Prólogo: Detrás de escenas.

En el fondo del escenario, hay un pequeño niño llorando.

El niño se aferra a sus ropas intentando cubrir su desnudez.

Se siente sucio.

Usado.

No hay nada que pueda parar su llanto.

— Mamá... — llama, aún sabiendo que jamás será escuchado y que nadie acudirá en su ayuda — Mamá... — repite, ruega, súplica por la ayuda de alguien. Desea que alguien entre por esa puerta y lo salve — Ayuda... — dice entre sollozos que no parecen afectar en lo más mínimo a su agresora — Ayúdenme, por favor, ayúdenme...

El ruido de los tacones de la mujer lo hacen encogerse en su sitio.

No me toques.

No quiero que me toques. Piensa lleno de miedo y terror.

— ¿Por qué lloras? ¿Estás pidiendo por tu "mami"? Ja. No me hagas reír — la mujer de cabellos negros se burla desde su posición mientras vuelve a limpiar sus ropas que quedaron desacomodadas debido al acto anterior — Ella fue la que consintió todo esto, deberías odiarla a ella y no a mí, ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cómo ella estuvo dispuesta a todo para que triunfarás? Deberías ser más agradecido, nadie va a ayudarte, Hikaru. Nadie va a salvarte. Esto es solo una pequeña regalía que tomo para mantener tu puesto como personaje principal en la obra de teatro — la mujer tomó su rostro para que su pequeña estrella la mirara a los ojos.

En los ojos de la mujer se veía lujuria, deseo y cierto cinismo.

Una superioridad indescriptible debido a su posición.

Por tener a su merced a alguien que no se puede defender.

Eso de alguna forma la excitaba.

Haber hecho lo que quiso con él..

Que él le demostrara tal sumisión... Fue la cúspide de toda su obscenidad y sus más profundos deseos.

— ¿Por qué...? — preguntó el menor en un hilo de voz.

El pequeño niños de dorados cabellos no entendía cómo llegaron a esto.

"Ven Hikaru, vamos a jugar a un juego" le había dicho después de terminar los ensayos generales, el menor observó a su madre esperando que interfiriera; en cambio, lo único que recibió de ella, fue el cómo esquivaba su mirada para no verlo. Dejándolo solo con aquella mujer en esa oscura habitación detrás del escenario.

Se quedó mudo, su cuerpo no respondió a las alertas mandadas por su cerebro, porque como un niño obediente, hizo todo lo que aquella mujer le pidió.

Mamá, ¿Por qué me dejaste solo con aquel monstruo?

¿Por qué aquel monstruo tocó partes de mi cuerpo que supuestamente eran prohibidas?

¿Por qué aquel monstruo se robó mi primer beso?

¿Por qué permitiste que todo esto sucediera?

Mamá, dime por favor, ¿Por qué no me protegiste?

¿Por qué no me salvaste de los monstruos?

Volviendo a la realidad, la mujer lo miró desde su sitio, sus ojos brillaron llenos de indiferencia cuando dijo:

— No tienes talento para la actuación, solo eres lindo y cuando no tienes talento, ¿Qué se supone que haces? Solo queda una cosa por hacer, ¿No lo crees? — insinuó demostrando la situación en la que se encontraban — Oh, mi querida estrellita, no llores. Sin mí, lastimosamente no eres nadie, Hikaru Kamiki.

El niño se quedó sin aliento ante sus palabras.

La forma en la que esa mujer lo denigró a tan corta edad...

La forma en la que aquella mujer rompió todos sus sueños e ilusiones sobre el mundo del espectáculo, se fueron despedazando hasta ya no quedar nada.

Hikaru se quedó inmóvil en su sitio, pensando en el por qué le insistió tanto a su madre el querer ser actor.

Se regaño mentalmente por ser tan ingenuo, por ser tan tonto.

Pensó que era su culpa.

Airi Himekawa sonrió al ver que sus más oscuros deseos fueron cumplidos, estaba enferma.

Estaba enferma por desear a un niño de 11 años y haberlo hecho suyo.

Estaba enferma por disfrutar tanto esto.

La mujer se acercó a sus labios y aunque el menor forcejeó para apartarla, ella lo obligó a besarla.

El niño detrás de escenas lloró.

Esto solo era el primer acto de lo que vendría después.

Se despide:

"Mr_Swag95"

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