Capítulo doce

En ocasiones el universo es capaz de atraer tantos malos acontecimientos para ver cuanto puedes soportar antes de caer. Un evento tras otro, una bala seguida de otra. Al final del día, solo necesitas tomar un respiro para poder escapar de todo ese desastre. Desearías poder olvidar lo que has vivido, pero ¿Cómo puedes olvidar algo que ha marcado no solo tú corazón, sino que tu vida misma? Nunca se está preparando para recibir esa bala o en ocasiones esa torrente de balas, pero así es la vida, no puedes escapar de tu destino y si alguien intentará ayudarte solo correría con la misma suerte que tú.

Camino en medio de la lluvia sobre la madera del barco. Siento como un vacío es incapaz de llenarse en lo profundo de mi pecho. Algunas personas también caminan a mi alrededor con sombrillas. Mantengo mi cabeza agachada mientras camino con el agua cayendo sobre mi cuerpo. Solo han pasado dos horas desde que mi madre murió. Subo la mirada hacia la estatua de la libertad y mi mente despeja los acontecimientos de forma lenta. La antorcha y corona se encuentran iluminadas, me detengo en medio de la lluvia mientras veo fijamente la estatua moverse por el movimiento del barco.

—Es hermosa, sabía que te gustaría —me dice Rubí cerca de mí. Volteo a mirarla un momento y luego vuelvo a ver la estatua.

Por un momento siento que la impotencia de ese monumento te ayuda a sentir como todo se aleja de tu mente como el agua que se desliza por mi cuerpo.

—Me uniré a la legión —le confirmo.

—Sabíamos que lo harías —me dice, volteo a mirarla confundido.

—Nuestro agente ha estado vigilando tus movimientos y acciones —dice y en ese momento sé que es aquella mujer de las notas.

"Estas en peligros", fue lo que me dijo. Al volver a ver la estatua todo tiene más sentido en mi mente, debí haberla escuchado cuándo intento advertirme.

—Oh, Joe —escucho la voz tan familiar y calurosa para mí antes de verla correr hacia mí a través de las personas.

—Luz —la abrazo cuando está cerca, ella comienza a llorar en mi pecho mientras sus manos se aferran mucho a mi espalda.

—Yo no fui, créeme —me suplica entre llantos.

—Lo sé, Luz —le murmuro abrazando más fuerte.

Mientras iba en el auto con Rubí, pensé acerca de lo que había pasado en la universidad y algo no concordada. Así que entre al perfil de Luz y no había ninguna publicación, busqué en la red social un perfil similar y por suerte encontré un perfil idéntico donde estaban todas las publicaciones que me mostraron. No había mensajes de ella cuando volví a revisar mi celular. Le pedí el celular de Rubí y la llamé, pero el número no funcionaba por lo que llamé al teléfono de su casa.

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—Luz —digo.

—Joe, por Dios —escucho su respiración forzada por lo que sé que está llorando.

Ella comienza con decir que no fue ella, que en las noticias aparecía mi rostro y me daban por muerto. Para el mundo era un premio de guerra más. Un Hollow caído.

—Me sentía tan culpable por lo ocurrido, no sabía qué hacer, Joe no te imaginas lo que iba a hacer antes de que llamarás —dice muy alterada. Algo me hace sonreír a pesar de todo.

—Incluso muerto eres un idiota —me vuelve a decir.

Luego de eso me dice que una patrulla la detuvo en mitad de camino a mi casa, y le obligaron a entregar su celular, incluso la amenazaron con un arma para que revelara toda la informacion que tenia acerca de mí.

—Puedes decirle que venga —me dice Rubí al detener el coche en el muelle. La estatua de la libertad se ve a lo lejos.

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—El barco demoro mucha en llegar —me dice con tono muy bajo.  Nos encontramos completamente mojados.

Hace 30 minutos Rubí y yo subimos al barco para ver la estatua de la libertad y podernos encontrar con Luz sin ningún tipo de riesgo, ya que este barco hace varias paradas antes de dirigirse a la isla de la libertad donde está la estatua, como no sabíamos en qué parada se subiría Luz, tuvimos que quedarnos en la popa del barco.

El barco tiene dos pisos y es lo suficiente grande como para llevar más de 100 personas.

—Lo siento, Luz —le murmuro al oído.

— ¿Cómo ibas a saberlo? —me responde.

—Me di cuenta muy tarde y no quise escucharte en la universidad —le digo.

—Lamento mucho lo de tu mamá —no quiero pensar en eso ahora, por lo que solo asiento con la cabeza.

—Luz, sé quién lo hizo —le afirmo, luego de que descubrirá que Luz no me había traicionado, solo una persona quedaba en la lista; Sofía.

—Mirame, Joe —inclino la cabeza para ver sus ojos hinchados— olvídalo, podemos hacer una nueva vida.

—Lo siento, Luz —le confieso acariciando su mejilla mojada por la lluvia.

—Me uniré a la legión —vuelvo a decir rápidamente.

— ¿Qué? —pregunta confundida— no...

—Tengo que hacerlo —la separo para tomarle las manos.

—Llévame contigo —me responde, eso me toma por sorpresa.

—Ahora mismo no puedo hacerlo, Luz —me encojo de hombros.

—Pero ¿Lo harás? —me pregunta.

—Sí, Luz —le respondo con una sonrisa nerviosa y ella sonríe también.

Suelto sus manos y mantengo mi mano izquierda levantada entre nosotros con solo el dedo meñique levantado hacia ella. Ella hace lo mismo y entrelaza el suyo con el mío.

—Lo prometo, Luz —le digo.

—Creo en ti, Joe —me responde.

Una leyenda japonesa estipula, que cada ser humano está unido a otro gracias a un hilo rojo invisible. Esta leyenda surgió al descubrir que hay una arteria que conecta el corazón con el dedo meñique, por lo que para muchos países las promesas se realizan entrelazando los dedos meñiques.

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—Necesito ir a varios lugares antes de viajar hacia la base —le suplico.

Nos hemos separado de Luz y ahora estamos moviéndonos por las calles de Nueva York.

— ¿Dónde? —pregunta.

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Nunca podré olvidar esta casa. Compartí tantos momentos hermosos con esa mujer como para olvidarlos de repente. Las luces están apagadas y la ventana de su habitación se encuentra abierta.

Perfecto.

—No me demoro —le aseguro.

Bajo del coche y la lluvia vuelve a caer fuerte sobre mí mientras veo la habitación. Salto desde el suelo hasta la ventana de Sofía con mis poderes. Su cuarto no ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí, ella duerme tranquilamente en la cama cuando entro en la habitación. Pienso en cómo el blanco de las cortinas, paredes y sábanas terminarán. La simple idea hace que una fuerte euforia llena mis venas.

Quito la sabana que cubre su cuerpo lo suficiente rápido y fuerte como para levantarla. Ella mira confundida a su alrededor y luego se fija en mí, su cuerpo se estremece mientras abre mucho los ojos. Cuando intenta abrir su boca, corto sus cuerdas vocales. Ella intentar hablar o gritar, pero no sale ningún sonido. Una sonrisa de placer se pone sobre mi rostro cuando la veo intentar levantarse, pero doblo sus tobillos y cae fuerte contra el suelo. La puerta se abre de repente y el papá de Sofía entra en la habitación, ella levanta la mano hacia él.

Solo lo miro un segundo antes de que su abdomen comience a girarse hasta que su cuerpo no lo resiste y todo sale a presión por toda la habitación, solo puedo escuchar el golpe de su cuerpo sin vida al caer, ni siquiera pudo gritar. Este sería el momento donde Sofía gritaría, pero recordar que no tiene cuerdas vocales me llena.

Doy unos pasos adelante esperando a la preocupada madre que grita entre a la habitación. Ella se detiene segundos después en la puerta al ver los restos de su esposo, su madre me mira y antes de que pueda gritar la coloco de rodillas en la puerta.

—La verás morir delante de tus ojos, sin poder decir nada —le digo con mucha satisfacción al oído.

Sofia comienza a llorar al intentar colocar las manos sobre mí, pero se las pongo sobre la espalda y las amarro en un nudo con su piel. Escuchar sus huesos crujirse empieza a llenar ese vacío en mi interior. La madre intenta levantarse y abrir la boca, pero no se lo permito, en vez de eso comienzo a arrancar cada uno de sus dedos. Odio ver las lágrimas salir por sus ojos así que se los arranco todo de golpe. Sofía intenta liberarse y cerrar los ojos, pero no quiero que se pierda de nada, por lo que le mantengo levantadas sus pestañas. La vista, aunque es espeluznante, no me inmuta en lo absoluto. Los gritos se intensifican, pero arranco el único musculo que tiene para hacerlos y ahora solo puede balbucear. Estiro sus extremidades hasta que solo hay un espectáculo de color rojo.

—Parece que no pudo soportarlo más tiempo, que lastima —digo decepcionado mientras Sofia me mira a mí con furia y desesperación.

—Traicionarme y publicar en nombre de Luz en esa red social te debió haber hecho sentir que tenías el control, que habías ganado. Verme muerto en televisión debió hacerte hecho pensar que habías cumplido tu patética venganza, que lograste ejecutar el crimen perfecto —le recalco con un poco de furia y ella solo intenta moverse en el suelo, pero no lo logra.

—No te preocupes, todos hacemos cosas para sentirnos bien —le aseguro con una sonrisa.

—Es la razón por la que entre esta noche a tu habitación y te despoje de tus facultades —le digo satisfecho,— por eso mate a tus padres delante de ti, para que ambos compartiéramos de nuevo un mismo sentimiento.

Doy un suspiro como si de un orgasmo se tratará.

—Créeme jamás he sentido tanto placer, ni cuando intentamos tener sexo en esta habitación —le recuerdo con un murmullo al oído antes de levantarme.

Tomo su celular sobre el escritorio e intento con la contraseña.

—No la has cambiado —digo animado.

Hay varias conversaciones, por lo que pruebo con su amiga más cercana luego de Luz.

—Creo que lo mate, me siento culpable por asesinar a Joe, no debí haber hecho ese perfil —le leo sentado en su cama imitando su tono de voz. Esto solo me hace confirmar que tenía razón. Aunque si no fuera así, podría vivir con ese margen de error. Tiro el celular porque ya no lo necesito y ella tampoco.

Aunque el blanco de la habitación ahora mismo está cubierto por un tono más rojo, no me parece suficiente, necesito decorarlo mucho más.

Ver su cuerpo intentando escapar me complace. Solo usa su cabeza y pecho para moverse, porque el resto de su cuerpo no lo puede usar. Arranco todos sus cabellos de un tirón mientras su ahora cabeza calva tiene algunos puntos rojos de sangre.

—Adiós, Sofía —beso su frente. Ella me mira una última vez y luego cierra los ojos, su cara muestra una calma que me hace reírme provocando que ella vuelva a abrir los ojos.

—Espera, ¿Por qué haces esa expresión? ¿Crees que voy a matarte? ¿Cómo puedes pensar eso? Perdóname, pero no puedo hacerlo. El amor que siento me hace imposible tomar esa decisión, lo sé debe ser frustrante para ti —le digo más calmado entre risas— pero mira el lado bueno, no vas a morir hoy.

—Ni mañana. Morirás por una infección en las heridas de tus brazos —dejo salir un poco pensativo.

—Mirarás el cuerpo de tus padres descomponerse mientras oras porque tu muerte se aproxime, espero que tengan buen olor —murmuro con voz baja.

—No te preocupes, acabo de enviarle un mensaje a todos tus contactos diciéndoles que saliste de viaje con tus padres, por lo que no tendrás visitas de ellos —le informo.

—Solo para asegurarme —le anuncio y luego abro las heridas de sus brazos.

—Desangrada también puede ser una buena forma de morir, ¿no lo crees? —me levanto y salgo por la ventana nuevamente a la lluvia.

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—Te demoraste un montón —se queja Rubí.

Comienza a agradarme.

—Lo lamento, tuve un contratiempo —miento.

— ¿Dónde es el siguiente lugar? —me pregunta aburrida.

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Mi casa ahora está rodeada de una cinta de seguridad, las furgonetas se han ido y el fuego que se veía por las ventanas ha desaparecido.

—Los criminales siempre regresan a la escena del crimen —dice Rubí mientras salgo del auto.

Aunque mis pisadas son firmes cuando he pasado por debajo de la cinta siento como si cada uno de ellos me destruyera. Sé que mi madre se encuentra muerta, pero una parte de mi guarda un poco de esperanza, como si al entrar por el pedazo de puerta que aún queda colgado en la entrada, todo sería como antes. Los cadáveres ya no están parqueados en la sala, solo un gran pedazo de sangre un poco seca en el piso es la única señal que estuvieron ahí. Al ver más hacia adentro, el cuerpo de mi madre tampoco está. Las paredes y el suelo donde hace un momento estaba su cuerpo están incinerados.

Acaricio el débil suelo negro donde ella debería estar, sin embargo, parece que las llamas fueron apagadas luego de la explosión porque no recorrieron mayor distancia.

La habitación de mi madre se encuentra organizada al entrar, pero algo sobre la cama llama mi atención.

Una cinta de video vieja se encuentra sobre la cama y tiene inscrito.

"El nacimiento de Joseph. 19.12.1998".

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