Capítulo treinta y seis
Las medidas de seguridad han aumentado al regresar a Estados Unidos, incluso tuvimos que aterrizar en una pista abandonada antes de que nos subieran a unos vehículos negros como la última vez.
—Parece que el estado de ley marcial no ha ayudado mucho —dice Ellied al mirar por su ventana.
—Estanos Unidos se ha unido a la guerra luego de que Japón cayera —dice Karen.
—Aun así, hay muchos vehículos y personas en las calles —le digo al recordar la ciudad que hace un momento atravesamos.
—La zona noroeste todavía está lejos de un conflicto, México fue quien cayó, no Canadá —me responde Karen.
—Sin embargo, movilizarnos será mucho más complicado, las medidas de seguridad han aumentado con locura —agrega Ellied.
—Hasta que no podamos conquistar alguno de los estados del sur, no podremos movernos de nuestra posición, nuestro sitio está protegido por el gobierno, y tenemos que usarlo a nuestro favor todo lo que podamos —deja salir Karen con un suspiro.
El vehículo se detiene frente a la base. Todo parece justo como le dejamos, no es que esperaba que hubieran hecho remodelaciones, pero se siente un poco singular estar aquí luego de un par de semanas fuera y ver que todavía todo igual es acogedor.
Victoria corre hacia nosotros. Ella saluda a Karen y a Ellied antes de darme un abrazo que acepto.
—¿Me estabas esperando? —le pregunto al alzarla.
—Por supuesto tío Joe —responde con una sonrisa.
—¿Tío Joe? —dejo salir un poco sorprendido.
—Sí —afirma muy segura— mamá me dijo que eras un hermano para ella.
—Joe —me saluda Sam en la distancia. Bajo a Victoria y ella se va con Karen y Ellied.
—¿Sucede algo? —le pregunto luego de que estrechemos nuestras manos.
—Todo se ha vuelto un caos allá afuera —dice al dejarse caer por el sofá.— Tengo que dejar algo en claro, no creo en los salvadores o en los liberadores, el camino que hemos escogido es el de la matanza, alguien que ha escogido la sangre para salvar a la gente, me resulta inverosímil.
—Sin embargo, esto ahora mismo ya no se trata de que camino escoger para conseguir nuestros derechos, ahora mismo los ideales que Rubí, Karen y tú les han transmitido a los Hollows del mundo se han hecho cada vez más fuertes, incluso entre nuestras líneas han surgidos divisiones sobre si usar la fuerza o el dialogo —continua con un encogimiento de hombros.
—La fuerza es terrible, pero el dialogo es débil en un conflicto como este —agrega Sam mirándome fijamente.— Por suerte, tú eres más fuerte que Karen, pero más clemente que Rubí. Tú, al igual que ellas, eres capaz de inspirar a los Hollows y hacer que los humanos te teman. Una relación basada en el miedo fácilmente se tornará en nuestra contra, pero tú al igual que Karen saben cuál debe ser la solución. Un mundo tan ideal como el que queremos, va a requerir también sacrificios muy grandes.
Él no espera mi respuesta y yo tampoco tengo una.
—Qué bueno saber que New Zealand decidió tomar el camino correcto —escucho la voz de Zayda en la distancia. Me acerco a ella.
—También me alegra verte —le murmuro— me han dicho que ahora soy tu hermano.
Ella se ríe.
—Alguien me ha traicionado —dice cuando nos separamos. Le sonrío con mis labios.
—Luces cansado —agrega Zayda tomando mis hombros.— Necesitas descansar.
Asiento con mi cabeza y me dirijo a mi habitación.
—Y Joe, debemos hablar mañana —Zayda me dice en la puerta de mi habitación.
No puedo preguntarle de qué trata porque se aleja hacia su habitación.
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Las llamas se agitan en todos los edificios cercanos a mí, el suelo está cubierto de sangre.
—Joe, sálvame —es la voz ahogada de Luz.
Intento buscar de donde proviene la voz, pero un grito hace que comience a llamarla sin ninguna respuesta.
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Una fría hoja está puesta sobre mi garganta cuando despierto de golpe, por poco el cuchillo hubiera atravesado mi cuello.
Me doy cuenta de que un cuerpo se encuentra encima del mío.
—Hola, mi querido Joe —la voz de Camila me habla al oído.
— ¿Qué estás haciendo? —es lo único que puedo decir.
—Quiero asesinarte para traer caos al mundo —murmura.
En la completa oscuridad, sus ojos color escarlata es lo único visible. Mis brazos están sujetos por sus piernas y al estar encima de mí, tiene prisionero el resto de mi cuerpo.
No me sorprende que me vida acabe de esta forma, después de todo, es una muerte rápida y tranquila.
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