Capítulo 38 ¡Ya Llegué!
En medio de mi pequeña reflexión y sentimiento de culpa recibí una llamada de mi None.
−¿Cuéntame, ya terminaron con las hallacas? −preguntó con curiosidad
−Si mi None, terminamos hace poquito y estábamos conversando en el recibo. Ando toda asquerosita, iba a darme un baño −confesé
−Aja. ¿Y me lo dices para sonsacarme o qué? −interrogó con picardía y se me escapó una sonrisa
−No, no None, lo digo para que sepas, por si me demoro en responder.
−Umm... Está bien. ¿Y ya tienes sueño? −insistió en saber.
−No None, hoy me levanté tarde y bueno estamos animaditos porque estábamos tomando.
−Ustedes todo el tiempo se echan sus palitos −recalcó
−Bueno, no tengo la culpa de que tengamos muchos feriados seguidos −confesé
−Me encantas mi muñequita.
−Tú me encantas más.
−¿Y quién dice eso, mi muñequita o el alcohol?−inquirió dubitativo
−¿Cómo que el alcohol, chico? Eso lo digo yo, tu muñequita. Además, todavía no estoy borrachita −aclaré.
−¿Todavía te falta? ¡Verciale! -exclamó sorprendido. −Yo como que mejor te doy de comer antes de invitarte a tomar −bromeó sin descaro
−Mejor me compras ropa porque yo soy de buen comer −declaré
−¡A vaina papá!... ¿Sabes qué? Mientras estés conmigo no me importa −confesó con esa seguridad aplastante y se me escapó un suspiro
−Ay None, no me digas eso que me derrito -confesé. −Además, no sabes lo que dices, cuando me da por comer bastante, me puedo comer hasta un kilo de comida relajada.
−No me importa, solo me importas tú.
De verdad me estaba derritiendo con sus comentarios. Hablamos un poco más hasta que me metí al baño. Me duché rápido y me arreglé para seguirle escribiendo. Quería estar allí para cuando me avisara que iba saliendo. Cuando estuve lista le escribí y él me avisó que acababa de llegar el bus.
Estábamos a horas de estar juntos, esperé mientras guardaba su maleta y lo ubicaban en su asiento.
Al estar bien instalado me escribió que estaba todo listo, solo era cuestión de tiempo para vernos.
Un escalofrío de excitación me recorrió desde los brazos hasta los pies, tenía toda la piel erizada y mi corazón saltaba en mi pecho de emoción. Nos despedimos con mucho amor como todas las noches y los buenos deseos de un viaje seguro y tranquilo hasta que llegara a mis brazos.
Esa noche se me hizo eterna. Los segundos, los minutos y las horas no colaboraban. Veía el reloj cada cinco minutos y lo veía en el mismo sitio. Como había tomado alcohol estaba toda eléctrica y no lograba cerrar los ojos, así que me quedé en la sala viendo televisión.
Película tras película entre HBO y Warner Channel, mis canales favoritos. Para ser sincera, no le presté atención a ninguna película, solo esperaba que pasaran las horas y coloqué a cargar mi celular, quería tenerlo a su máxima capacidad cuando llegara mi None.
La última vez que revisé mi celular eran como las 3:30 de la madrugada y sin darme cuenta, me rendí y me quedé dormida.
Cuando aclaró el cielo ví que mi abuela me arropó, pero estaba tan cansada que no logré decirle nada, solo la vi acercarse y apagó el televisor.
Como a las seis de la mañana, recibí un mensaje que me hizo levantarme como loca en busca del celular. Era un mensaje de mi Nonestito.
Nonestito
Buenos días mi muñequita, ¿Cómo amaneciste? Ya llegué, estoy en el terminal de Punto Fijo. Esperando salga el bus para allá.
6:30 am
Me quería morir de alegría, estaba tan emocionada que comencé a dar brincos como loca por toda la sala.
Muñequita
Buenos días mi Nonestito. Dormí bien gracias a Dios ¿Y tú? Me alegro muchísimo. ¡Que bueno que ya estás aquí!!! ¡ya quiero verte!!!
Nonestito
Lo sé mi muñequita, yo igual, pero a lo que llegue voy a descansar un rato en casa de Manuel y luego salgo para allá, ¿Vale?, me duele full la espalda.
Muñequita
Claro None, no hay proble, ya casi estas aquí. Igual yo debo arreglarme, ando feíta, dame chance ¿Sip? Debo hacer de cachifa un rato para que me dejen salir.
Nonestito
Está bien mi cosita rica, te aviso cuando este allá. Te amo uffote
Muñequita
Ok mi None, te amo uffote.
Salí de la sala como loca en dirección a mi habitación y se me cayó la manta, me devolví a recogerla y desconecté mi celular, el cargador y corrí a cepillarme en segundos y ni desayuné.
Busqué el cepillo de barrer y la pala para limpiar la casa. Mi abuela se sorprendió muchísimo, era la primera vez que me levantaba tan temprano y mucho menos para limpiar.
Me preparó un café con leche y un sándwich de jamón ahumado con queso amarillo y me obligó a sentarme y desayunar. No tenía nada de apetito, la sola emoción me tenía repleta. Quería arreglarme rápido como Superman para ver a mi None, pero ella no me dejó levantarme hasta que no terminé.
Me empujé ese sándwich a fuerza y le mostré la evidencia, lavé los trastes y corrí a barrer toda la casa. Luego saqué un tobo con agua y el trapeador para darle brillo a todo el piso con desinfectante, cera y demás. Ese piso debía quedar brillante como el sol.
Marcos POV
El viaje se me hizo largo, pero al llegar a Punto Fijo sin pensarlo llamé a Manuel y le pedí su dirección. Quería llegar a su casa lo más pronto posible. Tomé el primer bus que había y caminé hasta su casa, luego le escribí a mi muñequita. Debía mentirle si quería sorprenderla.
A las siete de la mañana ya había llegado a la Casa de Manuel, dejé la maleta en su casa y le pedí la dirección de la familia de Natie. No me aguanté, quería verla así fuera de lejos.
Llegando a la plaza me pareció ver a su madrina y la seguí. Justo como pensé iba para la casa de mi muñequita, la ví entrar y conversar con ella. Natie estaba vestida con unos shorts y una franelilla entallada al cuerpo y su cabello lo tenía recogido en una alta cola de caballo.
Luego que su madrina la abrazó y entró a la casa, ella empezó a bailar. Estaba tan contenta que no pude dejar de mirarla y me quedé observándola desde el frente de una casa que estaba en diagonal a la de ella.
Después la ví salir y estaba tan concentrada en terminar su limpieza que no se percató de mi presencia.
Le envié un mensaje de texto y corrió hacia el celular, leyó el mensaje y siguió bailando de alegría. No me quedaba la menor duda, estaba feliz por mi y de que estuviera allí. No aguanté más y le envié otro mensaje, esta vez más contundente.
Natalie
Limpié como loca toda la casa, limpié con desinfectante, le eché cera y luego ví el recibo muy simple, se veía muy gris. Me dirigí al jardín y saqué unos materos de concreto que estaban hermosos. Los cargué yo solita para darle más vida al recibo.
Estaba chorreando el sudor, pero tan feliz que no me importó. Cuando se hicieron las siete de la mañana ya casi todos estaban despiertos, coloqué el equipo de música y sintonicé la radio, quería escuchar algo animado y alegre.
Sintonicé una estación FM con unas gaitas maracuchas muy propias de la fecha y entre matero y matero bailaba un poco mientras los colocaba de manera perfectamente alineada con el sol, que les pegará la brisa, pero no muy fuerte y algunos rayos de sol no tan directos.
Mi madrina llegó bien temprano, saludó a todos y salió a comprar el periódico, poco después regresó y me escaneó con la mirada.
−¿Y eso que te levantaste tan hacendosa? −inquirió sorprendida
−Me encanta la navidad Madrina. Y esta vez quería arreglar el recibo yo. ¿No está quedando genial?−inquirí divertida mientras la abracé.
−Jum. Si tú lo dices−. Expresó con suspicacia y la ví alejarse mientras me observaba con sospecha.
Continué bailando alegre por todo el recibo y quitando los excesos de agua en la acera cuando escuché mi celular alertándome de un mensaje. Corrí hasta la mesita donde lo dejé y ví un mensaje de mi None.
Nonestito
Ya llegué mi Muñequita.
07:48 am
Su mensaje me hizo brincar de alegría y bailar como Shakira moviendo mis caderas de un lado a otro. En medio de mi movimiento de caderas recibí otro mensaje y esta vez tomé el celular en mis manos y lo leí con emoción porque sabía que era de él.
Nonestito
Estas bellísima mi muñequita. No sabía que bailaras así de bien.
07:50 am
«¡Ay por Dios!»
Un escalofrío de excitación me recorrió todo el cuerpo «¡Me vió bailando!»
Me puse de todos los colores del mundo, la vergüenza invadió cada célula de mi cuerpo. Lo busqué por todos lados con la mirada y allí estaba, diagonal a la casa de mi abuela, con una franela gris, unos jeans azul claro.
Tenía los brazos cruzados sobre su pecho con esa mirada pícara y una sonrisa en los labios. No cualquier sonrisa, sino esa que me derretía.
Marcos
Al ver su cara, estaba tan colorada que no pude evitar sonreír. Tan bella mi muñequita. Miró en todas las direcciones buscándome con la mirada hasta que me encontró.
Su mirada era electrizante, sus ojos tenían un brillo intenso, un brillo que era provocado por mí y solo para mí.
No me aguanté más y caminé en dirección a su casa y ella salió a mi encuentro, estaba emocionada, tanto o más que yo.
Cada paso que dí hacia ella se ponía más colorada, más bella y radiante, me encantaba verla así.
Natalie
Lo estaba viendo acercarse y mi corazón estaba que se quería salir de mi pecho nada más para correr a abrazarlo. Mis mejillas ardían, me quemaban, el calor que embargaba mi cuerpo por haber limpiado la casa se desvaneció y comencé a sudar frío.
Tenía las manos heladas. No podía con mi alma, no dejaba de sonreír, estaba tan nerviosa. Cuando se detuvo frente a mí, contuve las ganas que tenía de irme sobre él un segundo y lo abracé con fuerza.
−Me engañaste. ¡Llegaste antes! −exclamé mientras lo tenía entre mis brazos.
−Quería sorprenderte que no es lo mismo −agregó y se volteó a verme. Justo en ese momento salió mi madrina.
−¡Natie! −comentó con asombro al ver a mi None. −¿Qué hace usted por aquí?−inquirió en espera de su respuesta.
−Doña Señora, ¿Cómo está usted? -saludó. −Vine a pasar la navidad con unos amigos y les pregunté su dirección y aquí me tiene. Tiempo sin saber de usted −comentó divertido
−No tenemos, pero ni un mes de habernos visto −agregó con cierta molestia, pero mostrando su mejor cara. −Pase adelante, siéntese -abrió la puerta de par en par y lo invitó a pasar. -Ya me preguntaba yo ¿A qué se debía ese ataque repentino de limpieza que le dió a Natie desde bien temprano? -inquirió y nos observó con sospecha
«¡Trágame Tierra! pero es que en esta casa no conocen la discreción».
Continuará...
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