Obligaciones

Cuando mis papás se fueron de mi habitación, no tenía ganas de llorar. Estaba demasiado enojada, más que triste.
Lo único que pude hacer fue una mandala sin colores.
Sin embargo, me había gustado.

El día siguiente mi mamá me llevó hasta la clase de basket, ambas estábamos muy enojadas.
Principalmente yo, ya que al menos mi mamá había logrado lo que quería...

En la clase me fue horrible. Todos eran muy antipáticos y casi todos eran más altos que yo, y eso que soy alta para mi edad.
Estaba triste, ahora si, nunca había llorado por haber ido a alguna clase de deporte, pero por como me lo dijeron mis padres, creí que nunca iba a salir de esta.
Lloré sin que nadie me viera. Por suerte la clase ya había terminado, y nadie tenía que ir al baño.
Me lave la cara para que no hayan rastros de lágrimas o tristeza, y me miré en el espejo para comprobarlo.
Todo estaba bien, salí del baño y vi que mis padres ya habían llegado.
En el auto me preguntaron como me había ido, yo mentí y dije que me fue bien y ya, no tenía porqué decir mas que eso.

Gracias a la obligación de mis padres, la alegría de mi corazón se había ido.

~Todo lo que hacés por obligación, se lleva la alegría de tu corazón~ (Fito Páez)

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