CAPÍTULO 26
'Paz mental'
Anne.
La sensación de mareo, dolor de cabeza, la sensación de que en cualquier momento mi corazón va a salirse de mi pecho no hace nada más que angustiarme.
No pienso en nada más, mi mente no pinesa en nada que no sea la persona cuyo cadáver acuno en mis brazos. La observo desde arriba, aún asimilando que ya no esté en este mundo.
Odio a Jason Diphron, ahora mismo y creo que para siempre será la persona que más odio en el mundo. Es un desgraciado, anhelo matarlo para tener su cabeza de trofeo.
El sonido de las olas del mar chocando, rompiéndose contra el imperioso bergantín en el que viajamos relaja mi pulso ligeramente.
<<Ya no quiero más, quiero irme a casa, no seguir con la travesía>>
Tiemblo inevitablemente por el frío y observo de nuevo a Nedda. Sus orbes azules claros, aún abiertos, oscurecen poco a poco y el agujero de su frente, lejos de asustarme, me causa más tristeza.
De un momento a otro, miro hacia arriba y veo a Louise, mirándonos.
—¿Qué... qué pasa? —digo, titubeando.
—Vamos, Anne. Déjala ya. No vas ha hacer nada más que torturarte.
¿Dejarla? ¿Por qué?
—¿Por qué tengo que dejarla? —mis ojos se llenan de lágrimas, sin asumir lo que en verdad ya sé. —Vamos, Nedda. Levantate, ya hemos estado echadas un rato. ¡Vamos!
—Anne, no...
—¡Venga, Nedda! —las lágrimas se deslizan por mis mejillas, ya sin ningún control.
—Anne... —murmura Louise, acercándose a mi y agarrandome por debajo de las axilas, tratando de levantarme. —Vamos, tienen que curarte las heridas.
—¡No! —grito, desesperada. No quiero separarme de Nedda. —¡No, de aquí no me mueve ni Dios!
—¡Vamos, Anne! —logra levantarme a pesar de mis inminentes pataleos, tratando de zafarme de su agarre.
—¡No, Nedda! —lloro desesperada, aún agarrada por Louise. Nos separamos de detrás de las cajas donde reposa su cuerpo.
Sigo pataleando para que me suelten y volver donde Nedda, pero Faraday aparece y ayuda a Louise a sentarme en el mástil, donde observo el panorama.
Tamara está desbordada, muchos hemos salido heridos y termina de coser la herida del costado del capitán, mientras Aldous se aprieta una bolsa de hielos en la cabeza. Craber maneja el timón.
Mi herida en la pantorrilla arde, arde como nunca.
—No te muevas, Anne. —dice Louise mientras se agacha y remanga mis pantalones.
—Aunque que quisiera tampoco podría hacerlo...
—El barco no aguantara mucho más. —Darko aparece por las escaleras de la recámara. —He reparado algunas cosas, pero hay grandes fisuras, sobre todo en la parte baja. —dice con su acento ruso característico de él. —Necesita una reparación... en profunidad. Aparte, —señala la vela. —vela, zona de los ganchos, parte de la proa y el mascarón trasero están rotos, y eso... hay que reparar.
Nos miramos todos entre todos.
—Entonces, ¿como esta navegando?
—Es lo que digo, no aguantará mucho más sin hundirse. También, todo esta abollado por las balas. —mira a Craber. —Crab, yo creo que ya nos hemos alejado lo suficiente de la isla Smarrow. Para en la primera que veas antes de que el barco se destruya del todo.
—Craber. —por primera vez, oigo la voz del capitán desde que huimos de la isla de Smarrow. Tamara ya ha terminado de suturar su herida, y se dirige hacia mí. —Para en la primera isla que veas.
Dalina está a su lado, acariciándolo como si fuera un bebé. Tamara se acerca hasta mí y comienza a examinarme, pasando un algodón con alcohol desinfectante.
Gruño entre dientes ante el inminente escozor, que recorre toda mi pierna. Joder.
—La bala aún sigue dentro de tu pantorrilla. Cosa la cual... es relativamente mejor.
—¿Ah, sí? —digo, irónicamente. —¿Mejor por qué?
—¿Preferirías que te hubiese atravesado la pierna? —contesta la curandera, pasando el algodón de nuevo. —Siento mucho lo de Nedda. Se ve que habías hecho buenas migas con ella. —susurra esta vez.
El pinchazo que siento en el corazón al recordar que su cuerpo sigue aún allí atrás, tirado en el suelo me corroe por dentro.
—Sí. La quería mucho a pesar de conocernos desde hace tan poco tiempo.
—Hay personas que si valen la pena... no hace falta demasiado tiempo para cogerles cariño. Y Nedda era así. —siento el escozor en mis ojos. —Pero la vida es así. Si toca seguir para adelante... toca. Aunque duela. —me mira de reojo y al ver mis ojos cristalizados, cambia de tema. —La bala no está en una zona peligrosa, no ha pillado ninguna vena ni pasará a mayores. Con lo cual, prefiero sacártela cuando estemos en tierra firme.
—Vale. —es lo único que logro susurrar.
Minutos después, mientras mi cabeza, aunque no quiera, remememora autómaticamente todos los buenos momentos que pasé con ella. Las charlas en el mástil, el cine... todo pasea por mi cabeza como un pensamiento repentino que jamás podrá volverse a repetir.
Craber anuncia que ya estamos llegando a un lugar seguro.
—Tierra firme a menos de una milla náutica, capitán. —informa, firme.
Veo de reojo como el capitán mueve la cabeza, asintiendo levemente. El cansancio en su semblante es más que notable, juntando la misión, que ha quedado a medias junto a la pelea contra Jason... esta devastado y se nota que necesita descansar.
Craber eleva anclas cuando cree oportuno y llegamos a una isla completamente desconocida.
—Esta habitada. Es uno de esos pequeños pueblos en la zona verde. —informa el navegador cuando cierra la vela y, en la arena de la playa de la isla, descarga la tabla. —Ya podemos bajar.
Darko me carga en brazos como una recién casada y entre Faraday y Craber, logran sacar al capitán del barco. No puedo evitar echar una última ojeada al cuerpo sin vida de Nedda.
—Mañana vendremos por ella. Tranquila, printsessa. —me dice el ruso al notar que miro el cadáver de nuevo, logrando que sonría.
—¿Donde estamos? —pregunta Dalina cuadno ya estamos todos abajo.
—No lo sé. —contesta Faraday. —Sólo espero que no seea una tribu hostil.
Continuamos andando y nos adentramos en la selva.
—¿Acaso no peso nada, rusito? —le digo a Darko intentando darle un tono jocoso a la situación.
—¿Tú? Nada, como una pluma. —contesta el barbudo.
Nos adentramos al bosque tropical y la cruzamos en menos de diez minutos, llegando a un pequeño pueblo, que esta construido en forma de círculo. Cuenta con, aproximadamente, quince casas, pequeñas tienditas y un hospital pequeño al fondo.
Hay un cartel en la entrada que dice, con una bonita tipografía, 'Bienvenidos a Cala Sawzky' (Soski)
Las antorchas forman un camino entre ellas alumbrando cada portal de cada casa, creando una imagen dificil de olvidar, ya que parece una bella postal navideña.
—Ya es muy tarde. —dice Craber. —Mejor que acudamos a la casa más grande.
Así, en pandilla, nos dirigimos a la casa más grande, que es la que está hacia la izquierda si nos posicionamos en el medio del pueblo.
—Puedo andar mejor, Darko. —le informo al ruso, que asiente y me deja en el suelo. Siento un escozor al apoyar la pierna en el suelo pero la levanto y vuelvo a apoyarla con cuidado, notando el escozor desaparecer. No la apoyo del todo.
Craber se adelanta y los demás nos colocamos detrás.
Toca la puerta varias veces y segundos después, la abre una mujer bastante baja, un tanto rechoncha y con gafas. Viste unas sandalias, una blusa verde oscura —bastante fea, cabe destacar— y unos pantalones marrones que la enfundan como un chorizo. Bastante cómica, la señora.
—¿Sí? —pregunta la mujer al vernos.
—Buenas, emm... somos...
—No, no quiero nada. —no deja hablar al pobre Craber, que queda con la palabra en la boca y cierra la puerta al instante.
Nos miramos entre todos y el navegador vuelve a tocar la puerta.
—¿Sí? —abre la misma señora apenas una décima de segundo después de que toque, ahora con un tono bastante más molesta.
—No venimos a venderle nada. —dice, ya de buenas a primeras.
—¿Ah, no?
—No, pero si a pedir ayuda. —la mujer, raramente, relaja su postura. —Somos una tripulación de marineros, que, hemos dejado el barco en esta isla después de una dura guerra. El barco ha quedado devastado y siento molestarla, pero no llegábamos a ningún otro sitio.
Por raro que parezca, casi que feliz, la señora sonríe.
—¡Haberlo dicho antes, hombre! —contesta la mujer, sonriente por algún motivo. —¡Ey, familia, son unos marineros necesitados! —grita, girando la cabeza. —Pasad, pasad. —nos invita a pasar dentro y con alguna que otra dificultad, pasamos.
Los diez de la tripulación entramos y quedamos sorprendidos ante tal belleza de casa. Es una típica cabaña de película, con su chimenea, su sofá delante, la television encima de la fogata, una cocina a la izquierda, un baño a la derecha, justo debajo de las escaleras que dan al segundo piso.
Otras tres personas, nos observan desde el sofá frente al fuego.
—Wow...
—¡No me he presentado! Qué maleducada. Soy Milla Sawzky. —se presenta, dándole la mano a Craber. —Y ellos tres son Justin, Dolly y Daliah. Mis hijos —nos presenta a los demás. —Os veo cansados, vamos a sentarnos. ¿Té, algo?
Todos negamos a su oferta.
El sofá es grande y cabemos los diez, perfectamente, además.
—¿Que hacéis por aquí? —pregunta la que nos ha presentado como Daliah.
—Somos marineros. Estábamos en una travesía larga, de esas que duran meses. Hoy, a la mañana, salimos de la ciudad de Mainster en dirección hacia una misión, cuanto menos complicadas. Conseguir la calavera del capitán Jack Smarrow.
—¿La leyenda urbana? —pregunta quien se llama Justin.
—Sí, ese mismo. Sin embargo, en medio de la misión, Jason Diphron, el enemigo mortal del bando azul nos ha atacado.
—Espera, espera. —le detiene Dolly. —¿Sois la tripualción de Veneno?
—Sí, somos nosotros.
—¡No lo puedo creer! —dice Milla, sorprendida. —¿Quién de vosotros es el famoso capitán Hemsworth?
Anders, medio dormido, levanta la mano. La mujer le da la mano y el capitán sonríe.
—Hace usted una labor incomiable, capitán. —lo felicita Daliah.
—Bueno, continue. —dice Milla refiriéndose a Craber. —Veo al capitán bastante cansado.
—Ese maldito de Diphron espero a que nos fuéramos para atacar el barco. Intentaron llevarse las ganancias, que por suerte, habíamos entregado hoy, y tuvimos una batalla dura. Golpes, disparos, sangre... —Craber se tira al sofá. —Estamos agotados. Encima, el barco ha quedado devastado y necesita de una reparación urgente, pero no sabemos donde ir porque no llegará muy lejos.
—¡Espere usted un segundo! —lo interrumpe Milla, levántandose del sofá y saliendo de la casa.
<<Que gente más rara...>>
—Ese capitán Diphron se merece una de palos... —comenta la supuesta Dolly.
—Los ha tenido, no cabe duda. —recalca el capitán, despertándose de su trance.
Segundos después, Milla aparece con un hombre alto como un roble, robusto también, de pelo castaño y facciones duras.
—Este es mi cuarto hijo, y el más mayor, Ibon Sawzky. Es mecánico, y tiene una especialización en reparación de barcos.
—Hola, buenos días. —nos saluda a todos dejando ver una sonrisa preciosa.
—Hijo, son la famosa tripualción de Veneno.
—¿Son ellos? —recalca abriendo los ojos. Su madre asiente. —¡Wow! ¿Y que los trae por aquí?
—Ese maldito de Jason Diphron los ha atacado, ha matado unos de sus tripulantes —mi corazón pincha en mi pecho ante la realidad— y ha dejado su barco destrozado. Lo han atracado en la orilla de la playa, necesita una reparación.
El joven parece pensar la respuesta durante un rato mientras su madre cierra la puerta.
—¡Perfecto! Llamaré a Willy y lo repararemos en un santiamén, lo aseguro. —nos dice, aliviandónos al segundo.
—¿Pero en este pueblo se conocen todos? —pregunto sorprendida al ver que afirma que llamará a alguien más.
—Es una historia complicada, querida, permíteme te cuento. —contesta Milla, sentándose de nuevo. —Es que mi madre, aún viva, Mara de Sawzky, era una bruja que fue famosa durante su época. Tanto así, que el acoso masivo contra ella llegó a otros niveles. Y busco una isla deshabitada donde vivir con su marido, es decir, mi padre, Wesker Sawzky.
<<Llegaron a esta isla y construyeron su casa, que es la que esta justo en frente de esta. Y luego nacimos sus hijos; Dallas, Frai, yo, Ursule, y por último, Gerendaiah. Dallas murió hace mucho tiempo por una terrible enfermedad, Ursule vive en Australia junto a su esposo, pero su hija, Enerah, vive aquí, Gerendaiah construyó su casa alrededor de la de nuestros padres. Otras, como yo y Frai, nos fuimos a la ciudad en busca de hombres.
<<Cuando los conseguimos, nos los traímos aquí y construimos nuestras casas. Frai y yo, tenemos hijos, yo tengo a estos cuatro, que ya os he presentado, y Frai tiene dos; Willy, el que reparará vuestro barco junto a Ibon y Merth, que vive lejos de aquí.
<<Y así se formó lo que conocemos como Cala Sawzky, un pueblo, meramente familiar, donde solo vivimos gente de la familia.
<<Aquí vivo yo con estos tres zopencos, Ibon y su esposa viven en la casa de la izquierda a esta, Gerendaiah vive en la de la derecha, Willy en la de más allá, y mis padres viven en la que esta en todo el medio. Luego están las tiendas, que también tenemos de la familia y Enerah vive también por ahí. Frai y su esposo también viven en una de estas casas.
—Entonces, ¿de quien son tantas casas si sólo viven unas diez personas? —pregunto.
<<Aunque muchas parezcan casas, hay de todo, museo, ayuntamiento, presidido por Frai, un hospital e incluso una tienda de ropa. Vivimos del turismo, ya que es una isla donde mucha gente viene de paso por tours especializados, y también de la pesca.
<<Somos un pequeño pueblo familiar. —finalmente, hace una pausa. —¿Habéis entendido?
Mi cabeza duele cuando intento entender toda la información.
—En resumidas cuentas, son cinco hijos de Mara y Wesker Sawzky, tres viven aquí, una en el extranjero y otro no vive. Ella tiene cuatro hijos, Frai tiene dos y Ursule una que vive aquí. Viven de los guiris y la pesca. Fin. —resume Anders, que aunque parecía dormido, estaba escuchando todo.
—Exacto, veo que aparte de buen marinero tiene buena memoria, capitán. —contesta Milla.
—Wow, sin duda una gran historia. —contesta Craber. —Ahora que lo pienso, no nos hemos presentado nosotros tampoco.
Aunque seamos 'famosillos' tampoco somos eminencias del mundo.
—En orden de izquierda a derecha; Anne, Asia, Darko, Craber, Dalina, Louise, Faraday, Anders, Aldous, Tamara, Sonhya y Dusten. —nos presenta rápidamente el capitán. Veo a Milla mover los ojos intentando memorizar todos nuestros nombres.
—Bueno, intentaré recordarlos. —sonríe la mujer. —Pueden alojarse aquí el tiempo que quieran, pero eso sí, debemos repartirlos.
—Yo puedo quedarme a máximo tres. —informa Ibon.
—Nosotros podemos alojar a cuatro. —dice la amable mujer.
—Yo creo que Enerah tiene espacio para varios, y Gerendaiah también.
—Bueno, a ver cómo nos organizamos. —dice el capitán. —Yo voy con ella, evidentemente. —obvia el capitán refiriéndose a Dalina, que sonríe tontorronamente.
—Y yo con Faraday. —el comentario de Louise hace que Faraday se ponga rojo, ella pasa su brazo por encima de su nuca y lo besa.
<<Y yo quisiera ir con Nedda...
Mi mente desconecta de la conversación por completo, apoyo la cabeza en el sofá y los recuerdos comienzan a atormentarme de nuevo. Los recuerdos... son el peor tormento para uno mismo. Más en una situación así.
Recordar todo lo que has pasado con esa persona, momentos, lo que pudo llegar a ser y no fue... es el peor tormento para el alma, lo mejor que se puede hacer es pasar página cuanto antes, olvidarse de lo que no ha sido y ya no podrá ser, y enfocarse en las nuevas cosas que vendrán y si podrán ser.
—Anne, ¿te parece bien? —la voz del capitán me saca de mis paranoias mentales, devolviéndome al presente.
—Emm, sí, si.
—Bueno, pues ya estaría, ¿no? —dice Milla, levantándose del sofá. —Faraday, Louise, Dalina y Anders con nosotros, Anne, Darko, y Sohnya con Gerendaiah, Craber y Asia con Frai, Tamara y Dusten con Enerah y Aldous con Ibon. ¿Todos de acuerdo?
Todos decimos que sí y salimos en busca de las casas que se nos indican, pero cuando salgo por la puerta, cojeando, Tamara me detiene.
—¿El hospital está abierto, no?
—Sí, allí hay médicos que viven en la cala de al lado.
—Bien, nosotras vamos luego a las casas. —sonríe la rizada. —Vamos, Anne, recuerda que tenemos que sacarte una bala del cuerpo.
⟳
Anders.
La luz de la ventana me despierta cuando el sol comienza a picar en mi cara. Observo a mi alrededor, ¿donde estoy?
Los recuerdos se amontonan de golpe en mi cabeza.
<<Llegamos a Cala Sawzky, el lugar donde habita la familia del mismo apellido...>>
En un armario grande que esta al lado de la cama, Dalina guarda ropa que saca de una maleta, apoyada en una mesa.
—Dalina...
—Hombre, bello durmiente... —ríe. —¿Que tal?
—¿Que hora es?
—Las 15:29.
—Mmm, ¿cuanto he dormido? —murmuro al darme cuenta de la hora que es.
—No se preocupe por eso, mi capitán. —dice en un tono meloso. —Ayer te duchaste, y caíste rendido. Normal, después de tal guerra como la que sufrimos ayer. Me salvaste la vida.
Otro atisbo de recuerdo se cuela en mi mente. Niccolas iba a matarla y al oír su grito de ayuda, llegué y lo maté yo.
—Ya...
—Muchas gracias. —se acerca hasta mis labios y me da un pico.
Sonrío de respuesta.
—¿Que ha pasado con el barco?
—Muchos se han levantado y se han ido a limpiarlo antes de que Willy e Ibon vayan a arreglarlo. —trato de recordar quienes son Willy e Ibon e incoscientemente, frunzo el ceño. Dalina lo nota. —El cansancio no te favorece, cariño.
—¿Hay alguien al que sí?
—Estamos en Cala Sawzky, hogar de la familia Sawzky. —comienza a explicar. —Sólo ellos viven aquí. Los padres que la crearon viven aquí, Mara y Wesker Sawzky. —decide continuar cuando ve que no recuerdo. —Nos hemos alojado en la casa de Milla Sawzky, una hija de ellos, que son cinco hermanos; tres viven aquí, una en el extranjero y el otro murió... —mi cabeza comienza a recordar la historia de la familia. —¿Recuerdas?
—Sí, ya recordé. Willy es el hijo de una de las hermanas Sawzky e Ibon el hijo de nuestra anfitriona.
—Exacto.
Me levanto de la cama, destapándome y yendo al armario.
—¿Vas al barco?
—Sí, ya es hora. —contesto cogiendo una camiseta y un pantalón vaquero ancho, azul oscuro.
—¿No vas a comer? —pregunta cuando voy al baño, agarrando el cepillo de dientes.
—Mmm, no, no tengo hambre. —contesto con el cepillo en la boca. Minutos después de cepillar, escupo el mejunje y dejo el cepillo en el recipiente.
—Bueno, te espero aquí. —dice Dalina mientras sigue organizando ropa.
<<Mara de Sawzky, fue una famosa bruja durante su época... >> El recuerdo me aborda de repente.
<<Tengo cuantas y cuales. Son dos. Una de muerte y por muerte y otra evitación de la verdad, maldiciones de alto grado. >>
Las palabras de la bruja que visite en la cabaña de Wisteria hace unos meses llegan a mi cabeza. ¿Mara Sawzky será una bruja de alto nivel?
—Mmm, bueno. Me voy. —le digo a Dalina, despidiéndome de ella con un beso.
—Chao, cariño.
Salgo de la casa de Milla y me dirijo hacia la casa de Mara y Wesker Sawzky.
Sus padres viven en una casa que justo está en medio, frente a la plaza.
Ando atravesando la plaza y llegando hasta la puerta de la casa que está en frente al círculo con un árbol. Toco la puerta, y segundos después, abre una mujer que estará cerca de los setenta y cinco años.
Es igual de bajita que su hija Milla, sin embargo, ella lleva gafas y el pelo hacia arriba, canoso.
¿Entonces, cuantos años tienen las hijas?
Supongo que tendría un hijo joven, Milla está cerca de los cuarenta y cinco si no los tiene ya, y es de las más pequeñas.
—¿Sí? —contesta con una voz rugosa.
—Hola... mmm... soy el capitán Hemsworth, llegamos aquí...
—Sí, hijo, sé quién eres y cuando llegaste, me han contado hoy. Pasa, pasa. —se echa a un lado, invitándome a pasar dentro.
Su casa es más pequeña que la de Milla, pero bastante más acogedora. Sigue siendo preciosa, típica de película.
—Wow, que bonita.
—Gracias, hijo. Ven, sientate. —la mujer tiene una jarra de té ardiente en la mesa. Se sirve en un lindo vaso de porcelana y me ofrece. —¿Quieres?
—Mmm, no, muchas gracias. —contesto declinando su oferta.
—Bien, joven. ¿Que te trae por aquí, Anders?
<<¿Como...?>>
—Necesito ayuda, Mara. Su hija nos contó la historia de este pueblo ayer, y mencionó que usted es bruja.
—Efectivamente, de las mejores del país.
—¿Es usted una séptima bruja?
—Soy más que eso, hijo. Soy una de las pocas séptimas brujas que quedan en el mundo.
—Necesito ayuda. Hace unos meses visité a una bruja que me dijo que cursaban dos maldiciones contra mí.
—Es cierto. Sin estar en estado de formancía, el estado en el que entramos las brujas para receptar auras, ya veo que tienes maldiciones encima, y además, fuertes.
—Necesito su ayuda, Mara. Una de esas maldiciones es de muerte por muerte.
Noto como la señora tensa la mandíbula de inmediato.
—¿Cual fue tu error para que te impusieran esa maldición, hijo? —pregunta mientras agarra mi mano, posándola sobre la suya.
—Ninguno, alguien la tenía y me la pasó a mi. —entra en el estado de permancía, que permite a las brujas observar auras y definir maldiciones, así me lo indica que sus ojos ahora están completamente violetas.
—Te voy a brindar ayuda, hijo. Te veo asustado y necesitado. —Fuerzas y poder de la oscuridad... —comienza a recitar en un susurro, sobando mi mano con la suya. Mi corazón late con fuerza. —permitidme a este joven anunciar las maldiciones que lo atormentan. —las palabras son distintas a las de la bruja de Wisteria, supongo que será una cosa de la jerarquía de las brujas.
Hay varios niveles, del uno al siete.
Mara se queda en silencio, cabizbaja y tiene pequeños espasmos.
—Mara, ¿que pasa?
—He visto algo, hijo... —murmura. —La maldición de la ocultación de la verdad... trata sobre un secreto...
—¿Cual secreto? —susurra. —Necesito saberlo.
—Eso no puedo saberlo yo, hijo. Tiene que decírtelo la bruja que te haya impuesto tal maldición. Queda poco de permancía. —informa. —Tu maldición de muerte por muerte... no es tuya.
—¿Como que no es mía?
—Me he expresado mal, hijo. —corrige. —No es solo tuya.
—¿Como que...?
—Es una maldición que acecha a toda tu tripulación, impuesta por la misma persona y con la misma fecha. Es decir, en... septiembre del año siguiente... todos morirán bajo la terrible maldición. Alguien quiere deshacerse de vosotros para salvarse él con esta maldición, hijo.
—¿Quién? —murmuro, pálido al oír sus palabras. <<Todos van a morir por mi culpa. >>
—Siento desanimarte, pero no sé quién te las ha puesto. Necesito demasiada energía para eso y no es el caso.
—¿Y la fecha límite?
—24 de septiembre de 1881. En menos de un año todos habréis muerto, hijo.
***
Bueno, espero que os haya gustado el capítulo y poco más que decir.
Nos vemos en el capítulo 27 :D
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