Capitulo 3

— ¿Hasta cuando vas a estar molesto conmigo Bluebird? Ya te dije que no es mi culpa —Jason iba tras Dick en un intento de clamar al primer robin

— Si claro —dijo con sarcasmo sin voltear a verlo

— Dick, Roy es solo un amigo y mi compañero, no hay nada más; son paranoias tuyas —tomo su brazo antes de que llegarán al cuarto del ojiazul— el no está enamorado de mi...y si lo estuviera no me importaría, por qué tú eres mi dueño Dickie

Se quedaron en silencio por un largo rato, Jason poco a poco había abrazado a Dick por la cintura y este no hacía ademan por liberarse, bien sabía que el exmercenario estaba en la mansión por él, le había demostrado que le amaba y no solo era un interés carnal por ser su destinado; pero le causaban inmensos celos el que Roy Harper tuviera tanta cercanía con su Jay.

— No seas ridículo Dickie yo...¡Ah! —su intento de coqueteo fue olímpicamente rechazado recibiendo un cabezazo que lo dejó aturdido.

— ¡No soy ridículo Jason! —grito dejando en claro que su enfado iba en serio.

Pasó por su lado, dispuesto a bajar a la baticueva, tomar su uniforme y salir a patrullar por unas horas; el golpear a unos maleantes quizá le ayudaría a olvidar todo el asunto. Sin embargo no logro llegar ni a las escaleras cuando Jason lo tomo del cuello de su camisa y sin reparo algo lo arrastró hacia la habitación.

— ¡No! ¡No Jason suéltame! No estoy jugando Jason ¡No! ¡No quiero, estoy muy molesto contigo ahora! S-suelta...¡Ah! —cayo de espaldas a la cama mirando como Jason cerraba con cerrojo la puerta.

— Te estás portando mal Dickiebird —camino hasta quedar en la orilla de la cama para después subir sobre su destinado— metetelo en esa cabeza tuya Dick —jalo su cabello hacia atrás para acercarse a besar su cuello— Tu me perteneces y yo te pertenezco.

— ah...n-no Jay ¡Ngh! No...ah no t-toques a-ahi...¡Ah!

— Eso es Dickie —seguia besando su cuello mientras su mano viajaba a su entrepierna frotando por sobre la tela— canta para mí...

(...)

Su deseo de arrancarle la capucha y besar su rostro, sus labios y su cuello, crecía con cada segundo que pasaba.

— ¿Está todo bien? —se animo a preguntar luego de corraborar la tensión en los músculos del murciélago.

— Nada está bien —dijo con la mirada perdida en el atardecer— es sobre Jonathan...

La mención de su hijo pequeño lo puso nervioso, ¿Algo malo le ocurría a Jon?
El guardián de ciudad gótica noto la preocupación creciente de su compañero, supuso que no había usado las palabras correctas y como Clark era tan...inocente podía estar pensando en cualquier cosa. Suspiro y con un rápido movimiento plantó un beso en los labios del super hombre acallando sus incoherentes balbuceos.

— No tienes por qué entrar en pánico, no es nada grave —explico liberando a Clark de una gran carga.

— ¿Entonces?

— Permití que Damian y Jon trabajarán en equipo por dos razones... —se quitó la capucha mira do fijamente aquellos alienígenas ojos, el Kriptoniano permaneció en silencio dejándole continuar— la primera, por qué me pareció correcto que Damian conviviera con alguien de su edad.

— ¿Y la segunda? —pregunto cuando tardó en seguir hablando, atreviéndose a tomar su mano.

Aquel lugar donde solían reunirse estaba alejado de toda civilización, callado y tranquilo donde ambos podían olvidar sus vidas para poder ser lo que estaban destinados a ser...claro solo por un momento.

— Nuestros hijos son destinados

— ¿Y crees que Jon pueda lastimar a Damian? —dijo notablemente ofendido.

¿Cómo podía pensar en eso? Jonathan era un buen chico, podía ser que sus poderes fuesen la fuente de la preocupación pero no era motivo para desconfiar; si era verdad que ambos estaban destinados Jon no sería capaz de lastimar a Damian.

— No Clark —llamo su atención tomando ambas manos— creo...que Damian es quien puede lastimar a Jonathan.

(...)

Superboy odiaba el silencio, él era capaz de escuchar todo a su alrededor, pero justo en ese momento el silencio que había entre el y Robin lo incomodaba.

El chico maravilla era más...más Batman, frío y contante, exigente y controlador, no sabía más que dar órdenes; si era Batman, solo que en miniatura. No sabía cómo tratar con alguien así.

La noche ya había caído sobre Metrópolis, lo que significaba que dentro de poco debía volver a casa.

— amm...¿Robin? —le llamo en un inútil intento por captar su atención.

El cuarto Robin tenía la vista fija en su tableta, revisaba con esmero los archivos que había descargados de la Baticomputadora; tenían indicio de que la liga de los asesinos se había movilizado en gótica y eso solo podía significar una cosa...su madre tramaba algo.

Y fuese lo que fuese no era nada bueno, tenian que detenerla.

— Robin —volvio a llamar el menor ganándose un bufido de parte del nombrado.

— ¿Ahora que quieres? —dijo sin apartar la mirada del aparato ¿Tan difícil era pedir algo de silencio?

— Y-yo...bueno...m-me me... —balbuceaba sin atreverse a terminar la oración, tocaba le lugar donde tenía su marca; le transmitía una gran calma.

Robin se percató de aquella acción, los supersticiosos decían que con la marca se podían sentir las emociones de su destinado.
Y bueno, lo sucedido con Doomsday se lo comprobó; el dolor reflejado en el rostro de su padre cuando Superman murió le dejo en claro que todas esas leyendas eran ciertas.

— Bien, puedes irte crybaby —dijo con simpleza.

Jon pudo respirar cuando el mayor soltó aquellas palabras, pero se sorprendió el hecho de que no le insultara más de lo normal.

— Gracias Dami...

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