8. ¿Cuánto vive un elefante?

Briel

Pongo la mochila del niño en el asiento del copiloto, miro como Santino se pone el cinturón en el asiento de atrás, acomodo el espejo retrovisor, enciendo el GPS y me preparo para arrancar.

—Mamá no se veía contenta —opina el nene.

Giro la llave del vehículo y doblo el volante para salir del lugar en el cual estacioné ayer.

—Tu madre siempre tiene algo que criticar, es normal, no te preocupes.

—¿Qué es criticar?

—Nada, olvídalo. —Arranco el coche.

Conduzco hasta la escuela del niño, no es lejos, pero me toma un tiempo buscar estacionamiento, en eso el nene no ha parado de hablar.

—¿Sabías que los elefantes pueden llegar a tener noventa años?

—Wow, eso es mucho —le contesto.

—Y las jirafas son muy altas.

Me río.

—Seguro.

—¿Te gustan los animales? A mí me gustan mucho, me miro todos los programas de animales.

—Parece que estás muy ocupado. —Giro el volante cuando encuentro estacionamiento.

—¡Sí, me estudio todo, soy muy inteligente! —expresa con orgullo.

—Qué bueno.

—No me respondiste, ¿te gustan los animales?

—Me gustan los gatos —digo pensando en el doble sentido.

—¿Sabías que los gatos cazan ratas y te las traen de regalo?

Me giro para observar mejor en donde estaciono, por lo tanto, mis ojos se encuentran con los del niño, así que rápido me concentro y vuelvo a cerciorarme de la distancia que tengo con el otro coche, hasta que al fin freno. Agarro la mochila para levantarme, luego le abro la puerta el nene para que salga del vehículo.

—Vamos.

—No me respondiste —insiste.

—No, no sabía, qué asco.

Se carcajea.

—¡Sí! —expresa en alto, luego cambia de tema—. Tampoco me respondiste la otra cosa.

—¿Qué cosa? —Le agarro la mano para caminar.

Avanzamos y pregunta:

—¿Por qué no me quieres?

—Eso no me lo preguntaste —me limito a decir.

—¡Sí, lo dije ayer! —expresa en alto.

Genial.

—¿Quieres un caramelo? —cambio de tema.

Frunce el ceño.

—Ya responde. —Me observa de manera acusatoria.

—Deberías preguntarle eso a tu madre —exclamo molesto.

—Mamá no sabe lo que tú piensas, así que te tengo que preguntar a ti.

Me detengo y lo miro, me observa muy desafiante.

—Yo... —Hago una pausa y suspiro, vuelvo a ver al frente, para seguir avanzando—. Lo aclaro porque tu madre es la que dijo eso.

Parpadea seguidas veces, confundido, antes de responder.

—¡Es verdad! —chilla al darse cuenta—. ¿Cómo sabes que mamá es la que dijo que no me quieres?, ¿eres adivino?, ¿lees mentes? —exclama emocionado.

—No, solo conozco a tu madre, es una especuladora experta.

—¿Qué es especuladora? —Ladea la cabeza.

—Una persona que piensa sin preguntar, especular es... —Hago una pausa—. Como cuando le dices a alguien que los elefantes viven muchos años y esta persona cree que viven quinientos años, pero si no te miras el programa de televisión como tú lo hiciste, nunca sabrás que pueden llegar a tener noventa.

—¡Wow! —Se queda con la boca abierta por un momento—. ¡Eres muy inteligente! —Hace una pausa—. Entonces, te tengo que preguntar a ti si me quieres, porque sino seré un especulador como mamá, ¿me quieres? —Sonríe de manera amplia.

Veo la escuela a pocos metros.

—Llegamos. —Le pongo la mochila—. Ve y entra, tengo que trabajar.

—Bien —expresa, agarrándose fuerte de las cintas de su bolsa escolar—. Pero seguiré insistiendo. —Me abraza, luego se va corriendo.

Quedo tildado, recordando el pasado, acto seguido muevo la cabeza para reaccionar, entonces cuando regreso en mí, me dirijo a volver a mi coche.

¡Y ahora un meme!

Yo dándome cuenta que Santino casi revela toda la trama de la novela:

Y por eso, gente, no tengo que juntar mucho a Santino con Briel 😂

Atte. Vivi.

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