Capítulo 2
Disparo al Blanco
Era un día de invierno, estaba practicando, bueno más bien era una advertencia para Sarfatti, pero bueno iba con mi pistola 9 mm. Apuntando directamente a la cabeza del enemigo, esperando el momento en el que bajara solo un poco la guardia.
Veo que mueve la mano para ajustar su gorro, veo la oportunidad, siento esa adrenalina que me acompaña a todos lados y siento como la bala se dirige al objetivo más luego se escucha como cae, dando al blanco.
Su compañero reacciona ante lo que ve, para cuando va a revisar el cadáver le disparo a su mano y pies, lanza un gemido de dolor.
Me resbalo firmemente por la montaña hasta él, cuando verifico que nadie esta cerca.
—¡Ja! ¿Qué te pasó fratello(hermano), quieres ayuda? –pronuncio sarcástica.
Él frunce el ceño más luego escupe, por eso mismo le pisoteo la mano herida, ocasionando que grite de dolor.
—¡Bah! ¿acaso te duele imbecile (imbécil)? Tan inútil eres –lo sujeto del cuello amenazándolo.
—¿Dónde esta Sarfatti? –exijo saber.
Ocasionando que el muy infeliz, se ría en mis narices.
—Pff... Jajajaja, ¿crees que te diré algo polso (muñeca)?, no pienso decirte nada, así que vete jodiendo –contesta el idiota.
—¡Hey~, hey~! Ni te atrevas a decirme muñeca, pero es...¿que sois idiota o qué?
—No me interesa, aunque me mates no soltaré nada, polso–contesta con sorna.
Al parecer, es caso perdido intentar sacar información de este, mocoso.
—De acuerdo, tú lo quisiste...
Lo esparramo como si fuera trapo contra el suelo, bruscamente.
Hoy en día, ya ni siquiera hay mejores hombres con ese maldito, más suerte, para mi.
Lo pateo justo dónde más duele, en su miembro, se queja de dolor, me maldice.
¿Eso me detendrá? No, claro que no, pero...¿dejo un regalo para Sarfatti, vivo o muerto?
Sinceramente me parece denigrante para este intento de formación, matarlo siquiera, pero le dejaré un recuerdo.
Agarro mi calibre y apunto.
Logro escuchar como si fuera un intento mal fallido de un juego artificial amortiguado, si, había apuntado a esa parte, y no me había equivocado.
—¡Ahg!... ¡¿Hija de perra?! – se retuerce trata de evitar la hemorragia, de su ya no existente miembro masculino.
Siniestra suelto una risa fría, sin remordimientos.
—jajaja... ¿Acaso me ves así?, que bien, considera te alagado. No te mataré –suelto con asco.
Me giro, es imposible que haga un movimiento en ese estado, por lo que estoy lista como para irme pero siento algo húmedo y frío recorrer en mi costado.
—¿He..? ¿¡Pero que demonios!?..-
Me toco la zona afectada, hago una mueca de dolor en mi costilla izquierda, miro mi mano, sangre...
Me giro, veo al maldito lo pillo apuntando en dirección a mi costado, ¿pero este es idiota o que?
Él sólo se dedica a darme una sonrisa cínica al ver que me hirió, y yo estúpida que creí que iba a poder dejarlo así sin matarlo.
—¡Eres un Imbecile!
¡Demonios!, duele, ahg debí haber agarrado esa pistola me acerco más a él.
—Duele verdad polso... jajjaa creíste que podrías reventármelo a tu antojo e ibas a vencer, pues estás equivocada.
Un tic, muy característico de mi mal carácter, aparece.
Ahora si que lo mato, no voy a ser ni un poco ángel con este, agarro mi calibre me río.
—Bastardo.. nos vemos en el infierno –apunto y disparo justo en la cabeza.
Uff pero que insufrible fue eso, y bueno agarro mi intercomunicador.
—Cambio y fuera, Aquí Mandora...
Pocos segundos, contestan se escucha un kigch, del intercomunicador.
—Borchia(Jefa) ¿que necesita?- contesta Jay, el hacker más inteligente del IAW.
—Ven, he acabado aquí..—tratando de estar estable, respirando algo entrecortada.
Al parecer el lo nota, tks..
—Si, voy en camino, ¿Borchia?— pregunta.
—Dime.
No me gusta cuando dejan suspendida una pregunta
—¿Se encuentra bien? la noto agitada –comenta Jay, con un tono serio.
Debo aprender a ser tan obvia en circunstancias como estas...Tks..
–Estoy perfectamente, ven y deja de joder, maldita sea –contesto perdiendo la paciencia
Soy de poca paciencia, ¿no les había dicho?
—De acuerdo Borchia, ya voy en camino, cambio y fuera –responde Jay, cortando la comunicación.
Han pasado 15 minutos desde que Hablé con Jay empiezo a sentir frío. Pero esto empieza a reemplazarse con algo parecido a mi furia. Como pude ser tan idiota, mi padre no hubiera querido que bajase la guardia..
Recuerdo
—Pequeña Mary, recuerda que nunca debes bajar la guardia, siempre atenta a cualquier cambio o movimiento del enemigo—dice padre.
—Si padre, y ¿que pasa si me hieren? —contesto seria
—Mi niña si lo hacen, los mataré, pero si no estoy contigo deberás matarlos tú, no puedes ser débil, debes ser fuerte.. tu eres mi hija eres fuerte y lo lograrás –dice padre.
—Gracias padre, lo haré, te quiero mucho
Lo ofrezco un abrazo de oso, del cual responde.
—Yo también, mi pequeña —me dice.
Fin del recuerdo
Cuando siento a alguien por detrás agarro mi pistola y me volteo lista, para volar a pedazos lo que fuera que vea.
—Tranquila, Borchia(Jefa)
Escucho la voz de Jay, al girarme lo veo haciendo un gesto de rendición, sorprendido, lo que me causa risa.
Debo dejar de pensar en el pasado, sino en cualquier momento mataré a alguien de mi equipo.
—¡Hombre! avisa a la próxima que llegas, sino ya no la cuentas jaja.
Digo con humor, pero luego me vuelvo seria.
—No vuelvas a venir tan sigiloso —lo amenazo
—Borchia, no pude evitarlo la noté perdida...—me mira con una semisonrisa, para luego ver como desaparece, cuando ve mi costado— ....joder mujer, estás sangrando —se puso blanco al verlo.
—Pequeño mal cálculo, no es de preocupar, ahora vayámonos –le resto importancia.
—Bien, Borchia la próxima traiga refuerzo —comenta Jay.
Me ayuda a caminar en dirección a la camioneta
Suspiro, como es posible que este hombre llega a preocuparse por una simple herida.
En sólo Media hora de trayecto llegamos a la Mansión Wells
Apenas entro, noto como los encargados de la mansión se alarman por mi estado.
—Tranquilos, no es nada grave.
—Pero, señorita...—dice una voz femenina con preocupación, Filomena.
Una señora de unos 65 años que siempre me ha cuidado como si fuera su hija, la quiero mucho pero ella sabe que tengo un límite, nunca he querido dar atención o preocupación ante el hecho de tener una molesta herida.
—Me encuentro bien.
Camino sin dejar a notar que tiene cierta razón en estar preocupada, pero soy orgullosa, y no lo admitiré con facilidad.
—Bossy(Jefa), debemos llamar a que la revisen, o por lo menos déjeme hacerlo yo —dice Jay con preocupación en su voz.
—No.
—Señorita, déjeme al menos ayudarla a cambiarse –dice otra voz fémina.
—.....
No contesto porque ya empiezo a perder la paciencia.
—Señorita...—dice otra vez insistiendo Filomena
Pero con eso bastó para acabar con mi paciencia.
Observo a Jay retroceder tenso, lejos de mi camino, ya sabe lo que se viene, pues es sencillo pasa lo que pasa, mi mal carácter sale a la luz.
—¡JODER!, ¡ME ENCUENTRO BIEN!- anunció en voz alta.
Me marcho tensa, subiendo las escaleras, para luego cerrar la puerta de mi despacho. Al estar sola jadeo con un intenso mareo.
Me cambio de ropa, siempre tengo una ropa de repuesto para cualquier caso, intento limpiar la herida, o por lo menos intentarlo.
Intento llegar a la mesa donde están algunos planos de ataque, puestos quizás desde la mañana, en mi ausencia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top