Capítulo 22 Seré mejor que él

Estaba enamorada de dos chicos super diferentes entre ellos; con Rafa vivía un noviazgo prácticamente legal, todos en mi casa lo conocían y lo aceptaban, pero no lo veía cuando quería ni estaba cuando lo necesitaba y con Marcos vivía ese amor platónico y apasionado, ese amor de montaña rusa que te sube, te baja y te eleva a lo más alto, con el que todos sueñan, cuento con él hasta para dormir y aunque estuviera lejos, cada día lo sentía más cerca. Además, era el recuerdo del mejor primer beso de mi vida y teníamos una química que no acabó con el tiempo y la distancia.

De nuevo estaba en mi habitación, recostada sobre mi cama viendo lejos y pensando en los mil y un escenarios a futuro con los dos.

Me imaginaba un futuro con un esposo ausente siendo infeliz o un noviazgo a distancia con Marcos siendo feliz y en los peores casos, huyendo de casa con él.  Marcos terminaría secuestrándome o en el peor de los casos imaginaba que perdía una oportunidad con él por tener una vida tan complicada. Estaba tan estresada y aturdida, tenía tantas cosas en la cabeza.

Ninguna de mis amigas estaba pasando por lo mismo que yo. ¿A quién le podría pedir ayuda? Tenía que escoger a uno de los dos.

Sin darme cuenta amaneció y era el primer día de clases. Tenía unas tremendas ojeras por haber pasado la noche en vela y no podía ir así al colegio. Recordé que Álex me regaló un compacto de gran cobertura así que ese era el día de maquillarme como era debido. Corrí al baño y me arreglé lo más rápido que pude, quería llegar temprano al colegio, además de que en el colegio me sentía mejor que en mi casa, así que con todo y mi desvelé me enrumbé al colegio.

Los primeros días el colegio estaba solo. Casi nadie iba, era más que todo para dar a conocer el plan de clases, los horarios de asesorías y así, no fue gran cosa. Agradecí a Dios que Rafa no hubiera ido a verme, tomé nota de todo y me regresé a la casa. Necesitaba tener algo de paz mental y busqué en internet formas de relajarse. Encontré un blog sobre yoga, mantras de relajación y algunas posturas para principiantes. Me pareció bastante interesante así que comencé a hacer yoga y meditación. La verdad me ayudó bastante, me relajé tanto que hasta logré descansar todo lo que no descanse en la noche.

Al despertar lo primero que hice fue revisar el celular. Esperaba encontrar algún mensaje de Rafa, pero cada vez estaba más distante. Mi celular estaba lleno de mensajes de Marcos, él sí demostraba su interés en mí.

¿Cómo no alegrarme si ese loquito a kilómetros de distancia estaba pensando solo en mí, interesado en mí, en esa chica de campo que le confesó que no sabía besar hace como 3 años atrás?

Marcos cada día ganaba un pedazo más de mi corazón y Rafa lo perdía. Ya estábamos por cumplir casi dos años de noviazgo ausente y podía sentir como las mentiras que dije hace años atrás se hacían realidad.

"Tengo novio, pero casi no nos vemos, él estudia lejos y solo nos vemos los fines de semana".

Esas palabras me rondaban la cabeza como un tráiler una y otra vez.

Allí comprendí que todo lo que decíamos se hacía realidad, así fuese mentira.

Pasaron los días y pronto tendríamos prueba de contabilidad, llegado el día el tiempo se nos fue hablando de tantas cosas entre chicas que olvidamos por completo entrar a la prueba y la chica de las ideas rápidas era yo.

De inmediato até cabos y recordé que Mery tenía el periodo y le sugerí una idea algo descabellada, pero era nuestra única salvación.

Dejamos nuestros bolsos en el salón porque no teníamos más remedio, así sería más creíble nuestra ausencia y nos dirigimos al hospital más cercano.

Yo no podía decir que estaba enferma porque tenía muy buen semblante, pero Mery por tener el periodo estaba pálida y en verdad tenía malestar. Así que le dijimos Mery que está vez le tocaba a ella.

Al llegar al hospital salió mi prima, una de esas primas que te hace la vida cuadritos. Me vió con mala cara y supo que tramábamos algo. Alcancé a susurrarle a Mery: "sígueme la corriente y si es de inyectarte, te dejas inyectar, necesitamos esa constancia médica para que nos repitan la evaluación a como de lugar".

Esperamos fuera del hospital en todo momento porque mi prima quería verificar si todo era verdad. Casi nos comíamos las uñas de la incertidumbre hasta que al cabo de una hora vimos salir a Mery, con mala cara. Detrás de ella venía mi prima y nosotras en calidad de actrices corrimos hacia ella y mi prima se alejó convencida de que todo era verdad.

─Michi, ¿cómo estás? ¿Te sientes mejor?─ preguntó Angie preocupada por la cara de Mery

─¡Las mato! ¡Me inyectaron y todo!─ exclamó molesta

─Pero ¿ya estás mejor?─ pregunté con suma preocupación

─Si, la verdad ya me siento mejor. Vayamos al colegio de unan vez para ver si nos da chance de hacer la prueba─ respondió Mery

Al salir de allí nos abrazamos y reímos al lograr nuestro objetivo. Sabíamos que no sería fácil, la profesora de contabilidad era bien difícil, pero pondríamos nuestra mejor cara para que nos hiciera la prueba a las 3, Mery, Angie y a mí.

Al dirigirnos al salón, la profesora rió victoriosa ─Llegaron tarde. ¡A ver qué se inventan para que me obliguen a hacerles la prueba!─ inquirió con suficiencia.

Nosotras muy tristes, o al menos eso intentamos mostrar, le dijimos que no era por gusto, estuvimos acompañando a Mery al médico y le enseñamos la constancia. Notamos al instante su cara de impotencia. Nos llevó con el jefe de seccional para levantarnos un acta, pero como no teníamos expediente abierto pasamos desapercibidas y la profesora se vió obligada a hacernos la prueba.

¡Éramos terribles!
Profe Loca 0 - Chicas 1.

Ese año debíamos hacer un ensayo de proyecto en preparación para el proyecto formal del año siguiente. En ese entonces estaba de moda o en auge esto de los proyectos endógenos que postuló el gobierno, así que nos escogieron una comunidad bien alejada de la capital para darle solución a su problema más grave.

Como éramos estudiantes no podíamos hacer un cambio de gran impacto, de esa forma la problemática más alarmante era la falta de conciencia sobre el reciclaje, el bullying y la falta de valores. Por lo que debíamos ir a esa comunidad como dos o tres veces por semana y quedaba bien retirado, aproximadamente cómo a una hora de distancia, era una zona bastante similar a una especie de desierto, la vegetación era sumamente árida y había muy pocos árboles que dieran sombra, sin mencionar que el transporte pasaba cada 2 horas. Debíamos pagar taxi para ir y venir.

Cuando terminamos de redactar el proyecto debíamos comenzar a aplicar nuestra propuesta por medio de charlas de concientización. Las chicas de ese colegio eran demasiado corrientes, no se maquillaban y las que se maquillaban eran horribles, tenían demasiada autoestima y el resto eran full intimidante, en cuanto a los chicos eran todos feos, pero bien simpáticos, eso sí.

¡Nos hacían reír a morir!! Nos hicimos amigas de varios de los chicos, pero para los demás éramos las chicas de alta sociedad metidas en pleno monte.

En el transcurso de todo ese proyecto nuestro tiempo para comer era limitado, eso sumado a mi estrés constante por sentirme entre dos amores hacia estragos en mi apetito, con dificultad llegaba a comer una o dos veces al día.

Generalmente comía un snack a base de papas fritas con sabor a crema de cebolla o ajo y un Nestea helado que al unirme con mis compañeros todos los miércoles en clase de matemáticas, la más aburrida de todas, cabe destacar, hacíamos una colecta de dinero y comprábamos una botella de ron Cacique para poder tolerar al profesor, que, dicho sea de paso, debíamos pagarle clases particulares para poder aprobar su materia, así que, daba lo mismo si estábamos o no algo ebrios.

Para ese año de alguna forma u otra mi vida estaba bastante animada, tenía clases de 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde, luego de 2 a 5 estábamos en la comunidad con el proyecto, de 6 a 7 de la noche en clases particulares de matemáticas y cuando llegaba a la casa descansaba 2 horas y estaba lista para recibir la llamada de Marcos hasta las 11 de la noche. Realmente descansaba muy poco.

Mis fines de semana eran para repasar clases y hablar con Marcos, o recibir la visita de Rafa y para cualquier celebración familiar, que por alguna razón cada vez eran más constantes. Cada 15 días mi familia realizaba una parrillada con sus respectivas cervecitas.

Así avanzó mi cuarto año de bachillerato hasta que al final de año, nos animamos a ir de paseo a la playa. Nuestro grupo era muy unido, entre todos nos cubríamos las espaldas, tanto entre chicos, como entre chicas. Teníamos casa para hacer las fiestas y casa en la playa para las reuniones. Ese año, queríamos ir todos a la playa. Pensé que mi familia se negaría rotundamente, pero ellos también estaban animados y les pareció genial la idea.

Yo generalmente colaboraba con hielo y cavas para resguardar las bebidas, inicialmente Coca Cola y 7up, pero al estar lejos de nuestros padres comprábamos nuestro pack de 3 o 4 botellas de Ron, en el grupo siempre había alguien mayor de edad que no tenía problemas para surtirnos de alcohol.

Casualmente nuestro chófer resultó siendo un amigo de Rafa, me sentí full vigilada, aunque esa no fuera su intención. Lo bueno era que nos llevaba y nos buscaba.

En la playa teníamos muy poca cobertura y era genial, podíamos disfrutar de la playa sin nuestros padres criticando y supervisando nuestros movimientos. Realmente éramos chicos bien sanos, solo tomábamos y lo hacíamos sanamente, nada de drogas, solo tomar, bailar, en fin, disfrutar de nuestra adolescencia.

Nuestro grupo siempre estaba full organizado. Teníamos el comité de limpieza, de comida, de alcohol, el encargado de tesorería y el del transporte.

Pasábamos literal todo el día en la playa, desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, luego de eso, el taxi pasaba por todo el grupo y cada quien para su casa. En el paseo uno que otro salía flechado por Cupido, pero ese no era mi caso, ni el de mis amigas.

Ese año nos despedimos del grupo como se debía, por todo lo alto hasta el próximo año. Me encantaba tanto la playa y la pasé tan genial que, para el próximo año, de seguro debíamos ir a la playa de nuevo.

Al llegar a casa, me dí un buen baño y esperé la llamada de mi adorable tormento. Como de costumbre hablamos durante horas y horas, me comentó que de nuevo se desgarró un músculo de la pierna y debía hacer reposo, además, pronto le sacarían los cuatro cordales en una operación.

No me podía imaginar todo aquello. Yo también me había sacado una mucho antes de conocerlo y me dolió horrible, no me imaginaba que le sacaran las cuatro.

Me comentó que tendría que hacer dieta líquida por casi una semana y qué tal vez no podría hablar por la inflamación. De inmediato le manifesté mi preocupación porque no hablaríamos durante esos días y respondió que de igual forma me llamaría, nada impediría que habláramos, me llamaría así me tuviera que responder por mensajes de texto, que mi voz sería como su anestesia para el dolor y así podría dormir bien.

Cómo no derretirme ante ese comentario tan romántico. ¿Cómo detener a mi corazón que latía como loco en mi pecho?

─Marcos me lo haces difícil cada que dices cosas como esa─ respondí intentando ocultar mis emociones

─¿Por qué, pues? Además, es la verdad. Si no te escucho no puedo dormir─ admitió. Era inevitable no suspirar al teléfono.

─Marcos tú estás tan lejos, nuestra relación nunca funcionaría─ agregué intentando desanimarlo

─Eso no lo sabes cosita rica. Hemos funcionado muy bien todo este tiempo─ refutó. Touche.

─Tienes razón, no lo sé. Pero...─ no alcancé a terminar la oración porque me interrumpió con estás palabras

─Dame la oportunidad y te aseguro que seré mejor novio que Rafael─ demandó.

¡Miércoles! Sentí como toda la piel se me erizó ante ese comentario. ¿Qué podía responder a eso? Por más que intenté articular palabra, no pude.

¡oh! ¡oh!

Este chico va en serio.

¿Ustedes que harían?

¿Le darían una oportunidad?

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