《Tercera parte》
—Creo que podrías escribir un libro después de toda esta locura ¿no lo crees?—comentó Alana lanzándome una sonrisa inocente. Puse los ojos en blanco o por lo menos eso fue lo que intenté. La verdad es que nunca sabré sí los gatos pueden entornar los ojos.—Guía práctica de cómo ser un gato en cinco sencillos pasos por Christopher Bryant Vélez—se burló.—Creo que se vendería como pan caliente en invierno...
—¡Cállate!—mascullé ofendido.
—Es una buena idea, Chris. No me lo puedes negar—añadió con media sonrisa. Negué de inmediato y me quedé observándola en silencio mientras ella abría un grueso libro de pastas guindas y se concentraba en la lectura. Alana siempre había sido una chica bonita. Era el tipo de chica con el que podías hablar de lo que fuera y ella siempre te escucharía atentamente sin juzgarte. Era el tipo de chica que definitivamente valía la pena tener en tu vida. Noté como sus mejillas se sonrojaron cuándo apartó la mirada de las hojas del libro y me observó un momento en completo silencio—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué me miras así?
—Porque es totalmente increíble que estés aquí conmigo ¿sabes? Digo, quitando el hecho de que soy un gato al que nadie puede entender es...fascinante que tú si puedas hacerlo—murmuré y ella rio.
—Supongo que eso significa que tenemos una conexión o algo así...eso suele pasar en las películas y déjame decirte que esto realmente parece una película, así de loco y surrealista—respondió frotando mi cabeza con la palma de su mano.
—¡No hagas eso!—repliqué.
Me quejé cuándo un ronroneo escapó de mi garganta y ella rio de nueva cuenta volviendo a concentrarse en el libro. La observé un momento más y sentí mi pulso acelerarse un momento.
—Escucha esto. Cuenta una leyenda que en la época del año cero se dice que había un emperador de nombre Feles—murmuró.
—¿Año cero? ¿Feles?—pregunté en voz baja.
—El año cero me imagino que debe ser algo así como antes de cristo o algo parecido ¡Y Feles...así es como se llamaba!—respondió Alana encogiéndose de hombros de manera despreocupada.—Aquí dice que era un hombre desconfiado que renegaba de su reino y pensaba que sus empleados trataban de robarlo o algo parecido todo el tiempo. No confiaba en nadie a excepción de una campesina que con el paso del tiempo se dio cuenta que amaba secretamente pero era incapaz de decir algo al respecto porque él era un emperador poderoso y ella una simple aldeana. Eso claramente no era bien visto por la sociedad. Un día sin más decidió dar un paseo por el reino para cerciorarse que todo estuviera en orden pero lo primero que hizo apenas puso un pie en la aldea fue encontrarse con un aldeano que vendía animales, entre ellos...gatos. Él los odiaba así que los miró con asco y cuándo uno se acercó a él, lo pateó lejos de su presencia sin ser capaz de tolerarlo.—leyó Ali en voz baja y me miró un momento.
—Vaya que era desalmado—me quejé y ella me lanzó de inmediato una mirada reprobatoria.
—Te recuerdo que tú también pateaste un gato—replicó—Creo que esto es un castigo divino...un castigo gatuno mejor dicho—añadió ofreciéndome una sonrisa irónica.
—Mejor sigue con la lectura—pedí.
—El aldeano le dijo que estaba desafiando a la diosa Bastet y él se rio de lo que el anciano le decía porque realmente le parecía una tontería. Ordenó a los guardias enviar al hombre al calabozo y después sacrificarlo por faltarle al respeto a su rey. A la mañana siguiente cuando despertó y se miró en el espejo...era un gato al que nadie a excepción de la campesina podía entender—agregó lanzándome una mirada fugaz—Tengo que decir que el hecho de que una Diosa lo castigara de esa manera me parece algo realmente sensato... ¡A mi parecer se lo merecía el tipo!
—¡Alana!—mascullé—Espera un momento... ¿Te das cuenta que eso es lo mismo que nos está pasando a nosotros? Tú eres la única que puedes entenderme...—murmuré y automáticamente sus ojos se quedaron estáticos en mí.
—Ella podía entenderlo porque...—inquirió y luego se quedó en silencio comprendiendo el mensaje—Eso es imposible, Christopher. Nosotros no estamos enamorados...
—Sigue leyendo, debe haber algo más que no me diga que esto se resuelve con un jodido beso de amor—repliqué y ella negó un poco.
—¡No voy a besarte!—se quejó frunciendo su entrecejo.—¡No voy a besar a un gato!
—¡Hay princesas que besan a un sapo y luego el sapo se convierte en un príncipe azul!—reproché ofendido y ella rio en voz baja.
—¡Son películas animadas, por Dios!—se quejó.
—Sí me besas entonces me convertiré en Christopher—solté y ella rio totalmente divertida mientras negaba un poco y volvía su atención al libro que sostenía entre sus manos.
—No voy a besarte, Christopher—decidió.—Y no vas a convertirte en nada diferente a lo que ya eras antes de ser un gato...—susurró y soltó un largo suspiro.—Escucha esto. La campesina desesperada por encontrar una solución le sugirió llevarlo con una bruja que no residía en los terrenos del reino de Feles, ella al verlo sonrió complacida y negó con la cabeza diciendo que era una verdadera locura que ese gato negro fuese el impetuoso rey al que todo el mundo le temía y del que todo quería permanecer lejos. Les dijo que su condición se debía al enfado de la diosa Bastet y que solamente un acto de amor verdadero podría romper y acabar con el enojo de la diosa que para colmo de la situación era representada por un gato en Egipto. —concluyó y mi corazón se aceleró.
—¿Un acto de amor verdadero? ¡Qué mierda!—mascullé sorprendido.—¿Cómo demonios voy a...?
—Christopher...tal vez Melinda puede ser ese acto de amor verdadero...—susurró Alana y yo la miré de mala gana.
—Prefiero ser un gato toda mi vida a volver a verla—respondí de inmediato volviendo a odiar el hecho de no poder cruzarme de brazos.
—¡Haber, creo que no estás entendiendo!—demandó entre dientes.—No se trata de sí quieres o no, se trata de que esa es la única manera en la que vas a volver a ser un humano...
—¿Qué pasa sí la prueba del verdadero amor en realidad es contigo y no con ella?—hice una pausa—Después de todo eres la única que puede entenderme ¿olvidaste ese pequeño detalle?—cuestioné en voz baja.
—Un acto de amor verdadero no siempre significa que tienen que compartir babas o algo así—se quejó Alana—¿Qué nunca viste Frozen?
—¡No! No la vi.—demandé—Es que no me puedo quedar siendo una cosa enana y peluda de cuatro patas toda la vida ¿si sabes eso verdad?—pregunté lentamente.
—La verdad es que a mí me gustas más así...—susurró con media sonrisa.
—¡Que graciosa!—protesté indignado.—Deja ya de reírte de mí—pedí de mala gana.
—¿Estás listo para ir a tener tu primer acto de amor de verdadero?—cuestionó poniéndose de pie y cerrando los libros con sumo cuidado. La observé en silencio sin comprender.
—¿Me vas a besar?—pregunté y Alana entornó los ojos.
—¡Ya te dije que no!—respondió poniéndose de pie.—Anda gato, entra en el bolso y mantente en silencio que vamos a ir con la bibliotecaria...—pidió con una sonrisa burlona.
—¡No me digas gato!—reproché.—Soy Christopher...
—Eres Christopher el gato, cierto—rio.—Vamos, Chris. Sabes que todo es broma, ahora por favor entra en el bolso porque entre más tiempo pasas dentro del cuerpo de un gato; más gato te conviertes...—inquirió abriendo su bolso para que yo pudiese pasar. La observé ofendido antes de ponerme de pie y comenzar a avanzar con la cola en alto para mostrar mi indignación. Alana rio y frotó mi cabeza una vez que estuve completamente dentro—Buen minino...
—¿Recuerdas cuándo en mi fiesta de cumpleaños te quedaste dormida en la sala de mi casa?—cuestioné en voz baja y ella me miró fijamente.
—Si...
—Esa vez te llevé en brazos hasta mi habitación para ponerte a salvo de los ebrios que estaban ahí...—inquirí.—Me parece un poco irónico que ahora seas tú quién me lleva en brazos a mí—susurré y automáticamente una pequeña risita brotó de sus labios.
—Oh, me vas a hacer llorar, Chris...
(...)
—¿Estás segura de esto?—cuestioné sacando mi cabeza por encima del bolso de Alana.
—¿Se te ocurre una mejor idea?—preguntó a modo de respuesta.
—La verdad es que...no—respondí y Ali rio divertida.—Pero te prometo que sí tuviese una idea mejor no sería venir a la casa de Melinda para verla—me quejé en voz baja.
—¡Respira profundo y mantente callado!—pidió antes de comenzar a avanzar lentamente por el pasillo flanqueado por enormes pinos.—Sí haces cualquier cosa fuera de lo común ella va a saber que estás aquí...
—¿Sí recuerdas que no puede entenderme, cierto?—cuestioné.
—Sí, digamos que no es muy común que una persona normal salga a visitar a otras personas llevando en el bolso un gato blanco y adulador que no para de hacer protestas—explicó con diversión.
—Gracias por amarme tanto, Ali—me burlé.
—Oh, no me lo agradezcas—respondió—Mejor vuelve a esconderte que ya vamos a llegar a la puerta...y por favor, gato Vélez, mantén la boca...el hocico cerrado—agregó con media sonrisa.
—¡Grosera!—protesté.—Aunque...técnicamente el termino es correcto...así que...
—¡Por favor, Chris! No importa que es lo que escuches, mantente en silencio—proclamó al tiempo que llegó hasta la puerta principal. Me recosté en la bolsa de Alana cuidando no tocar el pequeño sobre rosado.
Fui capaz de escuchar el timbre de la puerta haciendo eco en todo el lugar, un suspiro por parte de Alana y un par de minutos después el sonido de la puerta principal de la casa de Melinda abriéndose lentamente.
—Alana...—exclamó mi ex novia y aunque no la podía ver estaba completamente seguro que estaba sorprendida. Tan sorprendida de verla en la puerta de su casa porque aunque Melinda fuese mi novia y Alana mi mejor amiga; ellas no tenían una buena relación. El mundo se tendría que haber acabado primero y ser las únicas dos sobrevivientes para que ellas estuviesen juntas por voluntad propia.—¿Qué haces aquí...?
—¿Podemos hablar un momento, por favor?—cuestionó mi mejor amiga.
—Sí, pasa—para mi sorpresa, otro suspiro brotó de los labios de Ali y luego comenzó a moverse aferrándose a los tirantes de su bolso. Observé el techo blanco de la casa y luego todo se quedó en silencio mientras yo observaba el enorme candelabro encima de nosotros.—Escucha...sí es por lo que pasó con Christopher...
—¿Lo de Christopher?—preguntó Ali en voz baja.
—Lo que pasó anoche—inquirió Melinda y automáticamente mi corazón se estremeció. Claro, ella lo recordaba perfectamente bien. Y yo también.
—Escucha yo...
—Christopher siempre ha estado enamorado de ti—masculló y Alana soltó un gemido. Me removí en el bolso tan sorprendido como ella y por un momento pensé en saltar fuera de mi escondite para encararla. Aunque claro, yo era un gato y ella no podía entenderme.
—¿Por qué dices eso?—cuestionó Alana más que confundida.
—¿Es que nunca te has dado cuenta la manera en la que él te mira? La manera en la que habla de ti, como sus ojos adquieren un brillo especial cuándo estás cerca e incluso cuándo le hablas, ese brillo que jamás pude lograr en él—explicó en medio de un suspiro.—Christopher es demasiado obvio y parece que la única que no se da cuenta de ello o no se quiere dar cuenta eres tú... Christopher está enamorado de ti. Y sé que no justifico mis actos con eso pero...me sentía sola, me sentía desplazada por ti...al principio me caías bien pero las cosas comenzaron a cambiar cuándo me di cuenta que ni siendo la novia de Chris podía competir contigo...siempre fuiste tú, Alana...—se quedó en silencio un par de minutos en los que mi corazón no dejó de palpitar agitadamente—Él no merecía que yo lo engañara pero...fue tan fácil...demasiado fácil, un día de repente conocí a Tom y...las cosas se dieron solas...
—Creo que venir aquí fue un error—susurró Alana con voz afligida.—No sabía que te sentías de esa manera, Melinda. Creo que acabo de entender porque nunca tuvimos una buena relación—agregó.
—Y sé que no la tendremos ahora, no cuándo eres la mejor amiga de Christopher... ¿Cómo...cómo está él?—cuestionó lentamente.
—Está...diferente. Es...demasiado complicado tratar de explicarlo, Melinda...Chris...él en verdad cambió mucho de la noche a la mañana y no es literal...—respondió.
—¿Podrías...podrías decirle que lo siento? Lo he estado tratando de llamar toda la mañana pero no me responde...—hizo una pausa y soltó un largo suspiro—no esperaba que lo hiciera pero creo que tenía una pequeña esperanza de que al menos me dejara explicarle como fueron las cosas...
Y entonces cómo sí de una señal divina se tratase el celular de Ali comenzó a sonar a mi lado. Me estremecí por completo dándome cuenta que esa era mi fotografía con Alana la que aparecía en la pantalla seguida de mi número telefónico. Me concentré en la fotografía y algo dentro de mi re removió.
Como sí algo dentro de mí estuviese activándose.
"Christopher siempre ha estado enamorado de ti"
Alana introdujo su mano dentro del bolso y automáticamente le clavé las garras en la palma de la mano. Su mano se estrelló en mi cuerpo y luego sacó el celular rápidamente.
—Hola, señora Yenny...—negué de inmediato—¿Chris? No, no está conmigo...supongo que debe estar en la universidad presentando el examen extraordinario de literatura...¿En serio? ¿La señora Morant le llamó para decirle que Christopher no se presentó el día de hoy a la universidad? ¡Dios!—¡Santa mierda!—Claro, señora Yenny. Yo le llamaré sí sé algo de Chris...hasta luego...
—¿Qué es lo que pasa?—cuestionó Melinda y Alana suspiró.
—Creo que Chris se escapó de su casa. Su madre dice que todas sus cosas están ahí pero él no está por ningún lado. No se presentó en la escuela y bueno...lo demás ya lo sabes—explicó—Debo irme...
—Por favor sí sabes algo de Christopher, llámame—pidió mi ex novia.
—Claro.
—¡Se siente culpable por eso quiere que la llames!—exclamé apenas estuvimos fuera de la casa.—Dios, Ali. Cuándo mi mamá se entere que reprobé literatura seguramente ahora sí me desconoce como hijo...y encima la señora Morant que es una chismosa ¡lo arruinó todo! ¡Joder! ¡Alana te estoy hablando!
—¿Qué tan cierto es lo que Melinda dijo?—soltó de golpe sacándome de su bolso y sosteniéndome entre sus manos a la altura de sus ojos. Estornudó de inmediato y yo arrugué la nariz.
—¿Qué?
—Ya lo escuchaste.—demandó apartándome un poco.—Christopher...
—De acuerdo, creo que sí. Si estoy enamorado de ti...
_ _ _ _
Yo creo que YO SOY el acto de amor verdadero de Chris...solo digo...ahreno jajajajaja.
Chris, ven y encuéntrame PAPUH. Besando gatos desde mañana, ahre. jajajaja.
BUENAS MADRUGADAS.
Besos, Gloria ;)x.
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