Capitulo 04

Buen día, tarde o noche a quien lea esto.

Pasó mucho tiempo para poder actualizar esta historia. No estoy siquiera dispuesto a revisar las fechas, me avergüenza hacerlo. Pero ya esta listo un nuevo capitulo. Y aunque me gustó mucho escribir este capitulo por ciertas partes en especifico, debo admitir que quizá no sea del gusto de todos. Pero estoy mas inclinado a creer que será de tu agrado, apreciado lector.

Permíteme recordarte que esta historia es un experimento para trabajar en formas diferentes de mi escritura, tanto como para empaparme un poco en el tema del Lemon. Si bien esto último sigue pendiente, ya llegara, así que ten paciencia si es que eso es lo que te interesa de esta historia.

Por ultimo, este capitulo, hasta el final, es decir en la parte F, incluirá una canción, la cual si me la piden o van a la versión de WP podrán escuchar, pero esta vez, apreciado lector, te invito encarecidamente a descargar y escuchar la canción. Creo que funcionara muy bien para mejorar el ambiente al final del capitulo, y es que es una canción que me costo describir porque es un tanto peculiar. Pero eso es todo.

Cyberz Fuera.

Ja Ne.

***

Cuando al fin abrió sus ojos, la incomodidad que sentía se volvió mucho mayor. Su respiración estaba bastante agitada y podía sentir las lagrimas caer por sus mejillas de manera discreta mientras un intenso calor le hacía sentirse algo asfixiado pese al frio que en realidad hacía. Y para colmo de males, una fuerte erección presente debajo de su ropa, el tipo de erección que tenía cuando estaba excitado, no la erección matutina que solía tener la cual era diferente.

Con molestia recordó la razón por la que despertó de esa manera, pues sabía que no había forma de que lo evitara, todo había sido culpa de Sam y la forma en que decidió intimar con él. Lincoln no llegó al clímax cuando estuvieron a solas en el garaje, y pese al fuerte golpe y susto que interrumpió aquel encuentro, al final del día él no pudo sacarse de la mente la sensación de la mano de Sam sobre su masculinidad. Después de hablar solo por un rato con su pequeña hermana, Lincoln se dispuso a dormir, tratando de evitar pensar en aquello, pero no le fue posible.

No concilió el sueño tan rápido como le gustaría por tener aquellos pensamientos presentes, los cuales le causaban una notable erección la cual él quería saciar. Pero no tenia forma de hacerlo, no con su hermana menor durmiendo a escasos centímetros de él, ni tampoco sabiendo que de usar el baño para descargarse, siendo tan tarde y en consecuencia tan silencioso todo, se le escucharía hacer algo tan agitado como eso en el baño.

Tratando de no pensar mucho en Sam, y esperando contener su erección con sus manos, Lincoln terminó por quedarse dormido un rato después, consiguiendo tener un sueño bastante erótico donde Sam era la protagonista. Fue muy parecido a lo que sucedió en el garaje, pero había sido placentero.

En aquel sueño que tenía, en algún momento Sam se había convertido en Stella, lo cual a él no le pareció extraño, pues con ella estaba acostumbrado a tener una intimidad mucho mayor. Fueron besos, caricias, estímulos y miradas exactamente iguales a los que había experimentado antes, estando en mitad del sueño y sin ser capaz de notarlo, Lincoln ahora estaba reviviendo un recuerdo con Stella, uno de los últimos que compartió con la morena asiática.

Con una fuerza moderada y tratando de tomar el control para complacer una de las fantasías de Stella, él la sujetó de las muñecas y la sometió, recostándola con un poco de brusquedad en su cama, impidiéndole el poder usar sus manos para defenderse. Con prisa y falta de delicadeza comenzó a besarla, comenzando por el cuello y subiendo rápidamente hasta su boca, conectando con ello sus labios mientras ella le pedía entre quejidos que se detuviera, pese a oponer muy poca resistencia.

Aquella voz y también esas palabras hubieran convencido a Lincoln de detenerse, sintiéndose como un patán tras hacerlo, de no ser porque al ver el rostro de Stella, ella se veía feliz y bastante excitada con lo que sucedía. Lincoln juntó las manos de ella y las sostuvo ahora solo con su mano izquierda, dejando la derecha libre para poder abofetear de manera fuerte, pero no tan dolorosa a la morena mientras le exigía que se callara.

En seguida levantó la blusa holgada que ella vestía, dejando expuesto su pecho, cubierto por aquel infantil corpiño de color blanco y sin soltarla en ningún momento volvió a besarla con cierta rudeza para callar sus quejidos mientras él bajaba sus manos en dirección a la entrepierna de la chica. De un movimiento rápido desabotonó el pantalón de mezclilla y dejo expuestas las infantiles pantis que llevaba la chica, quien avergonzada con lo que sucedía, cerró con fuerza sus piernas, flexionando también sus rodillas, esperando que con eso Lincoln no pudiera acercarse más a ella.

Con muy poca fuerza Lincoln extendió las piernas de la chica y le arrebató la ropa interior mientras ella gimoteaba pidiendo ayuda mientras su rostro parecía cada vez mas excitado ante lo que sucedía. La besó una tercera vez mientras usaba su mano libre para desabotonar ahora su propia ropa, bajando su bóxer tan rápido como pudo para dejar expuesto su miembro que, pese a la incomodidad que le causaba estar dándole tal trato a Stella, se erguía firme al verla lista para lo que sucedería después.

Lincoln falló la inserción un par de veces ante la forma en que Stella se retorcía pidiéndole que se detuviera, sin ser capaz de entender bien como es que eso podía excitarle a ella, mientras que a él la incomodidad y la culpa parecían ponerle más flácido el pene a cada segundo que pasaba. Pero en el tercer intento Lincoln entró en ella, no era la primera vez que lo hacía, y en ese momento aun creía que habría muchas veces más en las que aquello se repetiría, pero cuando volteo a ver su rostro, Lincoln se sintió horrorizado por lo que había hecho.

Frente a él no estaba la chica de piel blanca y cabello rubio con quien su sueño inició, tampoco la chica morena y alta con quien su sueño se convirtió más bien en un recuerdo, recostada sobre la cama, con ambas manos sujetas por la siniestra de Lincoln, con sus piernas apretadas tanto como podía ante la inserción que tuvo, y lagrimas recorriendo su rostro mientras le reprochaba a Lincoln por lo que hizo, estaba Ronnie Anne. Fue esa visión la que provocó aquel despertar incomodo y estresante en él, quien frustrado ante la molestia de haber hecho eso en sueños, tanto como triste por haber recordado no solo a su pareja de fantasías sexuales Stella, sino a quien de manera infantil aun consideraba el amor de su vida, Ronnie Anne.

Las ganas de llorar se apoderaron de él, pero no se permitió liberar sus emociones de aquella forma, sabía que su pequeña hermana notaría su llanto, por lo que simplemente trató de contener aquellas emociones mientras dejaba que su erección menguara por sí sola. Al cabo de varios minutos, Lincoln se sintió tan tranquilo como para ir al baño y orinar como cada madrugada lo hacía, sintiéndose molesto ante el hecho de que su erección no se disipó ni un poco. Sintió culpa por ello.

De regreso en su habitación, sintió consuelo por todo lo que aquel extraño y vívido sueño le representaron al abrazar a su pequeña hermana para volver a conciliar el sueño, sintiendo un poco de alivio también al presionar suavemente su aún presente erección contra la pierna de la pequeña, quien impasiva seguía dormida como una piedra sobre la cama, sin moverse, imperturbable a los ojos de Lincoln.

***

Durante el desayuno, para nadie de la familia pasó desapercibido el comportamiento del peliblanco, quien permaneció en silencio la mayor parte del tiempo, respondiendo únicamente monosílabas a todo lo que se le decía. Cuando fue hora de ir a la escuela, las hermanas tenían ya una idea de que podría estar pasando con Lincoln, esperando equivocarse al respecto pues no querían que aquello volviera a repetirse. La mayor de las hermanas incluso abordó a Lucy con prisa y en complicidad del resto de hermanas, preguntándole si notó algo raro en el chico tomando en cuenta que ellos durmieron juntos, y con ello, también pasaron un buen rato juntos durante la noche anterior.

Lucy fue muy clara, ella no pudo ver algo diferente en su hermano antes de dormir, su actitud cambió al despertar. La pequeña sugirió que aquel comportamiento fue a causa de un sueño, y eso reafirmaba el temor de las hermanas mayores sobre lo que podría estar pasando con el chico. La más preocupada era Luna, quien a diferencia de sus hermanas, no creía que fuera un sueño lo que pusiera en ese estado a su hermano, estaba segura que la culpa era suya. Al final del día, no importaba si era Luna o el resto de sus hermanas quienes tenían razón, lo que debían hacer estaba claro.

El viaje en la Van familiar fue silencioso ese día. Mientras Lincoln veía por la ventana del vehículo como el paisaje se movía, haciendo notar a todos que algo le molestaba, las hermanas mayores estaban enfrascadas en una rápida conversación en sus teléfonos. No era en el grupo familiar, donde incluso sus padres estaban incluidos, tampoco en el grupo de hermanos, pues ahí estaba incluido el numero de Lincoln, ni siquiera era en el grupo de hermanas, donde Lincoln no era parte, era en el grupo que incluía solo desde Lori hasta Luan, aquellas que la mayor de las hermanas consideraba ya lo suficientemente responsables para resolver problemas.

Las más pequeñas cuchicheaban entre ellas, a saber de qué cosas, siendo que incluso Lisa estaba al lado de las gemelas y Lucy diciéndose algunos secretos en voz muy baja. La única hermana que no hacía nada y en su lugar parecía el espejo de Lincoln, recargada en la puerta y viendo por la ventana al igual que su hermano con cierta molestia era Lynn, quien tras llegar a la misma conclusión que la mayoría de sus hermanas, se sintió molesta. Siempre que esa chica estaba inmiscuida, le era fácil molestarse.

La actitud de Lincoln fue notada por sus amigos, y tomando en cuenta lo molesto que se veía, Rusty supo mantener distancia para evitar otra confrontación con el peliblanco, siendo acompañado por Liam, era lo justo tomando en cuenta que Clyde se quedaría al lado de Lincoln para ayudarlo con lo que sea que le estuviera molestando. Si ese día Zach hubiera asistido a clases, habría estado seguramente junto a los dos chicos con cabello de zanahoria.

—¿Quieres hablar sobre eso?— preguntó el chico de piel negra, tratando de ser discreto para que el profesor al frente no les increpara por no estar estudiando, pese a no estar impartiendo clase.

—¿De qué?— con desgano, Lincoln le respondió a su mejor amigo, tratando de darle a entender que no quería hablar sobre lo que sucedía.

—No es que estés siendo muy discreto al respecto, Lincoln. Tu cara de hastío se puede notar desde cualquier parte del salón. Además, te conozco, sé que no solo estas molesto, me puedo dar una idea de que fue lo que pasó.

—¿En serio?— con escepticismo y una mueca casi burlona, Lincoln volteó a ver a su mejor amigo, sabiendo perfectamente que él decía la verdad, pero esperando que se equivocara para echárselo en cara— Entonces dime, ¿Qué es lo que me molesta?

—No lo sé, pero puedo apostarte el almuerzo a que se trata de Ronnie Anne.

Lincoln bufó con molestia antes de regresar su vista al frente, pretendiendo que leía aquel libro de Biología que tenía entre manos. Ciertamente Clyde lo conocía bastante bien.

—No planeo pagar un almuerzo elegante— afirmó el peliblanco.

—Da igual. ¿Qué fue lo que ocurrió exactamente?

—Soñé con ella.

—Oh... ¿fue algo sobre el día que se fue?

—No, fue algo diferente. Es sobre Stella.

—¿Qué?— preguntó confundido el chico de lentes, quien los acomodaba después de limpiarlos con su pequeño pañuelo— ¿Es sobre Ronnie Anne o sobre Stella?

—Sobre las dos.

—¿Soñaste que tenían un trío o algo así? Eres un degenerado, Lincoln.

—No fue eso, ¿o sí?

—Aún queda más de la mitad de la clase, puedes decírmelo todo con lujo de detalle, amigo. De hecho, más te vale hacerlo.

—¿Recuerdas el mensaje que te mandé anoche?

—¡Claro que lo recuerdo! Lo hiciste con la novia de Luna.

—¡No lo hice con ella!

—Solo porque Luna los interrumpió, estoy seguro que de haber tenido tiempo, habrían llegado hasta el final.

—¿En verdad me vez como alguien tan degenerado?

—Claro que si, amigo. Pero no lo digo por eso, lo digo porque seguramente Sam te convencería de hacerlo con ella.

—No soy tan fácil de convencer, Clyde...

—Estuviste a punto de terminar porque ella estaba masturbándote, y hace tiempo que Stella se fue, puedo apostar otro almuerzo a que sin problemas ella te habría llevado hasta la cama. O conociendo a Sam, lo habrían hecho a las prisas y sin delicadeza en el piso del garaje.

—Si— respondió Lincoln, con cierta decepción por si mismo evidenciada en su voz—... también lo creo...

—Entonces me debes otro almuerzo— la mirada que Lincoln le dedicó fue una intimidante, pero a Clyde aquello no le importó en lo más mínimo—. Como sea, ¿Qué tiene que ver Sam en tu trío con Ronnie y Stella?

—No fue un trío, maldición Clyde, concéntrate.

—¿De qué hablas? A diferencia de ti, yo si estoy estudiando, puedo perfectamente concentrarme en lo que leo y en lo que dices, soy bueno haciendo más de una cosa a la vez.

—Como decía, después de eso que te conté en el mensaje...

—Oye— le interrumpió el chico afro descendiente— ¿Por qué no me llamaste ayer para contarme en lugar de mandarme ese mensaje de tamaño bíblico?

—¿Bíblico? ¿Eso es religioso?

—Si, lo es, pero no importa que significa, solo lo que implica. La biblia es un texto largo, aunque no tanto como el texto que me mandaste.

—Bueno, te dije que Lynn rompió la cama de Lucy, así que ella está durmiendo conmigo, y no quería que me escuchara decir todas esas vulgaridades. Ella es una niña bien.

—¿Qué no solo fue el sábado?

—No le han comprado una cama nueva aún.

—Entiendo, ahora si continúa.

—Cierto, ¿en que me quede?

—Me hiciste recordar la transcripción que hiciste de la Epopeya de Gilgamésh.

—Si, eso. Es vergonzoso decirlo, pero con todas mis hermanas, no tuve oportunidad de, ya sabes, acabar con eso...

—Estoy bastante seguro de que si lo terminaste, juraría que ese mensaje era más extenso que el Poema del Rey Guesar.

—No hablo del mensaje, Clyde. Me refiero a que, no termine aquello con Sam, y después de eso no había forma de que hiciera eso en casa, menos con Lucy en mi habitación.

—Oh. Eso. Lo entiendo, es difícil dormir con una erección, y sobre todo pensando en algo así. Pero te daré un consejo, duerme presionando tu pene, es incomodo, pero al mismo tiempo se siente bien, es raro.

—¿Tu también lo haces?— preguntó con sorpresa el peliblanco.

—¿Alguna vez podre darte un consejo que no conozcas de antes?

—Sigue intentándolo, Clyde, confió en que lo harás algún día. Pero como te decía, estaba en esa situación y cuando me quede dormido, soñé con lo que sucedió con Sam.

—Entendible, seguramente la fantasía en sueño fue provocada por tu cerebro al tratar de afianzar aquel recuerdo como uno permanente a través...

—No necesito una explicación sobre eso, Clyde. Se supone que yo te estoy explicando algo a ti.

—Muy cierto, continúa, amigo.

—Pues soñé con eso, pero esta vez antes de que apareciera Luna y me diera un puñetazo en la cara, Sam me pedía que me levantara y me llevaba de la mano hasta mi habitación. Pero cuando estuvimos en mi habitación, ya no era Sam la que me tenia de la mano, era Stella, aunque no me pareció raro en ese momento.

—Aunque no es muy aceptada esa hipótesis, cuando estas soñando con una persona en específico y de pronto otra toma su lugar...

—Fuimos directo a la cama— le interrumpió Lincoln, sin interés en lo que el chico de cabello rizado diría— y todo empezó como siempre, besos y caricias. Pero de pronto ya estábamos sobre la cama. ¿Recuerdas aquella vez que Stella te platicó sobre esa cosa rara que quería que hiciera con ella?

—Se más especifico— solicitó Clyde, después de aclarar su garganta—, hablar con lujo de detalle de cada aventura que tenia contigo no era el único fetiche raro que Stella tenía.

—Bien, hablo de esa fantasía sobre mí aprovechándome de ella.

—Oh, sí, aquella vez que fingieron que la ibas a violar. Fue muy explícita cuando me lo contó. Ahora que lo pienso, ella en verdad era una chica rara, con razón no tenía con quien platicar sobre eso además de mí.

—Y agradezco que aguantaras todo eso y lo mantuvieras en secreto, en serio te debo una por todo eso.

—No hay nada que agradecer, Lincoln, ya tendré mi momento para cobrarte por ese favor. Por ahora continúa.

—Bueno, en esa parte el sueño fue exactamente igual a como recuerdo que pasó todo eso con Stella. No hubo nada de más y creo que tampoco nada de menos. Fue exactamente lo mismo, al menos hasta el momento en que la penetré.

—La primera vez que me contaste esto estabas bastante excitado, pero esta vez no parece así.

—Cuando entre dentro de ella, comenzó a llorar, y al voltear hacia arriba de nuevo, ya no era Stella...

Clyde pareció meditar un momento lo que su mejor amigo le dijo, aunque en realidad solo lo estaba repasando, pues había entendido todo a la perfección. Su silencio estaba pensado más que nada para obligar a Lincoln a continuar, cosa que no hizo hasta que él volteo a verlo con una mirada instigadora.

>>Fue horrible— continuó el peliblanco, claramente abatido por lo que hablaba ahora—, yo estaba sujetando sus manos y ella no podía moverse por eso, se veía en su rostro que le dolía mucho, estaba llorando... yo no quería hacerle eso, Clyde.

—Tranquilo, amigo— con su mano, apaciguó un poco los ánimos del peliblanco, quien parecía afectado por lo que recordó—, yo se que tu no querías hacer eso, incluso fue difícil que Stella te convenciera de hacerlo. Pero debes tranquilizarte, te recuerdo que tú no hiciste nada.

—Ella estaba llorando, Clyde. Estaba enojada conmigo, y también decepcionada por lo que le hice.

—Pero tú no le hiciste nada, Lincoln, fue solo un sueño.

—La forma en que lloraba por el dolor, podía ver su vientre y pecho agitarse por la forma en que lloraba y me pedía que me detuviera...

—Lo sé, Lincoln, pero nunca pasó, así que no te debes mortificar por ello.

—Ella siempre fue más fuerte que yo, pero ahí se veía tan pequeña y frágil, no podía zafarse de mí a pesar de solo usar una mano para detenerla...

—Ya basta, Lincoln.

—Y la forma en que lloraba... era igual a la vez en que...

—¡Ya basta, Lincoln!

Con curiosidad, el resto de compañeros de clase voltearon hacia el par de amigos, sorprendidos no solo por la forma en que Clyde había alzado su voz interrumpiendo el notable silencio que había en el aula sino también por notar que era justo Clyde quien había gritado, ese chico tímido y tranquilo, al menos a ojos de la mayoría.

—Silencio allá atrás, Clycoln— exigió el profesor, quien en realidad ni siquiera volteó a verlos, dando aquella advertencia solo para mantener un poco de la autoridad que le quedaba—, dejen sus peleas amorosas para el almuerzo, ahora deben estar estudiando.

Las risillas de sus compañeros no se hicieron esperar ante el comentario tan fuera de lugar que dio el profesor, pero al cual el par de amigos ya estaba acostumbrado. El resto de la clase se mantuvieron haciendo aquello que se suponía debían hacer, posponiendo el resto de su conversación para la hora del almuerzo, momento en que Clyde, aun si era a disgusto de su mejor amigo, trataría de profundizar más en eso que lo alteró.

El chico afro descendiente suspiró con pesadez al pensar cómo es que Lincoln estuvo a punto de salirse de sus casillas y se convenció más aún de que el peliblanco necesitaba un terapeuta, o al menos un poco mas de interés genuino por parte de su familia, quienes no parecían ver lo afectado que quedó ante la partida de su ahora ex novia.

—¿Cómo sigues?— la pregunta de Clyde apareció después de darle un trago a su jugo, habiendo terminado ya la mitad del almuerzo que Lincoln le compró. A penas habían cruzado palabra después de que el profesor les dio aquel regaño.

—Bien, disculpa por lo que pasó. Creo que me emocioné o algo así.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno, ver a Ronnie llorando me hizo sentir mal.

—Entiendo. Pero eso fue solo un sueño.

—Yo sé, Clyde.

—Lincoln, solo relájate. Fue un mal sueño. Tú nunca le hiciste daño a Ronnie Anne, debes dejar de pensar eso. Eres un buen chico, y Ronnie Anne era una buena chica, simplemente no pudo seguir su relación. No fue culpa tuya, y tampoco de ella.

—Lo sé, es solo que... creo que aún me gusta mucho.

—Deberías hablar con ella.

—¿En serio crees eso?

—Pues sí. Aunque al final no se pelearon, la forma en que se distanciaron sin lugar a dudas fue de lo mas... no fue muy apropiada. Deberías hablar con ella sobre eso. La Doctora López me dijo que en ese tipo de casos, es necesaria una confrontación para poder tener un cierre. Y solo teniendo un cierre vas a poder empezar a dejar atrás todo eso. Incluso te diría que deberías hacer lo mismo con Stella, pero será mejor ir por partes, y Ronnie Anne tiene prioridad ahora. Al menos eso creo.

—No lo sé, Clyde. No creo que ella quiera hablar conmigo.

—No lo sabes, Lincoln. Y no pierdes nada con intentarlo. Sería saludable para ti. En cualquier caso puedo solicitarte una cita con la Doctora López cuando quieras, le he hablado tanto de ti que ya sabe más o menos que sucedió con todo eso.

—¡Oye!

—Es parte de mi terapia, amigo. No le di detalles ni tampoco hable de mas, pero sabes que eso también me afectó. En cualquier caso creo que sería una buena idea hablar con ellas, estoy seguro que sea lo que sea que se digan, será un primer paso para dejar eso atrás... o para continuar con algo nuevo.

—Si, puede que tengas razón. Lo voy a pensar. Por ahora no tengo prisa en hablar con ellas, no sé qué podría decirles.

—Simplemente diles "Hola". Trata de ser casual, no esperes que todo sea como antes. Si todo sale bien, será como antes después de un rato, si no sale tan bien, tendrán algo nuevo, y sin no sucede eso, entonces al menos podrás decir adiós a todo eso.

—Eres un gran amigo, Clyde.

—Corrección, Lincoln, soy tu mejor amigo.

—Te equivocas— replicó el peliblanco, recuperando la sonrisa en su rostro y rodeando al chico negro con su brazo para estrecharlo—, eres mi hermano.

—Es bueno ver que estas de buen humor otra vez.

—¿Qué te puedo decir? Tengo un hermano que me cuida bien, así que es fácil reponerme de lo que sea que me pase. Te debo una.

—Me debes varias, Lincoln.

—Si, ya se. Como sea— con desgano, Lincoln volvió a comer su austero almuerzo, recordando como tuvo que pagar por el de Clyde—. Por cierto, ¿Cómo va todo con Chloe?

—No estoy seguro— respondió con duda—, hace poco pasó algo, y creo que eso está afectando un poco a lo que habíamos conseguido.

—¿Qué pasó exactamente?— preguntó con preocupación el peliblanco, algo consternado al escuchar que, por mínimo que fuera, la relación que su mejor amigo tanto se esforzó en construir, podría peligrar.

—Yo intente besarla hace dos días, y ella se alejó de mi cuando lo hice...

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