Especial: Amor y miel.

Con dedicación a todas es@s lector@s que me acompañaron en el transcurso de esta historia, de verdad muchas gracias, espero que les guste este pequeño regalo <3.

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Unas voces se escuchaban a lo lejos, no las lograba identificar, eran demasiadas hablándole al mismo tiempo. Sus pensamientos se cruzaban entre recuerdos y sentimientos. Quería abrir los ojos de golpe pero su cuerpo no respondía. Intentaba mover sus dedos y a duras penas lograba articular algún movimiento.

—Manic... —una voz era más fuerte que las demás y clara—, por favor despierta, te lo pido.

—"Lo intento pero no puedo, mi cuerpo no responde —le contestaba— por favor espera un poco, puedo hacerlo".

Haciendo un gran esfuerzo, el erizo abrió por fin los ojos. La luz le molestaba y su vista estaba borrosa.

[…]

Sonic estaba a su lado desde que había salido del juego, los doctores le habían comentado que su hermano estaba en un estado muy grave y que necesitaba recuperarse. Un mes había pasado desde su regreso y no daba señales de querer despertar. El azul permaneció a su lado todo el tiempo y se negaba a moverse, únicamente iba a su casa a asearse y por comida, luego volvía al hospital junto con Manic.

Durante ese tiempo, le hablaba con la esperanza que le escuchara y pudiera volver a la realidad. Temía porque Manic tuviese alguna especie de secuela por estar tanto tiempo fuera de sí. Su angustiosa espera llevaba a su fin cuando sintió un ligero movimiento en la cama. Su hermano abrió lo ojos.

—Manic... —dijo incrédulo viendo como el pequeño movía la cabeza alrededor para ver en donde se encontraba—. ¡No puede ser! ¡Es un milagro! —sin perder el tiempo, Sonic salió corriendo a toda velocidad en busca de un doctor que le ayudase.

La visión del verdoso se fue aclarando de manera gradual, levantó su mano con mucha dificultad y movía los dedos. Su mente aun divagaba entre la realidad y el videojuego en donde estuvo por casi un mes atrapado. Sin embargo su audición se escuchaba como un eco profundo y no entendía muy bien lo que ocurría.

—¡Rápido debe examinarlo! —Sonic llegó casi cargando a un doctor y lo llevó hasta su hermano.

El médico quedó estupefacto al ver como Manic había despertado y es que no tenían muchas esperanzas de que volviese o al menos no tan pronto. Comenzó a examinarle y comprobar que todo marchaba bien en el erizo.

Sonic se acercó a su hermano y acarició su frente. Estaba tan feliz de verlo despierto. La calidez de la mano de Sonic, hizo que la mente de Manic conectase de golpe con la realidad.

—S-Sonic —susurro viéndole aunque aun de veía algo borroso su hermano.

—Si Manic, soy yo —le contestó casi al borde de las lágrimas—, no te esfuerces, debes descansar. Te prometo que todo estará bien —su mano buscó la de su hermano para entrelazarla.

—¿Dónde estoy? —los ojos de Manic volvieron a cerrarse.

—Tranquilo, parece que se ha quedado dormido —el doctor rápidamente trato de calmar al erizo.

En el rostro de Manic se dibujaba una diminuta sonrisa y débilmente sostenía la mano de su hermano mientras dormía.

[…]

Unos días después.

Manic había recobrado el conocimiento pero la movilidad de su cuerpo era escasa, según los doctores, esas eran las secuelas de que su mente estuviese encerrada en esa realidad por tanto tiempo pero, las buenas noticias no faltaban, era un problema que podía corregir con ejercicios y algunas rutinas.

El verdoso se encontraba sentado en su cama observando las flores que muchos de los amigos de Sonic le habían envidado para su pronta recuperación. Algunas veces su mente confundía sus recuerdos con la realidad.

—¿Cómo está el hermanito más bello del mundo? —Sonic iba entrando a la habitación con un regalo que trataba de esconder de Manic.

El verdoso volteo a verle y sonrió al ver a su hermano.

—S-oonic... —su lenguaje aun se enredaba y solo podía decir algunas palabras cortas— yo, bien —trataba de responderle.

Se acercó al lado de su hermano, dejó el regalo en la cama y le abrazo tratando de no hacerle daño.

—Esta bien, no te esfuerces —le pidió—, te traje un regalo ¡Espero que te guste! —cogió el regalo y lo abrió frente a su hermano—. Es de tus favoritos —le había comprado una tarta de fresas con crema. Manic sonrió ampliamente al ver que su hermano le había llevado uno de sus postres favoritos. Sonic sacó un tenedor y partió un pedazo de pastel para dárselo a Manic—. ¿Está delicioso no?

El otro asintió levemente. Su mano temblorosa trató de agarrar el tenedor.

—Despacio —le ayudó acercando el pastel para que el mismo pudiese alimentarse, conforme los días Manic logró tener varios avances y los doctores aseguraban que pronto mejoraría y volvería a ser el mismo. Con mucho esfuerzo, logró cortar un pedazo pequeño y llevarlo hasta su boca.

—"Genial, ya podré alimentarme solo dentro de poco" —se decía mentalmente.

Sonic disfrutaba ver a su hermano feliz.

—Manito no sabes lo feliz que me hace verte de vuelta, casi muero de angustia cuando te vi atrapado en esa silla y con ese casco —le confesaba Sonic—, te prometo no dejaré que nada malo te pase.

Manic colocó su mano sobre el hombro de su hermano.

—L-Lo s-sé.

Sonic dejó que su hermano terminará de comer la tarta y lo ayudó a limpiarse los restos que habían quedado. Luego Sonic tomó asiento en un sillón que estaba al lado de la cama. Tenía que contarle muchas cosas que había ocurrido y cierta noticia que seguramente no se esperaba.

—No quería decirlo pero, no fuiste el único que estuvo cautivo en ese juego —empezó a hablar— después de unos días nos enteramos que alguien más, también quedó atrapado —le vio con una mirada cariñosa—. Seguramente también logró escapar con tu ayuda.

Manic le vio impactado y sin palabras, de alguna manera, no esperaba esa noticia.

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Al poco tiempo que salió del hospital, volvió a Sega por petición de los ejecutivos que querían eliminar el juego debido a los problemas que había ocasionado. Sin embargo, Manic les pidió que no lo hicieran y es más de alguna manera también pidió que no eliminaran a temible rey agrio o el demonio Fleetway.

—Después de todo, creo que sería nostálgico que los fans lo recordarán, por eso no quiero que eliminen la mayor parte de los datos —les explicaba—, quizás sea mejor dejarlo así.

Todos pensaron que el erizo verde había pérdido la cabeza en ese extraño videojuego y considerando que después de analizar los datos, ya no se veían afectados, procedieron a cumplir sus peticiones.

Habían pasado un par de meses desde que Manic había vivido su extraña aventura en Candy World y toda esa locura. Su juego había sido un éxito rotundo, adorado y odiado por muchos.

Por primera vez estaba viviendo todo lo que deseaba pero, no lo disfrutaba pues, desde que logró salir de ese juego y ayudó a Scourge —quien fue el otro que qué estuvo cautivo—, éste no le había dirigido la palabra y mucho menos le había agradecido por sacarlo de allí.

Scourge muchas veces evitaba pasar a su lado, lo evadía en los pasillos y se escondía de él. Sin una razón aparente, no le hablaba a Manic y hasta le veía extraño. Pero con el paso del tiempo, se enteró gracias a Sonic, que el de mirada zafiro había sido el otro que permaneció preso dentro de esa realidad virtual.

El pequeño asumía que le odiaba o que quizás pensaba que por su culpa había perdido su valioso tiempo en esa aventura estúpida. Y esto hizo que se deprimiera hasta el punto, que pasó literalmente un mes encerrado en su apartamento comiendo helado y escuchando música de Lana del Rey por su tristeza.

No quería admitirlo pero tenía roto el corazón por dejar al Scourge del otro mundo en ese juego. Poco o nada había disfrutado de su nueva fama, incluso Sonic que le había visitado en varias ocasiones y no lograba sacarlo de su cueva. Sonia incluso, con amenazas le pedía que saliera y ni a palos lo lograba sacar.

Nadie entendía el porqué de su actitud pero, asumían que eran secuelas por a ver sido retenido en una realidad distinta a la suya por varios días. Sin embargo, Manic tampoco les explicaría que había vivido el sueño que siempre quiso y se le fue de las manos a pesar de saber que solo era eso, un sueño.

Poco a poco el pequeño erizo, se fue reponiendo de su tristeza, y aunque Scourge no mostrará interés por él, ese erizo estaba pasando a segundo plano.

—Ahora entiendo a lo que se refería Fleetway —susurraba Manic recostado en su cama. Increíblemente el demonio dorado había acertado en sus palabras y eso provocaba aun más dolor en el pequeño.

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Un día decidió que saldría a dar una vuelta, incluso le pidió a Sonic que le acompañara para pasar un rato. Había estado tan lejos de su hermano que ya le hacía mucha falta.

—Manito me alegra tanto que decidieras salir de casa, lo estas haciendo bien ¿Sabes? —le decía Sonic tratando de entender aunque no entendiera nada.

Manic le había pedido salir a comer, y como conoce de mucho los gustos de su hermano, los chillidogs no podían faltar. Habían comprado algunos y caminaban por un parque con un hermoso lago en el centro. Era un buen día para pasar tiempo allí, se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol.

—Lo siento por preocuparte, no sé que me pasa en estos días —dijo Manic con mucha pena.

Sonic sonrió y con su mano alboroto más las púas rebeldes del erizo.

—Ay Manito, todos nos preocupamos por ti —decía juguetón—, supongo que después de ese viaje, tus emociones se confundieron un poco...

Manic abrió los ojos y le vio triste.

—Creo que si... aun estoy luchando con ellas.

—Me pasa y te entiendo, incluso te diría que es mejor que saques todo lo que sientes.

La brisa acariciaba el rostro del verdoso erizo y le transmitía paz. La razón por la que había invitado a su hermano no era más que explicarle la decisión que tomó durante su aparente "retiro de los demás". Y el simple hecho de estar al lado de alguien que jamás podría fijarse en su persona, le arrojaba a dejar fluir el agua fuera de su corriente y aventurarse a conocer otros sitios en los que, con mucha suerte encontraría a alguien más.

—Solo quiero vivir un poco más tranquilo sabes, estoy cansado de esperar algo que nunca va a pasar. Incluso creo que quiero conocer a gente nueva... —hablaba Manic con seguridad—, he decidido volver a tocar en alguna banda y salir de giras, creo que me haría bien tener otras perspectivas del mundo.

Sonic se atragantó con su comida mientras escuchaba a su pequeño hermano.

—¡¿Pero qué pasará con tu juego!? —preguntó con sorpresa—, incluso están pidiendo segunda entrega, ¡¿Lo vas a tirar todo por la borda?! —su expresión era graciosa, tenía la cara llena de comida mientras le hablaba al otro.

Manic se rió ligeramente por el rostro de su hermano. No recordaba la última vez que se había reído de esa manera y con tanta libertad.

—No quiero volver a estar en un juego —le respondió secándose unas lagrimillas.

Sonic le vio mucho mas confundido que antes. Cogió una servilleta y la utilizó para limpiarse el rostro.

—Eh bueno, supongo que si te afectó demasiado —se río nervioso—, pero quiero que sepas algo Manic.

Sonic dejó de lado la comida y todo lo demás que le estorbaba. Cogió la mano de su hermano y la entrelazó con la suya.

—¿Qué cosa Sonic? —le preguntó sonriendo.

—Estoy orgulloso de ti y tendrás mi total apoyo con lo que decidas hacer, claro si eso te hace feliz —su rostro era apacible que transmita sinceridad en sus palabras. De ninguna manera quería perder de nuevo a su pequeño hermano y menos  que éste se sintiese insuficiente o poco valorado.

Los ojos de Manic se llenaron de lágrimas, su rostro se fruncio con mucho asombro y abrazó a su hermano mientras sollozaba. No solo tenía los sentimientos heridos sino que escuchar eso le hacia sentir especial, desde que lo recordaba siempre tenía la ligera sensación de vivir bajo la sombra de su hermano y de ser únicamente recordado por ello.

Nunca hizo algo especial o logró sobresalir como el azul, en muchas ocasiones hasta pensaba que era un estorbo o que no era suficientemente bueno para él. No podía negarse que esas palabras le removieron los sentimientos que resguardaba en su interior y le hicieron sentir muy querido y valorado.

—¡Ya no me hagas llorar! —le pidió.

Sonic solo se limitó a corresponder mientras unas gotitas de sudor bajaban por su cien. Pues, no comprendía del todo a su hermano pero, sabía que algo fuerte estaba ocurriendo y aunque Manic no le dijera, quería apoyarle. Porque también por un momento se colocaba en su lugar, y sabía lo que era sentirse inferior a los demás.

—Aunque me sorprendente tu decisión, no pensé que dejarías al demonio en el juego —se rascaba la nariz Sonic e intentó cambiar el tema de las emociones, porque no quería hacer llorar aun más a su hermano.

Aunque para él ese erizo dorado había sido una auténtica pesadilla en el pasado, se preguntaba porque su hermano tomó esa decisión.

—El destino no es justo muchas veces —miraba a la distancia— creo que todos tratamos de ser recordados de alguna forma, sea buena o mala pero lo que trato de decir es que, nadie debe ser olvidado —Manic reconocía y admitía que el erizo dorado no era un ser digno de rememorar pero, en el tiempo que pudo estar con él en el juego, llegó a la conclusión de que quizás había armado todo ese lio con el único propósito de ser recordado.

—Fleetway es un ser demasiado cruel y despiadado, nunca pensé que mi hermanito tuviese que pelar contra esa cosa. ¡La próxima vez que lo encuentre me asegurare de hacerle entender que no debe meterse contigo! —le guiño el ojo.

Manic se rió.

—No creo que lo volvamos a ver o al menos eso espero —sus dedos jugaron con sus largos mechones alborotados.

Sonic se encogió de hombros, y volvió a reírse con su hermano.

Un reflejo dorado observaba a la distancia a los erizos que se reían. Aun no comprendía porque Manic había permitido que su configuración de Boss no fuese removida de su ridículo videojuego.

En el mundo real, era un fantasma que vagaba en busca de crear problemas a los demás. Y pese a su venganza fallida, aun se cuestionaba la acción del verdoso.

—Supongo que nunca llegaré a entender tus pensamientos —hablaba mientras se volteaba de espaldas—, Manic esta será una tregua temporal —comenzó a levitar y antes de desaparecer por completo lo volteo a ver con el rabillo del ojo por última vez—. Hasta siempre, caballero gomita —se rió burlón y desapareció como si de humo dorado se tratase.

Mientras los hermanos siguieron hablando de sus planes, Sonic le había comentado que recientemente grabaría un nuevo juego con un nuevo villano y le causaba algo de pánico porque usaba máscara y pues Manic solo tenia planes de viajar por el mundo y disfrutar un poco mas de la vida calmada. Entre risas y golpes leves de hermanos llegó la tarde, una puesta de sol hermosa se dejaba apreciar.

—Fue lindo pasar el día contigo, ya me hacia falta tener a mi pequeño hermanito solo para mí —decía burlón el erizo azul.

—No hay de qué, y lo mismo digo. Te extrañe mucho Sonic —era extraño, una parte de él podía sentir mas confianza en sus acciones y sus palabras.

Sonic se incorporo, y se estiró preparándose para salir corriendo.

—Bueno debo irme, Shadow de seguro me ha de estar esperando para las carreras nocturnas.

Manic seguía sentado al pie del árbol mientras se reía de lo que iba a decir.

—Saluda a tu novio por mí y dile que sea cuidadoso —dijo burlón el otro, pues ya sabía que su hermano y cierto erizo azabache andaban desde hace un tiempo.

Sonic se puso rojo hasta las orejas

—¡No es mi novio! —gritó con mucha pena.

Y Manic le vio con cara de burla. Se despidió de su hermano y solo sintió como la brisa acariciaba su rostro cuando Sonic desapareció de allí.

De nuevo se había quedado solo. El viento era fresco y el canto de los pájaros le acompañaban. Manic miraba como el atardecer iba desapareciendo lentamente.

—“Así fue nuestra despedida, mi Scourge, como el delicado beso del viento" —elevó su mano y por un momento rememoró aquel toque del otro en su despedida.

Inevitable comenzó a recordar ese día que había decidido salvar a Chappie y todos aquellos que fueron exterminados por el Hellish y el rey agrio, dando a cambio su propia existencia en el juego. Cuando vio como Scourge se desplomaba en el suelo con esa tonta sonrisa de tristeza. Pero, no podía hacerlo debía desaparecer su poder al igual que el del rey agrio.

—Malditos sentimientos... —se quejó secándose unas pequeñas lagrimillas de los ojos.

Y el ambiente no le ayudaba en nada, parejas y atardeceres era lo que menos quería ver en su vida. Sin pensando dos veces, se incorporó para irse. Empezó a caminar de manera lenta, como si se despidiera de aquel lugar por un largo tiempo pues sus planes eran irse lo mas antes posible.

Con pasos lentos se dirigía a su casa pero, un extraño le estaba esperando antes de salir del parque. Cubierto con una capa negra que no dejaba ver su rostro. Manic pasó a su lado sin percatarse mucho hasta que su voz le detuvo a unos cuantos metros.

—Terrón de azúcar…

Manic se detuvo en seco al escuchar esa frase. Se volteó a ver quién le había llamado como lo hacia el Scourge de Candy World. Y vio al encapuchado.

—¿Perdón? —preguntó confundido, quizás sus pensamientos seguían dándole señales inseguras de su alrededor.

El misterioso encapuchado le mostró una rosa de crema que tenía guardada en una cajita de plástico transparente. Manic se quedó aun mas petrificado y dudoso porque la rosa se parecía mucho a la del juego y la que el rey agrio le había dado.

—¡¿A qué estás jugando?! —le gritó molesto, creyendo que era alguna broma. Se dirigió al encapuchado para darle un golpe por la broma de mal gusto.

El otro al ver que se acercaba, retrocedió con pasos lentos y cuando Manic estuvo lo suficientemente cerca, esquivó su golpe y empezó a correr mientras dejaba un montón de dulces tirados por donde pasaba.

—¿Qué diablos? —sin pensar le comenzó a perseguir mientras veía todos los dulces tirados por donde pasaba—, ¡¿A qué juega ese loco?!

Corrieron por varias calles, callejones y demás lugares, Manic se sentía cansado porque no había salido a hacer ejercicio por mucho tiempo y se sofocaba. El chico se volvió a meter en un callejón pero para su mala suerte y buena suerte de Manic, no tenía salida.

—Ahora si te tengo —hablaba Manic entrecortado por la falta de aire—, menuda corrida me haz hecho dar —lo señaló—. ¿Quién rayos eres?, dímelo y olvidaré lo que pasó —con pasos decididos se dirigió al encapuchado.

El otro retrocedía hasta quedar pegado a la pared. Manic aprovechándose de su aparente ventaja, dio un salto sobre éste.

—¡Ahora no escaparás! —le dijo agarrándole de un hombro y haciendo que cayera al suelo. Aprovechó para hacerle una llave con sus piernas y evitar que se escapara. Aunque el ericito ya tenía pocas fuerzas y solo quería terminar con eso.

—¡No espera! —dijo el encapuchado aterrorizado al ver como Manic acercaba su mano para quitarle esa capa y ver quien era—. ¡Manic deja que te explique!

Manic se quedó perplejo, su pecho sintió un gran peso sobre él y su cuerpo se puso tenso. Sus manos comenzaron a temblar y su respiración se volvió pesada y molesta.

—S-Scourge... —dijo entre susurros entrecortados.

El erizo de ojos zafiros le veía asustado y sonrojado.

Manic se incorporó rápidamente y sus manos se dirigieron a su pecho, sentía como el aire comenzaba a faltarle. Su mente comenzaba a torturarle con preguntas tontas y pensamientos dolorosos.

—T-Te burlas de mí... —decía Manic con lágrimas en los ojos y la mirada pérdida.

—Manic, yo... no es lo que piensas —se excusaba el erizo.

—Eres de lo p-pe-peor —Manic sentía un revoloteo de emociones dentro de si, quería salir corriendo, irse lejos, olvidar todo lo que sentía. Sus piernas comenzaron a moverse en busca de escape pero su cuerpo no se lo permitió, a unos cuantos pasos se dejó caer.

Scourge en un ágil movimiento se incorporó y le cogió antes de que cayera al suelo desmayado. Manic parecía haber tenido un ataque de pánico por su culpa. Su mirada zafiro le inspeccionó buscando alguna señal de que el erizo no estuviera sufriendo de alguna complicación grave.

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—“Terrón de azúcar, no sabes lo feliz que me haces. Me has dado una segunda oportunidad y eso lo aprecio mucho. Te amo demasiado nunca me olvides... ” —la voz del rey se escuchaba a lo lejos y con mucho amor.

Manic abrió los ojos de golpe. Se encontraba recostado en la cama de su apartamento. Su respiración estaba aun pesada y sudaba frío. Su mente divagaba entre la realidad y sus sueños. Lentamente se incorporó de su cama y se dirigía a la cocina a beber agua. Hasta que una voz le detuvo, se escuchaba que provenía de la sala de estar.

—Solo necesito saber si es algo alarmante... —se escuchaba a una voz hablar— no, sólo se desmayó creo que fue un susto muy grande —se quedó callado unos momentos—; no había salido en mucho tiempo quizás fui imprudente, pero ¿Es algo grave? —volvía a preguntar—. Menos mal, no soportaría que le pase algo malo, deberé de vigilarlo entonces... Lo tomaré en cuenta, gracias.

Manic casi sufre de otro desmayo al ver a Scourge hablando por teléfono.

—"¡Scourge!" —ese no era un buen día, apenas se recuperaba de su primer desmayo y no estaba listo para otro. Sus piernas se sentían aun débiles y cayó de bruces al suelo. Llamando la atención del otro.

—¡¿Manic?! —corrió hasta donde se escuchó el golpe. El erizo verde estaba sentado en el suelo con la mirada baja—. ¡¿Te encuentras bien?!

Para él, tener frente a ese erizo no era una sensación bonita. Recordar cómo éste le evitaba, le miraba como si de un bicho raro se tratase o peor aun que ni siquiera tuviese la delicadeza de dirigirle la palabra o como mínimo agradecerle por sacarlo de ese juego, le causaba una sensación desagradable, rencor, enfado, enojo, nada podía compararse con esos sentimientos.

—¡¿C-Cómo te atreves?! —el pequeño se sentía ofendido—. ¡¿Es una broma?! —una parte en su interior creía en la ligera posibilidad de que ese erizo le estuviese tomando el pelo y que esta era una broma de muy mal gusto.

—Podrías dejar que te explique —le pedía el otro con voz calmada y tratando se ayudarlo a pararse.

Las manos del pequeño apartaron la ayuda del otro y gruñó.

—¿Explicar? ¡¿Qué tienes que explicar?! —le recriminaba muy molesto y tratando de pararse por su propia cuenta—, ni siquiera te acercaste para preguntar como estaba antes, te alejaste sin ninguna razón —con mucha dificultad logró ponerse de pie—. ¡¿Cómo te atreves a jugar de esa manera conmigo?! —se sostenía de uno de las paredes del pasillo.

Scourge le miraba serio, bueno parece que ese sería un largo día.

—Ya vas a terminar y dejarme hablar —le ignoró completamente el comentario y seguía insistiendo en que le permitiese hablar.

—¡Eres un idiota! —sus piernas seguían débiles y casi cae por una segunda vez, pero el otro lo evitó, lo tomó por la espalda mientras cuidaba de que no se resbalara de sus manos—. Suéltame de una vez y vete de aquí —se trataba de alejar forcejeando—. ¡¿Scourge qué haces pedazo de imbécil?!

Cansado de su "drama", cargó al erizo para poder moverse con él y así llevarlo a la cama. La diferencia entre ellos dos, radicaba en la fuerza que mostraba el mas grande, quizás su cuerpo lo delataba o le hacía ver débil, pero era todo lo contrario. Manic se removía salvajamente entre su agarre y lo insultaba.

Scourge se dirigió hasta la habitación, en la cual lo habla dejado descansar. Sin cuidado lo tiró en la cama y lo vio aun más molesto.

—Scourge... —su rostro se mostró preocupado al ver como el otro le miraba con el rostro inexpresivo.

—¿Ya puedo hablar? —le pedía levantando una ceja y cruzándose de brazos.

—¡Por un demonio que no! —Manic de nuevo se iba a incorporar para irse. Alejarse, eso deseaba en ese momento. No ver a ese erizo malagradecido.

Sin embargo, el otro se lanzo sobre él. Le sujetó de las manos para inmovilizarlo y se posicionó sobre su cintura, provocando que Manic se pusiera aun más tenso.

—¿Q-Qué planeas hacer? —preguntaba muy nervioso y sonrojándose, maldecía a sus mejillas por delatarlo.

Un fuerte suspiro se escuchó por parte del más grande.

—Joder contigo, sino fuera por ese estúpido juego no te tuviese tanta paciencia —se quejo entre los dientes y afirmando su agarre—, tan escurridizo y a la defensiva, no estamos en Candy World deja de forcejear como si se tratase del rey agrio que te tiene preso.

Manic dejó de moverse al escuchar esas palabras. Su mirada tembló sobre la de Scourge y se sintió extrañamente familiarizado con esas palabras. Cuando el otro sintió como se había relajado y dejó de forcejear, entonces supo que había captado toda su atención y era algo que debía aprovechar en ese momento.

—Eh... —musitó Manic.

Los ojos zafiro se paseaban por el rostro confundido de Manic, aun se preguntaba si tendría el valor suficiente para explicar lo que había ocurrido durante su estancia en aquel lugar o peor aun, sobre como se sentía.

—¿Cómo te explico? —se preguntaba, tomando en cuenta que su comunicación era muy escasa y que no habían convivido nunca en ese mundo pero, si en otro—. Supongo que debo comenzar con lo mas básico. El otro personaje que había quedado atorado en el juego, fui yo.

La cara de Manic era una auténtica expresión de pánico.

—No recuerdo exactamente todo lo que hice antes de que recobrará el conocimiento cuando estaba dentro o por qué me comporte de esa manera contigo allí —él desvío la mirada porque se sentía apenado. Según había entendido, parte de su subconsciente había tomado el control de sus acciones y quizás eso explicaba un poco más porque le daba pena pero las palabras no fluían tan rápido como creyó y las expresiones de Manic no le ayudaban mucho.

—No entiendo a qué te refieres —le decía muy confundido.

—Eres lento —le soltó del agarre y bajó de él para sentarse dándole la espalda. No quería que le viera a la cara, no cuando estaba sonrojado porque sin querer se había percatado de un muy pequeño detalle mientras estuvo dentro del juego.

Manic terminó de sentirse peor, la probabilidad de que Scourge quedará atrapado en ese juego y con las modificaciones que le había hecho el demonio en cuánto a personalidad eran altas, quizás después de todo solo fue eso, unas modificaciones en cuanto a personalidad.

—Supongo que fue la configuración de Fleetway —lentamente se sentó en la cama y con la voz apagada le contaba—, bueno fue culpa de él que ambos quedásemos atrapados allí, menos mal también lograste salir y eso explica otras cosas... —el otro le cortó repentinamente.

—Si, ya sé esa historia. Maldito demonio, cómo se atreve a jugar de esa manera —más que decirlo como el gran badass que era, lo dijo sintiéndose como un adolescente cuando comienza a experimentar los dulces néctar del amor y surgen demasiadas inseguridades.

Manic suspiró, obviamente este Scourge era todo lo contrario al de Candy World. Su Scourge era más seguro de sus palabras y directo, no divagaba o mucho menos. Y de nuevo estaba presente la tristeza en su mirada.

—"Tenías toda la razón Fleetway —se repitió de nuevo. Con pasos lentos se incorporó de la cama, quería tirarse a llorar de la decepción—, el otro Scourge se moría por estar a mi lado mientras éste no" —en un rápido movimiento se quitó las lágrimas que amenazaban con salir.

Scourge simplemente estaba encerrado entre sus pensamientos, cómo podía explicarle a Manic que el otro Scourge con el que había estado, era él. Únicamente su subconsciente había tomado el control y le había mostrado qué, sin saber cómo y cuándo, había desarrollado sentimientos por el pequeño hermano del molesto erizo azul.

Incluso se negaba a creerlo después de que salió de ese juego, por eso le evitaba, se sentía tan confundido, hasta comenzó a actuar de manera muy distinta. Lo que antes le causaba felicidad, ya no tenía el mismo significado para él. A dondequiera que fuera estaba presente el erizo verde, su mirada, sus expresiones tiernas y su voz que le atravesaba el corazón como una daga pero que no le herían en absoluto.

—Ya lo entiendo, perdón debió ser muy vergonzoso para ti quedar atrapado allí y con una actitud que no es tuya. No te preocupes, ahora puedo comprender —trataba que su voz fuese lo más natural posible pero el sentimiento empezaba a ganarle—, si es todo, quisiera que me dejarás solo —le pidió.

Estaba convencido de que Scourge había ido a aclarar esa situación, si lo admitía, mejor hubiese preferido que el otro siguiera con su actitud de rechazo hacía él. Ahora se encontraba peor, descubrir que después de todo, aquello si se trató de un sueño —de muy mal gusto—, le hizo sentir fatal.

—Manic... —el de mirada zafiro le veía impactado, se incorporó para caminar hasta donde se encontraba el otro. Su corazón se contrajo al ver como el otro rompía en un llanto silencioso.

—S-Solo vete —ya no soportaba más, muchas emociones encontradas salieron a relucir. Se sentía tan enfadado consigo mismo, como permitió que eso se diera y era lo que menos quería. Se recostó sobre la pared y lentamente descendió haciéndose un ovillo y escondiendo el rostro entre sus piernas.

El otro al ver su reacción, se sintió mal. Las cosas no avanzaban como quería, odiaba hacer llorar a Manic —al menos eso era nuevo— nunca se había preocupado tanto por herir a alguien con sus pocas y expresivas palabras.

—No llores Manic, aun no he terminado de explicarte... —abrazó al mas pequeño y lo presionó contra su pecho—. Verás, el Scourge del otro mundo no tenía ninguna modificación o lo que sea que haya ejecutado Fleetway —se separó ligeramente y con sus manos limpio las lágrimas que salían de los ojos del otro—, todos ocultamos secretos o facetas que no queremos dar a conocer y, una de esas salió a relucir durante mi estancia en ese lugar... —se sentía tan avergonzado, nunca en su vida le había costado tanto explicar como se sentía y le cara de Manic no le seguía ayudando en lo absoluto, era un encanto poder observar las distintas reacciones del otro, le parecían tiernas y conmovedoras pero no era momento de ver eso, era momento de aclararle las cosas—. Recuerdo tu confesión.

Un hermoso color rosa, revistió las mejillas de un muy apenado erizo verde. Sus lágrimas seguían desbordándose sin detenerse, a duras penas podía concentrarse ya que el dolor de la decepción iba tomando ventaja.

—Dijiste, que amabas a alguien y ese alguien soy yo —las manos del otro tomaron las del dolorido Manic—, eso dolió mucho sabes, yo no entendía muy bien el por qué —se rió de nervios—. Y mis actos te hicieron dudar de eso... —se maldecía porque las palabras siempre fueron su punto débil, era todo un galán con las chicas pero es que solo las veía como un pasatiempo, algo sin mucha importancia. Al conocer un poco más a Manic y convivir con él, esos sentimientos efímeros se alejaron y fueron reemplazados por los mas puros que nunca había sentido.

¿Eso era amor?

¿Querer estar al lado de Manic todo el tiempo?

¿Poder abrazarlo, besarlo e incluso decirle tiernas palabras o volverse como la miel con él?

Si era amor. Una clase de amor que nunca había conocido, hasta ese día.

—No puedo explicarlo muy bien pero —su rostro se aproximó al del erizo que le miraba perplejo, sus frentes se juntaron y sus ojos se encontraron—, no tienes porque estar triste, soy el Scourge que piensas que perdiste —le susurró. Terminando de acortar la distancia que separaba sus labios, le besó de manera lenta.

Manic se sorprendió al principio, la calidez y amor que pudo percibir del otro Scourge era exactamente la misma que éste Scourge le transmitía.

¿Había logrado ganar?

¿Su amor si era correspondido?

—¿Tú eres mi Scourge? —le preguntó cuando los labios del otro se separaron y nuevamente juntó sus frentes en una cálida cercanía.

—Si. Siempre lo he sido —le contestó viéndole con ternura.

—¡Eres un idiota Scourge! —sin esperarlo se arrojo a los brazos del susodicho, enterrando su rostro entre el pecho de éste y ahora las lágrimas eran de felicidad. Los brazos de Scourge le aprisionaron mientras colocaba su cabeza sobre la de Manic y dejaba que los sentimientos del otro pudieran mostrarse libremente.

Aunque odiaba ese juego, le daba gracias porque había entendido sus sentimientos.

Y lo más importante, Manic también le permitió conocer lo que significaba amar.

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—No Sonia, aun estamos en medio de la gira —la voz de un pequeño erizo se mostraba molesta—, ya te dije que no es posible ir a tu fiesta —en la bocina del celular sonaba la voz de una fémina muy cabreada—. Perdón, pero no puedo posponerlo —Manic se encontraba sentado sobre la barra de un bar mientras bebía un cóctel de frutas.

El tiempo realmente volaba rápido en su mundo y quería aprovecharlo al máximo. Sus planes si salieron como quiso, logró irse de gira con algunos conocidos y aun faltaban muchos lugares que debía conocer.

Colgó el celular y suspiró, realmente su hermana era todo un caos cuando se lo proponía pero, por primera vez en su existencia, estaba disfrutando la vida como debía ser.

—Lo siento, ¿te hice esperar? —su acompañante apenas y llegaba, por su respiración agitada supuso que se le había pasado un poco la hora.

Manic guardó el celular y le sonrió.

—En lo absoluto —le contestó enmarcando sus palabras y lanzándole miradas juguetonas.

—Así qué... —el otro captó la indirecta seductora de su novio, sus manos viajaron hasta el rostro del otro y su cuerpo se junto aun más—, ¿qué puedo hacer para redimir mi error? —le susurró acercándose peligrosamente a sus labios.

Una sonrisa tonta se atravesó por el rostro del pequeño.

—Quizás unos bombones de chocolate podrían servir —sus brazos rodearon el cuello del chico al que tanto amaba y le encerró en un apasionado beso.

La satisfacción del otro se mostró cuando torció una ligera sonrisa y correspondía al amor de su pareja.

—Llegaremos tarde con los chicos —le apartaba entre besos al mas pequeño.

—Creo que no se molesten si llegamos tarde —con voz seductora le contestaba y se aferraba más a él.

—"Nunca cambias Manic" —pensó el otro cargándolo y llevándolo a un lugar más cómodo y privado para ambos.

—"Ni tú Scourge" —dijo el otro dejándose llevar.

Habían renunciado a sus antiguas vidas.

Scourge mandó al carajo todo.

«Literal mando al carajo a Sega porque cancelaron su cómic y nos dejó a varios fans con un enorme hueco en el corazón»

—¿Puedo confiar en ti? —preguntó Manic con mirada tierna y cohibida.

—De la misma manera que confió en ti, mi caballero gomita —susurró el otro contra su pecho.

Y así es.

El amor puede ser dulce y rosa.

Pero si hay confusión.

Puede tornarse como la peor de las pesadillas.

Pero al final, el amor siempre triunfa ❤️.























En otra dimensión.

Un erizo azul caminaba por los jardines de su palacio. Una corona se dejaba ver sobre su cabeza y una sonrisa de confianza relucía sobre su rostro. Sus pasos le llevaban hasta dentro de aquel hermoso palacio adornado de flores de crema. Durante su recorrido se observaban algunos retratos de batallas pasadas y allí estaban ellos dos.

Sonic cargaba un objeto envuelto en papel verde entre sus manos, lo presionaba contra su pecho. Después de unos minutos llegó hasta una habitación sencilla, tocó la puerta y espero que en aprobación pudiese entrar.

—Lamento la demora, estaba hablando con Amy —sus ojos se dirigieron a una cama en la cual se encontraba recostado su padre que paciente esperaba a su encuentro—, padre.

—Sonic —dijo con alegría—, entiendo no te preocupes.

El azul cerró la puerta tras de si y se dirigió a una silla que se encontraba al lado de la cama de su padre.

—Lo he completado y espero que lo puedas disfrutar —le entregó a su padre aquel objeto que llevaba consigo.

—¿Puedo? —le pidió permiso para abrirlo.

Sonic sonrió.

—Claro, después de todo el original esta guardado en la biblioteca, este es la primera copia —le comentó.

El padre del erizo azul quitó el papel en el que se encontraba envuelto el objeto y se encontró con un bello libro, forrado en cuero rojo y con letras doradas que decían.

"Manic and The Candy World".

Soltó una pequeña risa debido a la emoción y cerró los ojos.

—No esperaría menos de ti.

—Creo que él fue quien me enseñó a ser responsable —le respondió Sonic con una pequeña y ligera tristeza.

—Solo, hubiese querido disculparme con él —el padre de Sonic también demostró sentirse triste—, si no hubiese sido tan severo y duro con él, quizás esto nunca hubiese ocurrido.

—Scourge de seguro lo reconoce y ahora, se encuentra con lo que más anhelaba estar —el erizo sonrió enternecido—. "Con Manic".

~Unos días después de la partida de Manic~

Todos en el reino estaban consternados porque la magia había desaparecido, y se llevó consigo a muchas criaturas y lugares encantados. Y para terminar de sorprender, Scourge regresó al castillo con dos seres que quizás pensaron nunca volverían a ver, Mephiles y el padre de Sonic.

Pese a la confusión, el verdoso les explicó que Manic fue el responsable de todo aquello y que por fin encontró la solución al problema. Sin embargo, esto también causó su desaparición. Todos parecían estar asombrados incluso hasta el mismo Chappie que ladraba asustado.

A pesar de ser una sorpresa, para Scourge era el comienzo del infierno mismo. Lentamente comenzó a alejarse de ellos y bebía con mayor facilidad. Comenzó a ausentarse de sus responsabilidades y se encerró en su habitación.

—Scourge —le llamó Sonic entrando a su recamara. El erizo verde no había permitido que nadie mas a excepción del azul le visitaran y pudieran conversar con él. Habían muchas botellas de vino arrojadas por la habitación y esto le dificultaba el caminar a Sonic.

—Oh, eres tú —le contesto Scourge, quién parecía estar leyendo y estar haciendo unos apuntes en una hoja.

Para el otro fue extraño. Curiosamente el erizo verde le hablaba perfectamente y hasta se encontraba cuerdo —porque muchas veces lloraba amargamente y maldecía la decisión de Manic—.

—¿Todo esta bien? —le preguntó sorprendido y con un mal presentimiento en su corazón.

Scourge terminó de escribir y cerró el libro con la hoja dentro.

—Todo estará mejor —se incorporó y volteo a verle. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro— sabes, nunca me había sentido tan lúcido como el día de hoy.

—Me alegra escuchar eso, ya muchos te extrañan, deberíamos de ir a ver a los chicos y... —Sonic le hablaba feliz de verlo sano y al parecer que comenzaba a superar la partida del caballero. Pero, su alegría acabó cuando Scourge paso por su lado y le colocó la corona que portaba—, ¿Scourge? —le cuestionó extrañado.

—Al fin, encontré mi lugar —le contaba, sus ojos zafiros reflejaban la tristeza que se tiene cuando te despides de alguien que ha sido importante en tu vida y en quién más confías.

El interior de Sonic se estremeció. El otro se alejó dirigiéndose a una ventana y viendo a través de esta.

—Un reino no puede estar sin rey, por eso he decidido dejarlo a tu cargo, te he dejado algunos apuntes para que te guíes en tu nueva aventura —sin verlo le explicaba—. Lamento tener que hacer esto sin la presencia de los demás pero mi tiempo se agota —su mirada se dirigió a los ojos verdes del otro—. Iré tras de él porque he renunciado a todo, incluso hasta mi vida.

—¡¿Q-Qué dices?! —le preguntó Sonic acercándose.

—Diles esto a los demás. Gracias por todo y hasta siempre —el cuerpo de Scourge se envolvió en un polvillo dorado que le cubrió completamente—, gracias por confiar en mí y perdonarme Sonic —como un leve susurro del viento, aquellas palabras acariciaron las orejas de un impactado Sonic que miraba como el erizo delante de él desapareció tras convertirse en ese polvillo.

[…]

Un puerta se cerró tras de si. Con pasos seguro se dirigía hasta donde le había citado el caballero de sus sueños. Aun podía sentir la presencia de los dos enamorados que lucharon de la mano para vencer al mal, y que pese al destino pudieron estar juntos en otro lugar.

Aceptó ser el rey porque también descubrió que no podía escapar de su destino, pero si pudo modificarlo. Ahora podría estar al lado del azabache que tanto amaba y poder decirle querido esposo porque, una hermosa sortija adornaba su mano. Y es que muchas cosas habían cambiado gracias a la ayuda de Scourge y su última nota.

Shadow logró llegar hasta esa meta soñada y se volvió en un duque para poder estar al lado de su Sonic.

—Espero sean felices —salió al jardín nuevamente y vio hacía el cielo—, ambos —susurró con una amplia sonrisa.

—¿Sonic? —le llamaba su adorado caballero que pacientemente esperaba por él para dar su paseo.

—Ya voy querido esposo —le contestó sonriente.

Y si, habían el reino al fin convivía en armonía.

-----❪🍭❫-----

—¿A dónde te diriges? —le preguntaba el plateado al de mirada tóxica.

Mephiles siguió sirviendo al reino como un caballero después que la magia se había erradicado del lugar.

—A donde me lleve el viento —le contestó.

Silver sonrió, se acercó hasta el veteado y cogió su mano.

—¿Me esperas? —le preguntó—, solo debo ir a traer unas cosas.

—El tiempo que sea necesario —su mirada demostraba el amor correspondido que tenía hacia el plateado.

—Ya vuelvo —le dijo mientras corría hasta su casa que se encontraba en el pueblo que tanto amaba y que volvió a recuperar gracias al caballero gomita.

Y el gran viaje que les esperaba por delante.

-----❪🍭❫-----

—¡Chappie! —ladraba una pequeña cachorra mientras corría por una singular aldea de cachorros de chocolate. Sus pasos la llevaban hasta una casita de madera roja en donde vivía el llamado.

—¡Alto! —le gritó el perrito—, ¿qué te he dicho de correr Alicia? —le regañaba a la pequeña perrita. El can estaba saliendo de su casa mientras terminaba de ponerse un collar.

—Lo siento, pero te estamos esperando para jugar —le contestaba dando saltos de alegría.

—Bien, vamos —el perrito volteó la mirada para despedirse—, ¡adiós mamá, adiós hermano!

—Regresa temprano Chappie —le ladró su mamá mientras veía como el pequeño corría con la otra perrita.

En respuesta el perrito ladró.













A veces la magia no nace de cosas extraordinarias.

La puedes encontrar simplemente en la felicidad de estar al lado de los seres que amas.

Y así es, yo también le he encontrado.

Porque al volver a escribir, me di cuenta que recupere a la persona que solía ser antes.

Gracias por acompañarme en esta historia.

y ahora si es oficial.









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Manic And The Candy World.

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Reescrita y finalizada 24/11/2021.

Fin.

   

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