07
Cuando llegamos, Jimin tardó en salir, estaba peleando con la máquina de impresión, de nuevo.
-¡Espera sólo un momento, Taehyung!-gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír. Pobre de él, esa máquina siempre le sacaba canas verdes.
Yoongi permaneció tranquilo, observando las cosas en el local, hasta que Jimin apareció por fin detrás del mostrador.
-¡Listo!-me sonrió con esa sonrisa que se expandía tierna sobre su rostro.
Cuando Jimin desvió la vista de mí, la posó en la única otra persona que estaba conmigo. Yoongi lo miraba embobado.
-Oh-musité-, Jimin, te presento a un amigo. Yoongi, él es Jimin-dije al interpelado-, de el que tanto te he hablado; Jimin, él es Yoongi, mi vecino.
La cara de Yoongi era de sorpresa, asombro y fascinación y en sus ojos existía un brillo que hace unos minutos no se encontraba allí.
-Hola-balbuceó.
-Hola-respondió Jimin.
Ambos se sonrieron y luego Jimin me dedicó su atención a mí.
-¿Fotos nuevas?-me preguntó, entusiasmado.
-Ya lo sabes-reí e hicimos lo de siempre.
Luego de unas horas y de que Yoongi y Jimin se conocieran más. Decidimos él y yo que era hora de regresar. El sol ya se había puesto cuando Yoongi y yo caminábamos hacía el edificio.
-Tú amigo es muy bonito-musitó, ruborizado ligeramente-. Muy simpático, además.
Me solté a reír.
-Creo que lo pude haber adivinado-admití y él enrojeció más, la pálida piel de sus mejillas se pintó de color rojo.
-¿Por qué dices eso?-preguntó, avergonzado.
-Por tu cara y cómo lo mirabas.
-¿Tan obvio era?-hizo un mohín.
-Algo.
Ambos reímos.
-¡Yoongi!-dije, de pronto, quizá hasta sacándole un susto por la forma en que me miró- ¡Tú sabes italiano!
-Emm... sí-musitó sin comprender; y es que había cambiado de tema repentinamente.
-Dime qué significa...-hice memoria para acomodar las palabras en orden y tratar de pronunciarlas correctamente- "Che bella coppia che fate"
A lo mejor Hoseok creía que ya se me había olvidado lo que el muchacho de la heladería nos dijo y que no me quiso traducir, pero para mala suerte de él, yo tenía muy buena memoria.
-Qué bella pareja hacen-dijo, Yoongi.
-¿Disculpa?
Yoongi rió.
-Eso significa.
Abrí los ojos ante lo poco evidente y ante la ilógica de que me emparejaran a mí con Hoseok. Luego me solté a reír de nuevo; no sabía si avergonzado o de verás divertido.
-¿Por qué?-inquirió, Yoongi.
-Porque... lo vi en la televisión, en una película. Quería saber qué significaba-inventé.
-Claro-musitó.
-Buenas noches, Yoongi-dije, fingiendo un bostezo.
Lo cierto era que después de mí tarde con Jimin y Yoongi, no estaba cansado; pero sí quería escapar de las escenas que Sohyun y Hoseok protagonizaban en la sala. El chasquido de sus labios al juntarse, los suspiros, las caricias que se daban, todo me resultaba ahora insoportable.
-¿Tan pronto te irás a dormir?-me preguntó.
-Sí, estoy muy cansado- me pregunté si fingir otro bostezo sería muy exagerado.
-Está bien, hasta mañana. Descansa, que tengas una linda noche-me dijo y tuve que hacer hasta lo imposible por reprimir un suspiro.
-Gracias. Le dices a Sohyun que me fui a dormir. No sé por qué esa mujer se tarda tanto en el baño-bromeé-. Hasta mañana.
Me dedicó una última sonrisa y al instante me vi obligado a responderla. No hacerlo sería prácticamente irrealizable.
A la mañana siguiente, el día había amanecido perfecto para ver una película, o al menos, a mí se me había antojado hacerlo. Fui a un video club cercano, y renté una de terror cuyo título no entendí pero la portada sí que era macabra.
Desayuné afuera y en la tarde me cociné un par de huevos fritos. Cuando el reloj marcó las seis de la tarde y sin más planes en mi lista, decidí ver la película que había rentado. La coloqué en el DVD de Sohyun y puse los subtítulos en coreano. Apagué las luces y me acurruqué en el sofá pequeño tapándome con una manta violeta que estaba allí, dejando que el departamento fuese iluminado sólo por la luz exterior. Le puse play a la película y comencé a ver cada una de las escenas que el televisor proyectaba.
Había pasado casi la hora y yo me aferraba a la manta retorciéndola entre mis manos, terriblemente aterrado y con el corazón a mil por hora; jamás me había espantado tanto viendo una película como ahora. El televisor reflejaba sobre mí aquellas imágenes del perro protagonista que dejaba salir de su hocico la rabia que infectaba como un virus al desafortunado que se cruzaba con los filosos y ensangrentados dientes del can, convirtiéndolos en reflejos del horroroso animal que los mordía. Estaba completamente aterrado.
Unos golpes en la puerta me hicieron dar un tremendo brinco en el sofá y un alarido de espanto de mis labios. Comprendí luego que sólo era alguien que llamaba a la puerta.Le puse pausa a la película y salté del sofá casi adivinando quién estaría del otro lado.
-¡¡Hoseok!!-grité, noventa y nueve por ciento aliviado.
-¿Te ocurre algo?-preguntó, preocupado.
-¡Estoy viendo una película de terror horrible!-expliqué y lo introduje tomándolo de la mano.
-¿Qué película?
-No sé, una de un perro rabioso que infecta un virus-dije atropellando las palabras, y señalé el televisor.
-Estás viendo Infectados. No da tanto miedo-rió.
Fruncí el ceño.
-¿Estás loco o no eres humano?-farfullé- ¡Claro que da miedo!
Sonrió.
-¿Entonces por qué la ves?-inquirió, divertido.
-Pues... porque... porque... no sé, es horrible.
-Sí, pero aun quieres terminar de verla, ¿cierto?
-¡Claro! No voy a quedarme a la mitad de la trama, ¿quieres ver lo que queda conmigo?
-Por supuesto, y luego quién va a protegerte-sonrió con autosuficiencia.
-Gracioso-lo fulminé con la mirada.
Me acomodé de nuevo en el sofá y después Hoseok se sentó en uno de los brazos de éste, pasando su brazo sobre el respaldo; ambos estábamos muy juntos y mi corazón comenzó a acelerarse. Di 'play' a la película de nuevo, y la escena que había quedado pausada continuó moviéndose; ahora ya estaba todo más oscuro y sólo podía ver tenuemente el reflejo de la luz del televisor sobre nuestra piel.
Una escena me obligó a cerrar los ojos con fuerza y a desviar mi rostro hacía el respaldo del sofá; pero con lo que mi rostro se topó no fue con el terciopelo del mueble, sino con un abdomen duro revestido de una franela blanca y un suave y varonil perfume tan cerca de mi nariz.
Caí en la cuenta entonces de que estaba ocultando el rostro en el abdomen de Hoseok; me iba a retirar, completamente sonrojado y por supuesto iba a pedirle disculpas; pero entonces, unos fuertes y viriles brazos se ataron a mí alrededor haciendo que el corazón se me cayera hasta el piso. Aquello era una cárcel meramente hermosa y yo su indigno prisionero.
De repente, todo el miedo se evaporó.
Mi nariz aspiraba su delicioso perfume mientras que sentí sus manos acariciando mi cabello, inmediatamente la piel se me erizó. Podía oír perfectamente el latido de su corazón estallar en mis oídos; un latido raro: rítmico pero acelerado, tranquilo y rápido a la vez... "Pum, pum, pum" estallando en mis oídos, y yo allí, entre sus brazos, protegido.
Me atreví a levantar el rostro y miré más de cerca el suyo; su mandíbula y cuello, donde los hermosos lunares eran muchos más de los que yo me había percatado y su piel, resplandeciendo con la tenue luz del televisor. Entonces bajó la cabeza y me pilló mirándole. Enrojecí en plena oscuridad cuando me vi reflejado en el color cafe de sus ojos, tan cerca.
Parpadeó un par de veces y su cálido aliento me golpeaba el rostro. A esa distancia tan mínima, su rostro era aun más hermoso.Hubiera querido tener telepatía para saber qué es lo que él estaba pensando ó si estaba en el mismo caso que yo, por que yo no podía pensar.
-¡Chicos ya vine!
Ambos pegamos un brinco al oír la voz de Sohyun y ver el rayo de luz que la puerta abierta introducía a la habitación. Nos separamos tan rápido que no pude ni procesar la información del todo bien. ¿Sohyun? ¿Ella que hacía aquí? ¿Eran ya las ocho de la noche?
-¿Por qué está tan oscuro?-preguntó y luego las luces me cegaron.
Parpadeé repetidas veces, atolondrado y desconcertado.
-Estábamos viendo una película-explicó Hoseok, quien de repente se encontraba muy lejos, a diferencia de cómo lo había tenido antes.¿Cuándo se alejó tan rápido?
-¿En serio? ¿Cuál?-preguntó Sohyun, tratando de ver hacía el televisor y de descifrar a qué filme pertenecían esas escenas.
-Infectados-dijo, Hoseok.
-Taehyung, yo no sabía que eras masoquista-bromeó Sohyun y sólo entonces, cuando oí mi nombre, aterricé-. Esa película es aterradora-musitó haciendo un mohín-. ¿Por qué la rentaste?
-Porque no sé italiano, ¿te parece una buena excusa?-musité, medio atontado. Aun no sabía qué había ocurrido y por qué Sohyun estaba allí siendo las siete con treinta.
Ella soltó una risotada.
-Sohyun, amor. ¿Por qué llegaste temprano hoy?-preguntó Hoseok.
-Ah, hoy salí temprano-se encogió de hombros. Se puso en puntitas para besar los labios de su novio y me giré instantáneamente, de pronto mas aterrorizado por esa escena que por el filme.
Oí el chasquido de sus labios al unirse y quise taparme los oídos o subirle todo el volumen a la TV con tal de que me fuera imposible captar ese tipo de sonidos.
La fierecilla apareció de pronto, atenta, molesta y enfurruñada. Se movía inquieta dentro de mí estómago y me rogaba que me levantara del sofá y me largara.
Miré por la colilla del ojo y pude verlos aun besándose. La fierecilla se removió y comenzó a rasguñar lastimosamente. Ahora era un sentimiento casi palpable, podía sentirlo con claridad dentro de mí, alguna especie de punzada cerca del corazón que hacía los latidos pesados, moribundos. Esto no debía de hacerme daño... pero me lo hacía.
Me levanté del sofá y quité la película del televisor. Hice ruido cuando el control del DVD se me cayó de la mano al presionar su botón con fuerza excesiva. Pero al menos sirvió para que Hoseok y Sohyun se dejaran de pasar microbios y me miraran.
-Perdón-farfullé.
-¿No vas a terminar de verla?-preguntó Sohyun.
-No, recordé que tengo que arreglar mis cosas-dije, mientras ponía con movimientos torpes el DVD de nuevo en su lugar.
-Ay Taehyung, pero tú nunca arreglas tu habitación-me acusó.
-No me refiero a eso Sohyun-la miré-; lo que quiero decir es que mañana saldré con Yoongi y me llevaré la cámara-no sabía de dónde había salido la mentira, por que eso era, una mentira; Yoongi y yo no teníamos planes de nada-. Y por cierto, yo sí arreglo mi habitación, aunque no muy seguido.
Sohyun ignoró mi último comentario.
-¿Saldrás con Yoongi de nuevo? Vaya, ¿cuántas veces ya son?-se emocionó y comenzó a especular.
-No las cuento, Sohyun-dije y me reí.
-¿Y a dónde irán? ¿De nuevo a tomar café?
Miré el rostro de Hoseok, aun lado del de su novia conjeturante y pude ver en él ese tipo de gesto que le producía cada vez que yo hablaba de Yoongi. Aquello me alentó a seguir con la mentira.
-No, a la plaza de San Marcos-dije-. Así que si me disculpas, tengo que ir a ver que me pongo-sonreí, pero de esa manera en la que sonríen las brujas malvadas de las películas.
-¿No vas a cenar?-inquirió Sohyun.
-No, no tengo hambre; pero si acaso me da, creo que tengo una barra de granola en mi escritorio-me encogí de hombros.
-Está bien.
-Hasta mañana, Hoseok-dije, cordialmente y le sonreí. De verás que me sentía malo y a la fierecilla le gustaba eso.
-Hasta mañana, Taehyung-musitó, serio y sin sonrisa.
Me di la media vuelta y me dirigí a mi habitación. Había calmado a la fierecilla e incluso le había dado una dosis de satisfacción, pero ahora tenía otro problema. ¿De dónde demonios había salido mi mentira? No me quedaba más que sólo cruzar los dedos para que Yoongi pudiera ser mi cómplice y aceptara la invitación que le iba a hacer.
Marqué rápidamente el número de Yoongi y me aparté de la puerta para que no pudieran oírme. Timbró un par de veces y a la tercera su voz de ángel contestó del otro lado de la bocina.
-¿Taehyung?-me dijo, sorprendido por mi repentina llamada.
Él siempre era el que me llamaba a mí.
-Hola, Yoongi, ¿cómo estás?-susurré casi.
-Bien. ¿Por qué hablas tan bajito?-me preguntó, cambiando su tono de voz al mío.
-Porque no quiero que me oigan.
-¿Quién?
-Mañana te explico, ¿sí? Sólo quería preguntarte si querías salir a pasear conmigo a la plaza-arrugué el suéter negro que llevaba puesto, nervioso.
-¡Por supuesto! ¿Mañana?
Suspiré de alivio.
-Sí, gracias.
-No, gracias a ti por invitarme-dijo.
-Entonces, hasta mañana, buenas noches y gracias-musité.
-Hasta mañana.
Trunqué la llamada e hice una exclamación de victoria. Sabía que podía contar con Yoongi cuando fuera.Me senté sobre la cama y me incliné para abrir el cajón inferior de mí buró. Rebusqué entre papeles y debajo de todos encontré lo que había guardado como un tesoro a capa y espada hasta hoy. Levanté las diez fotos y miré cada una hasta encontrar alguna que dibujara el rostro mejor.
Cuando lo hice, la tomé entre mis manos y estudié el bello resplandor que por sí sólo reflejaba el rostro de Hoseok. Sentí en mi estómago como si un montón de burbujas se inflaran y fueran flotando en el espacio libre. ¿Por qué él me provocaba todo esto? Ahora empezaba a tener un miedo racional y tangible. Hoseok no debería de provocarme ese tipo de sensaciones, por que yo sabía que significaban. Recordé lo que había ocurrido hace rato, y no pude ni imaginarme lo que hubiera pasado si Sohyun no hubiese llegado. Su rostro estaba demasiado cerca. Demasiado. Sentí cómo las burbujas se inflaron más y revolotearon por todo mi estómago. Sacudí la cabeza, queriendo deshacerme del recuerdo y por consecuente de la reacción.
Guardé de nuevo todas las fotografías en mi cajón, debajo de todo el montón de papeles, en donde deberían de estar. Me arropé para dormir y escruté el techo en total oscuridad; luché contra los pensamientos que en ese momento estaba teniendo, a mi no me podía gustar el novio de mi mejor amiga, no debía.
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Hola chicas, aqui esta el capitulo, lamento subirlo a estas horas jajaja pero bueno espero que lo disfruten.
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