Día 37
Hoy Hoseok botó todas mis hojas de afeitar.
Al principio le rogué que no lo hiciera, contándole sobre toda la red de seguridad mental que adapté en torno a ellas.
Hoseok me fulminó con la mirada antes de deslizar una de las hojas de afeitar a través de la palma de su mano.
—Esto es lo que siento cada vez que usas una de éstas —lloró—. ¡Puede que no sea obvio porque no es físico, pero cada vez que te veo con nuevas vendas en tus brazos, debes saber que el dolor que sientes bajo tus mangas está siendo transmitido directamente a mí emocionalmente!
Nunca supe hasta ese momento cuán fuerte es el amor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top