Capitulo 04.C


—¡Vamos, Lincoln! ¿Cuál es el problema?

—¡Que me veo como tonto bailando así!

—No te ves tonto, te vez lindo. Además también sale Lily bailando junto a Leni, así que no voy a borrar el video y punto.

Después de eso, Lincoln verdaderamente se dio por vencido y aceptó el hecho de que su hermana mayor simplemente agregó un video más a la extensa biblioteca de momentos bochornosos que ella tenía de él. Pensó en cuando sería que ella usaría aquel video en su contra, pero eso sería un problema para el Lincoln del futuro, en ese momento ya no había nada que hacer tomando en cuenta la negativa de Lori.

Y notando claramente aquella intención, Lincoln vio a su hermana Luna decirle algo a Lori en un susurro, consiguiendo que la segunda saliera del garaje junto al resto de sus hermanas, incluida Leni y Lily, quienes parecieron inconformes, pues querían seguir bailando con Lincoln.

—Oye, Lincoln— habló Luna, una vez que ellos se quedaron a solas en el garaje—... ¿Cómo estás?

—Estoy bien— respondió con cierta confusión el mencionado, acercándose a su hermana mayor—, fue divertido tocar un rato la guitarra. Además siempre me pone de buen humor pasar el rato con Lily.

—Si, entiendo eso, también me gusta cuando ella me busca para que le toque algo de música o la acompañe a bañarse para que le cante mientras le lavo el cabello.

—Es algo triste, ¿no lo crees?

—¿El qué?— Luna se recargó en la mesa junto a la puerta del garaje.

—Pues, Lily es la más pequeña, cuando ella crezca, ya no habrá más bebes en la casa. Y con el tiempo no habrá ya ninguna hermanita a la que cuidar.

—Cuidaste por bastante tiempo de Lucy, de las gemelas y de Lisa. ¿En serio quieres cuidar a más niñas?

—No lo sé, es solo que me pone triste pensar que Lily va a crecer en algún momento. Que todos lo haremos.

—Yo estoy bien así, nunca me gustó cambiar pañales, y para serte franca me colmaba la paciencia cuando tu y las más pequeñas pasaron por su etapa de preguntar "¿Por qué?" a todo lo que veían. Fue bueno que Lisa, antes que preguntar, se dedicara a resolver por sí misma sus dudas.

—Lo sé, Lisa es muy... nunca deja de sorprenderme. Pero, ¿pasa algo? Noté que le pediste a Lori que nos dejaran solos.

—Pues sí. Esta mañana, cuando estábamos desayunando, tú estabas muy serio y callado, incluso parecía que estabas molesto, ya sabes, como cuando pasó lo de Ronnie.

—Si, me desperté un poco malhumorado, pero ya estoy bien, no tiene nada que ver con ella.

—Entonces— antes de continuar, Luna suspiró con cierta resignación—... entonces es por lo que paso ayer, ¿verdad? Sigues molesto por el golpe y por lo que Sam te hizo.

Lincoln se ruborizó de inmediato al escuchar eso, y no era para menos tomando en cuenta lo alocado que fue el día anterior, pero lo cierto es que aquello para nada era lo que lo puso de mal humor, así que debía decírselo a Luna.

—No te preocupes por eso, Luna. No me molestó, creo que es normal que me golpearas. De hecho creo que yo te debo una disculpa, lo que pasó con Sam... no debí hacerlo, ella es tu novia. Lo lamento mucho.

—No te preocupes, si alguien tiene la culpa de eso es Sam. No puedo creer que te hiciera eso. Ya sabía que ella era una pervertida, pero no pensé que llegaría tan lejos solo para tocar a un chico. Pero, ahora que lo pienso, ella comenzó a verte diferente cuando me contó sobre eso de tu y Stella... ya sabes, en tu habitación. ¿Eso en verdad pasó?

No hizo falta que Lincoln diera una respuesta, Luna, quien lo veía mientras hacía aquella pregunta, pudo ver su rostro comenzar a brillar ante el sonrojo que tenía mientras mantenía su mirada fija al suelo. Luna sabía perfectamente que edad tenía su hermano menor, pero de alguna manera aún no podía aceptar el hecho de que seguramente él estaba ya interesado en el cuerpo de las chicas y en hacer aquel tipo de actos.

Prefería pensar en Lincoln como aquel niño lindo y algo atolondrado que tantos suspiros le sacó cuando eran más pequeños ante las locuras que hacía o decía para defenderla a ella o al resto de sus hermanas, recordando como de más pequeña Luna realmente veía a Lincoln como aquel caballerito que su madre tanto les insistía.

»No me lo creo— agregó Luna, tras el silencio esquivo que su hermano mantuvo por algunos segundos—, ¿Tú y Stella? ¿Desde cuándo? O mejor dicho, ¿Cuándo exactamente? Ustedes nunca se vieron como novios.

—Stella y yo no éramos novios.

Luna abrió sus ojos ante la sorpresa y también se le dibujó una pequeña sonrisa en el rostro mientras rodeaba a su hermano sobre el hombro con su brazo. Le resultaba difícil aceptar la idea de que su lindo hermanito atolondrado ahora era ya un jovencito con ansias sexuales, pero no podía negar que también se sentía intrigada con ello y sobre todo, muy curiosa. Nunca se imaginó a Lincoln en algo de ese estilo, así que esperaba no fuera un idiota como la mayoría de chicos que querían abordarla y como la mayoría de chicas que se le insinuaban.

—Pero, ¿en verdad estaban haciendo eso que dijo Sam?— Lincoln se mantuvo en silencio y viéndose nervioso, otorgando con ello una respuesta a Luna—. ¿Sabes lo que te haría Lori si se entera de esto?

—¡Claro que lo sé, más vale que no le digas nada de eso!

—Entonces dame algunos detalles.

—¡Luna! ¿Por qué quieres saber algo así?

—Bueno, los chicos de la banda y la mayoría de mis amigos siempre están contando sus experiencias y todo eso, no parece que sea algo de lo que avergonzarse.

—¿Hablas de esas cosas con tus amigos?

—No realmente, yo solo los escucho. Jamás hablaría sobre eso con alguno de ellos. Ni Sam ni yo nos sentimos cómodas hablando sobre eso con ellos.

—¿Tú y Sam hacen esas cosas...?— de manera genuina, Lincoln preguntó aquello, teniendo repentinamente la realización de que su hermana mayor y Sam eran novias, y como tal, seguramente harían algo de eso cuando estuvieran a solas.

Recordaba decirle a Sam que no le pidiera intimidad sexual a él y en su lugar fuera a hacer ese tipo de cosas con Luna, pero por alguna razón siempre que lo hacía no llegaba a racionalizar sus palabras. Pero siendo ahora de Luna de quien escuchaba aquella insinuación del acto, repentinamente todo parecía ser más real, y eso le causaba ciertos conflictos internos.

Luna, por otra parte, ahora estaba tan roja como Lincoln lo estuvo momentos atrás, dándose cuenta de que ella misma estaba propiciando una conversación bastante incómoda con su hermano varón. Aquello no era tan raro de hablarlo con su hermana mayor, pero vaya que lo era con cualquiera de las menores, especialmente con Luan, quien pese a todo el tiempo que había pasado no parecía haber superado realmente aquellos extraños sentimientos.

—Pues, si, ya sabes, somos novias y eso...

Con lentitud, Lincoln llevó su diestra hacia su rostro, aunque no lo hizo con la intención de ocultarlo, en realidad solo fue un acto reflejo. Aquello le tomó solo un poco más de un segundo, pero en su mente se sintió como si fuera una eternidad.

Con sorpresa, recordó todas aquellas fotos mal enfocadas que tenía de Luna, o mejor dicho, de sus muslos y entrepierna, aquellas que influenciado mas por su curiosidad que por su libido comenzó a tomar desde que consiguió su primer Smartphone, pues lo cierto era que la costumbre de espiar a Luna y Leni la tenía desde antes de conocer a Ronnie Anne. Mucho antes para ser un poco más atinado.

Cuando era más pequeña, rondando quizá los tres o cuatro años, Lucy solía ser muy descuidada al momento de usar esos vestidos que tanto le gustaba a su madre ponerle y que, siendo sincero, la hacían ver tan linda en aquella época, especialmente por su característico cabello. Probablemente fue ahí que Lincoln comenzó a interesarse en la ropa interior femenina, aunque no de una forma fetichista como tal, sino más bien de una forma emocionante, pues aunque era pequeño, sabía que espiar a una niña bajo la falda era algo malo.

Pero era justo por eso que de vez en cuando le gustaba hacerlo con Lucy, era emocionante ya que podrían descubrirlo haciendo algo malo. Y aquella emoción se volvió mucho más entretenida cuando comenzó a espiar a Leni, su hermana especial.

No era algo que hiciera constantemente, por el contrario era algo que hacía muy de vez en cuando, pues siendo un niño tan ocupado atendiendo a todas sus hermanas y convirtiéndose en el pequeño príncipe que su madre quería que él fuera para ellas. Aun así, aquel acto de rebeldía contra las muchas expectativas que sus padres tenían de él le parecían reconfortantes en cierta medida. Eventualmente y como era de esperarse, Lucy aprendió de Lori las buenas costumbres al usar falda o vestido, pero, Leni no lo hizo y, de hecho, para reemplazar a Lucy estaban ahora las gemelas, a quienes sin mucha emoción igual se daba el tiempo de espiar de vez en cuando.

Quizá la primera vez que vio a una de sus hermanas con sentimientos poco normales, fue cuando Luna hizo su cambio de Look, ya que al comenzar a usar aquellas faldas tan cortas, Lincoln no podía evitar sentir la tentación de hurgar con la mirada bajo ellas, esta vez tentado por aquello que se topara debajo. No era nada realmente malo, solo algo muy inapropiado, pero aún si lo era, Lincoln seguía siendo muy pequeño para entender la magnitud de aquellos actos y sus consecuencias.

Pero algo que Luna tenía y mantenía desde aquella época en que tuvo su cambio de Look, fue que en buena parte, también cambio su actitud y sus hábitos. Cuando Lincoln conseguía mirar debajo de la falda de Luna, podría toparse con aquella tela, siempre de colores claros, que cubría la zona más íntima de su hermana mayor, o en su defecto, toparse con aquella tela que podía estirarse bastante pero que al ser oscura impedía ver lo que había ahí debajo, una licra. Fue ahí donde aquel extraño y muy invasivo pasatiempo terminó por convertirse en un hábito, hábito que eventualmente también involucró a su segunda hermana mayor.

De pequeño, al igual que al resto de sus hermanas, a Lincoln se le dio un teléfono para niños, de aquellos que tienen control parental absoluto y que a grandes rasgos solo sirven para mantener monitoreado a los pequeños y que les permita avisar de alguna emergencia. A él eso no le importaba, pues jamás sintió la necesidad de tener un aparato de esos como el que Lori tenía, y no fue hasta que lo tuvo que supo cual era el valor de aquellos artilugios, o al menos el valor que podía darle él.

No le interesaba el almacenamiento ni el procesamiento para juegos, tampoco para pasar horas platicando con amigos en redes sociales como la primogénita, incluso tener en la palma de su mano una vasta biblioteca musical palidecía ante lo que en verdad podía conseguir con ese teléfono. Y no era pornografía de lo que ese teléfono inteligente lo abarrotó para convencerlo, fue el hecho que al tener ahora una cámara portátil, Lincoln podía guardar en el teléfono imágenes de la ropa interior de sus hermanas.

No hacía nada con aquellas fotos, de hecho rara vez las veía una segunda vez, eran simplemente trofeos que demostraban lo valiente y atrevido que podía llegar a ser con aquella travesura. Y era justo con Luna con quien más divertida le parecía aquella actividad, pues a pesar de ser alguien tan temperamental y ahora también alocada, Luna consentía a Lincoln y estaba seguro que de ser descubierto, seria de ella de quien se llevaría uno de los regaños más notables, pero también un indulto muy inmediato. De cualquier forma, aquellos solo eran trofeos de sus aventuras.

O así lo eran hasta que conoció a Stella.

Incluso cuando estaba con Ronnie y decidió escogerla como el amor de su vida, Lincoln no dejaba aquel extraño hábito el cual incluso intentó llevar a la escuela y hacer victimas de él a sus compañeras de clase. Aunque eso duro muy poco al notar lo difícil y sobre todo riesgoso que resultaba. Pero cuando Stella dio aquel primer paso con Lincoln y eventualmente esos pasos de bebé que ambos daban juntos terminaron convirtiéndose en una maratón para llevar las cosas tan lejos como sea posible, Lincoln comenzó a ver debajo de las faldas de sus hermanas no solo con emoción ante el miedo de ser descubierto, ahora lo hacía con lascivia.

Todas esas veces que tratando de ser discreto, llevaba su teléfono en su bolsillo y sacarlo durante la comida o la cena para grabar a Luna, quien se sentaba casi frente a él, temiendo que de intentarlo con Leni, quien se sentaba a su siniestra, fuera descubierto con facilidad. Era algo muy difícil de hacer, especialmente porque debía sujetar con mucho cuidado el teléfono pues, al tener pantalla táctil, cualquier roce con la piel de sus manos causaba que el teléfono dejara de grabar, saliera de la aplicación de la cámara, o incluso en una ocasión sin que Lincoln supiera cómo, el teléfono entrara al menú de Hard Reset.

Como a veces usaba la silla junto a la repisa que sostenía la televisión de la sala, presuntamente jugando con su teléfono, pero en realidad estar tratando de apuntar con su teléfono a las piernas de sus hermanas usando el zoom de la cámara, evitando perder el enfoque al mínimo movimiento y esperando que aquel zoom digital no termine granulando la imagen que llegara a conseguir.

Incluso hubo ocasiones en las que, sentado frente a Leni mientras le hacía compañía cuando ella hacia sus pinturas, tomaba video de ella, o bien de Luna cuando la encontraba durmiendo en el sofá o en su propia habitación, producto del cansancio que sus intensas prácticas con su banda representaban. Podía recordar como ella, al tener un sueño algo pesado, no notaba la forma en que él, suavemente, levantaba su falda y acercaba con cuidado su teléfono en busca de grabar con nitidez las figuras de sus muslos y sus nalgas, rodeadas por su ropa interior, siendo que en ocasiones aquella tela dejaba ver las curiosas pero muy evidentes pecas que Luna tenía en sus glúteos.

Lincoln recordó como en varias ocasiones, presa de su lívido alimentado principalmente por Stella, no solo se animó a tomar aquellas fotos, también había decidido dar suaves roces a su hermana en sus muslos y nalgas, lo que le producía una excitación increíble, pero curiosamente nunca le produjo una erección. Al menos no hasta ese momento.

Recordando todo aquello en cuestión de un segundo, o un poco más, Lincoln notó la incomodidad que se alojaba debajo de su cintura, causada por aquella erección que le causó recordad todo eso, la emoción, las vistas, las imágenes e incluso el tacto. Habiéndolo hecho tantísimas veces antes con Luna en mente, aquellos actos por vez primera le causaban una erección a Lincoln, y con ello una sensación de asco que casi le provoca arcadas.

Era tan desagradable, Luna era su hermana mayor, familiar de sangre, y aun así había hecho aquellas cosas para violentarla sin que ella lo supiera, traicionó la confianza y el inmenso amor que ella siempre le demuestra tomando aquellas fotos y manoseándola ocasionalmente mientras duerme. Y ahora recordarlo le producía una erección que lo hacía llenarse de culpa y desagrado.

Lleno de vergüenza y asco, Lincoln cubrió aquel bulto en su pantalón con su diestra mientras encorvaba su cuerpo y volteaba a ver a su hermana, estúpidamente esperanzado en que ella no fuera capaz de notar su situación, pero topándose con su rostro expresando una enorme sorpresa ante lo que veía. Sus ojos completamente abiertos y su boca incapaz de cerrarse, mientras su mirada estaba fija en su entrepierna.

Con más vergüenza y también más asco por lo que le sucedió, Lincoln se volteó, dando la espalda a su hermana mayor, y pensando en que lo mejor sería salir de ahí cuanto antes, aprovechando su cercanía con la entrada.

—Lincoln— ella pronunció el nombre de su hermano, seguido de una prolongada pausa—... ¿te pusiste así por imaginar a Sam y a mi haciendo eso?

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