3.
Al terminar aquel encuentro poco amistoso, todos volvieron a ingresar a la mansión Rich.
Astaroth, aun con Malysa en brazos, la apretaba contra su pecho y no quitaba la vista de aquellos que decían ser sus hermanos.
—¿Tu quién eres? —Rio se animó a hablar.
—Soy Astaroth, el familiar de Malysa.
—Disfruta el poco tiempo que tendrás libre —Nia rió —Con Malysa como dueña poca vida tienes —los cuatro carcajearon.
—¡Ya basta! —Justina bramó enojada.
El medico de la familia se acercó y comenzó a curar las heridas de los amos de casa.
El demonio se sentó en el sofá y recostó a su ama sobre su regazo.
Cuando sus hermanos fueron tratados su madre, Justina, les ordenó limpiar el desastre que había quedado en los alrededores del hogar.
—Astaroth — ella suspiró —no creí que alguien seria capaz de volver a invocarte —sonrió.
—A decir verdad, yo tampoco lo creí posible —sonrió y corrió el cabello que estaba sobre el delicado rostro de Malysa.
—Tendrás las cosas difíciles con ella —Justina se sentó en el sillón frente a la chimenea.
—¿Por qué lo dice? — él no lograba entenderlo, si ella había logrado invocarlo, ¿por que seria difícil estar a su lado?
La dueña de casa sonrió levemente y luego suspiro.
—A decir verdad es el primer conjuro que ella logra hacer.
Astaroth la miró sorprendido.
—¿El primero?
—Si, abertus no cuenta.
—¿Cómo es eso posible? ¡Tiene tanto poder mágico! Logró sacarme de mi eterno encarcelamiento.
—Ella es una niña muy asustadiza. Hasta hoy nunca había realizado los conjuros como es debido, creo que se vio en una mala situación y no tuvo otra salida —señalo la herida que, con anterioridad, había dejado Lia en ella.
Aquel demonio la miró preocupado.
—Además, entre mis hijos hay cierta discordia por la posición —suspiró —La herida en su brazo fue causada por uno de ellos. No aceptan que sea la primogénita por que no puede lograr ningún conjuro, pero al verte, se que ellos entenderán el poder mágico que Malysa todavía no logra despertar.
Sin nada más que decir aquel familiar la llevó hasta su habitación acompañado por Justina.
La recostó en su cama y él se recostó en el suelo, a su lado.
Al día siguiente, Malysa, al levantarse pisó el estomago de aquel demonio y la pared atajó su caída.
—¿¡Qui-quien eres!? —ella gritó espantada.
—¿Estas bien? ¿Te lastimaste? —él intentó tomarla de las manos pero ella se alejó.
—¡No te acerques! —corrió a una esquina de la habitación, apartándose.
—Malysa, soy tu familiar. Mi nombre es Astaroth.
—Es imposible ¿Yo te invoqué? —carcajeo nerviosa.
Se recostó sobre la pared y una punzada de dolor se hizo presente en su hombro.
—Déjame ver —el demonio se acercó asustado.
La primogénita aun nerviosa lo dejo acercarse.
Él tomó su brazo y su mano estaba morada, levantó un poco la manga de su remera, y vio que continuaba.
Astaroth, sin dudarlo, rasgó la manga y, efectivamente, todo su brazo tenia una contusión.
—¿¡Qué haces!? —lo empujó.
—Déjeme ver, necesitamos saber como se hizo eso.
—¡Mamá! —Malysa comenzó a gritar e intentó salir corriendo del cuarto, pero cuando los cinco metros de distancia se hicieron presentes la cadena la detuvo haciendo que cayera al suelo.
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