Capítulo treinta
Podría describir la salida del país como una travesía en diferentes medios de transporte. Coche, avión y ahora barco, el cual se dirige hacia una fragata que nos llevara a Japón.
—Esto no era la zona VIP que esperaba —dice Paul cuando se levanta de la cama de al lado. Me rio al verlo luchar por mantenerse en pie.
—Tú cállate inútil —le grita Rubí desde la ventana que da hacia el océano.
—¿Podrían hacer silencio un segundo? —pregunta Karen tratando de leer un libro acerca de economía moderna.
—Te puedo lanzar al mar, así estarás tranquila el resto de tu vida —le responde Rubí y Karen la hace golpear su cabeza con el vidrio. La cara de Rubí de frustración es incomparable.
Todos nos reímos a excepción de Karen que comienza a correr fuera de la habitación.
—¡Espera ahí infeliz! —le grita Rubí por el pasillo.
—Nunca cambian —murmura Ellied al dejar de reír.
—Apuesto a que la Rubí le dará la golpiza de su vida —dice Zayda mientras intenta pintar sus uñas de rosado.
—Iré por ellas —deja salir Edward antes de verlo correr por el pasillo.
—Bueno... —empiezo a decir— si todo va bien llegaremos a Tokio pronto.
—Nos enviaran unas horas después de que empiece el ataque a la ciudad —responde Paul al volverse a acostar.
—Con suerte veremos los edificios intactos —deja salir Ellied con un tono de preocupación.
—Sera una guerra en todo el sentido de la palabra, peor que la ley marcial —agrega Paul mirando hacia el techo— los japoneses son una raza orgullosa, no se rendirá fácilmente.
—No creo que lleguemos a una rendición —es la voz de Karen. Ella está parada en la puerta con un semblante agitado.
—Saben que no hay vuelta atrás, es luchar o quedar en la historia —deja salir Ellied.
—Eso fue lo que declaro el ministro hace unos días cuando ya habían sido rodeados y la caída de la ciudad era inminente —presiona Paul.— Puede cambiar de parecer.
—Obtuvimos todos los barcos y buques de guerra que disponían, incluso las bases de construcción también fueron conquistadas —dice Rubí detrás de Karen. Ella le envía un puño a Karen que evade por centímetros. Esta sonríe y se tira sobre su cama.
—Aun así, de los 1.004 tanques que disponían, ellos se quedaron con 989 —dice Karen,— los aviones no fueron tomados a tiempo, por lo que cuentan con más de 1.000 y eso sin contar los 100.000 soldados entrenados que han distribuido por toda la ciudad.
—Sera una batalla difícil —concluyo.
—Nos enfrentamos a uno de los ejércitos más grandes del mundo —dice Paul con voz baja.
—Un ejército rodeado que ha sido abandonado por sus aliados más cercanos, aunque no hagamos nada, la ciudad está rodeada, no podrán sobrevivir encerrados, tendrán que salir eventualmente. Esperar a que colapsen es una opción riesgosa, no sabemos qué país pueda cambiar de opinión y apoyarlos en cualquier momento —le responde Karen.
—Sin embargo, nuestro objetivo es saquear la ciudad y usar el dinero como apoyo en la guerra —afirma Zayda.
—Si queremos construir un mejor mundo, creo que tomar una ciudad y liberarla del yugo de los humanos puede ser oportuno, además de que geográficamente puede servir como puente hacia el continente Asiático y como apoyo para el continente de Oceanía —le contesta Rubí.
—Así es, pero la idea es evitar el mayor derramamiento de sangre posible, por lo que tomaré un grupo de Hollows y juntos avanzaremos hacia el ayuntamiento de la ciudad, ahí se han refugiado los altos mandos para usar el edificio como centro de operaciones —dice Karen.
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Un mapa cibernético esta sobre la mesa. Todos estamos reunidos mirando atentamente el mapa de Tokio. Al otro lado de la mesa un Hollow que ha tomado el puesto de capitán les da órdenes a varios grupos de Hollows que han entrado y salido de la sala.
Cuando nos mira fijamente sabemos que es nuestro turno.
—Los botes los llevaran hasta esta zona —nos señala una de las playas que rodean la ciudad.— Toda la zona costera ha sido protegida por unas pequeñas torres de hormigón que han construido lo más rápido que han podido, no son muchas y tampoco son tan resistentes, por lo que contamos con que con el número de soldados que tenemos seremos capaces de derribarlas.
—Sera una masacre en cadena cuando la puerta del bote se abra, por lo que intenten protegerse con todo lo que puedan para no ser alcanzados por esas ametralladoras, será su final si logran encajar un golpe —comenta mostrando el arma en la pantalla.
—El barco llegara en menos de una hora, así que prepárense —finaliza sin derecho a hacer alguna pregunta, pero es mejor así, escucharlo hablar me ha causado conmoción.
Nos ponemos un uniforme negro antes de una pequeña armadura del mismo color en el pecho y hombros. Al salir a la proa vemos a los soldados subirse a las lanchas que van bajando al agua. Los edificios gigantes de la ciudad se ven desde esta posición, me quedo abrumado unos segundos antes de comenzar a caminar hacia un sargento que nos llama con su brazo para que embarquemos una lancha que ya ha dejado en el mar.
Subimos a esa lancha de metal, me siento en una especie de sueño o película guerra. Nunca espere estar en algo así. Puedo escuchar las ametralladoras a lo lejos mientras las olas golpean las paredes de la lancha. Miro hacia el cielo azul esperando encontrar una especie de alivio.
—Solo tenemos que avanzar mientras nos cubrimos de las balas —dice Zayda luego de poner una mano sobre mi pierna. Le doy una mirada incomoda.
—Deja de actuar como un cobarde, eres un Hollow —deja salir Rubí.
—Apuesto que ese cobarde te protegerá —comenta Edward en broma.
—¿Quien? ¿él? —se burla Rubí— primero le dejaré besar mi frente antes de que eso suceda.
—No le prestes atención, estaremos a tu lado para cubrirte —murmura Paul con una sonrisa. Se la devuelvo.
—Úsenlo solo si es necesario —la voz de Karen me hace voltear a mirarla. Ella sostiene varios frascos azules. Cada uno tomamos uno de ellos y lo guardamos en espacio para ellos cerca del hombro derecho.
—Prepárense —dice el soldado frente a la puerta de la lancha. Las balas se pueden escuchar con más fuerza incluso golpean el metal de nuestro débil bote.
Trago saliva mientras la tensión de mis músculos se hace más fuerte. La manija grande de metal es girado por el soldado haciendo que la puerta descienda lentamente, veo sus manos aferradas a esa cerradura en forma de volante plateado antes de ver como su cuerpo es acribillado por las balas. Mi respiración desaparece, pero siento como soy tomado por el uniforme y luego lanzado por la parte de arriba del bote como un saco de papas. Caigo al agua, pero rápidamente me incorporo poniendo mis pies sobre la arena. Veo el color rojo del agua junto con cuerpos flotantes esparcido por toda el agua.
Escucho las balas antes de verlas por encima de mi cabeza derribando a los aviones y atacando más botes que llegan a la costa. Una explosión detrás de mí me hace impulsarme en el agua para ver como mi bote es consumido por las llamas. Mi cabeza intenta procesar todo lo que está sucediendo.
—Joe, vamos —me grita Ellied mientras me empuja hacia la costa.
—Y ¿los demás? —intento decir, pero las balas pasan salpicando el agua terminando de destrozar los cadáveres que me rodean. Evito mirar sus partes destruidas mientras salgo del agua y caigo sobre la arena.
Cientos de soldados corren por todas las direcciones hacia unas gigantescas torres de hormigón que se encuentran al final de la playa y de donde provienen los disparos de las ametralladoras. En la orilla hay todavía más cuerpos destrozados. Por encima de mí, veo como algunos Hollows son derribados creando una lluvia de sangre al intentar volar por encima de la playa. Unas bombas levantan toneladas de arena con los cuerpos de soldados acribillados. La escena es tan espantosa que soy incapaz de reaccionar, estoy a punto de gritar por la brutal masacre que estoy presenciando.
—Joe, Joe —escucho la voz de Ellied antes de que sus manos intenten moverme. Los gritos se intensifican al escuchar como más barcos llegan. Una explosión por un avión que cae sobre la playa me hace estremecer. Un Hollow sale de las llamas gritando antes de caer al suelo calcinado. Un soldado pasa cerca de mi sosteniendo su brazo que ha sido arrancado de su cuerpo por alguna explosión.
—Joe sálvanos —se abalanza uno sobre mi antes de ver como convulsiona por las balas hasta que cae a mis pies. Veo sus ojos color escarlata sin vida, pero de repente soy golpeado por Paul.
—¿Qué estás haciendo? —inquiere él con furia. Ellied se pone frente de mí y detiene las balas de la ametralladora.
—A todos los Hollows, no les tengan miedo a las balas y deténganlas —grita ella por encima de los gritos y los disparos.
—¡Reacciona! —me vuelve a gritar Paul antes de golpearme— tienes que resistir.
Cierro los ojos un instante mientras hago que mis piernas cedan. Comienzo a correr con Paul por el campo de batalla. Ellied sigue desviando todas las balas que puede. Nos dejamos caer sobre el erizo checo; tres grandes brazos de hierro en forma de L que sirven para contener el avance de los tanques. Dos Hollows que estaban en el erizo nos saludan con terror en sus rostros. La ametralladora golpea el erizo, pero este nos protege.
—¿Qué ha sido eso? —inquiere Ellied molesta tomándome del cuello. Intento respirar mientras me esfuerzo en mantener la cordura conmigo— esta no fue la valentía que demostraste ese día en la prisión, muchos Hollows están muriendo por esto y tú estas parado aterrorizado sin poder hacer nada.
—Esto no es la prisión, es el infierno —dejo salir mientras miro el cuerpo tirado en la arena de un Hollow con el estómago abierto que suplica ayuda.
—Querías una guerra, bueno, esto es una guerra —dice Paul con fuerza. Me gustaría que me golpeara, me haría sentir mejor al hacerme saber lo imbécil que soy.
—Por favor, Señor Joseph, ayúdenos, mi familia son prisioneros en esa ciudad —escucho la voz de un soldado que se arrastra hacia mí. Le hacen falta las piernas. Me veo reflejado en sus ojos color escarlata antes de deje de moverse y caiga sin vida sobre la arena.
—Tú puedes Joe —me anima Paul dándome una palmada en la espalda. Asiento con la cabeza con dificultad. Veo cada uno de los cuerpos tirados en la arena, en el agua e incluso los que caen del cielo mientras avanzan bloqueando las balas. Son todos Hollows. Son mi gente. Ellos están luchando y no se rinden.
Me incorporo y comienzo a desviar todas las balas que vienen hacia mí.
—¡Síganme! —grito por encima de todo el caos— ¡Luchemos juntos!
Corro mientras desvió las balas. Paul dispara a mi lado hacia las torres y por el rabillo del ojo veo a Ellied bloquear los misiles que se dirigen a los erizos. Los Hollows que nos siguen bloquean los disparos de los costados creando así un escudo de Hollows que avanza hacia la torre de hormigón. Los erizos desaparecen y pronto llegamos a los cimientos de una trinchera medio construida. Al acercarnos al hueco varios soldados japoneses nos esperan y disparan sus armas contra nosotros, pero es inútil, las balas impactan contra sus cuerpos. Desde este punto toda la playa es sacada completamente de una historia de horror. Tanta sangre y cuerpos que tengo que quitar la vista de las peores zonas. Veo como grupos de Hollows se unen para formar la misma defensa que hemos creado para avanzar.
Un grito de júbilo hace que me gire en dirección de las trincheras para ver a una docena de soldados desde el otro lado saltar hacia nosotros, pero los cuerpos caen sin vida. Escucho el débil sonido de unas bombas a punto de estallar, por lo que, los empujo a todos lejos de la trinchera antes de bloquear la inminente explosión de los soldados. La fuerza de la onda explosiva atraviesa mi defensa y nos hace golpear la torre de hormigón, mis huesos crujen ante el impacto. Una gigantesca nube de arena me bloquea la visión cuando caigo al suelo.
—Joe —escucho la voz de Ellied. Al intentar responder, la arena entra a mi sistema respiratorio y me veo obligado a toser. Veo a soldados que provienen de la playa entrar en la trinchera en dirección a las torres de hormigón mientras que Ellied se arrodilla frente de mí.
— ¿Estas bien? —pregunta Paul al aparecer de repente.
Ambos me ayudan a incorporarme. Una torre de hormigón estalla muy cerca de nosotros, subo la mirada para ver a Rubí salir volando de lo que queda de la torre e impactando en la siguiente como un misil. Los soldados salen de la torre antes de ser destruida como la anterior.
Escucho vehículos frenar de repente más allá de la trinchera antes de que centenares de pasos se escuchen en la autopista. Las armas son cargadas y apuntadas hacia los que estamos encima de la trinchera. Ellied me suelta para saltar la trinchera, mientras que Paul intenta descender conmigo hacia la trinchera para cubrirnos, pero un misil cae sobre los centenares de soldados haciendo que los vehículos se unan a la explosión y el caos. Edward cae frente de las llamas con un lanzacohetes en sus brazos. Él asiente hacia nosotros cuando saltamos la trinchera y llegamos a la carretera. Los edificios altos de Tokio son visibles desde este lugar. Los Hollows comienzan a llenar la carretera mientras se dividen en pequeños grupos.
—¿Dónde están los demás? —le pregunto a Edward mientras intento volver a poner algunos huesos en su lugar.
—Karen ha avanzado con un grupo hacia el centro de la ciudad —comienza a decir con rapidez mientras tira el lanzacohetes. Se dirige hacia el grupo de Hollows que venían con nosotros.
—Todos los que aun puedan combatir vengan conmigo —inquiere Edward antes de comenzar a correr hacia la playa más cercana.
Un carro tanque aparece por la avenida. Este nos apunta antes de disparar. Veo la bala gigante dirigirse hacia nosotros.
—¡No! —grita Zayda. Veo la bala ser desviada por Zayda y luego escucho el impacto contra un edificio que comienza a caer sobre nosotros. Ellied y yo detenemos todos los escombros por encima de nosotros mientras escuchamos como el carro tanque estalla.
—Gracias —le digo a Zayda cuando se acerca.
—La guerra apenas comienza, tenemos que llegar rápido al ayuntamiento de Tokio, Karen se dirige hacia allá para evitar el menor número de bajas para ambos bandos —me responde Zayda con un poco de ansiedad.
—Tenemos que darnos prisa —digo cuando los soldados Hollows avanzan sin problemas por la playa.
—Las defensas que han creado alrededor de la ciudad han caído también —dice Paul cuando ha desactivado el receptor que tiene en el oído. Un grupo de aviones pasan rápidamente por encima de mi cabeza.
—Vamos —digo antes de comenzar a correr por una de las calles que conduce al corazón de la ciudad.
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