14.
—¡Esperenme! —gritaba Lia.
Los hermanos Rich habían ingresado apresurados a aquel bosque. Tio intentó no perder de vista al demonio que volaba delante de ellos, pero solo pudieron seguirle el rastro por media hora.
—Debemos separarnos —Nia insistió.
—¿Por qué? ¡No quiero que nos separemos! —Lia habló tomando grandes bocanadas de aire para recuperarse.
—Tienen razón Nia —asintió Rio —, debemos separarnos. Tal como dijimos el primero que llegue a la torre y mate a Malysa será el ganador, pero si vamos todos juntos tendremos que pelear entre nosotros.
—Si —murmuraron pensantes.
Por unos minutos discutieron en qué dirección irá cada uno, todos abandonaron la ruta que habían estado siguiendo para que todos tengan igualdad de posibilidades.
Tio fue el más afortunado, ya que encontró el rastro de sangre que su hermana había dejado mientras Astaroth volaba.
El familiar de él, pudo reconocer ese peculiar olor que tenía la sangre de la primogénita.
—Es ella —su familiar aclaró.
—¡Es nuestro día de suerte!
El familiar era una pantera nebulosa, especie que se daba por extinta.Este media unos 70 cm de largo y pesaba unos veinte kilos.
—Niebla, no pierdas el rastro —ordenó Tio mientras corría detrás de ella.
—¿En serio quieres matar a tu hermana?
A decir verdad ninguno de los familiares estaba a favor del plan de ellos. Matar a su propia familia. Lo consideraban un acto atroz y desalmado.
—Si, ¿por qué no querría?
—Es tu hermana después de todo, ¿recuerdas cuando te defendió de ese niño que te molestaba en el jardín de infantes?
—Ella es débil, no puedo permitir que la primogénita sea una inútil.
—¿Y tú eres mejor?
—¿Qué quieres decir? ¡Obvio que soy mejor!
—Malysa no mostró ni un cuarto de lo que ella puede hacer, pero en cambio ustedes están al tope de sus capacidades.
—Basta Niebla, una vez que la mate todo ese poder será mío.
El pequeño felino dejó de hablar y se limitó a guiar a su amo. Ella había notado que algo andaba mal con la sangre de la primogénita, y temía que el que resultara muerto sea Tio.
Quería pensar que ella no haría tal cosa a su familia, que ella no era como el resto de sus hermanos. Pero no podía negar que aquella sangre olía a peligro y muerte.
No muy lejos Nia también había logrado hallar ese rastro.
Le había tomado poco más de una hora encontrarlo.
—Nía algo anda mal con la sangre de tu hermana —su familia intentó advertirle.
—¿A qué te refieres Molokai?
El compañero de esta era nada más y nada menos que una exótica ave fénix.
Su visión era algo especial, podía ver a muchos kilómetros de distancia y advertir a su ama de los peligros próximos, si bien no tenía un gran olfato pudo distinguir la sangre de Malysa.
—Se ve mucho más oscura que lo normal, si no me equivoco, aunque espero estar equivocado, ella tomó sangre demoníaca.
—Esa es una gran acusación. Es una de esas reglas que no se pueden romper así como así. ¿Estás seguro?
—Por el tono de esta puedo decir que estoy un noventa y ocho por ciento seguro.
—Tenemos que estar preparados por si estas en lo cierto —Nia suspiró algo atemorizada.
Pensar que su hermana había tenido la valentía para romper tal tabú había logrado que ganara algo de respeto por ella.
Ninguna bruja se atrevía a romper ninguna regla, y su debilucha hermana había roto una de las más sagradas.
—Modificar su sangre...¿en qué situación se habrá encontrado para tomar tal decisión? —murmuró.
Si algo era seguro, Malysa no tomaba ninguna decisión sin pensarlo antes y eso era algo que todos sabían. Ella era paciente y perseverante. Algo tenía que haberle pasado.
Escondida en una cueva se encontraba Lia junto a Lucky su zorra blanca.
—No quiero matar a Malysa, quiero ganar mis propios poderes, no robarlos —se quejaba la gemela.
—¡Así se habla! —le festejaba.
Lia era, de los cuatro, la que más respetaba la vida humana. También ella quería conseguir y ganar su propia fuerza.
—Además —comenzó a explicar —No quiero ser reina del aquelarre ni de las criaturas mágicas.
—¿Pero por qué nunca le dices eso a tus hermanos? —a la zorra le molestaba que su ama no tenga la valentía para expresarse como quería.
—No quiero que me dejen de lado como a Malysa.
—Algún día tendrás que tomar una decisión —aclaró Lucky.
—Lo se.
—¿Nos quedaremos aquí hasta que termine la casería?
—Es probable —sonrió.
—¿Y si..?
—Dime
—Ayudamos a Malysa.
—Mis hermanos me matarían junto a ella.
—Pero ella también es tu hermana y por lo que pude olfatear esta herida.
—¿Está herida? —Lia habló preocupada.
—Si, hay un fuerte olor a su sangre que se adentra en el bosque.
—No es mi problema —se cruzó de brazos y le dió la espalda a su familiar.
—Lo se, pero después de todo podría ser una oportunidad para redimir tu viejo accionar.
—¿A qué te refieres?
—Cuando la heriste, ese día, cuando atacaron la mansión.
—Tienes razón, me siento super culpable con ella desde esa ocasión.
Así fue como Lucky y Lia decidieron buscar a la primogénita para ayudarla en este viaje y así librarse de esa culpa que la atormenta.
Por otro lado Rio decidió tomar algunas vidas antes de llegar a ella.
Cuantas más vidas tome menos rivales tendría. Además sus insignificantes poderes serían para él.
Yeri, su loba, no estaba de acuerdo con el accionar de su amo. Pero no quería ser castigada así que solo seguía órdenes.
De los cuatro él era el más violento, la única vida que le importaba era la suya.
—¿A cuantos más? —Yeri preguntó nerviosa.
—A todos los que hallemos en el camino —respondió mientras limpiaba la sangre de su rostro.
La loba podía oler muchas vidas, había más de veinte personas en "el camino". Veinte personas y veinte familiares, sin contar los que ya habían asesinado.
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