Capítulo 9: El reino de la dulce crema.

¡ᶠᵉˡⁱᶜⁱᵈᵃᵈᵉˢ, ʰᵃᶻ ᵈᵉˢᵇˡᵒᵠᵘᵉᵃᵈᵒ ᵘⁿ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ ᵉˣᵗʳᵃ ᵈᵉ ᶜᵃⁿᵈʸ ʷᵒʳˡᵈ!

ᵖᵒʳ ᶠᵃᵛᵒʳ ᵉˢᵖᵉʳᵃ ᵠᵘᵉ ᶜᵃʳᵍᵘᵉⁿ ˡᵒˢ ᵈᵃᵗᵒˢ...

35%...

55%....

90%....

100%...

¡ᵃʰᵒʳᵃ ᵗⁱᵉⁿᵉˢ ᵃᶜᶜᵉˢᵒ ᵗᵒᵗᵃˡ ᵃ ˡᵃ ʰⁱˢᵗᵒʳⁱᵃ ᵈᵉ ᶜᵃⁿᵈʸ ʷᵒʳˡᵈ!

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Candy World, es una nación conformada por 5 reinos, los cuales se ayudan entre si y están enlazados por todos sus habitantes. En Candy World, todos son amables y simpáticos, no existe el mal, todos trabajan para mejorar su vida. Los habitantes son seres creados de azúcar, pan y diferentes dulces.

¡Existe una gran variedad y hasta hay sabores que aun no se han creado!

Cada reino tiene su respectivo rey o reina, que se encarga de administrar la nación e informar a los otros reinos sobre sus logros y necesidades. Cada cierto tiempo el reino necesita un nuevo rey o reina y solo podrán ascender los de las ramas primarias. El reino de la dulce crema es el reino central, el que denomina a los otros reyes de los 4 reinos restantes.

Y ya era momento que un nuevo rey ascendiera.

—¡Deberás ascender al trono mañana Sonic!

—¡Pero, no quiero ser rey padre! —respondió el ceruleo mientras negaba rotundamente—, no puedo ser rey, ¡No quiero!

El padre del erizo que estaba sentado en su trono viendo a su hijo con una mirada despectiva y reprobatoria, no podía creer que se negase a asumir lo que por linaje le correspondía.

—No vamos a seguir discutiendo esto, mañana tomarás el trono y es el final —sentenció—. ¡Nadie va a romper la tradición, la familia primaria debe prevalecer en el reinado; te guste o no vas a ser el rey de Candy World mañana jovencito!

Sonic no pudo aguantar más, negó con la cabeza y quería hablar pero, le ganó el coraje y la impotencia, salió corriendo del gran salón donde estaba su padre. El rey, solo lo vio irse y negó, no podía creer lo que estaba viviendo con su único hijo.

[…]

Había corrido sin dirección alguna, estaba cansado, harto y exhausto. Apenas y se dio cuenta que se había dirigido a los jardines más lejanos del palacio cerca de un laberinto de gomitas. Estaba frente a ese laberinto y sin pensar se metió. Quería estar solo y pensar mejor. Caminaba con pasos lentos mientras por ratos lanzaba patadas a los terrones de azúcar que encontraba en el camino. El ceruleo comenzó a llorar y a maldecir su suerte.

¿Por qué tenía que ser rey?

¿Dónde quedaban sus deseos?

—Ojalá solo por una vez pudiera hacer lo que quiero —susurró con dolor—. ¿Por qué tiene que separarnos un título o el linaje?

Su corazón dolía, estaba enamorado como todos piensan. Pero, su amor no podía ser, estaba prohibido. Era ya mucho tiempo que había ocultado su romance con cierto erizo. Había sentido el flechazo, una noche que intentó escapar del reino y se adentró al bosque de neblina.

Cayó en una trampa natural, un peñasco muy profundo, donde casi se vuelve un objeto inerte. Cuando creyó que todo estaba perdido llegó él. Con determinación e importando poco su vida, se arriesgó a bajar el peñasco. Con movimientos muy ágiles y exactos logró llegar hasta él y le rescató. Desde entonces sintió una profunda admiración por ese erizo.

Llegó hasta el centro del laberinto, con pasos lentos se acercó a una banca y tomó asiento, mientas recordaba todo lo sucedido.

Fue esa noche, de hace unos años donde, tomó el valor y se confesó a quien tanto quería:

—No sé cómo, ni de dónde, ni por qué... Pero, mi corazón late tan fuerte que duele, siempre que te veo, siempre que pienso en ti... Cómo puedo sentir esto, me dan mareos y siento que mis piernas fallan, podría golpearme estando cerca de ti. Qué me haz hecho, que simplemente no veo una vida sin ti, me siento tan feliz a tu lado y tan protegido, ¿Por qué tuviste que ser tú?

El azabache sonrojado e incrédulo, miraba al príncipe que tenía las mejillas sonrosadas y los ojos con lágrimas. Parecía que le había hecho daño y era lo que menos quería.

Desde muy joven su misión fue proteger a la familia real, especialmente a Sonic. Cuidaba de ese erizo y le protegía de todo mal. Nunca se sobrepasó con él y siempre fue respetuoso. Pero lo que tampoco entendía, era como con el pasar de los años desarrolló un extraño sentimiento hacía él.

Se había enamorado sin control pero debido a su rango y clase, se había condenado a si mismo a no revelar sus sentimientos. Pero, ahora que estaba frente a él ese erizo confesándose, no sabía que hacer.

—Su majestad, yo no....

—¡Basta! —gritó—, no quiero seguir ocultando esto, debes hacerte responsable.

Su corazón dio un latido más fuerte. Hacerse responsable... Tal parece que su majestad no estaba pensando acorde.

—¿Cómo alguien como yo podría hacerse responsable? —cuestionó—. No soy nada comparado a su majestad, no tengo la clase necesaria para estar a su lado —suspiró—, majestad si me lo permite puedo alejarme para que esto no lo perjudique, lo mas importante siempre ha sido usted, y no quiero ocasionar líos.

Sonic se acercó y con una fuerza sorprendente, le agarró del armadura de su pecho y con lágrimas en los ojos dijo:

—No me des sermones, no los necesito. No quiero que te alejes, por qué no puedes ver, he intentado olvidar todo, pero ya no puedo. No tienes mi clase, pero eso no importa. No tienes tantas cosas pero no me importa. ¡Por primera vez quiero estar con alguien y hacer lo que me plazca!

—Por favor detente...

—No entiendes que no me importa nada más que solo estar contigo, es prohibido pero, tengo la enorme necesidad de estar contigo... —sus palabras se iban acortando a medida que las mencionaba.

Sonic lo vio a los ojos, sus ojos eran de súplica y amor. No quería nada más que sólo estar a su lado. El azabache por su parte estaba sonrojado. Sin pedir permiso Sonic se acercó y le dio un beso inocente. Era su primer beso. El azabache, sorprendido trató de apartarlo pero, le fue imposible y solo se dejo llevar.

Desde entonces su historia comenzó, esa noche; Shadow le dijo a Sonic que se haría responsable de sus sentimientos pero, éstos debían ser un secreto para todos. Durante los días actuaban tan naturales que nadie notaba el secreto romance y durante las noches se escapaban para verse y estar juntos. Su cuento de hadas llegó a su fin el día de la coronación.

Regresando al laberinto, específicamente a la banca donde estaba Sonic, unos brazos traviesos se escabulleron por sus caderas y le atraparon en un abrazo.

—¡Oye!

Sonic se asustó pero luego reconoció esos brazos, era Shadow. El azabache se sentó y colocó sobre sus piernas a Sonic mientras acariciaba su cabeza.

—¿Sonic? —dijo estrujandole—, ¿Estás bien? Me dijeron que saliste corriendo del salón y de tu padre.

El ceruleo se echó a llorar sobre el pecho del otro.

—No quiero esto, por qué tiene que pasarme a mí, no quiero ser rey.

—Es algo inevitable... Supongo que después de esto, tendrás que elegir a una reina también —susurró Shadow con mucha tristeza. Era inevitable esa situación.

Sonic se incorporó hasta quedar sentado sobre las piernas del azabache.

—¡Jamás estaré con alguien que no seas tú, no me importa romper la tradición! —enfatizó—, ¡Scourge es el candidato más apto para el puesto, se ha esforzado tanto yo sólo no quiero...!

Shadow le abrazó, ya no quería seguir hablando de ese tema que tanto les hería a ambos.

[…]

Llegada la mañana, los preparativos estaban listos. La servidumbre estaba ansiosa, los habitantes que habían llegado de todos los reinos y vestían elegantemente. El castillo lucía hermoso. Sonic —quién estaba en su habitación— se había puesto el traje tan especial que había mandado a hacer su padre y solo esperaba paciente la hora trágica.

Chappie caminaba por el gran salón, se encontraba preocupado por su querido amigo Sonic. Veía con asombro el lugar, ni cuando fue la boda del padre de Sonic habían puesto tantos adornos.

—”Solo espero que todo salga bien —pensó dando un suspiro—, algo me dice que esto no podría acabar bien".

Su padre estaba contento, y se había dirigido a verle. Pero, el ceruleo no quiso cruzar palabra hasta la ceremonia. Había dado inicio, Sonic estaba sentado al lado de su padre con la mirada baja. Su padre empezó a dar el discurso que tanto le aburría.

Sus ojos verdes buscaban la mirada rojiza de su amado, pero no le veía. Era extraño, Shadow no se apartaba de su lado. Sintió un presentimiento muy raro. Mientras todos festejaban nadie se percató de un invitado que nunca debió aparecer. Con un andar chistoso y casi sarcástico se dirigía hasta el rey, agitando un cetro que desprendía una luz verdosa se iba acercando. Hasta que el padre del erizo azul le vio y confundido dijo:

—¿Scourge, qué rayos haces?

El susodicho relamio sus labios y mostrando una sonrisa siniestra y sarcástica se rió.

—Creo que no hace falta dar ese ridículo discurso. Hoy no vas a nombrar a Sonic, me vas a nombrar a mí como el rey de Candy World —con su bastón le amenazó.

—¡¿Qué crees que haces interrumpiendo este acto tan importante?! —le gritó—, ¡ya lo hemos hablado, los primos de segunda generación no pueden ascender al trono!

—Eres patético... —torció una sonrisa más sínica—, ¡ya no sirves para nada viejo!

El cetro desprendió una luz verde cegadora que atacó directamente al rey. Éste, cayó al suelo débil y tosiendo. Sonic, se alarmó y se puso al nivel de su padre. Con los ojos llorosos no entendía que estaba pasando. Los invitados empezaron a correr despavoridos y asustados mientras Scourge volvía a lanzar una especie de rayo al cielo del centro de aquel salón.

Como una especie de humo verde se regó por todos lados y al inhalarlo los invitados se desmayaron en el salón. Sonic quién estaba petrificado solo veía como caían todos, su mirada se dirigió a su padre cuando este se convirtió en una extraña llave con forma de corazón.

—No te preocupes Sonic, no serás rey —llamo su atención el verdoso—, en cambio, ¡serás mi reina!

Sonic al escuchar eso dejó la llave y esquivando a Scourge se dirigía a la salida del salón. Pero, poco a poco sus pasos eran mas lentos y sus ojos pesaban. Se sentía débil.

—Shadow.... —susurró cayendo al suelo y tratando de mantenerse despierto.

Scourge sonreía burlón, su primo era una monada. Se acerco lentamente mientras el azul trataba de no dormirse.

—No te preocupes, Shadow ya no será un problema en nuestro camino —dijo acariciando su mejilla.

—No te me... —Sonic cayó dormido casi instantáneamente.

El verdoso escucho unos ladridos y gruñidos, el perrito que acompañaba a Sonic le veía molesto.

—¡Deja a Sonic en paz!

Lo vio con burla.

—El compañero del legendario caballero... No tomaré riesgos —lo señaló con el cetro—. ¡He acabado con toda tu aldea mientras me dirigía a este lugar!

Chappie le vio impactado.

—Mamá... Chester... —susurró sin creerlo. Cuando iba a hablar vio como del cetro de Scourge se desprendía una especie de rayo verde que le impactó.

—Sonic... —susurró cayendo desmayado al lado de su amigo.

Scourge soltó una risa tenebrosa mientras tomaba del collar al perrito.

[…]

Unos minutos antes.

Scourge que no había sido invitado, se encontraba en la entrada junto a unos guardias que le detenían. Le pedían que se marchara.

—Cómo se atreven a echar al rey.... —dijo serio el otro. Agitando su bastón les lanzo unos polvos que los petrificó. Con una sonrisa satisfactoria entró al palacio y a cada guardia que aparecía le pasaba lo mismo. Excepto a uno en particular.

Shadow que había sido alertado de ataques se dirigía hasta el verdoso con su espada.

—No Shadow, esta vez no me vas a quitar a Sonic —le dijo colocando su cetro frente a él.

Shadow ni se inmutó y con movimientos ágiles se abalanzó sobre él. Pero, el verdoso lo conocía muy bien y con un rápido movimiento lo desarmó y le dejo caer un polvo negro que hizo que el azabache se ahogara y se desplomara en el suelo.

—No te preocupes, tus servicios ya no son requeridos por la familia real —con magia negra creó un portal que le llevó hasta el río de la leche tibia.

Así había logrado llegar hasta el gran salón.

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Sus pasos los llevaron hasta el reino de la dulce crema. Estaban tan cerca y a la vez tan lejos de su objetivo. El reino estaba distinto a como lo recordaban Shadow y Chappie; habían muros negros y se veían guardias montando vigilancia. Por suerte ellos estaban entre unos matorrales de chicle verde donde no se veían tan fácilmente.

—Sonic esta detrás de esos muros... Estoy seguro que Scourge montó todo eso porque sabía que volvería por el príncipe —dijo Shadow viendo si existía alguna entrada cercana.

—Va a ser muy difícil tratar de entrar, creo que no hay un punto ciego Shadow... —mencionó Manic.

Chappie ladró y los erizos los vieron.

—Conozco uno, Sonic siempre se escapaba por allí —contestó moviendo la cola alegremente.

Sin que los guardias le vieran y escondiéndose entre la maleza de azúcares, Chappie guió a Shadow y Manic hasta una especie de laguna rosada que se encontraba detrás de todo el muro que adornaba el palacio. La rodearon y llegaron hasta la especie de una entrada cubierta por ramas de jengibre. Shadow sacó su espada y con fuerza intento cortarlas, pero su espada rebotaba con cada golpe.

Chappie negó.

—Sonic le puso una clave, siempre me dijo que era la fecha más importante en su vida.

Shadow se detuvo cansado.

—Fecha, ¿de todas las claves que pudo ponerle eligió una fecha? —se quejó Shadow. No era tan bueno recordando fechas.

Las ramas de jengibre abrieron una extraña piedra que formó cuatro espacios juntos iluminados de color dorado.

—¿Será el día en que se conocieron? —dijo Manic.

Shadow tomó una varita y empezó a escribir números.

—0-2-0-2 —escribió.

Pero la entrada no se abrió.

—No es esa fecha... —Shadow se mostró inconforme—. ¿Chappie estás seguro qué era una fecha?

—Sonic siempre escribía cuatro números, pero como soy pequeño no podía ver. Siempre sonreía y me miraba cuando los escribía.

—Espera... ¿y si la fecha está relacionada con Chappie? —preguntó Manic.

Shadow cargó a Chappie mientras rememoraba algún suceso importante con el cachorro; como un leve  recuerdo dislumbro un momento en donde Sonic fue el ser más feliz y le dio la sonrisa más bella al caballero; con una mano escribió la fecha en que Sonic conoció al perrito.

—1-2-0-1...

Al escribir la fecha, las ramas de jengibre se encogieron liberando una entrada secreta.

—Eres una monada Sonic —susurró Shadow acariciando a Chappie. Ya recordaba esa fecha, el día que llevó al cachorro al palacio y Sonic le cuidó.

[…]

Los chicos se metieron por la entrada y caminaron con sumo cuidado de no alertar a los guardias. Se encontraban detrás del palacio, sin embargo estaba lleno de guardias que parecían no pasar nada por alto. Manic observaba todo, no había forma de entrar.

—Shadow va a ser demasiado complicado entrar, con esos guardias.

Shadow rasco su mentón, luego vio que unos guardias estaban cerca de ellos. Por un momento pensó y sus ojos se dirigieron hasta el pequeño perrito que meneaba su cola.

—Tengo una idea...

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Dentro del palacio se encontraba Scourge sentado en su trono, mientras a su lado estaba Sonic con un traje de maid. Sus orejitas estaban rojas de la vergüenza, en voz baja maldecía a Scourge. Se encontraba mareado y apenas podía moverse.

—"Scourge eres un..." —Sonic trataba de no caer dormido, ya que Scourge le había lanzado un extraño polvillo.

El verdoso, sabía que Shadow estaba en su reino, pues su cetro le permitía verlo. No era novedad, tenía ojos en todo el lugar aunque misteriosamente no en los otros pero era algo que describiría. Sin embargo, no podía ver al acompañante de Shadow, se distorcionaba la imagen. Por más que intentaba enfocarlo no entendía que pasaba. Más, tenía una ligera curiosidad por conocer al tal caballero gomita.

—Ah maldita sea, no puedo verlo —tratraba de usar más de su poder para enfocarlo—. Seguramente es el contraste de poderes, no cabe duda que es el elegido.

Sonic sabía que Scourge podría ver a Shadow. Estaba preocupado por él, conociendo a Scourge éste no se detendría si atrapaba a Shadow. Hasta escalofríos le daba de solo pensar lo que podría hacerle. Y en su condición actual, no podía ser de mucha ayuda para su caballero, y su amor.

[…]

—Alto ahí, ¡¿quiénes son ustedes?!

Dos caballeros portando el armadura del reino del rey agrio se pararon frente a los vigilantes de la entrada del palacio.

—Traemos a un prisionero que le interesa al rey agrio, ¡el perro de chocolate!

Chappie ladraba y lloraba, se movía inquieto en una bolsa que uno de los caballeros llevaba. Los vigilantes se asombraron y rápidamente se hicieron a un lado.

—Guiadlos hasta el rey y mostrarle el perro, esto lo hará feliz.

Uno de los vigilantes guió a los otros dos caballeros pero unas habitaciones antes de llegar a donde estaba el rey agrio, uno de los caballeros lo noqueo y se escondieron en una de las habitaciones.

—Ah eso estuvo muy cerca Shadow —Manic se quitó el casco y por fin pudo respirar con normalidad—, ¡odio los cascos, me asfixian!

Shadow bajó la bolsa y la desató liberando a Chappie, quién había cumplido su propósito. Luego se quitó el casco y se desarmó de esa armadura.

—Novato, se nota que no has estado en la guerra... allá uno de estos te salva —tocó el casco y lo dejó en el suelo.

Manic rodó los ojos, en su mundo ya no habían guerras.

—Bien, ahora que estamos infiltrados, debemos encontrar a Sonic —repitió Shadow.

—¿Dónde crees que lo tiene Scourge? —preguntó Manic.

—No puedo olfatearlo —ladró Chappie—, seguro Scourge lo tiene prisionero en algún lugar.

Shadow apretó los puños con impotencia. Manic no tenía idea de cómo empezar a buscar ni mucho menos conocía ese palacio. Ojalá tuviera algún objetivo que le ayudara a ver su camino...

—¡Eso es! —dijo Manic de repente asustando a los otros.

—¿Eh, qué dices Manic? —ladró su amigo can.

El verdoso se arrancó un dulce blanco y sopló sobre este. De sus manos salió un pequeño brillo.

—¡Aww es tan adorable! —mencionó Chappie moviendo la cola.

Un espejo de color plata se formo en sus manos. Era tan fino y tan delicado. Manic pensó:

—“Deseo encontrar a Sonic, por favor ayudame a localizarlo”.

Como por arte de magia el espejo dio dos reflejos y en el tercero se mostró la imagen de Sonic que estaba atado y amordazado, pero algo no cuadraba; Sonic parecía estar inconsciente porque apenas se veían sus respiraciones lentas. Le príncipe parecía estar un gran salón. Shadow se acercó ansioso y enseguida reconoció el salón donde estaba. Pero hirvió de irá al ver a Sonic vestido como la servidumbre.

—Maldito moco, ¡¿cómo te atreves?! —gruñó.

Manic sólo se sonrojó avergonzado, si ver a su hermano borracho diciendo cosas locas en su mundo no era suficiente, verlo en Candy World vestido como chica y maid era lo peor.

—Ah debemos salvarlo y salir de aquí —dijo Manic—, “no quiero ser víctima de la moda de este mundo”.

[…]

Los chicos se abrieron paso por el palacio, escondiéndose entre las habitaciones y esquivando a los guardias, todo sin llamar la atención. De poco a poco llegaron hasta el salón donde estaba Sonic. El azabache abrió la puerta del salón y vio todo oscuro. Rápidamente entraron y cerraron tras de si la puerta. Todo estaba en plena oscuridad, apenas y se distinguían algunas cosas.

—Sonic —susurró Chappie olfateando y buscándolo.

Manic con el espejo en la mano veía al erizo azul que seguía en el mismo lugar pero no entendía porque no estaba allí.

Eso hasta que....

—Es de mala educación entrar sin avisar, mayormente cuando no eres invitado al palacio de un rey —de repente las luces del salón se encendieron y dejaron ver a Scourge con su cetro en manos—. Mira a quién tenemos aquí, ¡al erizo exiliado, Shadow! —sonrió macabro—, ow Chappie, ¿lograste escapar del Hellish? —movió el cetro de una mano a la otra—. Y por último, el gran salvador, el único guerrero, el chico de la profecia.. —decía sarcástico y apuntó con el cetro a Manic—, ¡el caballero gomita!

Manic sintió un escalofrío horrible en la nuca, los ojos de Scourge eran raros y le daban miedo. De manera instantánea varios guardias los rodearon mientras Scourge estaba en el centro de un grupo que le cuidaba.

—¡¿Dónde tienes a su majestad?! —preguntó Shadow enardecido.

—Oh, mi hermosa reina... esta justamente arriba de nosotros —señaló el centro del salón.

Sonic estaba atrapado en una jaula, no mostró señales de estar despierto.

—No te preocupes, mi magia no los dejó ver precisamente donde estaba Sonic.... puedo decir que la magia del caballero gomita no es rival para la mía —en su rostro se dibujaba una espeluznante sonrisa.

Los soldados rieron ante el comentario de su rey. Manic tiró el espejo e invocó una espada. los chicos se prepararon para pelear, aunque en número iban a perder. El de púas rebeldes tragó saliva, cómo era posible que su magia fuera mas débil que la de Scourge, de dónde había sacado tanto poder para manipular la demás magia.

—Te veré donde me quitaste a Sonic —dijo Scourge viendo al azabache. Movió su cetro y desapareció de allí junto con el azulado.

Shadow gruñó, cuando lo tuviera entre sus manos, le iba a hacer pagar. Mientras los guardias se prepararon para atacar, desenfundaron sus espadas. Manic se puso tenso, acaso tenían oportunidad ante ellos.

—Shadow...

—Trata de noquear a los que puedas, solo necesito tiempo... —pidió el moreno.

Manic no entendió del todo.

—¡Ataca! —gritó Shadow lanzándose contra los guardias.

El otro hizo lo mismo. De las espadas chispas se desprendían, Manic trataba de noquear a todos. Mientras Shadow parecía alejarse y buscar algo entre las paredes del palacio. Divisó lo que buscaba, una palanca que estaba sobre el trono. Con agilidad y usando a los guardias, saltó sobre sus cabezas y corrió sobre ellos para alcanzar esa palanca, con pasos ágiles y un salto casi milagroso logró bajar la palanca y se sujetó de esta.

Manic le veía mientras se cubría de las espadas de los guardias. Lentamente el suelo bajo de ellos se agrietó y se volvió frágil mientras los guardias comenzaban a caer a lo que parecía una mazamorra subterránea. Manic empezó a correr buscando de donde agarrarse, de unas cortinas logró sujetarse. Pero a quién no vio fue a Chappie.

—Shadow, ¡¿Chappie ha caído?!

El moreno solo sonrió.

—Ese cachorro conoce mejor que nadie las trampas de este palacio.

—¡Hola! —ladró Chappie desde una chimenea que había quedado intacta.

Manic suspiró aliviado. Al menos estaba a salvo.

[…]

En otro lugar Scourge y Sonic cayeron, el primero con gracia y el último golpeándose y despertando por unos breves momentos. Con dolor elevó la mirada hasta ver a su desquiciado primo, un leve gruñido disfrazado de quejido sonó e hizo que Scourge le notase. El verdoso no perdió el tiempo y le lanzó unos polvos verdes al rostro de Sonic, los cuales le hicieron perder la razón y cayo desmayado.

—El plan va a la perfección —sonrió y unos soldados aparecieron y se llevaron a Sonic mientras el verdoso caminaba agitando su cetro.




















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