capítulo 12.
Logré despertar a Alek con ayuda de Alan, este último salió y nos dejó para que pudiésemos continuar la charla, ahora me encuentro en mi lugar, aún viéndolo, esperando a que diga algo.
-¿No vas a decir nada?-digo impaciente.
El me mira durante unos segundos y asiente.
-¿De quién es?-frunzo el seño.
-¿Estás jugando conmigo?-niega.
-No, yo no sé con quién estuviste antes de mi, y durante mucho menos.-muerdo mi mejilla interna.
-¿Realmente estás preguntándome esto?-asiente.-¿Tienes idea lo que a mi me costó juntar el valor para poder contarte esto? Y tú me dices esto.-el deja los labios en una línea recta.
-No tengo más que decirte Hayley, yo no puedo estar seguro de que sea mío.-asiento con un nudo en la garganta.
-Sal.-señalo la puerta, él me mira.-Vete a la mierda.
Él se levanta lentamente y queda de pie viéndome.
-Lo siento.-dice y vuelvo a señalar la puerta.
Él sale y escondo mi rostro en las manos, suspiro, para luego subir las manos hasta el pelo frustrada.
Hago un rodete en mi cabello y me levanto, camino hasta el ventanal dónde puedo ver a los niños jugando en el parque.
-No sé si estoy lista.-digo en alto.
Miro hacia mi escritorio, camino hacia él y tomo mis cosas para después salir, voy rumbo a la oficina de Alan.
-Dile a Alek qué queda a cargo.-él alza la mirada y asiente.
Le sonrío apenas y sigo mi camino hacia el ascensor, allí marco el primer piso y espero a llegar.
Cuánto odio los ascensores, demoras más en uno de estos que usando las escaleras, además de que te sientes ahogada.
En cuánto oigo el sonido que indica la llegada del ascensor y las puertas se abren, salgo lo más rápido posible, me dirijo hacia afuera de la editorial y luego hacia el estacionamiento.
En cuánto llego, subo a mi auto y lo enciendo, coloco un poco de música y abro las ventanillas, así puede entrar un poco de aire, va a ser un camino un tanto complicado.
Primero tuve que hacer una parada, para poder comprar algo.
-¿Las blancas señorita?-asiento.
Ella me las entrega y le doy el dinero, agradezco y salgo.
Subo nuevamente al auto, abrocho mi cinturón y me pongo en marcha luego de un suspiro.
Sentí que el camino fue eterno, hace mucho tiempo no vengo, hace quizás dos años, sino más, suelo venir cuando estoy mal o cuando tengo una recaída, ah, y en sus fechas, pero hace dos años que no lo hago, deben odiarme.
Al llegar camino lentamente hasta donde están, me agacho frente a ellos y suspiro.
-Traje claveles blancos, sé que no eran sus favoritos, hubiesen preferido las rosas, pero no encontré, espero que igual les guste.-dejo los claveles sobre sus lápidas.-Deben odiarme, ¿no? Hace mucho tiempo que no vengo, todo sigue igual, seguramente sea Marcus quién arregle todo cada vez que viene.-sonrío apenas.-Tengo que contarles algo, una noticia que a vos mamá, seguramente te hubiese encantado, y a ti papá, te hubiese puesto de los pelos.-río recordando como era conmigo.-Hoy me enteré que estoy embarazada, otra vez. Realmente es una noticia que no pude recibir bien, no cuando no se que hacer, no supe cuidar a uno, ¿cómo voy a saber hacerlo ahora?-hablo con un nudo en la garganta.-Mamá, te necesito acá, tú sabrías que decirme para calmar esta angustia, tú me ayudarías con todo, si bien me diste todas las herramientas que se necesitan para ser una buena madre, no sé como hacerlo, no creo poder hacerlo.-una lágrima rebelde baja por mi mejilla.
-Si puedes, puedes con esto y con mucho más, eres una Miller.-hablan a mis espaldas, doy la vuelta y allí está sonriendo.
-¿Qué haces aquí?-el se acerca a mi.
-Supuse que estarías aquí, después de todo este es tu refugio cuando estás agobiada.-se coloca a mi lado.-Emma me contó lo de tu embarazo, fui a buscarte a la editorial, Alan me contó que te vio salir bastante angustiada, enseguida supe que ibas a estar aquí.-lo miro.
-¿Me abrazas?-hablo apenas, el sonríe y me acerca a él para poder abrazarme.
-Si puedes Hayley, tienes la oportunidad de ser madre, la vida te está dando nuevamente la oportunidad, aprovéchala, ya la perdiste una vez, no lo hagas ahora.-me separo y lo miro.
-Exacto, la perdí y por mi culpa, ¿como puedo saber que no voy a volver a matarlo?
-¿Qué dices? Tú no lo sabías, no fuiste la culpable de lo que pasó, la única culpa que puedes cargar es la de haber arruinado de esa manera de tu vida, y tú no quieres volver a eso, lo sé, así que no vuelvas al pasado.-muerdo mi labio inferior.
-No sé si puedo hacerlo, no sé si estoy lista para ser madre.-el acaricia mi mejilla.
-Pequeña, uno nunca está listo para ser padre, yo no lo estaba, con el tiempo aprendí y hasta el día de hoy sigo aprendiendo, ellos son tus maestros, el ser padre es una de las carreras más difíciles de la vida, y todos los días estás aprendiendo algo y es gracias a ellos, nosotros no les enseñamos casi nada, son ellos.
-Es distinto, Emma te tenía a ti, y tú a ella, yo estoy sola en esto.-hago uno mueca.
-No estas sola, yo estoy con vos, como siempre, te prometí hace muchos años jamás dejarte sola y esto también es parte de la promesa, estoy con vos.
-¿Y si me equivoco?-sonríe.
-Yo también me he equivocado, y aprendí de eso, va a ser un niño sano, siempre y cuando tú lo estés, si tu estás mal, él lo siente, este niño necesita una mamá segura y feliz, como siempre lo has sido.-le sonrío.
-Ellos estarían muy orgullosos de vos, ¿sabes? Te has convertido en un excelente padre, marido, hermano y hombre, gracias por todo Marcus.-sonríe y deja un beso en mi frente.
-De ti también, has pasado tantas, que todo eso te ha vuelto tan fuerte, has logrado tantas cosas tu sola, ¿y le tienes miedo a esto? Nada es imposible para ti, lo llevas en la sangre, eres hija de la leyenda.-río.-Te amo, pequeña.
-Y yo a ti, grandulon.-sonríe.
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