¿Que hacemos en un mundo dónde todo lo que nos sobra nos falta al mismo tiempo?

Entraron a otro salón guiados por las masas.
Mientras los demás compañeros observaban las paredes con sus respectivas obras, ella solo podía observarlo a él. No era arte, no podía encontrar una definición para lo que él representaba en su vida. Casi ni lo conocía, y la parte que si seguro era inventada o producto de ilusiones que armó en base a pequeñas frases como "me gusta como te queda el pelo así", "vamos" y un par de "¿venís hoy?"
Eso ayudaba a crear una ilusión que muchos tildarían como sufrimiento pero ella no lo veía así. No había forma de sufrir por amor porque esto no era ese amor. Era parecido al amor en general porque lo encontraban cuando se miraban a los ojos o se sentaban uno al lado del otro, pero se iba cuando uno dejaba la clase, entraba a su casa o veía a otros amigos. Así les funcionó por dos años ya aunque nunca se pusieron de acuerdo ni aclararon sus sentimientos.
Sin dejar de observarlo se sentó en el banco en medio de la muestra, a sabiendas pero sin certeza de que él se sentaría a su lado. Esperó las ganas de dejarse convencer por descarte y entonces fingiendo normalidad aleatoria, él se sentó a su lado. No lo iban a hablar, nunca iban a hablar del tema. Habían bailado siete canciones, compartido diez colectivos, más de trescientas clases pero menos de cincuenta conversaciones. Habían reído más de diez veces y media, porque él reía más que ella y ella fingía más que él. Una de las canciones bailadas dejó grabada en su memoria la conversación que da fe de la incomodidad y el placer que compartían cuando se encontraban. No podía recordar las palabras pero si la cercanía de sus cuerpos y el abrazo que compartieron esa vez y otra más.
Él bajó la mirada y ella observó su perfil con cierta calma, entre todos los que estaban ahí solo uno estaba cerca de saber lo que pensaba.
-¿Sabías que lo trataron de radical y abusador? Le prohibieron entrar a su país después de la exposición.
La foto del artista ocupaba toda la tapa.
-"Sin riesgo, no hay gloria"
-Y lo caro que le costó esa gloria.
-Bueno, pero se arriesgó. Si tenés algo que decir, ¿te quedas callado o moves cielo y tierra para demostrar tu punto?
-No sé.- dijo entrecerrando los ojos.- a veces el riesgo es importante...podés perderlo todo.
-Claro.- Agregó ella observando el logo del museo en la parte inferior del folleto.- ¿vamos?
-Vamos.

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