Capítulo 34

Sydonie se detuvo en la acera frente al Aurora Velvet y observó el club con una mezcla de anticipación y nerviosismo. Ronan, a su lado, compartía una expresión de intrigante expectativa. El elegante edificio de fachada victoriana destacaba en el corazón del bullicioso Soho, diferenciándose entre los demás locales de la zona.

La entrada del club estaba adornada con luces tenues y elegantes que dibujaban patrones en el pavimento y capturaban la atención de los transeúntes. Un letrero con el nombre del club, en cursiva y bañado en luz dorada, colgaba con orgullo sobre la puerta, prometiendo una experiencia nocturna única. Las grandes ventanas, oscurecidas por cortinas de terciopelo, ocultaban los secretos de la vida nocturna londinense.

Sydonie, envuelta en su abrigo, sentía el palpitar de la música que se escapaba de la entrada; un ritmo seductor. La fachada, imponente y acogedora a la vez, parecía al tanto de los secretos que ella y Ronan buscaban desentrañar.

—¿Es aquí? —preguntó Ronan, con su calma usual.

—Sí —respondió Sydonie—. Espero que podamos encontrar algo que nos ayude.

Cruzaron la calle hacia la entrada vip. Mientras la fila normal albergaba aproximadamente treinta personas, la fila vip tenía solo cuatro, un acceso exclusivo que no habrían tenido sin Harry. Gracias a su membresía, habían conseguido pases de invitados que les permitían entrar.

Una host revisó sus tickets y los guió al interior, dándoles instrucciones para su primera visita. El vestíbulo donde se encontraban combinaba la elegancia contemporánea con el encanto del viejo mundo, creando una atmósfera acogedora y misteriosa. Las paredes estaban adornadas con paneles de madera oscura y espejos estratégicamente colocados que amplificaban la luz tenue y creaban una sensación de profundidad y lujo.

Al adentrarse en el club, uno descubría que el ambiente se transformaba. El salón principal se abría ante ellos, un vasto espacio donde la energía de la música envolvía todo. Las luces, en tonos suaves de azules y púrpuras, creaban un ambiente íntimo, a pesar de la amplitud del lugar. Mesas elegantes rodeadas de sillas y sofás tapizados en terciopelo invitaban a los huéspedes a relajarse y disfrutar.

Sydonie no podía dejar de pensar en el propósito de su visita. Estaban allí porque Harry había recordado estar en el club la noche antes de perder sus recuerdos. Cada rincón, cada persona presente, podía tener la clave para descifrar lo que había sucedido esa noche.

Al llegar a la pista de baile, un espacio vibrante donde la música y las luces se fusionaban en un espectáculo electrizante, Sydonie y Ronan sintieron la energía contagiosa. La multitud, diversa y enérgica, se movía al unísono, conectada por la música. Los DJ en su cabina dominaban este reino, manteniendo a la multitud enganchada.

Sydonie, asegurándose de ser escuchada sobre la música, le dijo a Ronan:

—El club es muy grande; deberíamos separarnos para explorar más rápido. Yo llevaré a Harry conmigo —sugirió, señalando el bolso de mano donde llevaba el xilófono.

Con un plan en mente, estaban listos para sumergirse en la búsqueda de pistas que les ayudaran a desentrañar el misterio de la desaparición de los recuerdos de Harry.

Sydonie esperaba que, al recorrer el club con Harry, él pudiera sentir o recordar algo más sobre esa noche o sobre el responsable. Ronan había aconsejado al artista indie permanecer en el xilófono y no materializarse, para evitar riesgos si el responsable estuviera cerca.

—Si no encuentras nada, nos reuniremos aquí mismo en veinte minutos —dijo Sydonie, apuntando un gran reloj digital en una de las paredes.

Ellos se separaron. Sydonie tomó el lado derecho y rodeó la pista de baile, dirigiéndose hacia la barra de bebidas. Llegó a la barra, se quitó el abrigo y ajustó su blusa antes de apoyarse contra la barra.

—Hace calor aquí, ¿verdad? —comentó en voz alta a uno de los bartenders, un joven que parecía universitario y que echó un vistazo a su rostro y luego discretamente a su escote. Sydonie supo que podría ser útil para obtener información.

—¿Te sirvo algo, linda?

—Un Sex on the Beach, con mucho hielo, por favor —respondió ella con una sonrisa angelical.

—Enseguida.

Mientras preparaba el cóctel, Sydonie mantuvo la mirada sobre él.

—Mi nombre es Isolde. —soltó, con honestidad. Era su segundo nombre, Sydonie Isolde. Lo usaba cuando quería mantener cierta distancia o necesitaba información sin revelar su identidad completa.

—Soy Rodric. ¿Es tu primera vez en el club, Isolde? ¿Estás de visita en Londres?

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Sydonie, fingiendo sorpresa.

—Tu acento es... diferente.

—Tienes razón. Soy de Escocia —respondió—. Y sí, es mi primera vez en la ciudad y en el club. Vine con unas amigas, pero están por algún lugar de la pista de baile. Nos dijeron que en este club se pueden ver celebridades.

—¿Celebridades? —Rodric mezclaba el cóctel—. Sí, suelen venir algunas, pero más durante el fin de semana.

—Entonces, ¿has visto a muchas? —preguntó ella, simulando emoción.

—Empecé a trabajar aquí hace un par de meses, pero sí, he visto a algunas celebridades.

Sydonie se inclinó sobre la barra, mirándolo fijamente.

—¿A quiénes han visto?

—A algunos actores y actrices como Grace Cavendish, Sebastian Knightley y Dominic Ashford.

—¿Y cantantes? —presionó Sydonie.

—¿Cantantes? —Rodric se rascó la barbilla, pensativo—. Sí, hace unos meses vino Evelyn Rosewood y cantó un par de canciones. Y, hace algunos días, vi a... Harry Young —dijo después de una pausa.

—¿Harry Young? ¿La superestrella indie?

—Sí, creo que lo he visto por aquí un par de veces —confirmó Rodric, intentando impresionarla.

—Claro que sí —contestó Sydonie, moviéndose al ritmo de la música—. ¿Recuerdas cuándo lo viste por última vez?

—Mmm... creo que fue el lunes.

Ese día coincidía con la noche en que Harry había aparecido en su habitación de hotel. Claramente, había estado aquí antes del incidente.

—¿Y estaba solo? —indagó Sydonie, consciente de la importancia de saber si había alguien con él—. ¿O había otra celebridad con él?

—No había otras celebridades, y cuando lo he visto, siempre está solo.

Esto sugería que nadie lo había abordado en el club. ¿Podría ser que alguien lo esperara afuera? ¿O que lo siguieran? Sydonie necesitaba más detalles.

—Pero la última vez, había un hombre con él.

Sydonie se concentró.

—¿Un hombre?

Rodric asintió de forma distraída mientras servía el cóctel.

—Sí, al menos creo que estaban juntos. No puedo estar seguro, pero lo recuerdo porque él estaba sentado al final de la barra, bebiendo, y el hombre se acercó.

¿Quién sería ese hombre? ¿Un fan? ¿Un conocido? ¿O, tal vez, un adversario?

—¿Recuerdas cómo lucía ese hombre?

Rodric le entregó el trago con una sonrisa.

—Realmente debes ser una gran fan de Harry Young, o tal vez periodista, por todo lo que preguntas.

—No soy periodista, solo una gran fan —Sydonie rio y se mordió el labio, intentando mantener la conversación ligera—. Además, me gusta imaginar todo con muchos detalles y tu historia está genial.

Rodric pareció satisfecho con su respuesta y continuó.

—No recuerdo muy bien su rostro, pero tenía el cabello platinado y vestía de negro, muy formal. Tal vez, un amigo.

¿Amigo o algo más? Esa era la pregunta.

—¿Se fueron juntos del club?

—No lo sé, mi turno terminó antes.

Sydonie intentó ocultar su decepción con un sorbo de su cóctel, que resultó ser delicioso. Se lo comentó como un cumplido.

—Si aceptas una cita, podría preparar cócteles solo para ti.

Era un gesto encantador. Rodric era simpático y hacía buenos cócteles, además de ser una fuente valiosa de información. Sin embargo, no era el momento adecuado para Sydonie, quien le había mentido y, además, se sentía comprometida con alguien más.

—Me encantaría, pero regreso a Escocia en unas horas. Lo siento, me encantó nuestra conversación —dijo con un guiño—. Gracias, Rodric.

Sydonie dejó un par de libras sobre la barra en pago por el cóctel y la propina, antes de despedirse y dirigirse hacia la pista de baile. Mientras caminaba hacia el lugar donde había quedado en encontrarse con Ronan, abrió su bolso de mano, donde llevaba el xilófono. Lo tocó, sabiendo que así podría comunicarse con Harry.

«—¿Escuchaste la conversación?» —preguntó Sydonie a Harry a través del vínculo mágico con la antigüedad.

«—Solo fragmentos, la música está muy alta».

«—¿Recuerdas al hombre de esa noche?».

«—¿Qué hombre?».

«—Rodric mencionó que te vio hablando con un hombre la noche que estuviste aquí. ¿Era un desconocido o...? —La expresión de Sydonie se tornó perpleja—. ¿O acaso eres gay y ese era tu novio secreto?».

Esta revelación estaba tomando un giro completamente inesperado.


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