12| El Inefable

Theodore

Yo tenía claro quién era la otra persona. Era una mujer, cuando todos fueron tras Ronald Weasley, desaparecí rumbo a aquel lugar, una mansión imponente y lúgubre. Un elfo me recibió.

Ahí estaba ella, con el cabello tan desastroso, vestida de negro. — ¿desde cuándo eres fanática de Bellatrix Lestrange? — pregunté. Ya que lucía como aquella mujer que vi invadir la mansión Nott en algún momento. — No tienes ninguna gota de sangre Black en tus venas.

Rio escandalosamente — Bellatrix fue una gran mujer, ella marcó a la sangre sucia. Me siento bien vistiendo como así, ella amaba a Voldemort con gran pasión y aceptó todo de él.

— Bellatrix estaba loca. — afirmé y luego cuestioné—: ¿dónde tienes a Hermione? ¿Dónde está?

— ¿Granger? No tengo idea... —respondió con una actitud altanera.

— Tus malditas iniciales estaban en esa nota... — dije irritado — Eres la que única que odia a Hermione porque Draco la ama.

— Yo debería ya estar casada con Draco, estaría celebrando mi tercer año de matrimonio, mas en cuanto pudo se reveló contra sus padres y disolvió nuestro compromiso — parecía estar triste, claro que debía estar fingiendo — cada día lo seguí de cerca, maldita sea en el momento en que Lavender tuvo que meterse con la comadreja Weasley y Granger. Entonces Draco vio la oportunidad para acercarse a esa, pensé que solo jugaría con ella para más tarde volver a mí, sin embargo....

— ¿pensabas que Draco iba a fijarse en ti? —La cuestioné, esta era la mujer más patética que había conocido.

— Es lógico, soy la única mujer que podría estar con Draco, soy la única que lo ama, voy a sacrificar mi vida al darle a su único hijo... Sabrá cuanto lo amo y jamás podrá sacarme de su cabeza una vez que muera— sonaba tan emocionada. ¿Cómo podía pensar así?

— De acuerdo, Astoria Perséfone Greengrass Selwyn, dime dónde está Hermione y no te mataré. — la amenacé.

— ¿Matarme? —sonrió de manera inocente —Nott, no te tengo miedo y dónde está ella es algo que no te incumbe, debo deshacerme de ti, de Brown y de Granger, así nadie sabrá que yo estuve detrás, más adelante consolaré a Draco, se enamorará de mí y cumpliré mi objetivo — sonría como si fuera un gran plan.

— Toda una Slytherin, por supuesto — suspiré fingiendo estar abatido— debí imaginar que algo así sucedería y hubiera traído ayuda. Ni siquiera puedo huir de tu mansión por medio de la aparición.

Astoria sonrió, vaya que no era tan mal actor — desde luego que no escaparías, aquí nadie puede aparecer ni desaparecer. — se movía elegante, su aspecto era descuidado o al menos su cabello era aún más desastroso que el de Hermione.

— es una lástima, Greengrass... —sonreí, con un hechizo no verbal la inmovilicé Y até con otro movimiento de la varita — que yo sea un Inefable muy astuto.

— debí suponerlo, lo malo para ti es que domino oclumancia. — esto sería un reto.

— Un reto que me divierte, ¿sabes como le saco información a los magos como tú? No soy nada amable.

[...]

Blaise

Estábamos en la trastienda de Sortilegios Weasley, sobre el sofá estaba recostado Ronald Weasley, yo estaba sentado en una silla frente a él mostrándole mi anillo que tenía un cráneo de plata. Tendría que usar la hipnosis.

Maldición, Maldición. Maldición. Tranquilízate Blaise, si, había una manera de encontrar a Mione era viendo a través de los recuerdos sellados de Weasley.

Nadie tenía la fuerza suficiente para hacerlo, todos estaban exaltados, enojados, ansiosos y demás.

Draco quería ver sus recuerdos, incluso si lograra entrar terminaría matándose accidentalmente al salir, Ginny no tenía ni idea de cómo realizar el encantamiento. Daphne estaba furiosa, Pansy veía con ¿decepción? a Weasley. La Lunática estaba en otro mundo contactado con torposoplos y demás bichos invisibles que me ayudarían a regresar y potter estaba enojado.

Realicé la hipnosis mágica, pude ingresar a la mente de este, era una especie de viajero, había pasillos oscuros y él iba siguiendo a Lavender.

— Ro-Ro aquí es donde tendremos a Granger cuando sea el tiempo, Tori está esperando el momento, la dejarán sola y la mataremos, no sé qué es lo que la hace tan interesante. — señalaba una habitación obscura, con ninguna iluminación más que velas —No tiene caso contarte, no recordarás esto. — le apuntó con la varita — hazme tuya ahora Ro-Ro.

Eso era algo que no me interesaba ver, así que me aseguré de invadir otro recuerdo que estuviera en lo más recóndito de su memoria.

Estaban frente al mar, ella caminaba descalza en la arena y era seguida por Weasley.

— Ro-Ro ¿te gusta el mar? — preguntó Brown — es una lástima que algunos recuerdos quedarán sellados en tu memoria, este lugar es muy lindo por fuera, es mi favorito, mis padres nunca vienen a verme, Sienten miedo porque Greyback me lastimó, nadie vendrá aquí nunca...

Más lejos estaba una inmensa casa de playa, con palmeras y jardines alrededor.

Con paciencia salí de su mente, con tranquilidad, vuelve, vuelve, regresa.

Al salir del trance me encontraba en la misma posición — Ronald Weasley, a la cuenta de tres volverás a ser consciente. — le tenía viendo mi anillo — uno... dos... tres...

Weasley volvió, parpadeó — ¿lo lograste? ¿Viste en mi memoria? ¿Dónde está Hermione?

— ¡¿Blaise dónde está mi Granger?!— gritó Draco.

—¡¿la encontraste?! — gritó Ginny mientras me sacudía.

—Daphne — la llamé— ¿Cuál es el diminutivo por el cual nombras a tu hermana? — pregunté cauteloso.

— Tori... ¿Acaso? — la veía que estaba entre enojada y triste.

— Los datos completos de tu hermana...

— Astoria Perséfone Greengrass Selwyn...

—¿alguien sabe dónde queda la casa de playa de los Brown? — pregunté — Astoria y Lavender la secuestraron. Por lo que veo Theo nos ganó al descubrir a Astoria.

— eso es típico de Theo, él trabaja solo... Debe estar esperándonos — añadió Luna con su voz tan suave.

[...]

Hermione

Trataba de fingir estar bajo el efecto de la droga, hacía unos minutos que había pasado o eso parecía, no lograba concentrarme, mi mente estaba demasiado relajada, pero sentía el dolor de mis heridas, quemaban, la sangre aún salía.

— Granger, a veces tengo sed de sangre y mato con mis propias manos, algunos elfos han muerto en mis manos, los apuñaló, y cuando no uso algún hechizo — escuchaba una voz flotando por la habitación, era cruel. — creo que es hora de tu tercera dosis, hazme un favor y muere por sobredosis. — reía demasiado fuerte. Volví a sentir el piquete de la aguja y todo volvió a ser relajante. Ahora entendía cómo es que los muggles terminaban adictos.

— Harry, Malfoy... Ayuda... — susurré.

— No te resistas, acepta que esta droga empieza a gustarte. Vamos pide más... — parecía estar divirtiéndose.

— No... —negué, estaba delirando, en mi mente veía mi casa, varios niños rubios corriendo y jugando. — por eso Ronald dejó de sentir algo por... Ti... Lo cansaste...

Sentí un rose en mi mejilla, quizás era un golpe — no importa, cuando te mueras sufrirá y vendrá a mí, pero antes me encargaré de modificar su memoria.

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