Capítulo 2
Sentía su corazón acelerarse con cada segundo que pasaba, era capaz de escuchar el tranquilo palpitar del corazón de su destinado ; era lento y frío tal y como su personalidad.
Jon miraba atento hacia la misma dirección que Clark, esperando ansioso la llegada de los murciélagos.
— Trata de calmarte Jon —comento el hombre de acero con una leve sonrisa— pareciera que tú corazón fuese a estallar
— P-perdona papá...es solo que...b-bueno —comenzo a jugar con sus manos— no le agradó mucho a Dam...digo, a Robin
El comentario le causó gracia, había tratado con el nuevo Robin tiempo antes de que pasará el incidente del secuestro de Jon, el hijo del murciélago era todo un caso; cortante, orgulloso, arrogante y con un temperamento de los mil demonios, pero en el fondo era un buen chico.
— Dale tiempo, ya verás que vas a ganarte su confianza y serán buenos amigos —revolvio su cabello logrando calmar al menor
— Eso espero...
El sonido de un motor lo saco de sus pensamientos el Batimóvil se acercaba a gran velocidad y Jon pudo notar un inusual brillo en los ojos de su padre así como la sonrisa que se formaba en su rostro.
En segundos el auto del caballero de la noche se detuvo de forma violenta frente a ellos.
— Pareces estar de mal humor —comento Superman una vez el mayor bajo del Batimóvil.
Su respuesta fue un leve pero claro gruñido de su parte, claro que estaba molesto; con Jason y Dick en la mansión con sus problemas amorosos ¿Quién no estaría molesto?
El siguiente en bajar fue Robin, en completo silencio se posicionó al lado de su padre con los brazos cruzados a la altura de su pecho, su mirada fija en cada expresión del hombre de acero; no le gustaba como miraba a su padre...el lo sabía.
Batman era el destinado de Kal-El
— Hola Damian —saludo Jon algo nervioso aún.
El chico maravilla solo chasqueo la lengua sin dignarse a mirarlo, cosa que molesto un poco a Superboy haciendo un tierno puchero.
— Amm...papá dijo que hoy patrullaríamos en Metrópolis —comento yendo tras Damian cuando este se alejó de los dos héroes mayores.
— Ajá —respondió sin mucho ánimo prefería ignorar esa comezón en su marca y hacer todo lo posible por no frotarla.
Aunque nunca se había interesado por su marca ni mucho menos su destinado, el actual Robin estaba más que informado sobre todo el asunto y gracias a eso sabía que el mocoso que hablaba y hablaba a su espalda trabandose cada dos palabras era su destinado.
“Que estupidez...de entre todas las criaturas que existen ¿Por qué tenía que ser superboy? Prefería tener a un pez dorado como destinado, sería más educado, obediente y sin duda alguna...más callado.
— ¿Robin?
— Solo cállate y vámonos —demando alejándose cada vez más, no le tomo importancia el no avisarle a su padre.
Los adultos estaban enfrascados en su propia conversación, claro, sin dejar de observar a sus respectivos hijos.
— Nos vemos en casa papá —aviso Jonathan agitando la mano antes de salir corriendo para alcanzar a Damian— ¡Damian espérame!
— ¡Nombres idiota!
(...)
¿Por qué amaba tanto la lluvia? Si tenía que responder a eso diría que era una excusa perfecta para beber café todo el día y que Bruce no le regañara por eso.
Si señor, nada mejor que una buena lectura y una humeante taza de café super cargado para poder sobrellevar sus noches, cómo deseaba poder bajar y beber café, pero no; el sol ya se había ocultado, lo que significaba patrullaje.
— ¿Por qué no vino Nightwing? —se quejo apartando los mechones de cabello mojado de su rostro
— ¿Te toco patrullar a ti hoy babybird?
Aquella voz le saco una sonrisa y por un instante olvidó del por qué se quejaba, giro su rostro encontrando a Conner detrás suyo con esa sonrisa característica de los miembros de la casa de El.
— Desafortunadamente —mintio poniendo cara de pena— tengo muchos pendientes en la universidad, además de exámenes finales y varios casos con los...
Sus falsas quejas fueron acalladas por un profundo y lento beso proporcionado por los cálidos labios Kriptonianos de Conner.
— Sabes que si quieres que te bese solo tienes que decirlo —dijo con cariño pegando sus frentes— no hace falta que te inventes tantas excusas.
Tim río bajo por ser descubierto tan fácil, pero Conner lo conocía muy bien; incluso mejor que su propia familia.
— Entonces...¿Vas a volver a besarme?
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