar más sucio.-sonríe.
Y a la mierda, eso bastó para que me lanzara a sus labios, él sonríe en medio del beso, por supuesto que sí, me alza y sube sobre el escritorio.
-¿Sabes? Siempre tuve la fantasía de hacerlo sobre un escritorio.-dice y río.
-Cállate antes de que me arrepienta.-sonríe y vuelve a besarme.
Levanta del todo mi falda y coloca sus manos sobre mis muslos, apretando ahí, yo desabrocho su camisa, para después quitársela.
Me separo de sus labios y miro el tatuaje, le sonrío y me acerco para besar sobre el tatuaje, el se estremece ante la sensación de mis labios sobre su piel, sigo el beso hacia arriba y vuelvo a besar sus labios.
Y toda nuestra burbuja se ve interrumpida por la maldita puerta, tiene que ser una maldita joda.
Él se aleja de mí y coloca su camisa, yo me bajo del escritorio suspirando para después arreglarme la falda, me arreglo el cabello y voy a abrir la puerta.
-Dime que tienes un buen motivo para venir.-le digo y este sonríe.
-No me jodas que acabo de cagarte un polvo.-lo miro irritada y el ríe.-Es el mejor día de mi vida.
-¿Vienes a eso? Si es así, ya te vas.-niega y entra sonriente a la oficina.
-¿Ves lo que se siente cuando tú cagabas los míos?-me cruzo de brazos.
-Habla o te vas.-se aguanta la risa y asiente.
-Hoy en la noche Emily pidió que vayas a casa, dice que tiene algo para contar.-frunzo el seño.
-¿Y por qué viniste tú? O mejor aún, ¿por qué no me lo mandaron por mensaje?-me mira incrédulo.-¿Qué?
-¿Será por qué tú nunca respondes un mensaje?-asiento.-Y vine yo, por qué mi mujer me gobierna, ajam, esa vaina me gusta.-canta y ruedo los ojos.
-Listo, puedes irte.-le digo.
-Qué fea eres, soy tu mejor amigo, casi hermano, deberías de atenderme mejor.-dice fingiendo dolor.
-A mi hermano si me hubiese cagado un polvo lo hubiese matado, agradece que no lo he hecho aún.-sonríe.
-Suerte Alek, ahora va a odiarte todo el día.-él frunce el seño.
-¿Por qué a mi?-pregunta él.
-Por que eres el único que va a estar aquí, y por los tiempos de ella no van a poder retomar en lo que estaban, así que suerte.-sonríe y sale.
-Él no hablaba en serio, ¿verdad?-lo miro mal.
-Esto claramente es tu culpa.-frunce el seño.
-¿Por qué mi culpa?-voy hacia el escritorio y tomo unos documentos.
-Por que tu comenzaste esto.-sonríe.
-Pero podemos continuar.-niego.
-Debo seguir trabajando.-voy hacia la puerta, pero antes de salir del todo miro hacia atrás.-Sabes dónde queda mi casa.-le digo y el sonríe.
¿Dije que podíamos ser amigos? Error, no podemos serlo, no cuando nos deseamos aún de esa forma.
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