El lenguaje del mar
Estaba acostada en la arena, el agua ni siquiera me tocaba, respiraba el húmedo aire de la playa, todo parecía estar bien, las olas reventaban provocando una melodía continua que me tranquilizaba. Estaba a punto de anochecer, el sol comenzaba a meterse y yo me acerqué a la orilla del mar el cual adquirió de pronto un tono verdoso, me estaba adentrando hacia la profundidad, el agua cada vez me cubría mas el cuerpo hasta que me sumergí por completo, había algo que me jalaba hacia el fondo y no podía llegar a la superficie, cada vez me hundía mas, sentía que realmente me ahogaba. Me desperté después de eso con un brinco, Alessia estaba sentada en la cama recargada en la cabecera observándome en silencio.
-¿Por qué estás despierta?- Le pregunté con una voz ronca mientras me acomodaba para mirarla.
-Tenías pesadillas otra vez, me despertaste- Dijo con un tono serio, se veía cansada.
-Perdón... no es mi intención-
-Tienes que superar esto, ya pasaron muchos años-
-¿Superar qué?- Pregunté confundida.
-Lo que pasó-
-Pero ni si quiera recuerdo que pasó...- Al decir eso me di cuenta de que Alessia casi siempre estaba en mis sueños, influía en ellos y parecía conocerlos.
-¡Alessia, tú siempre estás ahí!, dime como sabes, dime que sabes- Alessia frunció el ceño, observaba fijamente mi ojos con interés.
-Creí que sí recordabas- Dijo clavando todavía su mirada en la mía.
-¿Recordar qué? ¿Qué pasó?... Alessia dime.-Pregunté desesperada.
-Estábamos de vacaciones, nos habíamos reunido en la playa toda la familia, íbamos a recorrer la bahía en un yate, el día era soleado pero el clima empezó a cambiar y las olas se volvieron más violentas, decidimos regresar pero estábamos lejos de la orilla, entonces una ola golpeo el yate, haciendo que cayeras al agua, y nadie se dio cuenta mas que yo.- Mientras Alessia hablaba comencé a recordar poco a poco como si hubiera sido una película vieja, todo lo que decía parecía tener sentido ahora y cada vez los recuerdos se volvían más claros. -Yo les gritaba que te habías caído al agua, pero todos estaban concentrados cuidando de si mismos, nadie me hacía caso.- dijo y después suspiró.
-Sentía que era parte del agua, que tenía que quedarme ahí y entonces cerré mis ojos- comenté, como si alguien hubiera puesto las palabras en mi boca.
-Me aventé al mar por ti, te veía descendiendo cada vez más y no hacías ningún movimiento, seguí nadando hacia el fondo, cada vez estabas más lejos y se me acababa el aire, podía ver pequeñas burbujas saliendo de tu boca, hice un esfuerzo y logre jalarte del brazo. Te llevé a la superficie y nunca hablo nadie de eso- Sentí que mis ojos se crispaban, ahora todo había quedado claro, acababa de recordar aquello que tenía tan guardado en mi subconsciente. Me acerqué a Alessia y la rodeé con mi brazo, ella se acomodó a mi lado, su mano se perdía entre mi cabello arrullándome.-Nunca pensé que se fuera a convertir en algo tan importante para ti- susurró.
-¿Cuántos años tenías?- Pregunté.
-Unos nueve...- Contestó después de sacar sus cuentas.
A pesar de todo lo que pasaba, me sentía sumamente feliz, ella estaba en mis brazos, y yo en los suyos. Me sentía tranquila. Alessia me transmitía confianza y por un momento había olvidado los problemas, había olvidado que nos habían secuestrado y que probablemente jamás saldríamos de ahí. Sentía un cariño irremediable por ella, porque me hizo cambiar, porque me hizo amar y porque todos necesitamos a alguien que nos diga que nos quiere, que nos preste atención, eso es amor y lo teníamos, y yo me sentía completa al estar con ella.
Me distraía recorriendo su cara con la mirada, metí mi mano por debajo de su blusa intentando no lastimarla, y comencé a acariciar su abdomen, puse mi pulgar sobre su ombligo y ella rió, con mis dedos formaba un círculo al rededor de el, pude sentir como su piel se erizaba.
-No Zara, ya basta- Dijo todavía riendo.
-Quiero que olvides el dolor...- Nos quedamos calladas, ella sujetó mi mano, me miraba con una expresión seria que a penas distinguía en la oscuridad.-al menos por un momento.
-Ya casi no siento dolor- Susurró.
Sentí de pronto el dulce y caliente aliento de Alessia dorando mis labios, el cual provocó un escalofrío en mis entrañas, la luz de la luna que atravesaba la ventana me permitió ver el rostro de mi tía teñido de amor a escasos centímetros del mío haciéndome contemplar el mundo y temblar incontrolablemente. Entrelacé mi mano con la de Alessia y ella al notar que temblaba la tomó con más fuerza.
-¿Qué... estás haciendo?- Titubeé confundida.
Un segundo mas tarde los labios de Alessia se posaron sobre los míos formando un beso tan profundo como el mar, con mis manos repasaba su suave cabello y sentía en mi estómago un racimo de mariposas revoloteando sin atreverse a volar. Mis manos se perdían en su piel sin poder creer que esta era la realidad que estaba viviendo y al mismo tiempo me aterraba, sintiendo el mundo rodar bajo mis pies. Hubo una pausa y sentí su amable aliento otra vez, Alessia me miraba con el rostro empapado y yo sin entender nada sequé sus lagrimas.
-Siempre he estado enamorada de ti, pero he sido cobarde y no quiero serlo más- susurró.
-¿Por qué jamás me lo dijiste?-
-Tenía mucho miedo de lastimarte... tú sabes que es muy complicada esta relación, pero no quiero perder más tiempo, quiero estar contigo porque jamás había sentido un amor tan grande y complejo como el que siento por ti-
-Yo también te amo a ti y quiero estar contigo por siempre- Susurré y puse mi cabeza sobre su pecho, ella acariciaba mi cuerpo mientras yo miraba la luz de la luna que a penas se asomaba por la ventana, la respiración de Alessia me tranquilizaba, casi podía sentir los latidos de su corazón.
Me dormí poco a poco despertándome para sentirme confortada con su piel, como si el simple tacto me pusiera a salvo de toda desgracia. No volví a tener pesadillas.
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