Capítulo29

SERGEI DUCCATI

—Entonces ella...—empecé deduciendo lo que sucedió—entonces Ángela Rivera es la madre de Mandora..

Me quedé perplejo y con una duda inmensa.

—Si, ella es la madre que dió a luz a nuestra amada Mandora, sólo eso agradezco de aquella desagradable mujer, entonces entiendes de que esta misión y las demás que están por venir son de nivel superior—comentó Jay.

En realidad aquella mujer, ¿que tanto odia es capaz de lastimar a María?

—Si, entiendo perfectamente. ¿Qué haremos con la orden de investigar acerca de ella?—pregunté.

Jay exasperado revolviendo su pelo, me contestó:

—Trataremos lo máximo posible que no la encuentre porque si la encuentra no se que pasará, Nick nunca quiso que la viera ya que podrían venir sus recuerdos de niña y lo del accidente, si ocurre eso, la salud mental de Mandora empeorará, ya tenemos suficiente con su frialdad y su falta de cuidado a sí misma

Oh... esto será una gran misión, todo de María, toda ella... está en peligro por culpa de su madre. Como una madre puede hacer eso a su hija de sangre.

—De acuerdo, ¿sólo eso quería informarme? —pregunto mirándolo  expectante.

—Si, puedes retirarte —respondió Jay, para luego sentarse en el escritorio a trabajar con la notebook.

Me retiré de allí, no sé en que lío nos estamos metiendo pero aunque me cueste la vida, la protegeré. No dejaré que la tal Ángela la lastime. De tanto ir muy metido en los pensamiento, me fijé que había llegado en la sala/comedor, dándome a ver una escena conmovedora y por lo que me alegro con solo verlo.

Mandora se encontraba practicando con su lobo o quizás se podría decir jugando, ya que prácticamente Sück, su Lobo, la había dejado bajo él mientras la lamía.

—Baastaa.. jajaja Sück.. jajaja me haces cosquillas..—comenta Mandora riendo.

Escenas como éstas no se ven todos los días, con esto me doy cuenta que no todo de ella esta envuelto en una capa de frialdad, sólo debo encontrar la manera de como recuperarla.

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MANDORA

Luego de estar muy enfadada conmigo misma de casi dejar que el Agente Duccati vuelva a ablandarme con aquellas palabras que me dejaron pensante, estuvo a punto de llevarme nuevamente a la cama, menos mal que reaccioné a tiempo.

Una parte de mí, esa parte que creí haber cerrado y olvidado de mi, esa parte sentimental y del amor que aun tenía en dirección a él, se abrieron cuando soltó aquellas palabras de que me quería recuperar, pero la parte que soy ahora no me permite fácilmente dejarlo, y sería como dejar que me suicidara si lo dejo intentar fácilmente.

¡Arg! debo dejar de pensar en él, iré a practicar con Sück, a lo mejor eso me hará olvidarme de toda esta confusión, además de la tensión y desesperación de saber algo de mi madre.

—¡Sück! —lo llamé, enseguida llegó junto a mi— mi pequeño iremos a practicar vamos..

Me siguió, para luego ponerse en posición de pelea ante mí. Por lo general nos ponemos a practicar pelea cuerpo a cuerpo, osea yo sin mis armas, sólo debo evitar sus mordidas y él mis golpes, es un entrenamiento libre por lo que es difícil, ya que los dos nos excedemos bastante.

Imagínense como es pelear con un lobo quien es un animal con más fuerza que el ser humano.

Nos miramos a los ojos, para luego él tirarse encima mío, empezando a morderme el brazo levemente pero sacudiéndome, por lo que yo reaccioné instintivamente agarrando con mi mano libre su cabeza, logrando desconcertando lo para luego soltarme de sus garras y sujetarlo con mi brazo su cuello, formando la llave humana, para evitar que Sück haga algún movimiento pero lastimosamente antes de que yo pudiera sujetarlo bien, este se libró de mi agarre para luego tirarse encima mío, dejando caer todo su peso en mi, imposibilitándome los movimientos.

En verdad que no verlo en mucho tiempo, sin practicar combate de cuerpo a cuerpo, uno llega a debilitarse y perder la costumbre. Yo que soy muy orgullosa, no puedo creer que mi lobo de tan sólo 28 años me está ganando, y eso amigos míos es sumamente penoso. Justo cuando iba a reaccionar siento que Sück me lame el cuello donde curiosamente tengo cosquillas y solo él lo sabe.

—Baastaa.. jajaja...Sück...jajaja me haces cosquillas...—solté desesperada, casi sin aliento.

Éste apropósito me seguía lamiendo, así que lo miré divertida, para dejarme que lo haga pero sin resistirme, por lo que lo desconcertó, así que aproveché eso, y me abalance sobre él, rascándole en su panza junto a sus costados de cada oreja donde tiene muchas cosquillas, como también lo amansan dándome a lograr mi merecido cometido, ganarle a mi lobo en una pelea de cosquillas que él comenzó. Aunque siento que alguien me mira, pero no se quizás ya estoy cansada.

Pero todo lo bueno y divertido siempre acaba terminando cuando alguien se aparece, haciendo volver a la realidad.

—Borchiq..Tenemos problemas y es acerca de la desaparición de Break- comentó bastante serio Ridear.

Emm.. esto no me da buena espina, me levanté y recompuse, mirándolo seria.

—Reporte, ¿que has descubierto?

Me pasó primeramente un video cassett, para luego reportar lo que recaudó

—No hubo necesidad de que lo buscáramos, nos llegó un video Borchia, y creo que no le agradará mucho lo que verá, lo ha mandado Sarfatti junto a una tal Rivera—respondió.

¿Rivera? no... no puede ser... Sarfatti y mi madre, ¿en un sólo mando?, no estoy entendiendo nada y eso me da rabia.

—Vamos quiero ver aquel video — respondí para luego encaminarme a la sala.

Cuando llegamos lo coloqué, me senté esperando y pensando que podría ver a continuación. Pero lo que empecé a ver me desconcertó y dio rabia a la vez. Está Break atado a una silla totalmente golpeado, con su cara totalmente rota, se notaba a distancias que lo estaban torturando bastante, y eso es lo que no me gusta, a mi me pueden lastimar todo lo que quieran pero a mis hombres no los tocan.

En el vídeo

Jajaja he de imaginar que no te gusta lo que estas viendo estúpida, esto te ganas por estar matando a tus anchas a mis hombre—sonó la voz de Sarfatti.

Por lo que al escucharlo apreté mis puños muy enojada logrando hacerlos sonar como si fueran que se estuviesen rompiendo

ajaja ¿que clase de jefa permite que su enemigo lastime a un miembro de su escuadrón, así que sigues siendo una mocosa asquerosa no es así?—dijo una voz femenina, que sin duda de algún lado me parecía conocida.

No me gustaba para nada como se dirigía en dirección mía.

—¡Mandora! ¡JEFA NO LE HAGA CASO A ESTA MUJER! —gruñó Break, ganándose un golpe en la boca de su estómago, ocasionando que escupiera sangre por la boca

Gruñí ante la impotencia que sentía en este momento.

—¡Diablos!- solté levantándome de golpe y patear lo primero que encontré cerca, que fue una mesa de vidrio, ocasionando que esto logrará tirar por todos lados trozos de vidrio.

—Tranquilícese Borchia... enojándose y perdiendo la cordura no logrará nada —respondió Ridear ante lo que estaba presenciando.

Lo miré frunciendo el ceño, con ganas de golpearlo, pero tenía razón, no gano nada con esto.

Si quiere recuperar a su hombre antes de que lo mate, nos encontraremos para resolver algunos asuntos entre nosotras querida mocosa jajaja —rió la mujer pelirroja desquiciadamente.

Cada vez me molesta mas esa voz, de algo me resulta familiar, pero cada vez que quiero saber de donde reconozco me hace doler la cabeza.

—Tks.. estúpida quién se cree para hablarme así esa vieja, grr —contesté bastante enojada.

Nos veremos en una semana en la frontera de Italia, venga sola, sin sus hombres, sino lo mataré sin piedad alguna mocosa, nos vemos- dijo la voz femenina.

—BORCHIA NO CAIGA, NO VENGA POR MI, ES UNA.. -gritó Break para luego contarse el vídeo en ese momento.

Esto no me gusta, no quisiera perder a uno de mis mejores hombres, iré lo rescataré y mataré a la maldita perra.

—Borchia no hará ningún movimiento, déjenos a nosotros hacernos cargo de esto, lo que buscan es matarla y dejarla indefensa, no se deje caer en una trampa—gruño Ridear, mirándome como si fuera que leyó mi mente.

—Ridear te permito que me aconsejes cuando es necesario, pero no me ordenes que hacer porque no lo cumpliré, ¿sabes porque? porque soy la JEFA, ¡idiota! No dejaré que nadie muera por mi-solté enojada y fríamente.

—Pero Borchia...— lo interrumpí.

—Pero nada, manda llamar a los de armamento, y diles que manden mis mejores bombas, armas y escopetas que lo necesitaré —ordené.

A lo que él calló y acató mis órdenes, sin volverme a contradecir.

—Mandora... no te consiento lo que estás a punto de hacer, no te permitiré que salgas de esta sala —dice una voz masculina.

— Yo no te permito que me órdenes—solté para luego sorprenderme de quién era...

CONTINUARÁ

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