Especial de Halloween
Entre el cielo y el infierno.
Dos reinos hermanos que se complementan el uno al otro, el reino oscuro de Gotham donde sus habitantes eran los más temibles, crueles y corruptos demonios de la noche...un lugar que despedía un olor a muerte.
Este era opacado casi todo el tiempo por su vecino...el reino de Metrópolis, un lugar de vida y luz, allí habitaban las criaturas más puras de la creación: Ángeles. Cualquiera que entrara en su territorio era bendecido por su luz...era purgado de todo pecado.
Entonces ¿que pasaba cuando ambos reinos se unían en su sagrada celebración?
Muchos rumores afirman que solo es una excusa para conocer los territorios ajenos y lograr encontrar una debilidad con el fin de eliminar a la raza contraria...pues no era secreto que ambos reinos se odiaban; ignorando el hecho de que se necesitaban mutuamente.
Sin embargo...no todos son iguales, ese año en particular, Bruce Wayne; el demonio más poderoso de toda Gotham finalmente había decidido declarar sus intenciones ante aquel ser de luz que lo tenía hechizado.
Era ridículo que su primer hijo desposara a un ángel que conoció no hace más de seis siglos, y él no podía ser honesto con alguien que conocía desde que tenía memoria. Otro detalle que le impedía ser abierto con dicho ser y la razón por la que no había asistido a la ceremonia en varios años...
El nacimiento de su heredero...un pequeño demonio que sin lugar a dudas sería igual o más poderoso de lo que él era, a pesar de ser un adolescente aparentaba ser un niño de apenas diez años; sin embargo eso no era problema para la envidiable belleza de la cual era portador.
— Padre ¿estás bien? —le pregunto parandose a su lado—luces...nervioso —solto luego de analizar a su progenitor.
— Así es Damian —afirmo suspirando, alejándose del ventanal que le daba una clara vista de su reino.
— ¿Es por qué está noche verás a ese Ángel? —cuestiono sin ocultar los celos que nacían de su interior.
— Clark es el alma gemela de Bruce, Dami —comento Dick entrando a la habitación.
Dick Grayson era un precioso ángel que había sido desposado por Jason Todd, el hermano mayor de Damian. El menor aún no entendía que era lo que le miraba al baboso de Todd; pues ese vago no valía nada, bueno según su opinión.
— No puedes hacer nada contra eso —dijo sentando al pequeño en sus piernas.
— No le dejaré a padre a cualquiera —confeso dejando que el Ángel lo acariciara.
Bruce observo cómo su hijo sucumbía antes las caricias del mayor, estaba seguro que él también sería débil ante su raza...si Damian llegaba a encontrar a su alma gemela en un ángel, posiblemente vería ese podrido mundo arder en llamas si se lo negaban. Pues a él le faltaba poco para hacerlo; ya no quería estar separado de Clark.
— ¿Nervioso por ver a Clark, señor Wayne? —dijo Dick luego de que Damian cayera dormido.
— ¿Cuantas veces debo decirte que dejes las formalidades Dick? —pregunto mirando fijamente al ojiazul— Está es tu casa, y somos tu familia...
Dick se disculpo riendo alegre y algo nervioso, tenía casi dos siglos viviendo en aquel lúgubre castillo y aún no se acostumbraba del todo. Él era un ser de luz...a pesar de que Jason hacia hasta lo imposible para brindarle lo que deseaba y ni hablar de Damian.
— Y respondiendo a tu pregunta, si, estoy nervioso —confeso levantándose.
— Y tienes razones para estarlo Bruce —dijo Jason ingresando a la habitación.
— ¿De que hablas?
La sonrisa maquiavélica del ojiturquesa le dió a entender que nada bueno estaba por salir de su boca, como era costumbre.
(...)
El tan esperado día llegó, los límites de ambos reinos comenzaban a desaparecer y con ello permitiendo el paso a sus habitantes.
Los demonios se adentraban en Metrópolis, conviviendo falsamente con los Ángeles. En el centro de todo, se organizaba un pequeño bazar, donde se podía pasear y conocer un poco de cada cultura. Pero eso no le llamaba la atención al mayor de los Wayne; el cual buscaba con insistencia la presencia de su amado ángel.
Por otra parte Clark se debatía si asistir o no a la celebración, los primeros dos días no eran obligatorios, pero el tercer día si; la celebración de la Luna de Sangre, el día mas sagrado para los demonios...el era consciente de que Bruce estaba allí; esperándolo. No obstante no se sentía preparado para verlo a los ojos y decirle que ahora tenia un hijo, y que por mas que deseaba estar a su lado, no podía...debido que, cuando un Ángel se relacionaba con un demonio, este tenia que abandonar todo, en otras palabras...dejaba de existir para ellos.
No era capaz de abandonar a su hijo.
— ¿Papa? —la inocente voz de Jonathan lo saco de sus pensamientos pesimistas— Mama y yo ya estamos listos, te estamos esperando.
El menor se asomo con temor por la puerta del cuarto de su padre, Jon era casi una copia de Clark, el cabello negro, algo rebelde, piel clara y unos ojos azules tan claros como el mismo cielo. La personificación de la inocencia.
— Ya voy —aviso sonriendo levemente en dirección a su pequeño, tomando una carta de la mesa.
Los tres salieron en dirección al centro, Louis aferraba a Jon a ella cada vez que pasaban cerca de cualquier demonio, lo que la mujer no sabia era que ninguno podía acercarse a ellos; si no querían morir de la forma mas horrible.
— ¡Jonathan no te alejes mucho! —exclamo Louis cuando el menor se alejo corriendo de ellos en cuanto llegaron a la plaza.
— ¡Si ma...¡auch! —se quejo cayendo al suelo por haber chocado con alguien— l-lo...lo siento...
— ¡Fíjate por donde vas idiota! —grito Damian molesto por el golpe que Jon le había dado.
Para el ojiazul fue toda una revelación, aquel pequeño demonio lucia atemorizarte claramente, la mueca en su boca dejaba a la vista los diminutos pero afilados colmillos y el escarlata que pintaba sus ojos, por supuesto que eso no fue lo que llamo la atención del joven ángel.
Tal vez fue su pálida y casi transparente piel, o los relucientes cuernos que sobresalían de su cabeza, posiblemente fueron las hebras azabaches que tenia por cabello, dejo de lado las ostentosas y brillantes joyas que llevaba encima, así como las preciosas telas.
No, nada de eso le ganaba a las hermosas y relucientes esmeraldas de sus ojos, las cuales quedaron al descubierto luego de que el color rojo se esfumara por completo.
Era como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos dos, para Damian fue mas que obvia la mirada de Jon sobre su ser. Sin embargo para Jonathan no fue igual, estaba tan embelesado en la belleza del demonio, que no se dio cuenta de que este también le estaba analizando.
— Hola Clark —el nombrado dio un bote cuando escucho a Dick a su espalda.
— H-hola Dick —lo saludo mirando en todas direcciones.
— je,je tranquilo, Bruce no esta conmigo —dijo con una encantadora sonrisa— por ahora estoy solo
— ¿Por ahora? —pregunto confundido.
Si le resultaba raro verlo sin tener a Jason pegado a el cada segundo.
— Si, Jason esta buscando a Dami...creo que se escapo de el —rasco su nuca- no estoy tan seguro de lo que paso.
— ¿Dami? ah, no estoy entendiendo Dick —confeso— ¿quien es Dami? ¿Tu hijo?
— ¿Ah? no, no, ¿como crees? —nego varias veces— en realidad Dami es...
— Mi hijo —anuncio Bruce llegando por detrás de Clark.
Ambos ángeles reaccionaron inmediatamente, Dick retrocediendo nervioso por la futura reacción del demonio y Clark...bueno, Clark hacia lo posible para no salir corriendo como si una bestia hambrienta era lo que estaba frente a el. Aunque eso no estaba tan lejos de la realidad.
— Bruce... —murmuro muerto de miedo.
— ¿Por qué me temes? —pregunto susurrando de forma sensual en su oído, logrando que este se estremeciera— sabes que jamás te haría daño, Clark.
Sujeto su mentón para verlo fijamente a los ojos, desde luego que el Ángel los desviaba para evitar el contacto visual; si conectaba sus ojos con los del demonio ya no sería capaz de decirle que no.
— ¿Te importaria ir con Jason y buscar a Damian, Dick? —dijo apartando por un momento su vista de Clark.
— Está bien —acepto marchandose.
Cuando Bruce dejo de mirarlo fue turno de Clark para hacerlo, ¿Cuánto tiempo sería capaz de resistirse a ese bello y peligroso ser?
— ¿Por qué me evitas? —hablo logrando establecer contacto visual— No creas que no me di cuenta de tus intenciones...
— Y-yo...
Sus palabras quedaron en el aire, gracias a que el demonio poso sus labios sobre los de su compañero; un beso demandante y cargado de necesidad. Fue ahí donde todo rastro de conciencia por parte de Clark se fue al caño.
(...)
— ¡Ah! Mmm...e-espe...ra —pidio empujando suavemente la cabeza de Bruce.
— ¿Que pasa? —pregunto molesto por ser interrumpido.
Clark estaba sentado al borde de la cama, desnudo en su totalidad. Su piel estaba cubierta por una ligera capa de sudor, a pesar de que apenas y se movía; pero las caricias sobre su cuerpo y la cavidad bucal succionando su miembro despertaban algo a lo que el Ángel le temía.
— N-nosotros...esto no...
— ¿Te atreves a rechazar a mi padre? —cuestiono Damian furioso entrando junto con los mayores.
— ¡¿P-padre?! —exclamo mirando al niño y luego a Bruce al tiempo que buscaba como cubrir su desnudez con sus alas.
— Si, Clark...él es mi hijo, Damian —lo presento colocándose detrás de él primero— Acércate mi pequeño —dijo en un tono sensual.
El menor rápidamente entendió el fondo de las palabras de su padre, sonrió de lado e hizo lo que se le dijo.
— Vamos Clark...aparta tus alas —nego haciendo uso de su voluntad— ¿Por qué no? No debe avergonzarte...tienes un hermoso cuerpo —confeso lamiendo su cuello terminando en su oreja— deja que mi hijo te vea...
Muy en contra de lo que deseaba apartó sus alas dejando expuesto su cuerpo a la analítica mirada de Damian. Ese Ángel no era del típico estereotipo; delgado, pequeño y delicado, no...el cuerpo de Clark estaba bien formado, tenía buen tono muscular y eso le hacía ver más alto.
— No está mal...ahora entiendo el por qué de tu obsesión por el padre —dijo invadiendo el espacio personal de Clark.
Este trato no prestar atención, pero resultaba inútil, Damian era encantador; igual que su padre...en cualquier sentido ya que no pasó desapercibido el enorme parentesco entre ambos.
— E-espera... —tartamudeo viendo con el menor subía a sus piernas y acariciaba su pecho.
— ¿No está mal, cierto?
Cómo Damian no contesto, el otro término por deducir que la pregunta era para él.
— ¿D-de que hablas? Es un niño...
— No seas tan inocente Clark —rodo los ojos— tú sabes perfectamente como es nuestra naturaleza...Damian no es un niño, así como tú no eres tan puro...
— E-es...ah es tu c-culpaah —acticulo con esfuerzo por las caricias en su espalda baja.
— Míralo Clark —ordeno sujetando con suavidad su rostro.
La imagen que tenía frente a él era una locura, por más que odiaba admitirlo...ese pequeño y esbelto cuerpo le parecía tentador, sus ojos brillaban con intensidad pintados de un rojo carmesí, los labios entreabiertos de forma inocente le invitaban a probarlos.
— Adelante... —dijo Damian despojándose de sus ropas— muéstrame cómo complaces a mi padre...
Termino la oración atacando lo labios del Ángel, Bruce sonrió por el atrevimiento de su pequeño hijo.
En la otra habitación, Jon gruñó por la luz que se filtraba por su ventana, faltaban un par de horas para el amanecer, no había conseguido dormir así que...pensó en ir a buscar a su padre y dormir con él.
— ¿Pa...? —lo llamo en un susurro, acercándose a la puerta de su recamara.
Abrió un poco la puerta, encontrando una escena que jamás creyó ver...su padre estaba desnudo; con un demonio entre sus piernas mientras esté subía y bajaba. Se quedó petrificado cuando, con esfuerzo gracias a la poca luz, logro ver entre los mayores a un niño.
— ah...mmm ¡Nhg! P-padre... —gemia con cada caricia y mordida que el mayor repartía por su cuerpo.
— B-bruce ya...ya no... —escucho a su padre, posiblemente nombrar al demonio mayor; ya que era él quien tenía su atención.
— ¡Hazlo! Termina dentro de mi Clark —exclamo el que montaba al ángel extendiendo sus alas para cubrirlos.
Tragó saliva sin comprender aún que pasaba, ¿Por qué su padre hacia eso? ¿Por qué estaba con un demonio? Quiso salir corriendo, regresar a la cama y que todo eso fuera una pesadilla.
— ¿Que estás haciendo renacuajo? —pregunto Jason asustando al menor.
— ¡¡Aahh!! —grito echandose para atrás, abriendo la puerta por completo irrumpiendo en el cuarto.
— ¡Jajajajaja! Oh...vaya, ya veo por qué estabas tan calladito enano —se burló el demonio de ojos turquesa en cuanto vio lo que pasaba— tenían un espectador B...
— ¿Jon? —dijo Clark entre incrédulo y angustiado ¿cómo le explicaría eso a su hijo? ¿Tenía al menos una explicación?
“El es Bruce Wayne...el demonio soberano de Gotham, nos conocemos desde niños y hemos sido amantes desde hace siglos...”
No, definitivamente no podía decir eso.
— ¿Así que este adorable niño es tu hijo Jonathan? —cuestiono Bruce levantándose y yendo hacia él.
Jon temblaba por la cercanía del demonio, su madre siempre hablaba cosas horribles de ellos; razón por la que les tenía horror...claro, sin incluir al que vio esa mañana.
— ....p-pa...papá... —sollozo liberando las lágrimas de sus ojos cuando sintió la fría mano de Bruce sobre su piel.
— Vaya vaya...que coincidencia —comento acercándose al rostro del menor— no hay duda...eres su hijo —expreso lamiendo su mejilla.
— Lo asustas Bruce...déjalo —pidio Clark
— ¿Que? Oh vamos, ¿No lo harás o si B? —hablo Jason levantando a Jon— Sería un desperdicio no pasar un bien rato con un alma inocente como la de este angelito... —confeso metiendo la mano entre sus ropas, acariciando su abdomen.
— ¡Ah! —gimio cuando Jason pellizco uno de sus pezones.
Lo mayores dentro del lugar estaban por intervenir, pero el otro presente se les adelanto; varios tentáculos de materia viscosa y negra sujetaron con rudeza las extremidades de Jason, obligándolo a arrodillarse. Gruñó molesto expresando su descontento por ser sometido por su tutor...sin embargo todo ese sentimiento se esfumó cuando se dió cuenta de que quién lo sometía era Damian.
— No vuelvas a ponerle una mano encima...a no ser que quieras perderla Todd... —amenazo recalcando cada sílaba.
Jon con solo escuchar su voz corrió hacia él, siendo recibido por los brazos del ojiverde. Sentir el temblor en su cuerpo lo enfureció más.
— ¡¿Entendiste?! —exclamo haciendo temblar el lugar.
— S-si...
(...)
— Vamos preciosura...no llores —murmuro con milagrosa y extraña gentileza.
En ningún momento dejo de abrazar al asustado ángel y ahora estaban en la intimidad de la habitación de este, con Damian sentado en medio de la cama y Jon rodeado por las negras alas del primero.
— Jon...¿puedes dejar de llorar? —pregunto buscando su mirada— las lágrimas no dejan admirar la belleza de tu rostro —dijo logrando detener el llanto de su acompañante— Eso es...
El ojiazul levanto la mirada encontrando una sutil sonrisa de parte de Damian. Fue entonces cuando cayó en cuenta de su posición...recordando que quien lo abrazaba estaba desnudo.
— A-ah...l-lo...lo s-s-siento yo no... —tartamudeo nervioso intentando no mirar el cuerpo desnudo del demonio pero no hacía nada por alejarse.
La reacción de Jonathan le causó gracia y el sonrojo en sus mejillas era la cosa más adorable que había visto en su vida.
Y de un momento a otro estaban unidos por un beso, este era apasionado y lleno de deseo.
Jon no conseguía entender y aún así trataba de seguir el ritmo pero no lo lograba...Damian se aventuró a meter su mano entre la ropa del ojiazul y pellizcaba sus pezones sin ser brusco, con cada acaricia en su pecho o mientras mas presión ejercía sobre su miembro con su pierna Jon se perdía a si mismo.
Su cuerpo exigía oxígeno por lo que se aparto un poco para darle a su organismo lo que pedía.
Aunque con un movimiento para nada sutil
— ¿Que? —se mostró confundido.
— N-no...nada —contesto agitado
Con esa respuesta, Damian se aventuró a besarlo como lo hizo anteriormente, sus manos pasearon por su espalda y con la otra acariciaba su cabello; presionando con fuerza dando profundidad al beso...su lengua lamió los tiernos labios pidiendo permiso para pasar.
Cosa que Jonathan no entendió.
— Abre tu boca tesoro...—dijo delineando su labio inferior.
No muy seguro hizo lo que pidió, y volvieron al beso solo que ahora su lengua exploraba toda su cavidad bucal.
Y con eso la intensidad del beso amento hasta convertirse en uno salvaje y lleno de lujuria.
El ojiverde se movió buscando quedar sobre el menor pero gracias a un mal movimiento por parte de Jon ambos cayeron.
— Idiota auch...qui-quita... —expreso Jon sorprendiendo a Damian.
— ¿Pero que vocabulario es ese Jon? No debes decir malas palabras, no es propio de un ángel —susurro seductoramente
— ...¡Ah!...n-no...espe...ha...
Su mano bajo de su pecho hasta su ropa interior y comenzando a masturbarme con un ritmo lento mientras que su boca que encargaba de chupar lo ya erectos pezones del pequeño; el cual era atacado por oleadas de placer.
—...¿que hac...? —trato de preguntar al sentir la ausencia de fricción sobre su miembro
El mayor paso su brazo por debajo de las rodillas y el otro por su espalda levantándole al estilo princesa y depositándolo boca abajo sobre la cama, sus manos realizaron un recorrido hasta sus caderas levantándolas un poco.
— ¿Q-q-que quieres...? N-no...p-por favor...¡Aahh! —su lengua se paseaba por su ano mientras que con la mano derecha se ocupaba de su miembro.
Aun sin dejar de masturbarlo acerco tres dedos a la boca del menor.
— Chupa tesoro...tengo que prepararte para que no duela —explico poniendo nervioso a Jon.
— ¿Doler...? P-pe-pero...
— No tengas miedo, yo no voy a lastimarte.
Asintio confiando en el demonio y los comenzo a ensalivar de una forma que cualquiera llamaría erótica.
Una vez que estuvieron bien lubricados se separo de él, lo levanto para quedar sentado sobre sus piernas sintiendo su erección contra su espalda.
— ¿C-como....ah como t-te lla-llamas? —hablo perdido entre tantas nuevas sensaciones.
— Damian...mi nombre es Damian —se presento besando su cuello.
Con cuidado le separo las piernas y paso su mano por enfrente deteniéndose justamente en su entrada, seguido de eso introdujo uno de sus dedos con lentitud sacándole un gemido, un rato después metió el segundo y luego el tercero, claro sin dejar de ser cuidadoso.
Minutos después sus dedos le empezaron a ser insuficientes.
— D-dami...q-quiero...m-mas...mas — pidio con dificultad
— ¿Y se supone que los angelitos deben ser inocentes y puros? —se burló— ¿Te sientes listo encantó?
— ...hazlo, rápido Dami... —dijo girandose para quedar frente a frente.
Lo empujo con "sutileza" posicionanadose sobre él para, lentamente comenzar a penetrarlo.
Jon mordió su labio inferior en un intento de ahogar un grito o gemido de dolor, cuando finalmente entro en su totalidad; ninguno de los dos se movió por un rato hasta que el acostumbro.
Movió sus caderas en un ritmo lento, si hace horas le decían que estaria compartiendo cama con un ángel se habría muerto de risa, se inclino levantando las delgadas piernas de Jon sobre sus hombros para facilitar y profundizar sus embestidas, cada vez mas profundas acompañadas de besos apasionados.
— D-dami...¡Ah! N-no tan r-rapi...¡Nhg! Más lento... —pedia agitado.
— Pero si lo estás disfrutando Jon...¿cómo voy a parar? —comento sonriendo de lado acallando sus gemidos con otro candente beso.
Cambiaron de posición, ahora Jonathan estaba sentado en el regazo del demonio, subiendo y bajando penetrandose más rápido y profundo, sus brazos rodeaban su cuello; aferrándose con fuerza.
Jadeó arqueando la espalda cuando una descarga eléctrica recorrió su espina dorsal.
— No te reprimas encanto... —dijo sintiendo como su cuerpo le avisaba que también estaba por correrse.
— ...ya...ya no D-dami n-no p-pue... ¡Aahh! —gimio al momento de llegar al orgasmo, derramando su semen sobre el pecho de su amante.
El interior del menor se contrajo, por lo que con un par de embestidas más Damian se corrió dentro de él gruñendo. Se quedaron quietos, ninguno se movió por nada; Jon tenía su cabeza apoyada sobre el hombro de Damian, mientras este lo rodeaba con sus brazos, sujetando su cadera.
— D-dami... —murmuro asustado.
— Humm —se quejo, pues quería quedarse en silencio un momento más.
— ¿Dami? —volvio a llamarlo.
— ¿Que pasa? —respondio mirándolo a los ojos.
— ¿Está mal que...lo haya disfrutado?
La expresión en su rostro era digna de una fotografía y luego de unos momentos de silencio estalló a carcajadas confundiendo al ángel.
— Oh, claro que no encanto... —aparto unos mechones de su frente— no está mal y si tú lo quieres...te haré sentir bien hasta que olvides tu nombre... —susurro en su oído con una enorme sonrisa.
¿Por qué lo dejaba? Sabía que era incorrecto, sabía que si se enteraban podían exiliarlo o someterlo a un purificación” y si lo sabía...¿Por qué quería que siguiera tocandolo, manchando su pureza?
— No voy a permitir que nadie te haga daño Jonathan —confeso sorprendiendo al nombrado.
— ¿P-por que? —pregunto anonadado de que adivinara sus pensamientos.
— ¿Por qué? Es obvio, tú me perteneces...de la misma forma en la que yo te pertenezco, te protegeré con mi vida y si alguien intenta alejarte de mí...
Su discurso fue interrumpido por el tímido beso de Jon, de nuevo las lágrimas caían por sus mejillas; solo que ahora eran de felicidad. Ese chico era su alma gemela, estaba seguro, por lo que no temia al soltar las palabras que tenía en su garganta.
— Te amo Dami...
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