capítulo 15.
¿Casados?, ¿siete años? Esto es imposible, si yo me hubiese casado con este individuo lo recordaría, ¿no?
-Javier, esto tiene que ser un gran error.-niega.
-Hayley, esto está firmado por un juez y por ustedes dos.
-Es que es imposible, ¿por qué esto recién sale?
-Esto siempre estuvo, lo único es que tú nunca tuviste que ir a hacer nada al registro y jamás tuviste qué completar nada con respecto a ello.-suspiro.
-Pero de alguna manera tuvo que salir antes en algo, son siete años Javier.
-Al parecer siempre formulaste como la señora Vólkov, sólo que nunca nadie te dijo así, ya que nunca te veían con él y tu jamás pediste ser llamada así.-paso mis manos por el rostro frustrada.
-¿Tú tienes algo que ver con esto?-miro a Alek y este me mira aterrado.
-Estoy igual de sorprendido que tú, te lo juro.-ruedo los ojos y vuelvo mi vista a Javier.
-¿Puedes averiguar más sobre el tema?-asiente.-Gracias.
-No hay de qué, cualquier cosa estaré avisando.-asiento y esté sale.
-Alan, por favor, déjanos a solas.-Alek niega con la cabeza hacia Alan y este ríe para después salir.
Giro mi rostro lentamente hacia él, veo como traga saliva.
-¿Qué sabes tú?
-Esta vez no tengo la culpa, recién me estoy enterando que estoy casado hace siete años.-lo examino con los ojos y sé que no está mintiendo.
-Entonces no entiendo, ¿cuándo fue? Teníamos que haber estado alcoholizados.-y mi mente hace click.-El día de la fiesta.-frunce el seño.
-¿Qué fiesta?, ¿estás hablando de la fiesta en la vos y yo terminamos juntos en una cama?-dice con una sonrisa.
-Si Alek, esa fiesta.
-Imposible, yo no estaba alcoholizado, recuerdo todo lo de esa noche y te aseguro que no nos casamos.-bufo.
-No lo entiendo, ¿tú toda la vida vas a darme problemas? No te bastaba con que llevara un hijo tuyo, que ahora resulta que soy tu esposa, lo que me faltaba.-sonríe.-Guarda esos dientes si no quieres que te los baje.
-Es que me es imposible no sonreír cuando mencionas el hecho de que llevas un hijo mío y el "tu esposa", puedes repetirlo todas las veces que quieras.
-Alek, has algo bueno por la humanidad y desaparece.-se cruza de brazos y me mira.
-No, y de hecho ya que estamos aquí, vamos a hablar de un par de cosas.-rebusco en mi escritorio y saco mi golosinas.
-Habla.-le digo mientras llevo una gomita a mi boca.
-¿Has sacado fecha para alguna consulta?
-¿Qué te importa?
-Vale, voy a ir con vos.-niego.
-No, es mi hijo.
-Y mío, tú misma lo has dicho esposa.-le tiro un caramelo por la cabeza.-Eso dolió.
-No me llames así.
-Pero si es lo que eres según el registro civil.
-Te puedo asegurar que en cuánto pueda resolver todo, voy a pedir el maldito divorcio.-acerco mi rostro hacia el.
-Y yo te puedo asegurar que no voy a dártelo.-el también acerca su rostro.
-Tú no harías eso.-sonríe.
-Pruebame.-alejo mi rostro y sigo comiendo.
Él se queda sentado en su lugar mirándome, ¿que espera?, ¿qué le de? Que esperanza.
-Ya puedes irte.-pero el me ignora olímpicamente.
-¿Has tenido algún síntoma?-asiento.
-Si, le tengo rechazo a los Alek, ¿cuánto crees que duré este síntoma?-ríe.
-Mira que ingeniosa que estás.-asiento.
-Siempre lo fui, no sé que te sorprende.
-No lo hace.
Y la puerta es abierta por un Rodolfo casi desquiciado, ¿qué le pasa?
-Maldita hija de la chingada.-¿por qué habla así?-¿No pensabas decirme nada?
-Hola para ti también, ¿de que hablas?
-De eso.-señala para lo que yo creo, las golosinas.
-Bueno perdón, pero todos saben que tengo golosinas siempre acá guardadas.
-Cariño, no se refiere a eso.-miro a Alek con mi mejor cara.
-No me llames así.-vuelvo mi vista a Rodolfo. -¿Hablas del embarazo?
-Por supuesto, ¿acaso no pensabas decirme?
-¿Qué? Por supuesto que sí, no he tenido la oportunidad, me enteré hace poco y he estado aquí, iba a contarlo para todos en una cena, quería que Antonio e Isabel también lo supieran.-dejo las gomitas sobre el escritorio y me levanto para acercarme a él.
-¿Me lo juras?-sonrío y asiento.
-¿Cómo no voy a contarte a vos? Por el amor de dios.-lo abrazo.
El pasa las manos por mi espalda y me atrae más hacia él, cierro los ojos mientras disfruto su abrazo, siempre viene bien una dosis de abrazos de él.
-¿Estás bien? Estuviste más de cinco segundos en un abrazo.-sonrío.
-Cállate y déjame disfrutarlo.-estoy unos segundos más abrazandolo y luego me separo, él tiene una sonrisa.
-Va a hacerte muy bien esto.
-Espero.
-¿Y se supone que el es el padre?-señala a Alek y este asiente con una sonrisa.
-Desgraciadamente, no fui muy buena eligiendo padre para mi hijo.-él niega.
-Muy mal, de todos te quedaste con el peor.-sonrío porque sé que Alek no está viéndome, ya que estoy de espaldas a él.
-Los estoy oyendo.-dice el recién nombrado.
-Lo sabemos.-le respondo.
-Bueno, debo irme ahora, sólo pasaba a eso y de paso saber como estabas, aunque me dijiste que estás bien, veo rastros de ojeras, descansa Hayley, te lo pido por favor.-suspiro y asiento.
-Si papá.-el sonríe.
-Chau capitana.-deja un beso en mi frente.-Chau padre del niño.-saluda a Alek y este lo mira mal.
Rodolfo ríe para después irse, me quedo observando por unos segundos la puerta, un bostezo involuntario sale de mi cuerpo, mierda, necesito dormir.
-Él tiene razón.-dice y lo miro.
-¿En qué?, ¿qué me quedé con el peor?-niega.
-Tienes que descansar.
-Me encantaría hacerlo, pero al parecer la noche no sé me da tan bien, siempre que intento dormir una pesadilla me despierta.
-¿Has pensado en ir a terapia o algo de eso?
-¿Otra vez? Creo que así estoy bien.-niega.
-No está bien que no descanses.
-No te metas Alek, ¿sí? No estás en el derecho de decidir que está bien y que no.
-Lo digo por tu bien.-asiento.
-Yo sé lo que es bueno para mi, y justamente tú no, así que ya puedes ir retirando tu cuerpo de mi oficina.-me mira por unos segundos y se levanta.
-Llámame por cualquier cosa.-asiento.
Él camina hacia la puerta para después salir por ella.
Realmente se empeña en estar constantemente en mí vida.
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