Diecinueve
Mamá, tu hijo es fumador. Se termina una cajetilla diaria. Es su último año de universidad y se ve cada vez más adulto.
Yo lo veo más viejo.
Quizás nunca te enteres, pero quiero decirte que no te preocupes por mi. Yo no seguiré esos pasos. Y si llegara hacerlo, te pido desde ahora que me muelas a golpes.
Aunque no serías la más indicada. Pero no importa. Papá lo haría de todas formas.
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