capítulo 17.
Cómo bien le dije a Alek, no era nada grave, simplemente debo descansar más, no sé cuando pueda hacerlo, pero debo hacerlo, ahora nos encontramos en su auto, él me está diciendo no sé qué, porque estoy ignorandolo, fingiendo que si lo estoy oyendo.
-Deja de hacer eso.-dice al voltearse para verme.
-¿Qué estoy haciendo?-digo fingiendo que no se de que habla.
-Eso, estas fingiendo que me estás oyendo, cuando no lo haces.-niego.
-Incapaz yo de hacer algo así.
-Entonces dime qué te estaba diciendo.-mierda.
-Emm.. hablabas de ¿mí?-rueda los ojos.
Okey, no, no hablaba de mí.
-Te estaba diciendo qué quizás lo mejor es que te quedes unos días conmigo.-niego.
-No, no pienso aceptar esa locura.
-Piénsalo, tienes que descansar, ya lo oíste, y no creo que vayas a hacerlo.
-¿Qué te hace pensar que en tú casa lo haré?-encarno una ceja.
-Qué por lo menos voy a estar ahí cuando te despiertes en la madrugada.-niego y él vuelve su vista al frente.-Inténtalo aunque sea una noche.
¿Qué pierdo por intentar?
La dignidad.
Vaya consciencia, si, tiene razón, pero es sólo una vez, si no funciona vuelvo a mi casa, ¿no?
-Está bien, sólo hoy, mañana vuelvo a mi departamento.-veo como asoma una sonrisa y asiente.
Y así es cómo él me llevó hasta su departamento, uno que no conocía hasta el momento, a decir verdad tampoco esperaba conocerlo.
-¿Y bien?-dice este cerrando la puerta.
-Está muy bien para ser tuyo.-lo miro y sonrío.
-Vale, tomaré eso cómo un cumplido.
Lo ignoro y me dedico a recorrer su sala, siento cómo que estoy invadiendo su privacidad, y no me gusta tanto.
-¿Estás seguro de esto?-lo miro y este asiente.
-Sí, deja de preocuparte, esa no es la idea, la idea es que te relajes.
Tomo asiento en el sofá y lo miro.
-¿Sabes? Estoy considerando la idea de ver a Fernando. -este me sonríe.
-Eso es estupendo.
-¿No te causa celos que vaya a estar en un consultorio a solas con mi ex?-el frunce el seño.
-No lo había pensado de esa forma.-mira hacia otro lado pensando.-Mejor podemos buscar otro terapeuta, mujer en lo posible.-sonrío.
Sé que lo está diciendo para joder, y para poder distraerme a mí.
-¿Y si me van las mujeres?-alzo una ceja.
-Pues yo seré tu terapeuta.
-¿Tú que sabes?
-Nada realmente, pero puedo hacer un curso por internet, de esos que solo duran una semana y sales hecho un profesional.-asiento.
-¿Hablas de eso en los que pagas por un título falso?
-Exactamente esos, ¿quieres?-río y asiento.
-Sería genial.-él se acerca hasta el sofá y también toma asiento.
-Perdóname.-dice y frunzo el seño.
-¿Ahora por qué?-suspira.
-Por todo, he sido un capullo, realmente lo he sido, desde siempre, quizás mi hermana tenga razón, cuánto más me quiere alguien más lo lastimo, yo no quería eso para vos, pero tampoco podía alejarme de vos, no puedo hacerlo. Pero al parecer nunca supe quererte como lo merecías.-lo interrumpo.
-Espera, ya viví esto con vos, me dices todo esto para después irte, lo usas como una despedida, usas la excusa de que no sabes quererme bien y te vas.-sonríe.
-Si que he sido un capullo. Pero no, está vez no es así, está vez lo hago para cambiar realmente, estoy admitiendo quién soy frente a la única persona con la que realmente puedo ser yo, con la única que no tengo miedo de demostrar algún temor, Hayley, hace mucho tiempo me di cuenta que mi único mayor temor es no tenerte, y joder, vivir sin ti es vivir en una agonía.
-¿A dónde vamos con todo esto Alek?
-A qué no te merezco, a qué te mereces a alguien mejor, pero no puedo dejarte, ya no, así que quiero mejorar para ser ese alguien que te merezca, porque me mata la idea de imaginarte con alguien más.-se acerca y acaricia mi mejilla.-Te amo, y por todo lo que siento por ti, quiero mejorar, para ti, para nuestro hijo.-sonrío.-Y perdón, sé que he sido un capullo durante toda mi vida, yo creía que vivir así estaba bien, pero cuando te vi llorar por mi, cuando te vi hundida por mí, entendí que no, que yo podía ser un capullo, pero no con vos. Y si, sé que reaccioné mal ante la noticia, y no sabes cuánto lo lamento, porque no, no dudo que sea mío, perdóname.
-¿Tú estas diciendo todo esto para llevarme a la cama?-sonríe.
-¿Ha funcionado?
-Vas bastante bien, quizás tengas que esforzarte más.
-¿Quieres darte un baño?
-Me encantaría pero no traje nada que ponerme, por si no recuerdas me trajiste directo hasta aquí.-asiente.
-Puedes usar algo mío, no tengo problema.
-En ese caso si, voy a darme un baño.
Él se levanta y lo sigo hasta la habitación, al ingresar también veo todo ordenado, se nota que ha cambiado en ese aspecto, si bien nunca fue desordenado, antes era un poco desinteresado por dejar las cosas en su lugar.
-Aquí, esto te irá bien.-miro lo que me ofrece y lo miro a él.
-¿Bien? Bien grande.
-Sólo un poco, sé que en el fondo te gusta usar mi ropa.-ruedo los ojos.
Él me guía hasta el baño y luego sale, supuestamente va a cocinar, un tanto de miedo da eso, pero a la vez sé que antes cocinaba bien.
En el baño hay miles de productos, todos de él, veo las toallas que estas colgadas, esto es de no creer, niego y comienzo a quitarme la ropa quedando así sólo en ropa interior, me veo en el espejo que está frente a mi, bajo la mirada hasta mi estómago y aún no hay rastros, pero sonrío.
Abro la ducha y espero a qué el agua esté en su punto exacto, me deshago de mi ropa interior e ingreso a la ducha, dejo que el agua caiga sobre mí, cierro los ojos disfrutándolo.
Cojo el shampoo y me pongo un poco para después lavar mi cabello, al igual que con el acondicionador, luego paso el jabón por mi cuerpo, sintiendo un alivio, no sabía que necesitaba esto, dejo que el agua siga cayendo, y a la misma vez siento el aroma que ahora tengo, a él.
-Muñeca, ¿está todo bien?-oigo a Alek desde afuera.
Ruedo los ojos, que insoportable, ni ducharse en paz se puede con este hombre cerca.
Cierro la ducha y me coloco una toalla en el cabello y otra al rededor de mi cuerpo, abro la puerta y allí está él.
-Eres muy insoportable, ¿lo sabes?-paso por su lado y voy hasta la cama, dónde está la ropa.
-Quería asegurarme de qué estuvieras bien.-giro la cabeza para verlo.
-Lo estoy.-vuelvo la vista al frente y me deshago de la toalla que envuelve mi cuerpo.
Tomo el boxer que Alek me dejó y me lo coloco, luego tomo la camisa y también me lo coloco.
-¿Qué hiciste de comer?-le hablo pero no responde.
Giro el rostro extrañada y él tiene la vista aún en mi cuerpo, sonrío.
-Alek.-digo y él me mira.
-¿Qué?-pregunta confundido.
-¿Qué se supone que mirabas?-alzo una ceja.
-Lo cruel que eres.-río.
-¿Qué hiciste de comer?-sonríe.
-Va a gustarte.-dice para después salir.
Alzo ambas cejas y lo sigo.
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