Capítulo 37 Algunas Respuestas
Había descubierto que mi familia practicaba magia y no solo eso, existía la posibilidad de que lo hicieran entre ellos mismos. Esa noche me costó dormir como muchas veces, pero esta vez no fué de alegría.
Si mi familia podía hacernos algo a nosotros mismos, «¿Qué evitaría que se lo hicieran a otras personas?» No podía dejar de pensar en eso.
«Con razón la chica del accidente me dijo que me cuidará. Ella sabía algo que yo no, y esa vidente que contactamos también».
Deseaba poder descifrar todas sus palabras, especialmente lo de la maldición de sangre, definitivamente eso tenía que ver con la magia.
Aprovechando que mis tías estaban haciendo el ritual del espíritu de la navidad, me dirigí al ático y revisé de nuevo esa caja donde estaban todas esas cosas esotéricas, pero escuché pasos tras de mí y no alcancé a hacer nada.
Corrí a esconderme dentro de un escaparate viejo que tenía un espejo y por medio de él podía ver hacia a fuera, pero desde afuera no se veía hacia a dentro. Pude ver que entraron dos de mis tías y una vecina. No podía creer lo que estaba viendo.
Entre ellas se posicionaron en el lugar de la estrella y encendieron unas velas, formaron un círculo y comenzaron a recitar un hechizo o que se yo. Las tres lo recitaron al unísono y elevaron sus manos hacia el techo. No alcancé a comprender lo que decían, pero la imagen lo dejaba claro.
De pronto ví como la vecina comenzó a retorcerse dentro de su propio cuerpo y se balanceó adelante y hacia atrás hasta como si se ajustase dentro de ella. Se tambaleó hasta llegar a un frasco de agua ardiente y lo bebió como si fuese agua.
Cuando se recompuso su caminar fué diferente, como si no fuese ella. Mis tías la rodeaban como para que no se cayera y le ofrecieron asiento. Hablaron durante una hora aproximadamente y luego volvió a retorcerse como al principio.
Después de eso, volvió a la normalidad. Recogieron las cosas que utilizaron e iban de salida cuando escuché una voz masculina tenebrosa que me susurró al oído "Al fin solos".
Se me escapó un sonido gutural que ahogué lo más rápido que pude colocando mis manos en la boca y lo que sea que estaba a mi lado se desvaneció.
Mis tías le dieron una vuelta alrededor del ático buscando el sonido y hasta se acercaron al escaparate. Me quedé helada ante la posibilidad de que escucharán mi respiración y la contuve por unos segundos.
En vista de que no escucharon más nada, salieron de la habitación. Cerré los ojos por un momento y volví a respirar de nuevo.
Mi cuerpo estaba súper tenso y la piel la tenía erizada a más no poder. Un escalofrío de terror no me abandonaba y mi corazón latía con mucha fuerza, ponía sentirlo retumbar en mi cuello.
Estaba haciendo tiempo de que estuvieran lejos del ático para poder salir del escaparate y trataba de no perder la poca tranquilidad que me quedaba.
Cuando estuve segura de que no volverían a entrar de nuevo al ático, salí del clóset y miré a mi alrededor, buscaba con la mirada la voz que me sorprendió dentro del clóset.
−No te asustes, Natalie −interrumpió mientras se iba a acercando a mí.
−¿Quién eres? ¿Y cómo sabes mí nombre?−pregunté con voz temblorosa
−Soy alguien que quiere ayudar y sé que quieres respuestas−declaró
−¿Cómo sabe lo que quiero si no me conoce?−inquirí
−Hace mucho tiempo que te conozco. Fuiste la única que estuvo conmigo cuando estuve a punto de suicidarme−confesó
−¿Qué?−pregunté desconcertada
−Hace unos años atrás, tomé un arma y la cargué, había decidido suicidarme porque había perdido lo más importante para mí, mi esposa e hijo. Esa noche de alguna forma apareciste frente a mi como un reflejo en el espejo y llorabas conmigo. La mirada que me disté me desgarró el alma, me pareció estar viendo a mi hijo y me hizo recapacitar. En ese momento me salvaste la vida.
−Pero... yo−balbuceé.
«En mi mente había un vago recuerdo sobre sostener un arma y verme frente a un espejo, estaba claro lo que quería hacer, pero ajustar lo que me decía a la realidad me era imposible».
−Ese día salvaste mi alma. De haberme suicidado no me hubiese reencontrado con mi familia−confesó y me sonrió en señal de agradecimiento. −Es por eso que estoy aquí. He intentado varias veces hablarte, pero no estabas lista.
−¿Qué quiere decir con eso?−insistí en saber
−Tu curiosidad te ha llevado a tu destino−.
Al ver mi expresión de desconcierto habló con más claridad.
−Hace muchos años viviste una experiencia en la que tus padres te tuvieron que llevar con un gran brujo para neutralizar tus poderes. Debías usar un collar con unas piedras preciosas para equilibrar tu aura y calmar esos sentimientos o sensaciones que no entendías. Tus padres desconocían el alcance de tus dones, pero tu abuela no. Nada de lo que sucede a tu alrededor es por accidente.
«¡Era una locura!!! ¿Cómo sabe todo eso? Estaba en shock»
−Sé que puede ser difícil de creer, y tal vez mañana no recuerdes está conversación, pero si tendrás la sensación de deja vú, y es que, tu cuerpo no está aquí. Solo tú cuerpo astral -comentó y algo en mi supo que decía la verdad.
−¿Eso qué significa? -inquirí.
Sus palabras sonaban cada vez más desconcertantes, pero algo en él me inspiraba confianza, creía en él. Todo cobraba sentido y encajaba perfectamente.
−Precisamente eso. Que tu cuerpo no está aquí en esta habitación -y me miró con más intensidad
−¿Cómo qué no? -inquirí desconcertada.
La carne se me erizó como piel de gallina y al ver mis manos pude ver que no era yo en carne y hueso, sino que era como una especie de fantasma, mi reflejo era tenue y borroso, casi como una sombra. En medio del pánico mi cuerpo se elevó y estaba como flotando en el aire.
−¿Cómo puede ser posible?−busqué su mirada y él solo me miraba divertido.
−No estás muerta, si es lo que crees. Piensa en tu cuerpo -ordeno. −Siéntelo. Está justo donde lo dejaste.
«De nuevo estos fantasmas hablándome en clave. ¿Por qué no pueden ser claros de una sola vez? Cerré mis ojos y los apreté con fuerza. ¿Dónde estoy? ¿Dónde estoy? Me pregunté.
Una suave brisa me guió hasta un lugar, abrí mis ojos y pude ver a mi espíritu o cuerpo flotante desplazarse por la casa hasta llegar a mi habitación.
Estuve acostada en mi cama todo este tiempo. Pude ver a mi cuerpo sobre la cama, estaba dormida, como si nada de lo que pasaba fuese real».
−No fue tan difícil, ¿Cierto?−inquirió con una pequeña sonrisa en los labios.
Él era un misterio para mí, pero me estaba ayudando, estaba haciendo más por mí, que mi familia entera.
−Natalie, tienes dones increíbles. No dejes que ellas te controlen.
−Ellas... ¿Quiénes? -pregunté desconcertada por todo lo que sabía. −Al menos dime tu nombre, no sé quién eres.
−Soy Juan Pablo. Estaré guiándote siempre que pueda, pero hay cosas que debes descubrir tu misma.
−Pero ¿Cómo hice esto? ¿Salir de mi cuerpo y hablar contigo? -insistí en saber
−Estás en un viaje astral. Simplemente pasó. Investiga sobre eso−.
Cada frase que me daba se sentía como una despedida, como si tuviese el tiempo medido.
−¿Y cómo regreso a mi cuerpo? −pregunté
−Intenta recostarte y deberías volver en ti -respondió con frescura
−Así nada más −expresé confundida, sonaba tan simple.
−Debo irme. Cuídate mucho. No te sientas mal por cosas que pasen y no puedas hacer nada. Son cosas que deben suceder.
−¿Morirá más gente? -inquirí. Tenía tantas preguntas
−No le temas a la muerte. Témeles a los vivos−. Y se desvaneció ante mis ojos.
Sus palabras me dejaron más intrigada que al principio. Creo que ahora tenía más preguntas en mi cabeza y muy pocos podrían responderlas. Solo sabía que pasara lo que pasara, no podía permitir que le hicieran algo a mi None. Mi familia era capaz de todo.
Ví de reojo a mi cuerpo y me senté a su lado. ¡Qué loco! Esta es una de las experiencias más alucinantes de mi vida. Me estoy viendo dormir, en vivo y en directo.
Me acerqué a mi rostro y en cuestión de segundos algo me aspiró y sentí que caí al vacío. Me sentí caer y caer como cuando bajas de golpe de una montaña rusa y de pronto ¡PAM!... Sentí mi cuerpo caer sobre el colchón y desperté.
Mi corazón latía a toda fuerza como un caballo desbocado. Me senté sobre la cama, me tomé un vaso de agua y me recosté sobre el espaldar de la cama. De verdad me sentí caer al vacío.
Tuve que anotar todo lo que me dijo para no olvidarlo. Según él, según Juan Pablo mañana podría olvidarlo todo y no podía darme el lujo de olvidar semejante cosa. Subrayé Viaje Astral, eso debía ser lo primero que tenía que investigar, fue extraño pero alucinante.
Guardé mi cuaderno de apuntes debajo de mi cama y me acosté complacida por todo lo que estaba descubriendo, caí rendida hasta el día siguiente.
Al despertar, no me podía levantar. Mi cuerpo estaba pesado como si tuviera toneladas y toneladas de piedras sobre mí.
−¡Por Dios Santo! ¡Qué flojera! -expresé mientras me estiraba en la cama. Me costaba hasta alzar los brazos. De pronto escuché la voz de mi mamá
−¡Vamos Natalie y Erick! ¡A levantarse! Están de vacaciones, pero no quiere decir que van a dormir hasta las 3 de la tarde. ¡Hay muchas cosas que hacer!−tocó fuertemente la puerta de mi habitación. −¡Arriba!−ordenó
−¡Maldición! ¿Qué hice para merecer esto?−me quejé. Y escuché la voz de mi hermano pedir permiso y entró a mi cuarto sin esperar respuesta.
−Voy a usar tu baño. Los demás están ocupados −y pasó directo al baño.
−¡Aguántalo allí! −me levanté como loca y me fui tras él. −Yo también tengo que ir−.
Él era esa clase de chico que demoraba en el baño como una chica. No me quiero ni imaginar lo que hacía, pero si lo dejaba entrar no saldría nunca.
−En ese caso...−respondió y dejando la frase a la mitad. Me quedé esperando que continuara, pero no dijo más. Así era él, de pocas palabras.
Comenzamos a cepillarnos juntos y al terminar me buscó conversación.
−¿Cómo estás? -preguntó mirándome a los ojos y al notar mi cara de desconcierto prosiguió. -Me refiero a después de terminar con Rafa
−Bien Bro. Todavía me es incómodo salir y que me pregunten por él, pero son las cosas con las que debo lidiar −confesé
−Me imagino. ¿Y cómo harás con la familia y el chamo de Caracas? Porque está clarísimo que terminaste con Rafa por él -inquirió y me quedé helada ante su curiosidad.
−La verdad, todavía no lo sé Bro. Solo sé que él me encanta. Tiene todo lo que me encanta de un hombre y quiero estar con él -admití.
Mi hermano, aunque es menor que yo, es un chico reservado y muy maduro para su edad.
−Natie sabes que yo no me voy a meter en tu vida, si él te hace feliz, échale bola. Cada que te llama te veo poner esa cara de boba y se te ven hasta las muelas cuando sonríes. Si es capaz de eso con solo llamarte, imagino que estando juntos serías más que feliz.
−Gracias Bro -sonreí de alegría y felicidad. Mi hermano me apoyaba.
−De nada. Y bueno, solo espero conocerlo pronto.
−Lo conocerás más pronto de lo que esperaba -confesé. -Hoy en la noche sale de Caracas para acá. Quiere pasar la Navidad conmigo- comenté y no pude evitar sonreír.
−¡A la verga! -expresó sorprendido.-Es decir, mañana estará aquí- inquirió
−Sip-respiré profundo controlando mis nervios. -Estamos locos Bro.
−Bueno, ¿Qué te puedo decir? Espero todo salga bien.
−Yo también. Es lo que más deseo.
−¡Vamos Natie! ¡Erick! -gritó mi mamá de nuevo. −¡Movimiento que las hojas de las hallacas no se lavan solas!
−¡Voy!−respondí desde mi habitación. Le hice una seña a mi hermano para que no comentara nada y él asintió.
Salimos juntos de la habitación hacia la cocina y desayunamos lo más rápido que pudimos.
Después de desayunar, nos fuimos al patio y lavamos las hojas de las hallacas, las separamos y preparamos la medida del nylon para amarrar las hallacas, mientras mi mamá preparaba la masa y los aliños para la misma, mientras mis tías hacían los preparativos de la carne, picaban los vegetales y todo lo demás.
Tres horas después estuvo casi todo preparado para comenzar a hacer las hallacas. Esperábamos a mis demás tías, mi abuela y hasta Ceci se nos unió en el hallaqueo.
Dentro de mi ligaba que no apareciera Luis Angel, no quería vivir otro momento incómodo entre él y mi hermana.
La preparación de las hallacas era todo un ritual. Nos juntábamos todas las mujeres de la familia en una mesa gigantesca con todos los ingredientes y nuestros respectivos vasos de whisky en las rocas para algunas o solo, como me gustaba a mí.
Una se encargaba de hacer las bolitas de masa del mismo tamaño, la otra las extendía hasta dejarlas como una tortilla bien delgada y la pasábamos a la siguiente que se encargaba de rellenarla y darle la forma característica y la pasábamos a la última que se encargaba de amarrarla y ubicarla en una bandeja.
Mientras estábamos en eso, una de mis tías se encargaba de hacer más masa de ser necesaria y de hervir agua en un gran caldero para cocinarlas. Otra se encargaba de cortar más nylon y los hombres de la casa nos entretenían con chistes y anécdotas mientras nos veían trabajar, por cierto, ellos también tomaban whisky y eran los encargados del control de calidad.
"El comensal más desquiciante era mi papá. Vaya que era exigente. ¡Está muy salado! ¡Está muy simple! La masa quedo gruesa. A esta la amarraron mal... Tiene una aguasón".
Provocaba salir corriendo de allí. Mínimo se comía como 6 hallacas en eso del control de calidad. Era el departamento que mejor lo pasaba.
Debíamos hacer como cien hallacas y solo mi papá se había comido casi un tercio de la producción. Cuando estuvieron las primeras cincuenta de ghallacas nos turnamos para probar nosotras también el resultado y estaban buenísimas, cada una nos comíamos como 3 hallacas, que, entre trago y trago, no las sentimos.
Yo aprovechaba de ir al baño cada tanto y allí le escribía a mi None y le contaba lo que hacía. Él estaba haciendo su maleta y había bajado a casa de su padrino que era quien lo llevaría al Terminal.
Estaba tan feliz. En pocas horas podría verlo y abrazarlo de nuevo. Todavía no sabía si podría hacerlo, pero ya deseaba ese momento. Él me avisó que si salía a las 11 de la noche no me podría llamar al celular a las 12 como de costumbre, solo me podría escribir, pero solo el hecho de poder verlo al día siguiente, hacía que ese detalle no fuese importante.
Cuando salí del baño continué con las hallacas como hasta las 9 de la noche. En ese rato trabajando como abejitas nos tomamos sin querer queriendo 3 botellas de whisky, éramos buenas para tomar.
Luego de eso nos tocaba la peor parte, recoger el reguero, botar la basura, organizar la cocina y preparamos algo para picar mientras nos sentábamos a descansar y conversar un poco en el recibo.
En ese momento llegaron Luis Angel y Javier y no supe cómo reaccionar. ¿Debía saludarlo como si nada para no levantar sospechas o mantenerme firme?
Lo ví entrar como de costumbre y saludó a todos con un beso, menos a mi papá y hermano a quienes saludó con un apretón de manos. Cuando se acercó a mi, mantuve la calma y lo saludé normal. Le pregunté cómo terminó su cumpleaños ayer y todos se fueron sobre él y lo felicitaron.
Mi hermana casualmente se había ido a dar un baño y mi tía me ordenó llevarlo a la cocina y servirles a los chicos unas hallacas para que las probaran. De nuevo estaría sola con él. Accedí para no parecer maleducada y Luis Angel venía tras de mí, mientras Ceci hablaba con Javier. No me quedó más que llevarlo a la cocina.
«Es que el universo no colabora».
−¿Todo bien? traes una carita -inquirió como si no hubiera pasado nada.
−Si vale, todo bien. Solo estoy atenta a cualquier eventualidad -respondí en alusión al momento incómodo del ascensor
−Estamos en tu casa -susurró
−Ok −respondí arisca. -¿Cuantas te comerás?−pregunte
−¿Las hiciste tú? -inquirió
−No, pero ayudé.
−¿En serio me tratarás así de ahora en adelante? -preguntó decepcionado
−Luis Angel y ¿Cómo debo tratarte? ¿Cómo si nada? -inquirí susurrante para que más nadie escuchase. -Si cuando me descuidé me robaste un beso y de paso me indispusiste con mi hermana.
−Ya te pedí disculpas por eso -expresó con fastidio
−Igual, tus disculpas no mejoraran mi relación con mi ella-. Me alejé para servirle un vaso de Coca Cola, le entregué su vaso y le dije -Mi novio viene mañana y ya le comenté lo sucedido.
−¿Y qué dijo? -inquirió sorprendido.
−Bueno, quiere conocer a quién se atrevió a robarme un beso-. Comenté molesta y no me di cuenta que Javier ya estaba en la cocina y se detuvo al lado de Luis Angel.
−¿Qué tú hiciste qué? -musitó y clavó su mirada sobre Luis Angel.
−Fuck! -escuche maldecir a Luis Angel.
−Javi por favor, no comentes nada de esto-. Le rogué suplicante acercándome a él.
−No mima, no te preocupes. No diré nada, pero solo lo hago por ti-. Sentenció y le lanzó una mirada de desaprobación a Luis Angel. -Tú y yo hablaremos después.
−Javier hablémoslo en la casa. Ahora comete una hallaca, están buenísimas -agregó cambiando de tema.
−Si, no por haber ayudado, pero están ricas -comenté aligerando el ambiente mientras le servía su vaso de Coca Cola.
−Vale−. Javier suspiró incómodo y se dispuso a comer mientras yo me escapé al baño.
Cuando salí noté que estaban próximos a terminar de comer. Les pregunté si querían más y agregaron que y estaban satisfechos. Les retiré los platos y me disponía a lavarlos cuando llegó Ceci.
−Coñó, Javier deja al Luis que ayude a la niña, la alcaldesa quiere hablar contigo -comentó ella en ese tono jocoso y divertido cubano.
−Voy. Te espero afuera −le lanzó una mirada amenazadora a Luis Angel y se fue tras Ceci
−Perdón -me disculpé, la idea no era causarle problemas. Por lo menos no más de los que había
−No te preocupes, yo resuelvo -me regaló una sonrisa. -Deja eso, yo lo hago -y me quitó la esponja para lavar los trastes
−Me regañaran si te dejo hacerlo solo, se supone que eres la visita.
−Ok, toma esa toalla y los secas cuando te los pase. Así no nos crucificaran a los dos.
−Tú y tus ocurrencias -sonreí y le hice caso.
Al terminar de lavar los trastes me escribió mi Nonestito, avisándome que ya estaba en el terminal esperando la hora para salir y me alejé para responderle, pero no me pasó desapercibida la mirada que me dió Luis Angel.
«En cuestiones del amor, realmente es inevitable no lastimar a los demás».
Sin querer un sentimiento de culpa se me coló entre los huesos.
«Este amor nuestro está lastimando a tantas personas, primero Rafael, luego mi hermana y ahora Luis Angel. ¿Será que no debemos estar juntos?»
Encontrar la felicidad no es fácil, pero para Natie a sido bien difícil. Le costó un mundo salir de la relación con Rafa y Rafa tampoco se la puso fácil. Recién se empezaba a llevar bien con su hermana y vino Luis Angel y la chorreó en grande. Por si fuera poco su familia hace brujería, existe la posiblidad de que se la hagan entre ellos y los fantasmas que la molestan seguido con algunas respuestas, solicitando ayuda y malos augurios, pffff, la pobre siente que no merece ser feliz.
Ahora Javier y el None saben del beso entre Natie y Luis Angel. ¿Cómo terminará eso?... Los problemas parecen no terminar. ¿Te quedarás a ver qué pasa?
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