𓏲 Capítulo 2

Son Chaeyoung era una mujer de veintiocho años, abogada en la ciudad de Seúl y una reconocida. No era la mejor solo porque ella no quería serlo, sabía que tenía el potencial para darse a lucir pero estaba bien para ella solo ser reconocida en el bufet que trabajaba.

A los veinte años contrajo matrimonio con Rosé, su ahora difunta esposa. Una mujer bastante agradable quien era muy querida en la familia de Chaeyoung, bonita, de corazón noble. Simplemente la mujer de los sueños de toda persona.

Ni bien habían acabado sus estudios ellas estaban locamente enamoradas y sabían que no eran cosas de niños o algo pasajero pues se conocían desde antes de la universidad y conocían todo de la otra.

Aunque después de la tragedia, Chaeyoung no se dio la oportunidad de conocer a alguien más, su madre hacía todo lo posible para conseguirle alguna nueva pareja, sea hombre o mujer, sabía que su hija no se cerraba a nuevas experiencias y a ella no le molestaba aquello. Cuando salían a algún restaurante en familia y la mesera o mesero eran atractivos no perdía oportunidad para pedirles su número y en algunas ocasiones incluso presentarlos.

Chaeyoung decía que ella ya no estaba para citas, que tenía más responsabilidades. Y si ella decía que tenía responsabilidades es porque las tenía.

Por ejemplo; Su trabajo, tenía diez casos que resolver y eso consumía de su tiempo, no todo.
Pero sí aquellas dos niñas de seis y cinco años quienes parecían nunca cansarse, a veces pensaba que podría colocarles un botón de apagado pero eso sería imposible, y egoísta. Porque Chaeyoung amaba a sus hijas con todo su corazón, así como lo había hecho Rosé.

Al principio fue difícil criar a dos niñas ella sola, cuando la primera de las dos nació, fue fácil porque su esposa también se encargaba de la bebé mientras ella salía a trabajar en el empleo de medio tiempo que consiguió, Rosé estudiaba en casa las primeras semanas pero después su madre les ayudaba.

Cuando llegó el segundo bebé fue más difícil, hubieron problemas en el parto y era el bebé o la mamá, fue clara la respuesta. Así que mientras todos seguían con sus vidas, Chaeyoung regresaba a casa con el corazón destrozado y dos bebés en brazos.

Su madre y suegra fueron de mucha ayuda, al igual que su cuñada. Pero al final de todo eran sus responsabilidades, sus problemas,así que cuando la más chica de sus hijas pudo asistir a la guardería agradeció a sus familiares y empezó a ser una madre de tiempo completo, incluso el trabajo lo terminaba en casa cuando el horario de sus hijas terminaba.

Así podría ser una madre ejemplar y cariñosa como Rosé siempre soñó.

El trabajo aumentaba así que no se le hacía raro que una tipa llegara llena de vendas y curitas en toda la cara acompañadas de moretones. Aunque sí era raro que llegara acompañada de una chica que parecía tener la cara de una bebé, bastante sonriente por cierto.

— Así que...— Habló viendo a las dos mujeres sentadas frente a ella en su oficina. — ¿Una cita?

La mayor de las tres asintió bastante rápido sin borrar su sonrisa.

— Verá abogada Son, esta amiga es una muy buena chica, es atractiva, rica y no solo en dinero, famosa. Y creo que se verían bien juntas. Además de que está soltera y no tiene compromisos o gustos raros.

Chaeyoung suspiró, volvió a dirigir su vista a la mujer que estaba golpeada suponiendo que era novia de la otra quien hablaba maravillas de la otra chica que ni siquiera conocía en fotos.

— Señorita Im, me parece que se equivocó, yo no soy-

— Si, ya sé que no es de esas mujeres que están necesitadas o interesadas en una cita, que es una mujer seria y que tiene más problemas en que ocuparse en vez de estar en una cita — Interrumpió incluso haciendo a su pareja voltear a verla.

Tal vez Nayeon tenía ese don de persuadir a las personas, y ahora empezaba su trabajo.

— Si, tiene razón,así que lo siento pero yo-

— No puede asistir a la cita. — Chaeyoung suspiró por ser interrumpida por segunda vez pero aún así asintió — Bueno, entiendo. Usted es una mujer responsable, y ha de ser porque nunca la hemos visto con alguien más.

— ¿Nunca?, es nuestra segunda vez aquí.

— ¡Jeongyeon! — Recriminó la mayor — Bueno, usted sabe abogada Son, pero aún así le dejaré el número de mi amiga anotado.

Chaeyoung asintió sin tomarle importancia. Vio como la rubia dejaba el post-It en su escritorio y después de eso cómo salían de su oficina.

No es que no quisiera estar en una cita, aunque le fuera hasta su muerte fiel a Rosé, sabía que tenía que buscar una nueva pareja. Tal vez no algo serio, pero sí alguien con quien tener nuevas experiencias.

Finalmente, y más a su pesar, tomó en sus mano el papelito y observó los números anotados. Negó con la cabeza, ¿Qué estaría pensando su esposa en estos momento al verla?.

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