Exultación
Nuevamente me encontré perpleja y paralizada por un instante al ver acercarse a una persona vestida con una capa negra medieval con capucha, no solo cubría su identidad, creaba un halo de misterio y miedo a su paso, iba custodiado por los tres hombres que nos descubrieron dentro de la habitación. Al entrar cerraron la puerta y bajó la capucha que cubría su cabeza y rostro lentamente creciendo en mí suspenso, como acelerando mi ritmo cardíaco para descubrir el semblante de un hombre desconocido y muy bello, no solo por sus ojos completamente azules, su boca pequeña y labios delgados, la nariz afilada y delgada, era su mirada la que hipnotizaba y hacía sentir absoluta paz.
Cuestionó a los hombres frente a nosotras que solo escuchábamos muy asombradas su peculiar voz tan chillona que no concordaba con la belleza recién apreciada.
— ¿No la han encontrado?
—No, jefe.
—Son tontos e inútiles, les dije en donde se encontraba ese cuerpo, dejen de sacar rocas y empiezan a mover la arena ahora mismo en el punto que les indiqué, animales estúpidos. Hoy es el último día para hallarla. Después de media noche ya no tendrá sentido, habremos perdido el control del tiempo y el poder de la vida fantástica.
Para ese hombre enigmático nosotras éramos invisibles, inexistentes a su importancia por encontrar algo desconocido para nosotros, pero seguramente muy importante para las hadas que nos pidieron ayuda... Justo dónde se encontraba Jun sentada jugando con la arena que rascaba con sus manitas, allí mismo empezaron a remover la arena con furia y rapidez los tres hombres. Inmediatamente cargué en brazos a mi pequeña Jun que se encontraba inquieta y expectante a lo que ocurría.
—Ustedes dos van a ser nuestra cena cuando encontremos lo que buscamos para el jefe. —Lo decía un hombre alto y calvo, con ojos negros como el carbón pero embravecidos como el fuego, mientras aventaba arena por un lado de nosotras sin precaución.
—Por favor señor, deje que mi hija regrese a casa, solo es una niña, yo puedo hacer lo que me pidan, puedo trabajar y cocinar, pero no le hagan daño a mi hijita.
—Las dos ésta noche serán la cena, no hay nada más que hablar. Hoy festejaremos nuestro triunfo con el jefe y comiendo cada pedazo de sus cuerpos despellejados que estarán rodeados por moscas hambrientas...
Comencé a llorar descontrolada, esto no debía estar sucediendo, llamaba a las hadas en mi pensamiento suplicando su presencia, su ayuda y tristemente no me respondían.
Esos hombres mientras cavaban golpearon algo muy duro, se acercaron todos para descubrir si eso era lo que buscaban. Me acerqué sigilosamente para ver una roca muy grande en color anaranjado brilloso y debajo se alcanzaba a ver un sarcófago ancestral tallado en piedra con figuras enigmáticas y hadas navegando mar adentro en olas monstruosas sobre un velero antiguo. La piedra tenía una marca para colocar la huella de quien podía abrir y removerla, el hombre de la capucha negra se acercó feliz empujando a los hombres contra la pared que se encontraban complacidos por su hallazgo, descubrió su brazo izquierdo y quedaron a la vista de todos sus manos horrendas cubiertas en su mayoría por lunares rojos, verdes y azul turquesa.
Anonadada vi al jefe colocar su mano con uñas largas negras sobre la roca anaranjada. Su dedo índice en una ranura pequeña cubierta con arena dorada, al momento se recorrió la piedra dejando al descubierto el sarcófago abierto. Dentro estaba un cuerpo embalsamado ya disecado que al parecer tenía muchísimos años de muerto, éste sostenía en sus huesudas manos a lo largo del que fue su cuerpo un tridente con una de las tres puntas en forma de corazón, era una llave mágica para abrir una puerta, un portal a lo desconocido para nosotros pero muy familiar para ese hombre misterioso.
Lo arrancó inmediatamente de la mano derecha del muerto y sacó del sarcófago con prisa inminente, emocionado comenzó hablar al aire con alegría precoz...
—Por fin he encontrado el poder de mi hermano que será mío, la llave a la sabiduría eterna, a la vida dichosa como a controlar el tiempo en nuestro futuro mundo. Seré el gobernante más poderoso. Nadie será más fuerte que yo. Tendré la vida en mis manos de todos los que me despreciaron y ahora tendrán que suplicar por salvar sus vidas, solo yo podré decidir quien vive y quién no. Ahora iremos abrir la puerta sagrada que me otorgará el poder en nuestro futuro mundo. Hoy presenciarán mi entrada triunfal al mundo fantástico de las bellas y mágicas hadas, tendrán que adorarme como su gobernante, el dueño de sus vidas, de su poder como de su universo.
Como si estuviera hipnotizada caminaba detrás de ellos con mi pequeña Jun en brazos, podía correr y escapar pero no lo intentaba. Era como si una fuerza extraordinaria me hiciera no pensar y seguir a ese hombre a donde fuera, presenciar todo lo que hiciera y escuchar atentamente lo que dijese. Mi duda crecía al ver el tridente con la punta en forma de corazón, ¿Cómo podía ser algo malo, si tiene el ícono del amor? Me aterraba pensar lo que esos hombres malvados pudieran hacerle a las hadas y dejé de llamarlas en mi interior. Ahora deseaba se mantuvieran alejadas del inminente peligro que las acechaba.
Llegamos a otra habitación de donde provenían las rocas de colores, existía una roca gigante dorada, de la cual proviene la arena, tenía un cerrojo en forma de corazón y allí introdujo el tridente, colocando a su vez la mano izquierda sobre la piedra que se iluminaba en tonos naranjas y dorados. Es curioso porque en ese momento dejé de sentir miedo, el terror que me invadía era parte del pasado de unas horas atrás solamente. Bajé inconsciente y cautelosamente a Jun a un lado mío, ella se veía inquieta y algo alterada, movía constantemente sus piernas y manos en forma vertical y horizontalmente. Al colocar la mano al igual que el tridente se abrió un pequeño hueco en la roca y dentro estaba una larga cabellera dorada y trenzada.
— ¿Acaso éste es el cuerpo de una hada muerta? ¿Esto es la entrada al mundo mágico de las hadas? ¿Qué diablos es este cabello insignificante? ¿Dónde está mi poder absoluto? ¿Porque me engañaste hermano aun después de muerto? ¡Solo he perdido mi tiempo! ¡Hadas, hadas! ¿Dónde están? Esto es una porquería, no me sirve de nada, se han burlado nuevamente de mí, lo pagarán, les aseguro que las haré llorar cuando las tenga dominadas con mi absoluto poder. Nadie se burla del poderoso Leviatán.
El hombre molesto gritaba incontrolable que al tratar de alcanzar el cabello con sus manos, Jun se anticipó a él alcanzado primero la trenza, en cuestión de segundos al contacto con su piel la trenza se deshizo mágicamente para quedar un largo cabello dorado y aparentemente cobrar vida o voluntad propia para volar hacia la cabeza de Jun y adherirse a su cabello, al ver esto intenté arrancarlo bruscamente de ella y no logré hacerlo, era como si fuese el propio, tomó el color del cabello rubio de Jun y no había huella de la unión de ambos, no existía diferencia alguna.
Instantáneamente al contacto Jun cayó desmayada sobre la arena dorada, su piel se hizo blanca, más blanca que la luna como el día que nació, titilaba como una estrella plateada sobre el cielo, su cuerpo vibraba como una ola gigante hundiendo embarcaciones a su paso, cuando abrió sus ojos era ver el manantial a través de ellos, la cascada de agua con destellos que el sol iluminaba, el arcoíris en arco sobre las plantas. Las hadas jugar y volar de un lado a otro entre risas y felicidad.
— ¿Que le han hecho a mi hija? ¿Qué le está sucediendo?
—Claro, claro. Ahora entiendo todo, ustedes son la representación de las hadas en forma humana. Tiene puro su corazón. Esa niña es la futura gobernante del universo mágico de las hadas llamado "Exultación". ¿Cómo no lo sospeché al verlas? ¡Detengan a estas mujeres!
Miré a mi alrededor sosteniendo el cuerpo de Jun en mis brazos, de pronto al tratar de detenernos los tres hombres con sus horrendas manos sus cuerpos se estrellaron en un vidrio de hielo recién formado, no sabía si nosotras estábamos dentro o ellos lo estaban, pero no podían tocarnos, no podían lastimarnos. Golpeaban fuertemente la barrera fría que nos separaba sin derrumbarse. El jefe que no tenía una sola expresión en su rostro de molestia, coraje o frustración, cerró los ojos, separó las piernas y extendió sus manos al cielo para cerrarlas fuertemente mencionando algunas palabras que no logré entender y derribar la barrera de hielo transformándola a una esparcida escarcha solamente.
Mi respiración se volvía agitada, mi corazón intentaba salir de mi pecho traspasando mi piel sin importarme morir desangrada al proteger a mi pequeña Jun que seguía en un trance hipnótico, poseída por una magia suprema y poderosa, demasiado potente para una pequeña niña.
No existe fuerza o magia poderosa que logre vencer el amor de una madre por su hija, mi arma es letal, es el escudo del amor puro, la adoración a lo sublime y perfecto.
Al momento se aparecieron las hadas formando un círculo de luz para Jun, quien se encontraba con su cuerpo helado y yo sostenía en mis brazos cálidos.
—Angélica, aléjate de tu hija un momento, tu energía al sentir miedo interfiere con la de ella que es amor e inocencia pura. Ella está recibiendo la sabiduría de generaciones de hadas perdidas en la Tierra de los humanos y algunas como nuestra madre Andra que fue cruelmente esclava del poder de un animal marino inteligente, avaro y sin sentimientos como es Leviatán, que siempre ha deseado apoderarse de nuestro universo sin respetar el amor, la pureza de nuestras almas, siendo él lo contrario a nuestros sentimientos.
—No permitiré que esta insignificante niña adquiera la sabiduría que me pertenece solo a mi como mi océano, soy el rey del mar, derribo embarcaciones pequeñas o muy grandes que estas sean, ustedes no son nada comparadas a mi poder, deseo entrar en esas aguas de su universo "Exultación" porque toda el agua me pertenece y ustedes se han burlado de mí al no permitirme entrar.
—Has olvidado Leviatán que el agua dulce no te pertenece, así como el amor que no conoces y nunca has sentido en tu ser malvado y opaco. Tú ser es destrucción, matar por deshidratación a quienes se acercan deseosos de falsa riqueza.
De pronto el hombre misterioso de ojos completamente azules se fue transformando en una serpiente gigante con lunares verdes, rojos y marcas azul turquesa sobre la piel, las hadas y Jun que recién se incorporaba a un lado de ellas iluminaron toda la habitación con rayos dorados y multicolores, no podía mantener mis ojos abiertos, instintivamente los cerraba y abría por momentos, fue en ese instante que Jun se aproximó a la serpiente la cual bajó su enorme cabeza frente a la pequeña Jun que se posaba frente a él sin temor aparente y ella aprovechar ese momento para abrir sus ojos azules y vaciar dentro de ellos arena dorada que emanaba de sus manos blancas, él gritaba y balbuceaba maldiciones a las hadas quienes alrededor de Jun entregaban potentes luces al cuerpo de la maldad que se debilitaba con el amor y la pureza de las hadas, ese cuerpo se fue pulverizando hasta ser solo arena dorada con un toque de manchas negras, los hombres que lo acompañaban al momento de ser iluminados con las luces multicolores se convirtieron en ranas, ese era su estado natural antes de ser hechizados por Leviatán y su mundo de egoísmo, maldad y envidia, de los que solo son poseídos los que no alimentan el amor en su ser.
Jun se elevó por encima de la arena de lo que fue el cuerpo de Leviatán moviendo sus manos en círculos formando un potente remolino para reunir la arena del cuerpo consumido y colocarlo dentro de la roca que protegía el sarcófago del que fuera su hermano Hobb, el antiguo rey del mar, justo caballero medio humano y medio ser mágico, víctima de Leviatán al conocer su secreto de amor por Andra, la madre de las hadas, conocida por su valentía y fuerza para proteger el universo fantástico y mágico "exultación".
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