dulce Kitty
La fiesta acabó de manera tan fría, cuando La Muerte y su ayudante Perrito decidieron partir, Kitty solo sentía el vacío en su estómago y la presión que se empezó a ejercer en su pecho por el miedo junto a la mirada cargada de horror que tenían ahora los invitados y sobre todo, la leyenda que tanto la queria.
Esa noche, Gato y Kitty lloraron en los brazos del otro.
—l-lo siento…-Gato le murmuró, muy afectado entre lágrimas, aferrándose a ella con mucha necesidad.-debi p-protegerte…
—n-no pasa nada…-Kitty sollozo.
Alterados por el destino que se podía desatar sobre Kitty, los dos felinos se juntaron con sus demás amigos cerca de la biblioteca más cercana en el pueblo. Kitty no era familiar con todo esto de la magia y los cuentos de hadas pero Gato y sus amigos sí lo eran, no sería tan difícil para ellos encontrar una solucion mas facil a su caso, así que sobre la mesa más profunda y silenciosa del buscaron todos juntos una respuesta para salvarla en infinitos y enormes libros de texto relacionados a la magia, pero ninguna cura o hechizo de contra ataque era suficiente para romper la maldición.
Las órdenes eran claras, si Kitty volvía a ser lastimada por el amor de su vida:quedaría dormida para siempre y era un “game over” instantáneo.
Gato cada vez se desesperaba más al no poder encontrar una solución dentro de todos los escritos, Ricitos no estaba teniendo suerte tampoco y la familia de osos menos…Pero Kitty si bien no encontró una solución, si dio con una página cuyo tema la cautivó por completo.
“Amnesia retrógrada mágica”.
Eso abrió una nueva idea en la cabeza de la gata bicolor, una que podía ser verdaderamente riesgosa, pero cuya opción era la más viable. La Muerte dictó que si Gato volvió a herirla, todo se desataría y que solo el beso del amor de verdad podría salvarla…pero…¿y si volvía a enamorarse desde cero? ¿qué pasaría si olvidara toda su vida después de haber conocido al Gato de Botas y se quedaba con la versión más temprana de ella? antes de que este la golpeara en la cabeza con una guitarra, antes de ser abandonada en Santa Coloma, antes de que le rompieran su corazón, antes de que ella se diera cuenta de que lo amaba…Si ella se enamoraba otra vez, se alejaría de las heridas que alguna vez Gato dejó en ella y en algún momento, estarían juntos de nuevo, dándose ese beso del verdadero amor.
La idea fue demasiado pesada para todos los presentes, más para Gato, quien entró de inmediato en pánico cuando Kitty terminó su propuesta y se negó rotundamente a llevarlo a cabo, nada de esto le estaba gustando en lo absoluto…pero ¿qué otra opción tenían?.
La perdería…pero sería solo por un momento,un momento que no sabía cuanto duraría, pero si era para salvarla…no tenía nada más que perder.
Después de todo, no estarían solos en esto. Ya que Ricitos y su familia no dudaron en poner su grano de arena y unirseles para salvar a su amiga.
Kitty y Gato terminaron esa noche, por el bien de que este plan diera frutos. Se abrazaron y besaron bajo la luz de la bella luna, susurrando un último “te amo” mientras lágrimas corrían por los ojos del gato español…como la iba a extrañar.
Gato tenia suerte de conocer a cierto mago lunatico y demente de tunica azul y barba larga que podria ayudarlo en esto. Merlin estaba ya muy marcada de arrugas y canas, pero su poder era firme como la piedra. Kitty cerró sus ojos y solo sintió como un arrugado y fino dedo índice se posó sobre su frente, mientras el mago empezó a decir palabras que ni ella misma podría descifrar.
Pero nada importaría después de ello.
Kitty solo sintio in ligero frio correr por todo su cerebro y luego su mundo se volvio negro.
Gato le ordenó a la familia de osos que se deshiciera de todas las agujas y ruecas que tuvieran y que las quemaran y destrozaran para que Kitty jamás correría ese riesgo y confió la seguridad de Kitty en manos de ellos, quienes la llevaron a su casa en el bosque. Queriendo mantener esta nueva realidad con tal de que Kitty no terminará siendo afectada por aquella horrible maldición que el shinigami convocó en su ser.
No sabían cuánto más tendría que hacer esto, no sabían cuantos meses o años podría tomar aquello en revocarse, pero Kitty lo había dicho antes de permitir que ese otro hechizo borrara su memoria…estaba dispuesta.
No obstante, no se daban cuenta de lo que probablemente era lo más importante en toda esta situación…
No estaban solos.
Por órdenes de su jefe, Perrito nuevamente fue a prestar sus ojos y le había informado de lo que había sucedido después de su ida de aquella fiesta, cuál era el nuevo plan de Kitty y Gato para no perder, creyendo el pequeño can que se trataba de una amenaza a su venganza inicial…pero al escucharlo hablar, La Muerte solo se mofo, declarando las palabras que le darían inicio a su nueva aventura:
—pues unámonos a su cuento de hadas.-dijo la Muerte,tomando sus preciadas hoz y cubriendo su cabeza con su capucha negra.
Mientras el grupo de amigos platicaba en la mesa de la cocina y Kitty descansaba en su ahora cama, La Muerte y su ayudante:Perrito se asomaron por la ventana para presenciarla en su nueva “vida”, para ver cómo sus manos estaban cruzadas sobre su corazón, como su pelaje bicolor estaba más peinado que antes y en su rostro solo había pura serenidad, como si estuviera teniendo el sueño más maravilloso que pudiese tener un felino, los fuertes oídos de la Muerte podía escuchar sus suaves exhalaciones y claro, podía sentir su vida. Antes bañada por la luz que se colaba en su ventana, luz que fue reemplazada por la sombra del lobo blanco que ahora la cazaba con el carmesí en sus ojos.
La Muerte había llegado a verla, para burlarse, para reírse junto a Perrito mientras soltaba palabras nada gratas con lo estupido que le parecía verlos luchar contra el mismo:contra la mismísima muerte.
Pero sin embargo...cuando apenas sus ojos se concentraron en la Kitty durmiente…todo en su mente se tornó blanco, todas las palabras que iba a soltar llanamente desaparecieron de su lengua.
Angel bello, princesa de los sueños, hija durmiente de la luna de plata. Eso fue todo lo que pudo pensar cuando la vio, puesto que era tan surreal, era como si fuera una de esas pinturas colgando en las paredes de los museos, era como alguien sacado de esos libros que escuchaba a los mortales leerle a los niños. Se quedó ahí parado, ignorando lo que fuera que Perrito le dijo, admirando a la Gata de pies a cabeza…genuinamente sintiendo ternura al verla recostar su dormilona cabeza.
¿Hasta ese momento fue que se dio cuenta de lo hermosa que era verdaderamente Kitty? No lo podía creer, no podía creer que solo había tenido tiempo hasta ese preciso momento para notarlo, en ver que ella era un campo lleno de dientes de león, blanco,vivo y lleno de belleza y gracia del cielo con el cual todos deseaban que ella fuese suya, podía ver un por siempre en el afortunado que cayera por su corazón.
Tal vez por eso mismo Gato, aun con todo y su historia amorosa con muchas otras gatas, acabó entregándose a ella de manera definitiva.
Fue de él esa mano la cual acarició la mejilla de Kitty mientras su mente no regresaba a la realidad, luego ella despertó pero en su ventana ya no había nadie esperándola.
—¿Kitty? .-la suave voz de Gato la hizo voltearse.
él la veía con suavidad, pero ella le veía confundida.
—...¿quién eres tú?...-Kitty preguntó desconfiada y muy arisca, de pronto vio a la rubia acercarse, la magia estaba haciendo de las suyas.-¿Ricitos, quien es este wey?.
—oh ya se despertó la mina.-Mamá osa expresó con una voz comprensiva y suave.
—¿te pegaste bien fuerte cuando te caiste de ese árbol, eh? .-Bebé oso agregó, tal como lo habían ensayado.
Kitty aleteo sus pestañas sintiéndose muy confundida y hasta histérica.
—yo ya la daba por muerta.-Papá oso dijo entre risas.
—¡pa! .-le regaño bebé.
—Un poco de honestidad no hace daño, Junior.-se defendió él.
—¡ok, ok,ya basta! .-Kitty los silencio, sintiéndose muy abrumada.-solo respondanme algo ¿quien es él?
—che loca, es el Gato con Botas.-ella explicó relajada, tratando de dejarse llevar por la mentira.-¿no lo recuerdas? Es un vecino nuestro.
—Vengo de San Lorenzo, señorita. Vengo aquí de vez en cuando en busca de nuevas aventuras.-Gato hablo adecuadamente, haciendo una reverencia para la felina bicolor, sus ojos verdes se notaban tan enamorados.
Kitty batió sus pestañas aun sin bajar su guardia, se asomo y miro de pies a cabeza al atigrado naranja y cuando volvió a toparse con su rostro, este seguía manteniendo esa apenada y tímida sonrisa.
—¿eso es mucho tacón para un macho ¿no crees? .-preguntó Kitty, arqueando su ceja entre suaves risas.
Gato solo bajo sus orejas avergonzando.
Mientras la convivencia se seguía dando a cabo dentro de la casa de la familia de los osos. La Muerte y Perrito se ocultaban entre la alta yerba.
—Corre, corre Gatito.-decía La Muerte con malicia, sus orejas podían captar la conversación.-y si Kitty también puede hacerlo, que ella corra también.
—¿Qué te pasó ahí antes, Muerte?.-pregunto el pequeño can curiosamente.-te empezaste a comportar super raro.
—¿De qué hablas? .-preguntó el lobo blanco, arqueando su ceja.
—cuando viste a Kitty te callaste y empezaste a actuar muy extraño mientras la veías, le tomaste la cara y parecías estar sonriendo.-afirmo Perrito confundido.-...¿acaso te pareció bonita?
La Muerte no tuvo ninguna manera más para expresarse que abriendo sus ojos tal cual ventanas, y pintando un rostro de pura sorpresa, el chihuahua con suéter dañado no mentía.
—¿que? .-soltó una carcajada tratando de sonar despreocupado.-Por supuesto que no, no seas decerebrado ¿te la has pasado leyendo demasiadas novelas románticas recientemente, no?. Solo…-levanto la mirada pensativo.- me dio curiosidad.
—¿curiosidad de cual? .-pregunto Perrito.
—pues…curiosidad…-levanto sus hombros y desvio su mirada.-no es algo de todos los dias ver a una elegante y fina gata en blanco y negro descansando sobre una cama bajo la luz del sol, exponiendo toda su belleza y ternura para dejar caer sobre sus pies a todo varon que la admire.
El perrito dobló su cabeza hacia un lado y arqueo la ceja, no le estaba entendiendo nada.
—¿entonces si te pareció linda?.
—ugh, ok.-el shinigami gruño frustrado.-Si creo que se veía muy linda dormida, pero de todas maneras ya lo es cuando sus ojos se encuentran abiertos.
—¿entonces crees que es linda solo cuando duerme o en general crees que es linda? .-cuestionó otra vez el perrito.
—deja de interrogar tanto o te juro que te dejo en el rio.-ordenó el camino de ojos rojos carmesí.
Perrito solo bajó su cabeza avergonzado, La Muerte regresó a ver el interior de la casa de los osos, desde la ventana ya podía ver a Kitty moviéndose de lado a lado,sintiéndose cada vez más familiar con su alrededor.
—hmm, veamos por cuanto tiempo se quedarán las cosas así…será divertido estar ahí para ver cómo Kitty se acostumbra a esta nueva vida que jamás tuvo.
—No le puedo mentir Jefe, si me preocupa un poco que al final la maldición pueda llegar a romperse y no culminar como usted desea que lo haga.
La Muerte en respuesta, solo rió burlón ante las palabras de su pequeño ayudante y “terapeuta”, negando con su cabeza.
—¿qué pasa? .-pregunto Perrito a la Muerte.
—Perrito ¿acaso tienes idea de por qué elegí esa maldición en primer lugar? .-preguntó el shinigami.
el chihuahua solo negó con su cabeza y vio como su jefe empezaba a alejarse de aquella humilde casa, por lo que empezó a seguirlos.
—Pero Gato es su verdadero amor…bueno, supongo.-agregó Perrito.
—el “verdadero amor” no existe, Perrito… es todo fruto de la imaginación y fantasías de los mortales.-La Muerte afirmó.
—¿Tú te has enamorado alguna vez como para que puedas comprobar eso?.
—no necesito tus preguntas terapéuticas ahora.
—aw, pero para eso trabajo muy duro ¿no ves que crecí para ayudar a los demás?.
(...)
La noche esa vez vino con un cielo sensible, puesto que este empezó a llorar junto a la lluvia y trajo consigo mismo una fuerte rafaga congelada de viento, la cual se metió por todo espacio, hasta incluso por el más pequeño, por lo que todos los animales se escondieron en sus madrigueras y los insectos acabaron congelados ahí afuera.
Dentro de la casa de los Osos, ahora solo había silencio, la mesa del comedor estaba llena de los platos y vasos sucios de la cena, cada uno de los integrantes de sus familias dormía en sus respectivas camas, Mamá oso dormía en su cama mediana, Papá oso dormía en su cama grande y los dos hermanos osos dormían juntos en la cama que era simplemente perfecta, todos acurrucados entre las cómodas sábanas y almohadas, siendo una perfecta calidez que los protegía del frío clima.
Kitty, al igual que aquel dúo de hermanos, tenía su propia habitación(sobraba decir que fue hecha de último momento). Pero al no tener suficientes sábanas, la familia no tuvo más remedio que ofrecerle un mantel de mesa que tenían de sobra, era una pequeña tela blanca muy ligera, casi como una servilleta, por lo que esa noche mientras dormía la pobre gata se la paso temblando, ocultando su cola junto a sus patas traseras, aferrándose tanto como podía para así entrar en calor, dando vueltas de momento a momento, estornudando y tosiendo cuando el frío ambiente entraba en su nariz y para su mala suerte, como el cuarto era nuevo, no había aún una ventana que cerrar, por lo que en el hueco que había en la pared, entraba el feo clima.
No obstante, un gótico silbido se hizo escuchar dentro de la habitación tal cual un eco, el cual sirvió como arrullo para la adormilada Kitty.
Al pie de la cama, apareció la Muerte junto a Perrito quien sostenía entre su hocico un palo de árbol el cual tenía miel de abeja en uno de sus extremos. El pequeño can ahora con un piquete en su nariz no tardó en saltar con dificultad sobre la cama de la gata bicolor y acercó aquel palo cubierto de miel cerca de su boca para que ella lo tragara, inconscientemente lo hizo y reaccionó positivamente por el dulce sabor de aquel pegajoso fluido, evitando así un resfriado. El perro movió su cola felizmente y se acercó al rostro de la gata para darle una lamida sobre su mejilla.
—así no te enfermaras.-aseguró él entre susurros y regresó a ver su líder.-te toca.
La Muerte se sentó al borde de aquella cama, volviendo a encontrarse con una dormida Kitty, quien daba suaves y tranquilas respiración…ese maldito rostro de seguridad se mantiene ahí ¿Por qué? Siempre que estaba él cerca, ella pintaba su rostro de esa manera, era como si fuese él su seguridad. Eso no era correcto, era una falacia, una estupidez, nadie jamás estaba seguro a su lado. Tal vez solo era su imaginación o tal vez le agradaba la idea de ver una sonrisa en su presencia.
Segunda vez que le tocaba estar metido en esta situación y segunda vez que en su mente no podía dejar de pensar en lo linda que se veía a sus ojos. ¿Era normal que la mismísima Muerte estuviera pensando de esta manera? Estaba seguro que ni sentimientos debía de tener.
—esos brutos la van a matar de frío.-murmuró la Muerte a lo bajo, mirando la miseria con la que ella se cubría.
Fue entonces que el shinigami se desvistió, soltándose de su túnica negra, la cual era bastante grande y abrigada, lo suficiente para proteger a la gata del espantoso frío de afuera y con una mano tomó una de sus afiladas hachas, con la cual apuñaló la tela negra de esa prenda,abriendola en dos y dejándola plana como si fuera una sábana. Con cuidado y sutileza él cubrió a Kitty y la acomodo a su alrededor,debido a la repentina calidez, ella aún dormida reaccionó comodamente y se aferró a su nueva sabana…
y con eso…atrapando el enorme brazo de la Muerte.
El shinigami, estupefacto cómo podría solo estar él, abrió sus ojos carmesí al presenciar como ella abrazaba su mano como si fuera un gatito con su dueño. Kitty se veía muy tranquila, parecía no querer soltarlo, sus suaves patitas no dejaban de acariciar el dorso de su brazo y su cara se frotaba contra su gran palma, él no hizo nada, solo la observo en silencio pero todo dio su fin cuando la sintió ronronear contra su tacto.
Esto no tardó mucho, puesto que el lobo blanco no tardó en apartarse y alejarse de ella con brusquedad, de inmediato volvió a ver a Perrito. El par de ojos verdes que portaba el menor parpadearon sorprendidos.
—ugh, ya vámonos de aquí.-la Muerte exige entre gruñidos de molestia.
Cuando ya se encontraban caminando entre el ventoso bosque, el shinigami no tardó en notar que Perrito no dejaba de verlo con una entretenida sonrisa al caminar.
—¿Tú que ves?.-pregunto amargado.
—Hiciste algo bueno para alguien.-explicó Perrito.
La Muerte rodó los ojos.
-Solo le hice un favor, de verdad no tengo ganas de tener que ir por ella más tarde porque le dio una hipotermia.-replicó la Muerte, desviando su mirada.
—aja pero ¿desde cuando la Muerte sin máscara hace algo para proteger a los demás? .-el pequeño can canturreo.-tu eres quien se regocija ante la fatalidad de los mortales.
—si, porque es mi trabajo, no soy un puto monstruo.-La Muerte admitio.-yo se cuando es la hora de cada quien. Esa leyenda jamás apreció ninguna de sus vidas ¿pero ella?, ella al menos tiene el valor para vivir a pesar de todo lo que ha sufrido y saber que aunque tenga nueve, tiene que apreciar cada una.
(...)
La mañana el sol estaba cálido, iluminando entre los abiertos espacios de las verdes hojas que colgaban de las ramas. Kitty y Ricitos habían salido para recoger algunas cuantas cosas para su casa, no había campesinos o extraños visitando el lugar por lo que Kitty no podía ponerse su máscara de ladrona y conseguir algo para su familia, tendrían que conformarse con buscar entre todos esos árboles del bosque.
Las dos mujeres se separaron y tomaron diferentes direcciones y en su larga búsqueda, Kitty tuvo la suerte de encontrarse con unos nogales que estaban cargados de nueces. Parecía perfecto para servir en el almuerzo.
Desde lo lejos y escondido detrás de los árboles, La Muerte tenía sus ojos carmesí totalmente fijados sobre la gata bicolor y como se encontraba sentada sobre el fondo pasto recogiendo todas las nueces que cupieran en su bolsa mientras tarareaba una canción.
—Es tan horrenda que tal vez me da algo de lástima…-le dijo la Muerte a Perro, quien se encontraba a su lado mirando a la felina de bellos ojos zafiro.
En un momento, mientras Kitty tomaba la última nuez y cerraba la bolsa, su sentido felino que le indicaba que se encontraba en peligro la despertó, por lo que se dio la vuelta, logrando divisar a esas dos figuras ocultas entre los árboles. Kitty mantuvo silencio y les miró, sintiendo mucha curiosidad.
La Muerte soltó un violento gruñido y abrió su boca mostrando sus afilados colmillos, haciendo uno de sus aterradores gestos con el fin de asustarla.
Kitty se mantuvo inexpresiva, segundos después mostró una sonrisa relajada y soltó una carcajada.
—estos perros, se creen dueños del bosque.-dijo ella despreocupada, rodando sus ojos.
La Muerte solo la vio partir, arrugando sus cejas con desprecio.
—te odio…bestia…
(...)
Pronto ese Hogar donde Kitty vivía se transformó en un encierro, Mamá y Papá Oso estaban tan comprometidos con Gato que le habían prohibido salir e irse lejos del bosque y muchísimo menos tenía permiso de irse del bosque hasta el pueblo, si ella quería partir a tener aventuras fuera debía ser acompañada por Ricitos y bebé oso.
Parecía que aquella ladrona la tendría difícil por lo que le quedaba de tiempo dentro de aquella casa.
La Muerte era un amigo tóxico del tiempo y un amigo fiel a la omnipresencia, porque cada que alguien se atrevía a retarlo, él se encontraba ahí, con su terrorífica mirada y afiladas hachas esperando a recibir su premio. Pero cuando se trataba de Kitty Patitas Suaves, esa última amistad tuvo que romperse para no descuidar sus demás cabezas rodantes en fila. Puesto que no soportaba la idea de perderse ni una sola cosa que ella llegara a hacer, queria estar ahi, viendola vivir su vida.
No obstante, después de bañarse de sangre, volvía a encontrarse con Perrito en el bosque para regresar a ver como se encontraba ella.
Ricitos y los osos, por más que trataron de echarle un ojo a Kitty y de volverse sus cuidadores, no la tuvieron tan fácil, puesto que la gata de bellos ojos zafiro era muy astuta y muy sigilosa y de una manera u otra se las arreglaba para escapar y toparse con los espacios más preciosos del bosque, volviéndose una con toda criatura y alma que yacía ahí, no dándose cuenta que en realidad nunca estuvo sola.
Habia un enorme Lobo encapuchado de negro, ahi estaba la Muerte: resguardandola y estando ahi siempre, viendola brillar, viendola bailar y gozar baja la santa luz, viendola subir por los arboles, viendola cazar, viendola componer los mejores atracos y llevandose tantos tesoros pudiera encontrar….empezando a deleitarse con su belleza, cosa por la cual no habia caido en cuenta hasta que se comprometio y ordeno a Perrito a vigilarla y protegerla de todo quien pudiera dañarla. Por eso llegaba la gripe y Perrito dejaba hierbas a la puerta de la casa de los osos para que pudieran traerle té, porque cuando estaba afuera y llovía, la los silbidos de la Muerte la guiaban a un gran árbol en el cual refugiarse,así cuando Kitty no podía bajar las manzanas de un árbol, mandaba a Perrito a saltar sobre las ramas para dejarlas caer alrededor de ella, porque cuando el frío se colaba por su ventana y ella tenía frío, los brazos de la Muerte le acomodan las cobijas para que ella tuviera protección, porque las noches que Kitty caía sobre su cama herida,amanecia con raros parches y vendas para que asi pudiera sanar y asi como Kitty robaba a todo campesino y visitante que pisaba pie en el bosque, La Muerte la protegió solo como los ángeles podían hacerlo. Empezó a enamorarse de ella, de cada parte suya, de su apariencia, de su voz, de su personalidad, de su manera de hacer las cosas, de su manera de vivir su vida.
No veía arrogancia, no veía egoísmo, no veía retos hacia él.
Kitty era grandiosa, tan admirable su belleza y adorabilidad que fuerte cayó la Muerte por ella. Tanto que por supuesto, su odio hacia Gato tomó un giro inesperado, puesto que olvidó completamente el porque buscaba arruinar su vida…Ahora solo tenia rechazo para él, rechazo que generó al caer en la conclusión de que no merecía a la gata tan hermosa que Kitty era, él era un cero cuando ella era el cielo,no la merecía, estaba convencido de que merecía algún otro amor digno de ella.
Durante los siguientes días, durante las siguientes semanas y finalmente…durante aquel año. Kitty pasó sus días en la casa de quien ella creía era su familia, acompañando a los tres osos y la rubia de bellos rizos, ganándose su propio cuarto y tomando su propio lugar, ella y Ricitos poco a poco se volvieron muy unidas, más de lo que fueron en el pasado, se divertían por las tardes, jugaban por las noches y buscaban aventuras por las mañanas, Ricitos incluso llegó a ser su cómplice cuando se trataba de robos, Kitty acabó volviéndose una hija más y en diferentes días de la semana, aquel elegante y guapo felino español de pelaje naranja y ojos verdes aparecia para visitarlas y pasar el rato con su amada Kitty, quien en su falta de memoria, le agarró un infinito aprecio como un adorado amigo. Gato nunca dejó de quererla y nunca dejó de recordarle lo mucho que la quería, deseándole a las estrellas que veían juntas que algún día pudiera romper esa maldición, esa familia de Osos se dedicaba a cazar a los más buscados con el fin de ganarse fortunas.
La Muerte y su compañero canino se dedicaron a vigilar a la gata bicolor en su día a día, tomando notas, raramente, procurando que a ella no le pasase nada fuera de lo que planeaban. Aquel Lobo blanco y encapuchado fue quien se encargó de volverse esa misteriosa sombra que velaba por su vida hasta que cayera el sol.
Las palabras que la Muerte dijo al maldecir a Kitty terminaron volviéndose verdad,ella creció en gracia y belleza, lejos del mundo que ya no recordaba y como él prometió, quien la viera, quien la conociera…la amaría y Perrito sabia quien la amaba, todos sabían, menos la misma Muerte.
(...)
Era una noche como cualquier otra noche, la luna patrullaba desde el cielo junto a las estrellas. Kitty se encontraba en la sala de la casa, leyendo lo que parecía ser un libro mientras que Ricitos se encontraba sobre el suelo descalza y en una larga bata color lila tranquilamente armando un rompecabezas. Algo perfecto para matar el tiempo en lo que esperaba a que estuviera lista la cena.
—¿Ricitos, ya has armado eso como unas tres veces y aun no te lo sabes de memoria? .-Kitty arqueo la ceja.
—¿y vos ya te llevas leyendo ese libro como unas 3 veces ya, o no es así? .-respondió Ricitos entre carcajadas.
Los tres osos estaban en la cocina preparando de su deliciosa Sopa familiar, no obstante el desastre fue tal que hasta tuvieron que llamar a la rubia como ayuda extra, dejando a Kitty sola en la sala, la de ojos zafiro pudo haberse quedado ahí disfrutando de su lectura, de no ser que por la ventana logró notar una distante luz cintilar que se iba moviendo, lo cual llamó su atención.
Se levantó de su lugar y asomo su rostro por la ventana para tener una mejor vista, sorprendida por completa al darse cuenta de que se trataba la linterna de una carreta con un caballo, podía ver como mínimo unas 4 o 5 personas dentro de esta, muy bien vestidas y elegantes, rodeados con cajas y algunas canastas.
¿eran adinerados? Kitty sonrió emocionada, estaba convencida de que estaban forrados en tesoros y magia, no podía dejar pasar la oportunidad.
Así que aprovechando que su familia estaba en la cocina peleando con el fuego y el caldero burbujeante, fue a su habitación, tomó su capa y máscara verde,agarró un gran saco de tela y saltó por su ventana.
—¡Pts, Pts Muerte! .-Los susurros del chihuahua llamaron la atención del shinigami, quien estaba descansando su cuerpo sobre las duras ramas de un viejo roble.-Muerte, despierta!
—¿eh? .-La Muerte abrió uno de sus ojos, encontrándose con él.
El Perro movió su cabeza hacia la dirección donde corría la gata bicolor correa enmascarada. La Muerte levantó su ceja intrigado.
Kitty siguió su camino en mucho silencio, casi como si fuera una sombra, asomándose sobre la alta yerba, la oscuridad de la noche le hacia mas facil camuflarse y perderse de la vista de aquel carruaje, analizaba la carga dentro de esta y las joyas y oro que portaban aquellas personas tan bien vestidas y elegantes, ideando un plan para atracarlos. La carreta siguió su camino hasta llegar a un pequeño monte cerca del gran lago que había dentro del bosque y los visitantes empezaron a sacar sus cosas y a dejar algunas cuantas bolsas y cajones de madera en el suelo, prendieron una fogata y luego juntos empezaron a poner la tienda de campaña.
Kitty decidió aprovechar su distracción para abrir los cajones y las bolsas, tal como ella sospechaba, estaban forrados de tesoros, pociones mágicas y ricos bocadillos. Sonriendo muy emocionada, no tardó en tomar todas aquellas riquezas y a meterlas dentro de su bolsa, tan silenciosa y precisa como se le era posible, la llenó hasta el tope y la cerró y con ello agarró dos bolsas llenas de monedas de oro las cuales sostuvo entre su cola, un cajón y una de las bolsas llenas de bocadillos.
la felina de bellos ojos zafiro estaba dispuesta a irse con todo su botín, pero cuando estaba por dar un paso, un alarido femenino la distrajo.
—¡NOS ESTÁN ROBANDO!.
—¡MALDITA GATA ASQUEROSA! .-gritó el único varón del grupo, quien corrió rápidamente en dirección a Kitty y levantó su pierna derecha con toda fuerza posible.
Kitty no tuvo oportunidad de reaccionar a la violenta patada que recibió en su abdomen acto seguido, solo dejó ir un fuerte grito felino y salió volando lejos, cayó rodando hasta el fondo de aquel monte, en la caída ella se fue golpeando con más rocas que provocaron que al llegar al suelo, ella ya estuviese inconsciente.
En tan solo segundos, un tétrico silbido se hizo escuchar y una enorme sombra se arrodilló frente a la desmayada Kitty. La Muerte la examinó con su mirada, viéndola de pies a cabeza y llevando su mano a su frente y luego a su cuello, prosiguió a quitarle su máscara para revelar su suave rostro, aún estaba cálida.
Perrito se asomo sintiendo mucha curiosidad al ver a su líder y a la gata bicolor, el pequeño can de terapia prosiguió a acercarse a Kitty y notar que en su frente había una pequeña herida, por lo que se acercó y le dio una suave lamida sobre esta, esperanzado de así sanar más rápido.
—¿acaso está…?.-Perrito cuestiono
—está ella bien, solo se desmayó por el impacto.-La Muerte dijo,se levantó del suelo,sosteniendo a Kitty entre sus brazos tal cual una novia en su boda.
—Bien, ahora apresuremonos, hay que llevarla con los osos.-Perrito dijo empezando a caminar hacia el hogar donde ella solía ser resguardada.-creo que seria buena idea que me quede a su lado en lo que ella tarda en despertar, para así asegurarse de que nada malo vaya a sucederle, ademas se que hacer si ella despierta alterada o asustada, le pondré mi pancita para que así ella se calme y se sienta mejor.
Antes de dar un paso más, el lobo blanco se quedó en su lugar y enseguida puso sus ojos sobre Kitty…recostada contra su frío corazón y recargada entre sus cálidos y fuertes brazos. Se perdió en sus pensamientos.
—no,no…no hará falta…-La Muerte interrumpió a Perrito y empezó a caminar hacia el lado contrario.
—¿A dónde vas? .-pregunto Perrito con sus ojitos turquesa bien abiertos.
—quiero…quiero llevarla con nosotros y que vea nuestro lugar en el bosque.
—Pero Ricitos y los ojos se van a dar cuenta de que ella se fue y se van a preocupar.
—La hemos cuidado más de lo que ellos han hecho, creeme, tardaran horas en darse cuenta.
(...)
Entonces, ¿adónde iban Perrito y la Muerte?
A algún lugar
¿Pero donde?
En el lugar que tu corazón quiere.
Nadie sabía de aquel páramo, de aquella zona tan magistral que se encontraba oculta en el bosque, donde solo los aventureros se adentraron para divertirse.
El shinigami oculto entre las largas ramas de aquel pequeño y fino árbol se encontraba en modo de sigilo, poniendo sus dos rojos ojos sobre la felina que yacía inconsciente sobre el fondo pasto el cual era movido por la fría brisa nocturna, muy atento a cualquier reacción que podría recibir por parte de ella. Perrito no dejaba de hacer preguntas ni dejaba de soltar su palabrería diaria la cual siempre acaba hartando a la Muerte,no obtuvo respuesta ninguna pero al verlo ocultarse él decidió hacerlo también, en este caso, en un pequeño arbusto por el cual asomaba la cabeza y de un momento a otro comía un rico sandwich de jamón.
Kitty entonces despertó otra vez.
La gata agitó su cabeza sintiéndose perdida y muy mareada, además de presentar cierto ardor en su frente, sus brazos y la parte baja de su espalda, no podía recordar bien lo que había ocurrido, solo recordaba esa violenta patada que la guió al vacío. Al tocarse con su patita pudo notar que ya no llevaba su máscara y capa. Cosa que la confundió aún más.
—¿Ricitos? .-llamó con cierto dolor, mas no hubo respuesta,bajo su cabeza, aun sintiendo el ardor de su anterior herida.-¿mamá? ¿papá? ¿bebé?...ugh ¿donde carajos estoy?.
No fue hasta en su distracción, Kitty quedó tiesa al ver como una pequeña mariposa morada se posaba sobre su rodilla y aleteaba lentamente sus alas. Nunca había visto una como esa, guardó silencio para apreciarla mejor, ese pequeño insecto entonces se acercó al rostro de la gata, posándose sobre su nariz.
La Muerte desde su escondite solo pudo presenciarla sorprenderse y escuchar su dulce risa de ternura, la simple alegría de Kitty le generaba algo que no podía explicar.
—jeje, tu tambien me agradas mariposita.-Kitty murmura enternecida y sopla con cuidado para que así ella se fuera volando.
Al hacer eso, Kitty levantó su mirada…y enseguida se encontró con la belleza en la que ella se veía parada.
Los colores azules,morados y negros estaban cegandola, la fresca brisa la abrigaba tal cual una sabana, las mariposas y los pajaritos bailaban alrededor de ella, las flores y las plantas estaban derramando vida y orgullo. Era como algo sacado de un sueño, era como si hubiera despertado en el mismísimo cielo, era como si el corazón del bosque estaba en el cielo explotando como una supernova y los restos cayeron como agua a regar.
Pero lo mejor estaba tan solo a centímetros frente a ella donde se encontraba una maravillosa vista aerea, puesta sobre un monte que le daba permiso de ver el resto del resto del mundo que ella ya no recordaba, ver la ciudad, ver las lejanías, donde más gente como ella vivía, era como si estuviera en la cima del mundo, como si todo fuese suyo, como si fuera la reina.
Kitty entonces se dejó caer sobre el suelo elegantemente para gozar de la vista al bosque, la ciudad y el estrellado cielo, no podía dejar de sonreír, por primera vez, el tesoro la había encontrado a ella.
Sus ojos zafiro notaron a otra pequeña mariposa acercarse a ella y revolotear cerca, Kitty río enseguida dándose la vuelta para verla partir.
Entonces, Kitty se enteró que no estaba sola.
La Muerte ocultó su rostro entre las ramas, frío como una piedra, más Kitty se asomo con valentía,llevando su mano al pecho.
—ya se que estas ahi.-Kitty dijo firmemente.-no temas, sal.
—no tengo miedo.-La Muerte río por su ingenuidad.
—entonces ven…
—si lo hago me temerás…
—no, no lo haré.
El shinigami entonces relamió sus labios y comenzó a silbar, saliendo del lugar en el que estaba y mostrando su verdadero yo a su máxima expresión, Kitty entonces abrió sus ojos tal cual platos: su aterradora mirada carmesí, su intimidante tamaño, sus filosos colmillos, su larga y negra túnica y aquellas dos hachas de filoso metal colgando de su cinturón. Bajo su mirada hacia ella, mostrándose indiferente y dominante, queriendo asustarla un poco…pero Kitty solo mantenía una pequeña sonrisa.
—Yo se quien eres…-Kitty aseguró divertida.
—¿ah sí? .-La Muerte levantó su ceja con cautela.
Kitty asintió con su cabeza.
—Eres mi ángel guardián…
Espera…¿qué cosa?
¿lo habían comparado con los asquerosos e insoportables querubines?.
El Lobo blanco debió de escuchar mal, pero los lobos como él tenían un oído muy fuerte que captan bien los mensajes, eso no era ningún error, así tal cual lo habían llamado…¿que clase de insulto era aquel?.
—¿que?...-repitió en voz alta, levantando su ceja confundido.
—Mi angel guardian…-Kitty repitió entretenida,acercándose al enorme Lobo.-todo este tiempo me has protegido, verdad que si?.
La Muerte fue suavizando su semblante y se acercó más confiado a la Gata bicolor.
—Con la cantidad de veces que te he visto a lo lejos, ya parece que eres el ángel de este bosque... O, espera ¿acaso eres mi hada madrina?.-Kitty comento burlona,llevando su patita a su mano para evitar estallar de la risa, vio como el contrario solo arqueo la ceja algo irritado por el chiste, asi que decidio seguir.-sabia que estabas cerca de mi…
—¿cómo? .-preguntó la Muerte curioso.
—tu sombra.-explicó Kitty, también acercándose a quien ella creía que era un ángel.-la he visto seguirme desde hace un buen tiempo, a donde yo fuera, tu sombra siempre iba conmigo.
—¡ay, hola, hola, hola! .-Inocente y tierno, el chihuahua con suéter rasgado salió de su escondite soltando emocionados ladridos y corriendo en dirección a la gata, su colita empezó a sacudirse. Kitty por supuesto se arrodilló para recibir al pequeño can y darle varios cariñitos.
—a ti también te conozco, bello perrito.-Kitty admitió, abrazandolo.
—¡y yo te conozco a ti! .-Dijo él.-solo que yo no soy un ángel guardián, soy un perro de terapia ¿te he sido de ayuda,Kitty?.
—claro que si, Perrito. Has sido de gran ayuda. Yo no soy muy fan de los perros...eso cabrones carroñeros siempre acaban apuñalandome por la espalda...pero tu eres muy lindo.-correspondió Kitty tiernamente acariciando su cabeza, para enseguida volver a mirar al ángel sin alas.-ustedes dos han sido maravillosos.
La Muerte entonces se silencio, viéndola ahí frente a él…teniéndola junto a él.
—bueno…yo como tal no me considero un ángel…o hada…o lo que diablos creas que soy.-La Muerte rodó los ojos.-pero..si valoro la vida y me encargo de que muchos como tú también la valoren y he podido notar que a pesar de tener nueve vidas, la que tienes ahora la proteges mas que nada…y eso lo encuentro verdaderamente admirable.
—pues, la vida es solo una y es una verdadera locura como para no tenerle el respeto que se merece ¿no lo crees?.
—...si…si lo creo. Lo creo completamente.-La Muerte le sonrió con ternura.
La tomó de su suave patita y le ayudó a ponerse de pie y así junto a Perrito empezaron a caminar, volviendo a adentrarse a esa linda zona del bosque, no había cadáveres o gente retando a la Muerte esa noche, era perfecta para…nada más estar con ella.
Le parecía perfecto.
—oye pero…si eres eres un ángel guardián ¿por qué no tienes alas? .-preguntó Kitty con curiosidad,señalando al shinigami.
La Muerte volvió a rodar sus ojos algo irritado.
—Primero que nada, no soy un ángel y si casualmente lo fuera, preferiría no tenerlas. No las nesecito.-expresó él desinteresado.-Hay quienes no necesitan alas para ser ángeles y desprender toda su gloria y belleza. Algunos ángeles son como luces y brillan, otros son oscuros pero está bien, porque para brillar, a veces se necesita de la oscuridad.
Kitty abrió sus ojos fascinada por lo que decía su ángel.
—!En los libros de mi hermana Ricitos, las letras dicen que lo más hermoso de los ángeles son sus alas, pero veo que tú no tienes.-Kitty dijo, sin dejar de quitar su curiosa mirada de él.-¿Conoces otros ángeles sin alas?.
—conozco uno…-regresó a verla suavemente.
—¿y es hermoso sin ellas?.
La Muerte se detuvo, tan sólo para regresar a verla con suavidad impregnar en sus ojos y voz.
—tan hermoso que me hizo sentir que era el cielo cuando estaba en el infierno…
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