Capítulo 15: Reunión.

—¡No puedo creer que esa bestia nos dejará tan mal! —lloraba Manic mientras Sonic le aplicaba unas gotas rosa en las heridas.

Shadow solo guardaba silencio mientras escuchaba los quejidos del erizo verde. Le habían golpeado su orgullo de caballero con esa batalla y algo estaba claro, el Hellish no sería un rival fácil de vencer.

—Manic, sin importar lo que pase lo primordial es esa llave que tiene el rey agrio —le habló Shadow.

—El problema es que no podemos atacarlo tampoco. ¡No tenemos idea de su debilidad! —Manic le respondió aturdido.

Scourge estaba parado en la habitación mientras pensaba en lo que había ocurrido con los caballeros. ¿Tan fuerte era esa bestia? Tanto, que le hizo sentir miedo con solo verla. Pero más que eso, le preocupaba el otro erizo verde ¿Manic sería capaz de detenerla? En sus ojos se veía la consternación y el miedo, porque no quería que le pasará nada malo.

Manic por su lado había terminado de ser atendido por Sonic y se sentía mejor pero, su mente todavía estaba confundida, y más fue su sentencia cuando vio que Scourge le veía serio, tanto que hasta le daba miedo.

—“Lo que me faltaba en este estúpido juego... que Scourge se me declarara. No sería tanto problema... ¡Si tan solo fuera al que quiero!” —soltó un suspiro de tristeza el cual no paso desapercibido por Sonic.

—¿Manic te encuentras bien? —le preguntó el príncipe al verlo distraído.

—¡Si Sonic! —contestó avergonzado—, sólo estoy algo aturdido por la batalla —se excusó.

—Deberías descansar, creo que será mejor que me lleve a Shadow a otra habitación —dijo mientras ayudaba al veteado a levantarse para irse—, Scourge deberías dejar a Manic descansar.

—No te preocupes, no es molestia para el caballero gomita que me quede con él —dijo con mucha seguridad, ya que reconocía que Manic no le sacaría de allí a la fuerza.

Manic estaba como tomate y lloraba internamente pidiendo que Sonic no se fuera y le dejase solo con el erizo. Pero, sus plegarias fueron ignoradas y los otros salieron de allí, dejándole a solas con el ojos zafiro.

Scourge esperó a que todo quedara en silencio. Necesitaba hablar seriamente con Manic. Cuando estaba seguro de lo que haría se dirigió hasta la cama donde estaba, con pasos decididos.

—”No, no seas animal —pensó Manic viendo como se acercaba el otro—, ¡Scourge si me haces algo te voy a matar!" —el susodicho se acercó y Manic colocó sus manos para apartarlo mientras las manos del otro tomaron las suyas y le acercaron hasta encerrarlo en un abrazo.

—Lo siento, no pude defenderte... —dijo con voz suave y notable preocupación.

Manic estaba más rojo que los tomates, su corazón latía tan rápido que sentía que podría morir allí. Scourge se apartó de él y tomó una de sus manos mientras la examinaba delicadamente. Manic seguía sumido en su mente y no pensaba tan bien.

—¿Podrías darme la oportunidad de estar a tu lado? —dijo de golpe mientras entrelazaba su mano con la del otro.

—¡¿Estás loco?! —gritó—. ¡¿Cómo me pides algo como eso en esta situación?!

—Me gustaría pasar el tiempo que me quede contigo... ¿Manic podrías decirme lo que piensas? —con su mano libre acarició su mejilla y se acercó para depositar un leve beso en sus labios. Manic estaba anonadado, sus sentimientos empezaban a florecer y a tornarse molestos. Scourge se separó del erizo de manera lenta y viéndole a los ojos.

—No puedo corresponderte —dijo Manic apartando la mirada y apartándole—, no cuando hay alguien más —le explicó por segunda vez.

—Entiendo... —dijo con tristeza Scourge—, entonces me temo que debes saber esto.

Manic pestañeo varias veces sin entender.

—¡Me ganaré tu amor a como de lugar y haré que olvides a ese otro alguien más! —le afirmó—, no perderé de nuevo a quién quiero. Eres como un pequeño terrón de azúcar, o mejor dicho, ¡mi terrón de azúcar! —dijo conmovido.

—“Ay Scourge eres una monada en este juego” —pensó Manic derramando lágrimas imaginarias. Ahora tenía otro problema, no solo debía cuidarse del Hellish y del rey agrio, sino que también del erizo verde y de sus repentinas confesiones de amor.

—Por primera vez, no quiero perder a alguien —le vio—, cuando todo esto termine podremos estar juntos sin ninguna interrupción más.

Manic lloraba internamente, por una parte se sentía feliz y por otra triste. No tenía idea como acabaría el juego a esas alturas pero, de algo estaba seguro, le rompería el corazón a Scourge y, quizás el suyo al volver al mundo donde no era importante para el de ojos zafiros.

—"Te odio Sega" —maldijo a la empresa que lo metió en ese embrollo.

-----❪🍭❫–----

—¿Oye me enseñas cómo haces eso? —decía un pequeño erizo plateado mientras veía como el otro erizo de vetas aguamarinas trazaba unas extrañas formas con las puntas de sus dedos.

Desde pequeño, el albino aspiraba a ser un caballero, volverse un ser fuerte y defender al rey.

—Claro, es fácil; mi magia puede hacer cualquier cosa... —le enseñaba mientras dibujaba a un perrito de chocolate, luego dibujó un árbol—, ves no es tan difícil —le decía mientras sonría por la impresión del otro.

El otro soñaba con ser un mago y defender a su amigo cuando le tocara ir a pelear. Siempre fueron unidos, aunque fuera de pueblos distintos siempre permanecían juntos la mayor parte del tiempo. Ambos erizos eran muy amigos de pequeños pero unos desafortunados hechos los alejaron.

...Unos años mas tarde...

—¿Cómo está Silver?

—Aun no responde a nada...

El erizo plateado estaba recostado en una cama con vendas en la mayor parte de su cuerpo. Su mirada estaba fija en algún punto del techo, mientras no tenía expresión alguna. Mephiles se había enterado que el pueblo donde vivía el plateado había sido atacado por una extraña bestia y solo el erizo había logrado escapar. Sin embargo, se encontraba mal porque desde hacía días no respondía.

—Silver... —le llamaba el otro mientras movía sus dedos y hacía distintas formas de colores con su magia—. ¿Recuerdas que adorabas esto? —le preguntaba.

El plateado volteó la mirada a éste y sus ojos se llenaron de odio y dolor.

—¡La magia destruyó a mi pueblo, ya no quiero saber nada de ella! —le gritó mientras alejaba las manos del hechicero y se ponía a llorar desconsoladamente.

El veteado se alejó del otro mientras se sentía un poco mal pues no entendía el odio del otro hacia la magia. Y esto sólo era el comienzo de un quiebre emocional.

Un tiempo más tarde, Mephiles logró superar a la mayoría de magos en el reino de Candy World, proclamandóse como el más versátil en la magia y más poderoso en la historia de la dinastía mágica. Sin embargo, eso no le causaba mucha felicidad pues, su amigo de infancia había tomado un mal camino.

Silver, después de recuperarse se unió a los caballeros del reino y aunque había demostrado con el tiempo ser de los más poderosos, sus sentimientos eran demasiado despiadados. Llegó casi a herir a sus compatriotas en peleas innecesarias por lo que fue reprendido y hasta se le removió el privilegio de ser un caballero.

Aunque ese era su sueño. Su propio maestro Shadow participó en la decisión de removerle ese honor debido a su conducta destructiva y egoísta. Claro, además de que Silver había demostrado ciertos sentimientos efímeros por éste y le causaba temor que dañase al príncipe Sonic.

Silver lleno de más emociones negativas juró que se vengaría de todos por el trato que había recibido y aun más que se vengaría de los magos que habían invocado a esa bestia que acabó con su pueblo.

[…]

—¡Silver! —el hechicero corría detrás del erizo plateado por el bosque.

El otro muy enfadado cortaba todo lo que se entrometía en su camino.

—¡Ya te dije que me dejes en paz! —le gritaba mientras de golpe se volteó para enfrentarlo—. ¡No podrás hacerme cambiar de opinión, si los magos no me ayudaron son unos inútiles!

Mephiles se detuvo mientras recuperaba el aliento. Nunca había visto tan decidido al erizo delante suyo, temía por su ideas locas.

—Si tratas de hacer eso, te será imposible —trataba de convencerlo—, entiende que ellos hicieron lo que pudieron pero, nadie sabe de esa magia poderosa y menos como detenerla —le explicaba.

Silver se negaba a escuchar, ya estaba cansado de ese mago que se entrometía.

—Si de verdad valoras tu vida, deberías dejarme ir —amenazó sin importarle su amistad—. ¡No pensaré dos veces en acabar contigo! —se acercaba amenazante el erizo.

Mephiles retrocedió mientras trataba de convencerlo pero sus esfuerzos eran en vano. ¿Cómo podría calmar un corazón sediento de venganza y dolor? Conocía infinidad de hechizos pero, no quería hacerle eso a su amigo, y más a la persona que amaba, porque lo amaba desde niño, desde que lo conoció pero... No tenía otra opción, debía detenerlo.

Cuando Silver se preparaba para atacarlo, le lanzó un hechizo que le hizo dormir al instante. El veteado lo sostuvo para evitar que cayera mientras acariciaba sus púas. Era imposible detenerlo con palabras...

—Perdón por esto...

Ese día comprendió el gran alcance que había obtenido con la magia y lo afortunado y desafortunado que era al mismo tiempo de poder crear hechizos capaces de erradicar recuerdos de la mente.

Todo se había reducido a nada, esos recuerdos de Silver habían sido borrados y reemplazados en espacio y tiempo con unos falsos donde toda su vida vivió en el palacio y fue destinado a ser un caballero pero debido a una incapacidad emocional no le nombraron como tal. El hechicero se sentía tan mal por lo que había hecho con su amigo pero, era la única manera de detenerlo.... Sin embargo, se había eliminado a él mismo dentro de los recuerdos del erizo, no podría reconocerlo. Por eso debía fingir que eran completamente desconocidos.

—Mi don, es mi maldición —se lamentó.

-----❪🍭❫–----

—Es nostálgico volver a verte de la misma manera... —susurraba el hechicero mientras veía al erizo recostado en una cama.

Sus heridas aunque no eran profundas pero, de no tratarlas de inmediato corría peligro. Menos mal, había llegado a tiempo y rescatado a todos de las garras del Hellish. Shadow y Manic también estaban heridos pero al menos habían despertado, en cambio el plateado no, seguía inconsciente.

Sonic y Scourge solo tenían algunos rasguños al igual que Amy quién había llamado a Mephiles en su ayuda. Sin embargo, el más afectado era el de ojos dorados.

—Recuerdo la primera vez que te vi así, me asuste tanto... no es como si tuvieras magia para sanarte —seguía susurrando. Le había pedido a la reina Blaze le dejará atender al plateado pues trataría de sanarlo con magia—, esa bestia fue la misma que te atacó de pequeño... aunque pude sellarla de nada funcionó... —se lamentaba mientras recordaba.

En esa ocasión habían dejado a Silver en el bosque y se propuso ir a detener al Hellish, con grandes esfuerzos y la magia casi al 0% de su capacidad selló a la bestia dentro de la laguna del acantilado. Claro su hechizo no duró tanto debido a la aparición del rey agrio.

Lentamente trataba de sanar al erizo y aun más en las heridas profundas, con sus manos dirigía una luz verde que le curaba. No entendía como ese erizo siempre se lanzaba al ataque sin medir su propia fuerza, sabía que había salido con poca vida la primera vez con el Hellish y además su poder había incrementado gracias a la magia negra. Sin embargo, aun con eso no le importó y se lanzó a rescatar a la princesa Amy.

—Después de todo, no eres un egoísta como creía... —acarició su rostro con la mano mientras le dio un pequeño beso en la frente. Aunque no le entendía del todo, le dolería demasiado si a ese erizo le pasaba algo grave.

—Jmmh... —se escuchaba un leve quejido por parte del plateado y se removió entre la cama. Con fuerte dolor corporal abrió los ojos y se quejó.

—No hagas esfuerzo, estas malherido y necesitas descansar —le pidió serio.

—Tú... ¿Qué me haces? Acaso es otro truco de magia para detenerme —le dijo con mucho dolor en la voz y tratando de incorporarse.

Mephiles le lanzó una mirada tétrica y tenebrosa. El erizo plateado era un verdadero mal pensado.

—No. Pero si sigues tratando de levantarte creo que no me dejarás más opción que volverte una roca —le amenazó acentuando cada palabra como amenaza.

Silver rodó los ojos y bufo molesto. Nunca podría quitarse a ese erizo de encima.

—¿Por qué te preocupas tanto por mí? ni siquiera nos conocemos, monstruo de dulces —le dijo casi burlón lo último.

—Debo ayudar a todos —contestó simple—, es mi deber como caballero y mago del rey, sin importar lo que piensen de mí. Aun así cause pudor o asco, mi deber va antes que mis pensamientos y deseos.

Silver desvío la mirada con pena, observó como todo su cuerpo se encontraba con apenas unos rasguños a diferencia de los ataques que recordaba había recibido. Por primera vez se mostró avergonzado de sus palabras.

—Pensé que no ayudarías a alguien tan egoísta como yo —mascullo.

Mephiles tragó saliva y no contestó, se enfocó en terminar de curarlo. Que difícil era esa situación.

—Debes descansar, debo de visitar a los otros, por si necesitan mi magia —le dijo incorporándose y caminando hacia la salida.

El de ojos dorados, elevó la mirada y le vio irse; antes de que abandonara la habitación el mago, le dijo con voz suave y un poco triste:

—Gracias... Mephiles —se detuvo— y disculpa por decirte monstruo; no creo que algo como eso sea capaz de ayudar a alguien como yo.

Al hechicero se le contrajo el corazón, volteó a verlo por un instante y como si de un reflejo se tratase, vio a ese erizo blanco alegre y lleno de vida que conoció hace mucho tiempo y sin quererlo sonrió levemente.

—De nada y no te preocupes —contestó saliendo y cerrando la puerta tras de si.

Silver observo por un tiempo más aquella puerta, soltó un suspiro.

—Tengo la sensación que te conozco de algún lugar...

-----❪🍭❫–----

Mientras, Scourge había dejado solo a Manic y éste se encontraba sumido entre sus pensamientos, le resultaban muy molestos sus sentimientos parecían que florecían y no querían detenerse.

¿Acaso, le estaba agradando el Scourge de ese mundo? Al parecer la respuesta era obvia, lo que más le dolía que era algo falso, no existía y le dolía demasiado esa verdad.

—“Aunque quisiera... no podré tenerte para mí...”

Se sentía mal, quería llorar y desahogarse, que injusta era su vida. A la puerta tocó el hechicero que también tenía un poco exaltados los sentimientos.

—Adelante —contestó, saliendo de su trance y rezando porque no fuera el verdoso.

—Veo que te encuentras mejor —el mago llegó hasta la habitación del pequeño—. Es un alivio, menos mal.

—Eso creo, de no ser por ti, ya no estuviéramos aquí —se río nervioso.

—Gracias a Amy, pude encontrarlos. Justamente estaba hablando con su alteza cuando sentí la presencia maligna del rey agrio, por poco no llegaba a salvarlos...

—El Hellish ¿Crees qué podremos detenerlo? —le preguntaba Manic.

—Precisamente de eso tenemos que hablar con su alteza —suspiró pesadamente—, sígueme. Es momento de conocer a la reina Blaze.

[…]

Una gata color lila se encontraba sentada en su trono leyendo libros, a su lado había otra pila de los mismo que acababa de leer, buscaba desesperadamente una respuesta para detener lo que le sucedía a Candy World. Vestía con un traje un poco mas oscuro que su propio color y una cola de tela se desprendía del mismo. En su frente, había un pequeño rubí que le lucía hermoso y su corona. Blaze era de los 5 reyes, la que más tiempo tenía de haber ascendido al trono, por eso se le tenía un mayor respeto, sin embargo, le molestaban ciertas actitudes infantiles de sus otros compañeros soberanos.

Mephiles tenía una excelente comunicación con ella, la consideraba como su mano derecha, por eso confiaba plenamente en su sabiduría y experiencia. Ambos erizos se dirigían a lo que parecía ser una biblioteca amplia, llena de toda la historia de Candy World y de los antepasados que la habitaron.

—Su alteza —dijo Mephiles haciendo una reverencia, Manic se limitó a imitarlo ya que no tenía idea de la personalidad que tendría la gata en ese mundo.

Blaze, interrumpió su lectura y se incorporó. Con pasos lentos se dirigió hasta los erizos.

—¿Se encuentran bien todos? —preguntó preocupada y con un semblante de impotencia.

—Si, su alteza. Afortunadamente logré llegar a tiempo y rescatarlos.

—El Hellish no es un enemigo tan débil, me temo que ese demonio seguirá siendo un dolor de cabeza —su mirada se dirigió hasta el erizo verde que acompañaba al otro—. ¿Este es el caballero gomita del que me hablaste? —preguntó con un poco de decepción.

Manic bufo un poco ofendido, la gata que conocía en el otro mundo era idéntica a la misma que tenía en frente.

—Lamento decepcionarla alteza, yo tampoco esperaba ser el caballero de la profecía —espetó inconforme de su tono de voz.

Blaze se apenó ligeramente, desvío la mirada.

—Mis sinceras disculpas, solo creí que el caballero gomita, no sería tan... Tan....

—¿Joven? —interrumpió Mephiles—, en efecto su alteza pero, este crío es fuerte y terco cuando se lo propone.

Manic sintió un tic en su ojo y solo negó. Antes que pudiera decir algo, la gata dijo con mucha tristeza en su voz:

—Caballero gomita, tengo que decirlo pero, ni tú podrás derrotar al Hellish. He leído la mayor parte de la historia de Candy World, y esa criatura es mucho mas antigua que nuestros abuelos incluso —suspiró—, al parecer, esa criatura fue creada por la misma magia negra que alberga el rey agrio y nunca se pudo detener, excepto... —vio a Mephiles—, cuando fue confinada por el mago más poderoso.

—Alteza... —dijo Manic.

—No existe un modo de detener a esa bestia pero, solo podríamos sellarla. Tal y como lo hiciste... pero eso involucra mucha magia y podría ser demasiado para ti Mephiles.

Mephiles cerró los ojos y se cruzó de brazos.

—No importa el sacrificio que deba hacer, si puedo detenerla —aseguró Mephiles— desde el día que me proclamaron con ese título, supe que mi destino se toparía con algo como eso.

—¡Mephiles no permitiré que hagas eso! —dijo Manic enojado—, ¡tú no mereces hacer ese sacrificio enorme!

—Escucha, de no encontrar otra solución, debo hacerlo. Y tú —lo señaló—, debes derrotar al rey agrio y de ese modo toda Candy World volverá a la normalidad. Recuerda tu deber como caballero elegido por la santa mesa del flan, no eres cualquiera, eres un elegido del destino para acabar con el mal de este lugar y debes saber acoplarte a la situación.

Manic se negaba, cómo podría sacrificar a un amigo. Blaze por su lado, se había volteado de espaldas. Ella más que nadie conocía que Mephiles era capaz de hacer ese sacrificio. Más porque de ese modo podría probar su lealtad a su mundo.

—Sin embargo, Mephiles la magia del rey agrio es demasiado, no existe otro mago que le iguale, a excepción de ti. No quiero sonar dramática pero eres demasiado importante —le comentó negándose.

—Mi reina, desde que supe el nivel de magia que obtuve decidí usarla para el bien. Si con mi sacrificio puedo evitar más desastres, no dudaría en ningún momento de salvarlos a todos —afirmó por último.

—Mephiles no digas eso —Manic se sentía triste—. De alguna manera encontraremos su debilidad sin que tengas que llegar a los extremos.

—Su magia no funciona sin ese palo que usa —dijo una voz que se acercaba mientras afilaba una espada—, esa vara que carga es la clave de todo.

Manic sintió un escalofrío cuando Scourge apareció detrás de ellos. Blaze le vio con el semblante serio y de pocos amigos.

—Lo dices en serio, Scourge —dijo Manic volteando a verle nervioso.

—Puede que su magia me haya afectado pero recuerdo que nunca se separaba de su varita, más creo que es una corazonada.

—Es posible, después de todo su magia podría depender de un conductor que la regule —murmuro Mephiles pensando—, quizás eso... con eso podríamos detener al Hellish también.

Manic sonrió, entonces si podría existir otra forma para detenerle, sin que Mephiles fuera un sacrificio. Volteó a ver a Scourge y le dio una pequeña sonrisa mientras se alegraba internamente. El otro se sonrojo levemente.

—El problema es: ¿cómo se acercaran a él? ese demonio es muy listo —un erizo blanco estaba recostado en una de las paredes con los brazos cruzados y viendo a Mephiles—, ni con la experiencia de Shadow pudieron rasguñarle ni una púa. Ni la magia de Mephiles le hizo daño alguno y que decir de Manic, ni siquiera su condición como elegido es suficiente.

—"Este Silver no es tan agradable como el otro" —pensó Manic.

Pero tenía razón, ni Shadow, ni Mephiles, incluso él mismo habían podido acercarse al demonio.

—Por eso debemos idear un plan, atacar separados no nos beneficia pero en conjunto si podríamos tener una oportunidad —Sonic llegaba tomado de la mano de Shadow y con una sonrisa—. Ahora Candy World nos necesita a todos, reyes, caballeros —Chappie apareció ladrando por detrás de Blaze—, incluso de Chappie. Todos debemos ayudar al caballero gomita.

Parecía que una pequeña esperanza había llegado, por un momento todos sintieron que esa podría ser una solución.

—Me he tomado la libertad de pedirle a los reyes su apoyo para detener el mal. Los reyes de Candy World: Tails, Amy, Robotnik y yo nos uniremos a la batalla por salvar a este reino, solo faltas tú Sonic, juntos con nuestro poder ayudaremos a Manic a terminar esta pesadilla —dijo Blaze poniendo su mano en el hombre del erizo azul—. Nuestra corona no vale nada si no ayudamos a nuestros pueblos.

Sonic asintió.

—Quizas no pude enorgullecer a mi padre, pero su partida no habrá sido en vano. En esta batalla me unire para detener al rey agrio —afirmó decidido.

Manic sonrió enternecido, por un momento vio el reflejo de la actitud positiva de su hermano en el príncipe.

—Esta decidido, llamaré inmediatamente a los otros reyes para ponernos de acuerdo con los ataques y las tropas, necesitaremos toda la ayuda posible.

Todos celebraron ante esas palabras. Aunque a cierto erizo aun le dolía el daño que había ocasionado y se sentía culpable. Scourge. Aunque no lo demostraba, su culpa crecía cada vez más.

-----❪🍭❫–----

Se había organizado un salón para los reyes y los representantes de sus respectivas caballerías. Debían debatir como llevaría a cabo el plan para derrocar al rey agrio y acabar con el Hellish.

Por parte de Sonic tenía la representación de su caballería con Shadow; Blaze tenía la representación con Mephiles y Amy con Silver —ya que ella no poseía una caballería con chicos, sino que sus caballeros eran criaturas voladoras—.

Solo faltaban los otros reyes, Tails y Robotnik que llegarían por la mañana.

...En la noche...

Manic se encontraba paseando por los jardines del palacio de Blaze, curiosamente su castillo estaba hecho de malvadiscos lilas y rosas, tenía un aroma agradable y las criaturas de ese lugar eran en su mayoría de color blanco. A Manic cada vez se le hacía mas ridículo ese videojuego, incluso pensó que era una broma sin embargo, aun debía resolver cómo había quedado atrapado allí.

Pasó cerca de una fuente de chocolate que lucía espectacular, con luces de colores y de color amarillo pastel. Aunque odiaba admitirlo, los detalles del juego eran muy lindos. Sus críticas constructivas se vieron pausadas cuando vio a quien menos deseaba encontrarse. Ese erizo de ojos color zafiro. Éste no se había percatado de su presencia. Manic estaba dispuesto a irse hasta que vio que el otro parecía estar bebiendo algo y sollozaba un poco.

—¿Scourge? —le llamó casi inconsciente.

El susodicho se asustó y casi tira la botella de donde bebía.

—M-Manic —dijo asustado y en un vano intento trató de esconder la botella.

El ericito verde rodó los ojos y se acercó para quitarle la botella.

—No puedes estar bebiendo en una situación como esta —le renegó—, deberías de ser más consciente de tus actos.

Scourge le arrebató la botella, se le notaba un poco mareado.

—No hace falta que me culpes, ya sé que todo lo que hago resulta mal —dijo con mucha ironía—, supongo que también piensas que esto es mi culpa... —susurró con tristeza en la voz

—¿Qué dices Scourge? —Manic parecía estar aun más confundido.

—¡Sabes lo difícil que es estar aquí!, donde la mayoría piensa que es mi culpa por tratar de hacer mis deseos realidad con la ayuda de la magia... por mi egoísmo liberé a una fuerza que nos esta destruyendo —le gritó con pequeñas lágrimas en sus ojos.

El verdoso quedó impresionado ante la reacción del otro. ¿Esos eran realmente los sentimientos que sentía el erizo? Aunque no era de sorprenderse, incluso él mismo sentía una pequeña energía negativa pero, aun poniendo todas las cartas en la mesa, Scourge solo era una víctima más del rey agrio.

—No pienso eso de ti —dijo tratando de entenderlo—, aunque tus deseos fueron egoístas, tarde o temprano esa magia saldría, no debes sentirte responsable por lo que esta pasando, también fuiste usado... —colocó su mano sobre el hombro de este.

—Dile eso a los demás, de seguro para ellos seria mejor que ni estuviera aquí... —habló con una sonrisa triste—, solo tú has creído en mí...

—No debes culparte por un trabajo mal hecho en el pasado —le consoló.

Ambos se quedaron en silencio, Manic por su lado se sentía incómodo, era muy difícil tratar de lidiar con las emociones que le había colocado a los personajes de ese juego.

—Sabes Scourge, estoy seguro que cuando acabe todo esto, todos estarán agradecidos contigo, y es más podrían darte una segunda oportunidad, solo debes de demostrar lo equivocados que están.

—No hay duda, eres mi terrón de azúcar. Tan tierno, dulce y, comprensivo —mencionó Scourge con cariño.

—¡Deja de llamarme así! —chilló con vergüenza.

—Lo único que deseo cuando acabe todo esto, es que ambos podamos este juntos —le dijo con sinceridad—. Poder tomar tu mano y estar en paz, es todo lo que anhelo.

Manic se sonrojó, se volteó de espaldas evitando que ese erizo le viera apenado.

—¡Cómo sea, me voy mañana debemos planear como detener al rey agrio, no duermas tarde! —le dijo dejándole y caminando de vuelta a su habitación.

El otro le vio marcharse, y soltó un fuerte suspiro.

—Se supone que para eso era al alcohol —dijo dando una sonrisa fingida.

-----❪🍭❫–----

—¡Sean bienvenidos, estamos agradecidos que hayan acudido a nuestro llamado, dada la situación no es nada fácil!

Blaze había organizado una reunión en donde hablarían de lo que tenían pensado hacer contra el rey agrio.

—Tranquila su alteza, no podíamos negarnos —respondió un zorrito amarillo—, después de todo la situación requiere de nuestra atención.

Tails era el más amigable de los reyes a diferencia del otro.

—Como sea, ya tienen un plan para acabar a esa escoria —hablabla un señor de traje rojo y gordo mientras acariciaba su mostachón—. ¡Esa cosa esta devorando todo a su paso!

La magia negra había comenzado a ganar más fuerza y se había propagado por todos los reinos. Nada podía detenerle.

—Justamente hemos pensado en un plan, atacar cada uno sería un claro suicidio por lo que debemos de unirnos —intervinó Sonic—, es la única manera de detener al rey agrio.

—¿Y qué hay del Hellish? —volvió a preguntar—, esa cosa no dejará que nos acerquemos.

—De eso me encargaré yo. Seré el cebo perfecto para esa cosa, y con un poco de magia quizás logré inmovilizarlo, hasta que le quitemos la fuente de poder a ese rey —habló Mephiles.

—La varita mágica, todo se reduce a eso. Sin ella, tenemos una oportunidad —recalcó Shadow.

—Un plan arriesgado, tomando en cuenta la cantidad de poder que tiene.. ¿Y existe una alternativa si el plan falla? —comentó el zorrito pensando.

Manic solo escuchaba el plan, aunque esperaba no llegar hasta la segunda alternativa que el mago había propuesto antes.

—Ya lo hemos discutido. De fallar, deberé sellar al Hellish conmigo, aunque eso implique ser un sacrificio, deberán de detener a toda costa al rey.

Todos quedaron en silencio ante el plan de Mephiles. Aunque no pudieran decirlo, el mago era demasiado importante como para perderlo de esa manera. Scourge —que también estaba en la reunión pero, un poco alejado del grupo— no estaba tan convencido de la idea del mago y su sacrificio.

—El mejor mago de nuestra era —se lamentó Robotnik—. No puedo creer al grado de peligro que hemos llegado.

—Esperemos que el plan funcione a la primera oportunidad, seamos positivos —les animaba Tails—, además tenemos de nuestro lado al caballero gomita, que por cierto, ¿Cúando llega?

—Em, si soy yo. Mi nombre es Manic y soy el caballero gomita —carraspeo el susodicho y haciendo una pequeña reverencia.

Tails y Robotnik le miraban un poco extrañados.

—Debe ser una broma, es un niñajo —comentó el de mostacho—, esa cosa destruirá al niño ¡Estamos perdidos! —se lamentó.

A Manic ya no le cabían más dagas en la espalda, desde que había llegado a ese mundo, no paraban de decirle que era un crío v y eso le enojaba.

—Manic ha hecho grandes cosas, mejores que las que nosotros podríamos hacer. Quizás su apariencia sea engañosa pero posee un enorme corazón que solo busca ayudarnos a todos. Por eso les pido que crean en él porque por su valentía estoy aquí —dijo Sonic con voz suave y confiable.

Volteó a ver al príncipe y se sintió tranquilo.

—"Sonic siempre sabe decir las palabras correctas en los momentos menos oportunos" —se consoló.

—Em, bueno yo confió en tu palabra Sonic. Y lo siento, caballero gomita —se disculpó Tails.

—Cualquiera que sea capaz de salvar a alguno de nosotros, se merece mi admiración. Puede que parezca ser el pelo en la sopa pero soy alguien muy difícil de impresionar —mencionó el otro rey sin darle mucho asunto a Manic— unas palabras como las de Sonic me hacen prestar mayor atención.

Sonic le sonrió a Manic.

—Entonces el plan será el siguiente... —Blaze empezó a explicar lo que harían y quienes se encargarían.

Claramente los reyes agregaron y quitaron algunos elementos. Según Silver, quién se encargaba de rastrear los pasos del rey agrio se había percatado que el mago oscuro se había dirigido a las ruinas donde Scourge había encontrado el huevo dorado, y el Hellish había sido enviado a destruir los poblados.

Aunque a muchos de los pobladores lograron rescatarlos antes y ponerlos en los palacios de manera segura. Con cada día que pasaba la bestia se volvía mas fuerte. Las piezas claves del plan eran el cetro y el Hellish, además de tener a Manic y Mephiles, debían de cuidar esos detalles.

...Mientras...

Las ruinas habían cambiado y se volvieron un palacio grande y tenebroso, rodeado de caramelos podridos amenazantes. Y extrañas criaturas que sobrevolaban el lugar en busca de intrusos. El rey agrio, se encontraba frente a un extraño espejo situado en el suelo mientras arrojaba algunos caramelos en él.

—Es triste querido Manic —hablaba solo—, de todos porque debiste ser tú quien tuviera esta oportunidad. ¡He luchado tanto por ser reconocido y qué recibí! —con más odio arrojaba los caramalos—, el olvido...

Del espejo salían esas criaturas horripilantes que hacían una reverencia al rey.

—Lamento que tu existencia deba llegar hasta este punto pero, no puedo permitir que sigas con vida en el otro mundo —se río macabro—, pero mira que soy bondadoso, al menos tendrás todos tus deseos egoístas aquí. Pobre Sonic, llorará al saber que su adorado hermano menor, quedó atrapado en este juego ridículo —se alejó del espejo mientras invocaba al Hellish frente a él—. El final lo he decidido, de nada valdrán sus esfuerzos.






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top