Capitulo 22

La culpa, el miedo y la ira lo carcomian por dentro, ya había pasado casi una semana desde que fue capturado por la copia de Dick.

Luego de ese momento, permaneció cautivó en una habitación, encadenado, pero claro...ese sujeto en ningún momento lo torturó; cómo creyó que lo haría. Este era cariñoso (a su manera). Pero justo en ese momento, sus emociones giraban en torno a su pequeño hermano; hace horas varios médicos habían sacado a Damian de la habitación de al lado y llevandoselo a sabe dónde, a hacerle sabe que cosas más...

— Esto es el colmo... —murmuro volviendo a su inútil esfuerzo por liberarse de los grilletes.

Sabes que no vas a conseguir nada con hacer eso Jay, solo continuarás lastimandote —señalo el Talon ingresando a la habitación.

— Agradezco el interés —agrego el comentario con sarcasmo— ¿Dónde está Damian?

Dick frunció los labios y se aproximó a su prisionero, delineó su mentón, a lo que Jason apartó el rostro en un violento movimiento. Acción que disgusto por completo al asesino de la corte.

Damian ahora le pertenece al gran maestro...y tú me perteneces a mi, nada va a cambiar eso Jay; que te quede claro. —sujeto su rostro con fuerza atreviéndose a besarlo con la misma manera.— Pronto volveremos a casa...

Por otro lado, los ojos carmesí de Lord Superboy supervisaban el actual estado sumiso del petirrojo. Flotaba a su alrededor; en ningún momento había tocado el sucio suelo por el cual caminaban las personas que tanto dolor le causaron a él y a su Dami en su momento.

— Son necesarios unos ajustes más y estará terminado —comento Talía algo apartada de ellos.

¿Cuáles ajustes? —pregunto con seriedad.

— Su personalidad...pasar tanto tiempo con su padre termino por arruin...

¡Silencio! —exclamo furioso.— Estás en un error...así es tal y como lo deseo —agrego besando dulcemente a Damian.

Como si fuera magia los ojos de Robin volvían a tener aquel brillo. Parpadeo un par de veces intentando despejar su mente; fijo su vista en Jonathan, estaba ahí, ¿Había escuchado sus llamados?

— ¿J-jon...d-donde? ¿Que te paso? —el carmesí de sus ojos lo preocupaba de sobremanera.— ¿Madre? ¡¿Por qué estás con ella Sup....?!

Ssshh —lo callo tocando su mejilla con suavidad.

Por algún motivo que desconocía Damian se sintió adormilado, Jonathan le pedía tranquilizarse y tanto su mente como su cuerpo lo obedecían. Pero el solo quería salir de ahí.

Eso es —sonrio abrazandolo una vez cayó dormido en sus brazos.— No quiero que le hagan nada más...si me entero de que lo tocaron me lo pagarás caro Talía. —cargo a Damian como si fuera una princesa y salió del lugar.— Tim

¿Si, gran maestro? —aparecio detrás de él.

Preparen las cosas, partiremos pasado mañana; cuando nuestros...“socios” tengan lo que quieren —dijo sin voltear a verlo.

Cómo diga gran maestro —acepto haciendo una reverencia, volviendo a desaparecer.

(...)

— Bien...digamos que creo todo lo que acabas de decir. —comento Batman mirando fijamente al chico de mechón blanco frente a ellos.

¡Oh vamos! ¿Que tan difícil era creer lo que decía? Bueno...se trataba de Batman, y su viejo, era casi imposible de convencer. Más con el cuento de que venía de un mundo apocalíptico dónde Jonathan había destruido ciudades enteras solo por Damian.

— Bruce, no está mintiendo —dijo Clark algo incómodo por la presencia del de mechón blanco.

Batman suspiro pesadamente, Dick se mantenía apartado mientras Alfred cocía los pequeños cortes en sus brazos. Tuvo que regresar a la cueva por la inesperada llamada de su mayordomo, Dick y Jason habían llegado repletos de golpes y cortadas; completamente exhaustos, diciendo que la corte de los búhos había vuelto y está vez estaban aliados con Talía. ¿Las cosas no podían empeorar un poco más?

Sabia que era una mala idea venir —se quejo el menor— pero confíe en Dick...y en qué me ayudarías, si es que la corte tiene a Dami puede que...

— ¿Desde cuándo lo llamas así? —interrumpio Dick con mucha curiosidad.

Amm...desde siempre, aunque no lo hago todo el tiempo ¿Por qué?

Los cuatro mayores se miraron entre ellos, era esas cosas las que hacían a Bruce desconfiar de él. Mostraba más cariño y preocupación de lo normal por su hijo menor.

— ¡Eso no importa! —Tim llegó gritando siendo seguido por un nervioso Conner.— ¡Lo que dice es verdad! Se nos acaba el tiempo y si Talía le entrega a Damian no volveremos a verlo.

Jason disimulo rápidamente la mueca de dolor al ver a su tercer hermano. En su dimensión le había roto el corazón al menor cuando Dick y el comenzaron su relación; no fue hasta que Tim conoció a Conner que las cosas se calmaron entre ellos.

Estoy seguro de que él ya está aquí... —agrego poniéndose de pie— su obsesión con Damian lo trajo a este mundo, no se que planea con él, pero no es nada bueno.

Batman asintio dando el tema por terminado, por mucho que le costará tenía que confiar en el chico; era eso o seguir dando vueltas con el juego que Talía estaba organizando. Tomo la mano de Clark y lo saco a rastras de la cueva.

— ¿Que piensas? —le pregunto cuando ambos se quedaron solos.

— Es mucho que digerir...el saber que hay un mundo donde mi hijo es un asesino es... —Clark nego dejándose caer en el sofá.— y aquí no hay señales de él...

Bruce se sentó a su lado sujetando sus manos, tratando de darle algo de fortaleza; que era algo de lo que carecía en ese momento. Pero el Kriptoniano estaba con él en ese momento, era lo menos que tenía que hacer como mínimo, pues Clark estaba en todo su derecho de salir y buscar a Jonathan.

Sin embargo ahí estaba.

— S-se...sé que todo se resolverá, es solo una mala racha —comento haciendo sonreír al alíen.

— Mejor dejame las motivaciones a mi —dijo riendo un poco.

Bruce frunció el entrecejo, el comentario no le agrado para nada.

— Cómo quieras —espeto molesto levantandose.

Pero fue la mano del granjero al rededor de su brazo lo que le impidió dejar solo a su risueña pareja. Lo jalo un poco dejando que cayera sobre su regazo.

— ¡Suéltame estúpido alien! —exclamo empujando a Clark sin éxito alguno.— Maldi...hmm

Sus labios se unieron acallando cualquier protesta, cuando se separaron Clark acaricio su cabello.

— Estaremos bien —dijo volviendo a besarlo.

(...)

Lo había estraxado.

Extraño el hermoso color azul del cielo de su planeta, el aire, los aromas y el bullicio de las calles.

Por fin, después de tanto tiempo estaba en casa, vio el sol ocultarse en el horizonte. Faltaba poco menos de media hora para que oscureciera y el aire estaba fresco; lo que le recordaba al inhóspito espacio.

— Ya estoy en casa Dami... —hablo al aire tocando su marca con preocupación; no era capaz de sentir a Robin— espera un poco más por favor....

Voló con nervios hasta la lúgubre ciudad de su amado. Llevaba un par de minutos y ya podía ver a la distancia las luces tenebrosas de Gótica, acercándose rápidamente a los puertos.

¡Perdón ¿Si?! —oyo gritar a un joven entre los almacenes.

¡Es tu culpa que estemos metidos hasta el cuello de mierda, McGinnis!

Detuvo su vuelo de golpe, procesando lo que acababa de escuchar...o más bien, a quien había escuchado.

— ¿Dami?

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