13| Es cruel
Pansy
No lograba entender cómo es que Daphne estaba tan tranquila, si yo tuviera una hermana así lo más seguro es que terminaría siendo hija única.
—Daphne, ¿Cómo lo haces? —pregunté, íbamos en la camioneta de Blaise rumbo a la casa de playa de los Brown junto a un par de aurores.
— Pansy, Astoria es una niña obsesionada con su primer amor — suspiró cansada — es mi hermana y la amo, no sé cómo pudo ser capaz de hacer eso.
— Astoria ha confundido el amor, solo necesita alguien que le enseñe — la voz suave Luna nos interrumpió — Antes necesita ver la verdad y oír que Draco no la ama.
— Draco escucha a tu prima, dile lo que sientes a Astoria — Daphne miró a Draco que estaba perdido viendo por la ventana.
— No me interesa hablar con Astoria, necesito saber cómo está Granger. — Draco sostenía la varita de Hermy — me da igual lo que ella crea o piense.
Nos quedamos en silencio, presionarlo sería como tratar de jugar con una cobra egipcia.
— Parkinson, gracias — le oí decir a Weasley.
Lo miré despectiva, ¿de qué estaba agradeciendo? No recuerdo haberlo ayudado en nada.
— ¿de qué? — pregunté indiferente
— me liberaste de la maldición con aquel golpe, golpeas fuerte. — me sonreía como bobo mientras se frotaba la mejilla.
Me sentí incómoda — bien, como sea. — no estaba preparada para mostrar mis sentimientos y menos ahora que Hermione estaba en manos de un par de locas. — Shaquif — le hablé al auror —¿por qué no usamos la aparición para llegar más rápido?
— la Srta. Brown es en parte licántropo, nadie puede aparecerse en dieciséis kilómetros a la redonda, sólo se pueden acercar a caminando y en un trasporte muggle como este — me respondió el auror. — los muggles al acercarse ven un acantilado.
— la alejaron de toda la civilización es por eso que ya perdió la cordura — añadió Daphne.
— Es cruel — añadió Luna.
— Apresúrate, Blaise, esa loca le puede hacer daño — le exigió Draco, que estaba enfadado, parecía un volcán apunto de una erupción.
— ya casi, usen el cinturón de seguridad— gritó al acelerar.
Herms no te rindas, ya vamos a llegar. Estarás bien.
[...]
Hermione
Tenía los ojos cerrados, estaba demasiado relajada y aun así era consciente de la situación en la que me encontraba.
—Lavender... Libérame— ordené. no quería seguir drogada, no quería ser adicta, mi cuerpo pedía más, pero yo no quería más.
— No, lo correcto es: Lavender, más por favor... — parecía estar divertida, su voz era muy irritante.
— deja de inyectar esa droga...— alguien que se apiade de mí. No le rogaría por mi vida.
Oí unos pasos cerca, abrí los ojos para ver, era ¿Bellatrix? Que ingresaba sonriente, pero ella estaba muerta, traté de verla mejor era castaña y de ojos color verde entonces debía ser otra mujer.
— ¿se ha portado bien la sangre sucia? — esa no era la voz de la mujer que alguna vez me torturó.
— se niega a pedir más droga, Tori— Lavender sonaba afligida.
—¿droga? — preguntó la mujer, parecía sorprendida.
— La que tu elegiste, la heroína, ¿no lo recuerdas? —preguntó lavender.
— crees que tengo tiempo para pensar en esta — me señaló la mujer luego se centró en observarme. — bien, tus amigos no vendrán, nadie, estás completamente sola.
— Yo sé que vendrán — susurré, a pesar de estar relajada por esa sustancia, mi sangre no dejaba de salir, sentía sed, más el placer era mejor que un orgasmo.
—¿Cuánto le has suministrado? — preguntó la tal Tori, me veía cautelosa, como si temiera lo peor.
— tres o cuatro veces. ¿La vas a torturar? — preguntó Lavender.
— No seas idiota, por la droga no le dolerá ninguna tortura menos un crucio — sonó dura —lárgate y vigila si viene alguien.
— Pero... — Lavender trataba de objetar, recibió un golpe en la mejilla — iré a ver.
La vi retirarse, cerró la habitación dejándome en compañía de esta mujer.
Dio unos pasos hacía mí, hasta acercarse a mi oído. — Mione, soy yo, Theo — me susurró.
— ¿poción multijugos? —pregunté cautelosa y luego sonreí —: cuando pase el efecto te verás raro.
— muy graciosa, Mione— respondió con sarcasmo — me gusta tu cabello, creo que te asienta.
— no te burles — recriminé
— lo digo en serio, nuestros amigos han de llegar pronto y escaparemos, esta mansión está llena de elfos muertos que son inferis — tomó mis muñecas que estaban en alto — alohomora — me liberó — ¿te ha gustado la droga? Se sincera.
— creo que pasaré una larga temporada en San Mungo. — susurré, me llevó hasta el sillón más cercano donde pude estar aún más relajada, se sentía genial. — espero no haber perdido tanta sangre.
La puerta sonó, — ¡Tori, abre! Ha aparecido un auto muggle y creo que son los traidores a la sangre.
— No seas idiota, prepárate para darles la bienvenida, yo me encargaré de esta sangre sucia — gritó Theo con voz muy aguda y al parecer Lavender la obedeció — en los recuerdos de Astoria Lavender siempre ha sido tratada de esta manera, tomaremos ventaja de eso y te sacaré de aquí.
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