capítulo 19.
Estoy sentada en mi escritorio mientras acaricio mi barriga, que poco a poco comienza a notarse, me causa un tanto de temor pero a la vez felicidad, voy a ser madre y es una completa locura.
He entrado en mi tercer mes de embarazo, aún sigo en mi departamento pero hay días en los que Alek se queda, y ya comencé terapia, también hay días en los que Alek se queda a hacer una clase de terapia de parejas, el cuál sale muy mal porque ambos salimos peor de lo que entramos. Mis pesadillas se han calmado, por suerte y digamos que ya tengo una vida normal, a excepción de que comenzó lo crudo del embarazo, los malestares.
Casi que ni comer puedo, todo lo devuelvo. Vivo con sueño, orinando, mis cambios de humores han aumentado y por supuesto quien se lleva la carga de todo eso es Alek, que se joda. Por embarazarme.
-Dime cómo está el lugar, para saber dónde pisar.-hablando de roma.
-Estoy bien, puedes pasar.-ruedo los ojos y este entra sonriente.
Toma asiento en la silla frente a mi escritorio y me mira.
-¿Viniste a verme sólo?
-No, y si.-lo miro expectante.-Vine a ver como estás, me dijo Alan que te vio salir corriendo nuevamente.
Bocón, bien le dije que no le dijera a Alek.
-Lo de siempre, tu hijo que nada de lo que cómo le cae bien.-una sonrisa se posa en sus labios.
Claro, ama oír de mi nombrar a nuestro hijo como suyo.
-Tienes ojeras, ¿has descansado?
-¿Vienes a molestar? Te vas.-suspira y se levanta. Creo que va a irse pero hace lo contrario, se acerca a mi y se arrodilla a mi lado.-¿Qué haces? No acepto, por las dudas.-sonríe.
-Ya has aceptado.-me recuerda.-Y no, no vengo a molestar muñeca, quiero saber que estás bien, que están bien.-acaricia mi barriga.
Eso hace que toda la molestia que llevaba se calme un poco, ¿por qué tiene que ser así? El poder que tiene sobre mi me molesta y mucho.
-He descansado, pero al parecer nunca es suficiente, no puedo estar todo el día durmiendo, tengo responsabilidades también.-coloca su mano en mi mejilla y cierro los ojos.
-Lo sé mi amor, pero tampoco debes forzarte, lo sabes.-abro los ojos y siento unas inmensas ganas de llorar.-Oh no, ¿qué he dicho ahora?
-Hace mucho no me decías así.-digo al borde del llanto y esté frunce el seño.
-Pero si te lo dije esta mañana.
-¿Y eso qué? ¿Sólo soy tu amor en las mañanas?-digo ya cabreada.
-Muñeca, te amo pero odio cuando te pones así.-alzo una ceja y enseguida se da cuenta de que cometió un error.-No, te amo todo el tiempo, constantemente, a cada rato, sin importar tu humor.-entrecierro los ojos.
-¿Cuánto?
-Un montón.-asiente.
-¿Tanto como para ir por helado?-suspira y asiente.
-Tanto como para recorrer cada heladería buscando tu helado de pistacho.-si, pobre.
-Bueno, ¿a qué esperas? Ve.-él se levanta de dónde estaba y yo le sonrío.
-Espero que por este helado haya recompensa.-deja un beso en mi frente y frunzo el seño.
-¿En la frente? Tienes que estar bromeando.-ahora él es quien sonríe y deja un beso en mis labios que yo me encargo de profundizar, este se separa un poco.
-¿Realmente quieres que vaya por el helado?-asiento.
-Ve.-este bufa y se encamina hasta la puerta.-No olvides que te amo cariño.-le sonrío y niega casi que divertido.
-No lo hago, también te amo preciosa.-termina de decir y sale de mi oficina.
Si, esto somos normalmente. ¿Parecemos un matrimonio? Si. ¿Lo somos? Si. ¿Vivimos como tal? No. ¿Nos amamos? Por supuesto.
Pero aún no estoy lista para darle ese si, porque desde mi punto de vista ya lo somos, pero él no lo sabe y tampoco quiero darle aún ese privilegio, tiene que sufrir un poco más, se lo merece.
Estoy completamente enamorada de Alek, y a esta altura dudo que pueda dejar de estarlo, y si tuviese que vivir esto con alguien estoy feliz de que sea con él, pero hay veces en las que siento que aún no lo perdoné del todo, si bien las heridas cerraron, y todo quedó atrás, hay algo que aún no cerró y es la desconfianza de qué en algún momento vuelva a hacerlo.
Sí, después con el tiempo lo entendí, lo hizo para protegerme, no quizás de la forma que debía, pero no encontró otra y quizás fue por eso que decidí perdonarlo, pero, ¿y si otra vez me miente y me deja? Ahora no soy sólo yo, somos dos.
Lo he tratado en terapia, dijo que es normal pero que ya es momento de sacar todos esos miedos e inseguridades, porque eso nunca nos va a permitir avanzar como pareja. En fin, estoy en eso.
-Jefecita.-Alan asoma la cabeza por la puerta precavido.
-¿Quieres morir?-este niega e ingresa a la oficina.
-Perdóname, tenía que decirle, sabes como se pone cuando no les contamos sobre tus incidentes.
-¿Tú sabes como me pongo yo cuando no me obedecen?-asiente.
-No haces nada, con el único que eres cruel es Alek.-alza los hombros.
Vale, tiene razón.
-Tienes razón, pero no se lo digas, sino vas a tener que soportar tu al dramático de mi marido.-esto último sale muy natural de mi boca y sin aviso.
Enseguida los labios de Alan se curvan hacia arriba.
-¡Has dicho marido!-niego.-¡Si, si lo has hecho! Si Alek oye esto se desmaya, en la vida creí oírte decir esa palabra, estoy shockeado.
-Oíste mal, muy mal.-niega y asiento.
-¿Por qué no lo aceptas? Está bien amar, y más si es correspondido. Disfruta la vida Hayley, vas a ser mamá, tienes a un hombre que además de estar buenísimo, te ama con locura, créeme cuando te lo digo, ha salido como un loco en busca de tu helado.-sonrío.-Hay personas que no tienen esto que hoy tú tienes, y sé que te lo mereces, has pasado muchas, por eso mismo te lo digo, disfruta, deja el miedo. Alek no va a irse, no está vez.-suspiro y ahí están otras vez las hormonas.-Oh joder, no llores. Esta vez Alek si va a matarme, anda cállate.-río por su idiotez.
-¿Sólo te preocupa tu muerte?
-Por supuesto, la última vez que te hice llorar tuve a tu marido casi que amenazandome de vida o muerte por haberte hecho llorar. Igual entre nos creo que fue porque gracias a mi tu te la agarraste con él.-sonrío.
Iba a replicar y por la puerta aparece Alek con una bolsa y el helado dentro. Sonrío y camino hacia él, este me mira y luego mira a Alan.
-¿En serio, otra vez?-le pregunta cansado. Dirije su mirada nuevamente a mí.-¿Estás bien?-tomo su rostro entre mis manos y lo beso.
Este parece confundido pero termina tomándome de la cintura, un carraspeo nos frena, sonrío y me recuesto contra su pecho mientras él me abraza.
-¿Ves? Todo gracias a mi, violento.-habla Alan ofendido.
-Si gracias, ahora vete.-le contesta Alek y Alan muy obediente le hace caso.
En cuanto Alan cerró la puerta Alek atacó mis labios nuevamente.
-No sé que pasó, pero lo agradezco porque pretendo hacerme mía nuevamente y aquí mismo.-sonrío antes de volver a besarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top